José Joaquín Antonio Florencio de Herrera y Ricardos
Primeros años y formación
Herrera nació en Xalapa, estado de
Veracruz, el 23 de febrero de 1792, y fue bautizado el mismo día con el nombre
de José Joaquín Antonio Florencio. Fue el quinto de los seis hijos
nacidos del matrimonio entre José Rafael Herrera
y del Campo y su segunda esposa, Ana Apolinaria Ricardos Iberri, que se habían casado en 1780.
La familia Herrera Ricardos se
estableció en Perote, donde José Joaquín pasó su infancia y adolescencia y
donde su padre era administrador de una casa de correos. En 1795 murió su
madre, y su padre contrajo matrimonio por tercera y última ocasión con María
Gertrudis Rivas Rodríguez, con quien también tuvo descendencia.
Se enlistó en el ejército realista
en 1809, como cadete en el Regimiento de la Corona. Por 1811 alcanzó el grado
de capitán. Combatió a los insurgentes en Aculco, Guanajuato, Puente de
Calderón, Acatlán y Veledero, entre otros lugares. Después figuró en la
expedición española para retomar el puerto de Acapulco de manos de los
rebeldes, y se le dio el mando civil y militar de la región. En 1817 fue
nombrado comandante de Acapulco y Tecpan.
Carrera militar y política
En 1820 se retiró del ejército
como teniente coronel y se mudó a Perote, donde abrió una tienda. Durante su
retiro, estableció contacto con algunos líderes insurgentes como Guadalupe
Victoria. Poco después de la proclamación del Plan de Iguala, un contingente de
infantería en movimiento desde Veracruz a Puebla se declaró a favor de Agustín
de Iturbide. Los oficiales le ofrecieron el mando al teniente coronel Herrera.
Accedió y añadió la guarnición del Fuerte de San Carlos. Este ejército marchó a
Orizaba, luego comandados por los realistas bajo las órdenes del teniente
coronel Antonio López de Santa Anna, con quien se reunió el 22 de marzo de
1821. Estas fuerzas también se suman al Plan de Iguala.
En el momento en que el Ejército
Trigarante entró a la ciudad de México en 1821, Herrera era general de brigada.
Distanciado de Iturbide cuando este fue coronado emperador, Herrera fue
arrestado por conspiración. Fue liberado y después representó a su estado en el
Primer Congreso Constituyente. El 19 de marzo de 1823 fue uno de los diputados
que aceptaron la abdicación de Iturbide. El día 31 del mismo mes fue nombrado
capitán general de la ciudad de México. En el nuevo gobierno, encabezado por el
general Guadalupe Victoria, Herrera fue ministro de guerra (1823-24), administración
en la que se dedicó a mejorar las armas de la infantería y ordenó un nuevo
modelo de la silla de la caballería. En abril de 1823 sugiere añadir a la
bandera nacional la figura de dos ramas, una de encino y otra de laurel, que
siguen figurando en el símbolo patrio. El 17 de abril de 1826 contrajo
matrimonio en Córdoba, Veracruz con una lugareña de nombre María Dolores
Alzugaray (1811-1839), con quien habría de procrear dos hijos. Volvería a
ocupar la cartera de Guerra en 1833 con el nuevo presidente Antonio López de
Santa Anna.
Ocupó varios cargos políticos y
militares. Fue leal a las autoridades legales y opositor al absolutismo y a las
arbitrariedades de las administraciones de Santa Anna, de quien nunca fue
aliado ni adepto.
Presidente de México Primer mandato (1844)
En 1844, el general Valentín
Canalizo, presidente del Consejo de Estado, fue nombrado presidente interino de
México en remplazo de Antonio López de Santa Anna. Canalizo, sin embargo, no se
encontraba en la ciudad de México en el momento de su nombramiento, sino en San
Luis Potosí, por lo que Herrera fue designado presidente interino para
sustituirlo mientras llegaba a la capital. Sirvió del 12 al 21 de septiembre
del año de 1844. En su breve administración de 9 días, Herrera presidió la
celebración del Día de Independencia.
Segundo mandato (1844-1845)
Entregó el poder a Canalizo y se
retiró, pero a la caída de Santa Anna fue elegido otra vez presidente de México
y ejerció como tal del 6 de diciembre de 1844 al 30 de diciembre de 1845. Llamó
a personajes centralistas y federalistas para incluirlos en su gabinete o bien
para darles cargos relevantes en el nuevo gobierno.
Durante su administración la
República de Texas se anexó a los Estados Unidos. El Senado de México rompió
relaciones con el país vecino el 28 de marzo de 1845 y Herrera dio las órdenes
para que se enlistasen las tropas y prepararse para la guerra. Sin embargo,
Herrera prefirió las negociaciones pacíficas. Como él no fue a la guerra,
seguidores de Santa Anna se amotinaron el 7 de julio de 1845. Herrera y tres
miembros de su gabinete fueron secuestrados por los rebeldes; sin embargo el
presidente pudo imponer su autoridad y fue liberado.
Los Estados Unidos reclamaban
territorios de México que no eran parte de Texas: Tamaulipas, Coahuila,
Chihuahua y Nuevo México al otro lado del río Grande. Cuando los
estadounidenses enviaron tropas a los territorios en disputa, un pelotón fue
capturado por el ejército mexicano el 29 de marzo de 1846. El 13 de mayo de ese
mismo año, el Congreso de Estados Unidos declaró la guerra a México.
El presidente Herrera, con mucha
dificultad, pudo reunir una fuerza de 6000 hombres, que fue puesta bajo las
órdenes del general Mariano Paredes y Arrillaga y enviada al norte para
combatir a los estadounidenses. Paredes llegó a San Luis Potosí, pero en lugar
de marchar hacia el norte para luchar con los invasores, en diciembre de 1845
volvió a la capital y derrocó al gobierno del presidente Herrera, quien dejó el
puesto el 30 de diciembre del mismo año.
Guerra México - Estados Unidos
En la guerra entre México y
Estados Unidos Herrera sustituye a Antonio López de Santa Anna como comandante
del ejército, tras la Batalla de Huamantla del 9 de octubre de 1847. Tres días
después, el general estadounidense Joseph Lane se abrió camino entre las tropas
de Herrera en Puebla y cercó la ciudad de México.
Tercer mandato (1848-1851)
El 30 de mayo de 1848, después del
fin de la guerra mexicano-estadounidense, Herrera fue elegido nuevamente
presidente, pero rechazó el cargo. Una comisión del Congreso lo visitó en su
domicilio en Tacubaya para persuadirlo diciéndole que si declinaba la oferta
podría resultar una guerra civil. Herrera aceptó, y como Ciudad de México
estaba en manos de los estadounidenses, estableció el 2 de junio de 1848 su
gobierno en Mixcoac. Sirvió hasta el 15 de enero de 1851.
Durante su tercera administración
la salud de Herrera estaba quebrantada. Su gobierno enfrentó numerosos
problemas y contratiempos: México estaba en una condición económica precaria y
miserable, con los bandidos controlando las carreteras y caminos. Había una
epidemia de cólera y como el gobierno de la República de Yucatán no podía
controlar los levantamientos indígenas en Misantla y Yucatán (Guerra de
Castas), pidió su reincorporación a México, a cambio de ayuda, la cual otorgó,
a pesar de la difícil situación del erario público, lo que permitió que el 17
de agosto de 1848 Yucatán se reincorporara definitivamente a México.
Mariano Paredes encabezó un
levantamiento armado contra el Tratado de Paz de Guadalupe-Hidalgo. Leonardo
Márquez se rebeló en 1849 a favor de Santa Anna, argumentando que su dimisión
no era válida porque el Congreso no había estado en sesiones.
Juan de Dios Cañedo fue asesinado,
y los adeptos de Santa Anna culparon a Herrera, afirmando que Cañedo tenía en
su posesión documentos secretos que demostraban que Herrera había sido enviado
en 1844 por Estados Unidos para negociar una liquidación en efectivo por la
pérdida de Texas. El presidente Herrera dio una concesión para la construcción
de la vía ferroviaria de Ciudad de México a Veracruz, la primera en el país, y
otra para una línea telegráfica entre Ciudad de México y Puebla.
En su tercer y último periodo,
Herrera impulsó el proyecto de los liberales moderados, apoyando a dos
brillantes ministros: Mariano Riva Palacio y Mariano Otero. José Joaquín tuvo
que gobernar un país que había perdido más de la mitad de su territorio con los
15 millones de pesos que Estados Unidos pagó como compensación. La
indemnización fue destinada en parte para pagar la deuda inglesa, otra parte
para la pacificación del país y la mayor parte sirvió para los sueldos de la
burocracia.
Años posteriores y muerte
José Joaquín de Herrera logró
entregar el poder de manera pacífica y constitucional al general Mariano Arista
el 15 de enero de 1851. Se retiró a la vida privada. El general Herrera tenía
una cualidad que lo distinguió de los militares de su época: era extremadamente
honrado. Así lo demostró en sus tres administraciones, en las que la austeridad
fue característica de su mandato.
El día en que renunció a la
presidencia, se vio obligado a empeñar una joya para aliviar su situación
económica y él mismo mandaba traer comida de su casa para comer en el Palacio
Nacional, lo cual muestra su extrema honradez. El presidente Arista lo nombró
director del Nacional Monte de Piedad, cargo que ocupó hasta el año de 1853.
Murió el 10 de febrero de 1854, a los 61 años de edad, en su modesto domicilio
en Tacubaya. Fue enterrado en el panteón de San Fernando. Luego de la muerte de
su esposa, Herrera no volvió a contraer matrimonio.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Joaqu%C3%ADn_de_Herrera
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