Victor Marie Hugo
Contribuyó
de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época; fue admirado por
sus contemporáneos y aún lo es en la actualidad, aunque ciertos autores
modernos le consideren un escritor controvertido.
Su implicación política, que le supuso una condena al exilio durante los veinte
años del Segundo Imperio francés (1852-1870), permitió a posteriores
generaciones de escritores una reflexión sobre la implicación y el compromiso
de los escritores en la vida política y social.
Sus
opiniones, a la vez morales y políticas, y su obra excepcional, le
convirtieron en un personaje emblemático a quien la Tercera República honró a
su muerte con un funeral de Estado, celebrado el 1 de junio de 1885 y al que
asistieron más de dos millones de personas, y con la inhumación de sus restos
en el Panteón de París.
Fue
el menor de una familia de tres hijos varones, pasó su infancia en París. Las frecuentes estancias en
Nápoles y España, consecuencia de los destinos militares de su padre, marcarán
sus primeros años. Así, en 1811 se trasladan a Madrid e ingresa como internado,
junto con su hermano Eugène, en una residencia religiosa que los Escolapios tenían
en el colegio de San Antón y que los ocupantes franceses habían convertido en
un «seminario de nobles». En 1813 Victor y sus hermanos se
instalaron en París
con su madre, que se había
separado de su marido por su romance con el general Victor Lahorie, padrino y
preceptor de Victor Hugo del que recibe su nombre.
En septiembre de 1815, Victor y Eugène,
a los que separaron de su madre, son internados en la pensión Cordier (hasta 1818). Según Adèle Foucher, su esposa, que también fue su amiga de la infancia, fue
en esta época cuando Victor empieza a componer versos y comienza sus Cahiers de
vers français (Cuaderno de versos francés). Autodidacta, mediante tanteos
aprende a utilizar la rima y la medida. Recibe el ánimo y apoyo de su madre a la que,
al igual que a su hermano Eugène, lee sus obras. Sus escritos son revisados y
corregidos por un joven maestro de la pensión Cordier que hizo amistad con los
dos hermanos. Su vocación es precoz y su ambición inmensa; en julio de 1816, con
apenas 14 años
de edad, Victor anota en un diario: «Quiero ser Chateaubriand o nada».
En
1817 participa en un concurso de poesía organizado por la Academia francesa
sobre el tema «Felicidad que proporciona el estudio de todas las situaciones de
la vida». El jurado está cerca de concederle el premio, pero el título de su
poema —Trois lustres à peine (Apenas tres lustros)— sugiere demasiado su joven
edad y la Academia cree que puede ser una farsa, y recibe solamente una
mención. Concurre sin éxito los años siguientes, pero en 1819 gana,
en uno de los concursos organizados por la Academia de los Juegos Florales de
Toulouse, una «Lis de oro» por Le rétablissement de la statue de Henry IV y un
«Amaranto de oro» por Les Vierges de Verdun, y un premio en 1820 por Moïse sur le Nil.
Animado
por sus éxitos, Hugo abandona las matemáticas, materia que cursaba en el Liceo
Louis le Grand y para la que tenía aptitudes (seguía los cursos de las clases
preparatorias), y se embarca en la carrera literaria. Con sus hermanos Abel y
Eugène, funda en 1819 una revista, Le Conservateur littéraire, que ya atrae la
atención sobre su talento. En 1821 fallece prematuramente su madre y sus
primeros poemarios, Odas y Poesías diversas, aparecen en 1822: el autor tiene
por entonces veinte años. La tirada de 1500 ejemplares se agota en cuatro
meses. El rey Luis XVIII, que posee un ejemplar, le otorga una pensión anual de
mil francos, lo que le permite hacer planes de matrimonio con su amiga Adèle Foucher.
Los
años de separación de su padre lo habían acercado a su madre, y la muerte de
ella, el 27 de junio de 1821, le afectó profundamente.
Contrajo
matrimonio el 12 de octubre de 1822 con una amiga de la infancia, Adèle
Foucher, nacida en 1803, con la que tuvo cinco hijos.
Este
matrimonio llevó a su hermano Eugène, que pretendía también a esa misma dama, a
la locura, una esquizofrenia que tuvo como consecuencia su reclusión hasta su
muerte en 1837.
Cromwell,
obra que publica en 1827, arma un escándalo. En el prefacio de este drama, Hugo
se opone a las convenciones clásicas, en particular a las unidades aristotélicas
de tiempo y lugar, y establece los primeros
fundamentos de su drama romántico.
En los tres años
siguientes, Hugo se asegurará la dirección del movimiento romántico en Francia
y la supremacía en todos los géneros literarios. En la lírica, con la edición
definitiva de Odas y baladas (1828) y, sobre todo, las Orientales (1829); en
teatro, con el drama romántico Hernani (febrero de 1830), seguido de Marion de
Lorme (1831); en narrativa, con la novela histórica Nuestra Señora de París
(marzo de 1831).
La
pareja recibe a menudo y traba amistad con el crítico Sainte-Beuve, con el
poeta Lamartine, con el maestro de la novela corta Mérimée, con el poeta Musset
o con el pintor Delacroix. Su esposa Adèle
mantiene una relación
amorosa con Sainte-Beuve que tiene lugar durante el año 1831.
Entre 1826 a 1837, la familia pasa temporadas con frecuencia en el Château des
Roches en Bièvres, propiedad de Louis-François Bertin, director del periódico
Journal des débats. Durante estas estancias, Hugo se encuentra con personajes
como el compositor Berlioz, el prosista Chateaubriand, y los pianistas y
compositores Liszt y Giacomo Meyerbeer, y escribe colecciones de poesía entre
las que se encuentra Las hojas de otoño.
En
1829 publica la colección de poemas Los orientales. El último día de un
condenado a muerte aparece el mismo año y es seguida por Claude Gueux en 1834;
en estas dos novelas cortas, Hugo muestra su rechazo hacia la pena de muerte.
La novela Nuestra Señora de París se publica en 1831.
Ya
en 1828, había montado una obra de juventud, Amy Robsart y, aunque también
publica colecciones de poesías, como Las hojas de otoño (1831), Los cantos del
crepúsculo (1835), Las voces interiores (1837), Los rayos y las sombras (1840),
entre 1830 y 1843, Hugo se dedica casi exclusivamente al teatro.
1830
es el año de estreno de Hernani, obra que fue motivo de una larga serie de
conflictos y enfrentamientos en torno a la estética teatral entre los
«clásicos», partidarios de una jerarquización estricta de los géneros
teatrales, y los «modernos», la nueva generación de románticos que, encabezados
por Théophile Gautier, aspiraban a una revolución del arte dramático y se
agrupaban en torno a Victor Hugo; el triunfo de la Revolución de 1830 facilitará
las cosas. Estos conflictos pasaron a la historia de la literatura bajo el
nombre de «La batalla de Hernani». Marion de Lorme, prohibida inicialmente en
1829, se estrenó en 1831 en el Teatro de la Porte Saint-Martin y El rey se
divierte en 1832 en el Théâtre-Français, pieza que fue prohibida inmediatamente
después de su estreno, lo que servirá a Hugo para indicar en el prefacio de su
edición original de 1832: «La
aparición
de este drama en el teatro dio motivo a un acto ministerial inaudito. Al día siguiente de su estreno remitió
al autor, Jouslin de la Salle, director de escena del Teatro Francés, el
siguiente oficio, cuyo original conserva: "En este momento, que son las
diez y media, acabo de recibir la orden de suspender las representaciones de El
rey se divierte, que me comunica H. Taillor en nombre del ministro. Hoy 23 de
noviembre."».
En
1833 conoce a la actriz Juliette Drouet, que se convierte en su amante y le
consagrará su vida. Drouet lo salvará del encarcelamiento durante el golpe de
Estado de Napoleón III. Hugo escribirá para ella numerosos poemas. Ambos pasan
juntos cada aniversario de su encuentro y completan, año tras año, un cuaderno
común que titulan cariñosamente Libro del aniversario. Además de Juliette, Hugo contó con numerosas amantes.
Lucrecia
Borgia y María Tudor se estrenaron en el Teatro de la Porte Saint-Martin en
1833, y Angelo, tirano de Padua en el Théâtre-Français en 1835. Ante la falta
de escenarios para representar los nuevos dramas, cuya puesta en escena es
compleja y costosa por la cantidad de escenografía y tramoya que exige la
ruptura de las unidades, Hugo decide, junto con Alejandro Dumas, también hijo
de un general napoleónico, crear una sala dedicada al drama romántico. Aténor
Joly recibe, por orden ministerial, el privilegio que autoriza la creación del
Théâtre de la Renaissance en 1836, donde se representará, en 1838, Ruy Blas.
Hugo
accede a la Academia francesa en 1841, después de tres tentativas que
resultaron infructuosas, esencialmente a causa de un grupo de académicos entre
los que se encontraba el escritor costumbrista Étienne de Jouy, que se oponían al romanticismo y lo combatían ferozmente.
Para
Hugo 1843 fue un año funesto; en marzo se estrenó Los burgraves, obra que no
recibe el éxito esperado. Durante la creación de todas sus obras, Hugo se
enfrenta contra todo tipo de dificultades materiales y humanas, como teatros
poco propicios a los espectáculos de envergadura o reticencias de los actores franceses
ante la audacia de sus dramas, y sus piezas reciben silbidos a menudo por parte
de un público poco sensible al drama romántico, aunque también reciben por
parte de sus admiradores vigorosos aplausos.
Acción
política
Educado
por su madre bretona en el espíritu del monarquismo, paulatinamente muestra
interés y convencimiento hacia la democracia —«J'ai grandi» (crecí), escribe en
el poema Écrit en 1846 en respuesta a un reproche de un amigo de su madre—.
Según
Pascal Melka, Hugo tiene la voluntad de conquistar el régimen para tener
influencia y poder así llevar a cabo sus ideas. Se hace entonces confidente de
Luis Felipe I en 1844 y posteriormente par de Francia en 1845. Su primer
discurso, realizado en 1846, es para defender la suerte de Polonia, descuartizada
entre varios países, y en 1847 defiende el derecho de
regreso de los desterrados, como Jérôme Napoleón Bonaparte.
Al
inicio de la Revolución francesa de 1848, es nombrado alcalde del 8.º distrito
de París, y posteriormente diputado de la Segunda República con escaño entre
los conservadores. Durante los motines obreros de junio de 1848, Hugo
participará personalmente en la matanza, comandando tropas frente a las
barricadas en el distrito parisino para el que fue nombrado alcalde;
más
tarde desaprobará la sangrienta represión desarrollada tras la revuelta.
En agosto de 1848 funda el periódico
L'Événement.
Apoya la candidatura de Carlos Luis Napoleón
Bonaparte, elegido presidente de la República
en diciembre de 1848. Tras la disolución de la Asamblea
nacional, en 1849 es elegido para la Asamblea legislativa y pronuncia su
Discurso sobre la miseria. Rompe con Luis Napoleón Bonaparte por su apoyo al
envío de una expedición francesa contra la República Romana instaurada en 1849,
que termina con el restablecimiento del papa en sus funciones,
y progresivamente se enfrenta contra sus antiguos amigos políticos y reprueba su política reaccionaria.
Cuando
se produce el golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, Hugo intenta huir
pero es retenido; sin embargo un comisario francés se niega a detenerlo
diciéndole «¡Sr. Hugo, no le arresto porque solamente detengo a la gente
peligrosa!».
Hugo
se exilia voluntariamente en Bruselas, y condena con fuerza el golpe de Estado,
sus razones morales y a su autor, Napoleón III, en un panfleto publicado en
1852, Napoleón,
el Pequeño,
así
como en Historia de un crimen, escrito al día siguiente del golpe de Estado y
publicado 25 años más tarde, y en Los castigos. El doloroso recuerdo de la muerte
de su hija Léopoldine
—así como su curiosidad— le impulsan a iniciar
experiencias relacionadas con el espiritismo y consignadas en Les tables
tournantes de Jersey, editado por Gustave Simon en 1923
(traducido en español
en 2016 como Lo que dicen las mesas parlantes). Al publicarse Napoleón el Pequeño, por orden del gobierno belga se
vio obligado a salir del país
y se traslada a la dependencia británica de Jersey.
Expulsado
de Jersey en 1855 por haber criticado la visita de la reina Victoria a Francia,
se instala en la Hauteville House en Guernsey. Hugo forma parte de un grupo de
proscritos que niegan a volver a Francia tras el decreto de amnistía que permite el regreso de todos
los expulsados tras el golpe de diciembre; Victor Hugo manifiesta: «Et s'il
n'en reste qu'un, je serai celui-là» —Y si queda allí sólo uno, seré yo—. Estos
años
difíciles
son muy fecundos desde el punto de vista literario; publica Los castigos
(1853), obra en verso que tiene en su punto de mira el Segundo Imperio; Las
contemplaciones, poesías (1856); La leyenda de los siglos (1859), así como una
de sus obras más significativas, la novela Los miserables (1862). Rinde
homenaje al pueblo de Guernsey en su novela Los trabajadores del mar (1866).
Regreso
a Francia y muerte
Cuando
Napoleón III firmó el decreto de 1859 de amnistía general de los presos políticos,
Hugo se había negado a sacar provecho de esta gracia del «usurpador» («Quand la
liberté rentrera, je rentrerai» —Cuando vuelva la libertad, volveré—) y tampoco
lo hace en la de 1869. Finalmente regresa a Francia en
septiembre de 1870, después
de la derrota del ejército francés en la Batalla de Sedán y recibe una acogida
triunfal por parte de los parisinos. Participa activamente en la defensa de
París durante el Sitio de París de 1870. Es elegido para la Asamblea nacional
—ocupando un escaño por Burdeos— el 8 de febrero de 1871, pero dimite el mes
siguiente como protesta contra la invalidación de Garibaldi. En marzo de 1871
se encontraba en Bruselas para arreglar la sucesión de su hijo Charles, cuando
estalla la insurrección de la Comuna. Asiste a la rebelión y a su represión
desde Bélgica y la desaprueba tan vivamente que es expulsado del país.
Regresa
a Francia a finales de 1871. Lo solicitan varios comités republicanos, y acepta
presentarse candidato para la elección complementaria del 7 de enero de 1872.
Visto como «radical» debido a su voluntad de amnistiar a los comuneros, es
golpeado por el republicano moderado Joseph Vautrain.
El mismo año,
Hugo se traslada de nuevo a Guernesey, donde escribe la novela Noventa y tres.
El
30 de enero de 1876 es elegido senador y milita en favor de la amnistía. Se opone al presidente
Mac-Mahon cuando este disuelve la cámara
baja. En su discurso de apertura del Congreso Literario Internacional de 1878,
Hugo se posiciona por el respeto de la propiedad literaria pero también por el
fundamento del dominio público. En junio de 1878 se siente indispuesto y se
traslada a reposar cuatro meses a Guernesey en su residencia de Hauteville
House, atendido por su «secretario benévolo», Richard Lesclide.
Este mal estado de salud pone fin prácticamente
a toda su actividad como escritor. No obstante continúan apareciendo regularmente
numerosas selecciones, que recopilan poemas que datan de sus años de
excepcional inspiración (1850-1870).
Hasta
su muerte, Hugo fue una de las figuras tutelares de la recuperada república,
así como una indiscutible referencia literaria. Fallece el 22 de mayo de 1885, en
su residencia particular «La
Princesse de Lusignan» Según la leyenda, sus últimas palabras fueron: «Ceci est le combat du jour et de
la nuit... Je vois de la lumière
noire.»
—Es
el combate del día
y de la noche... Veo la luz negra—.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Victor_Hugo
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