Juan Pablo II
Juan Pablo II fue
aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, recordado
especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo,
y por su lucha contra la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió enérgicamente al movimiento
conocido como la teología
de la liberación,
con la ayuda de su mano derecha y a la postre sucesor, Joseph Ratzinger.
Jugó asimismo un papel
decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en toda
Europa, así como para la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia
católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión
anglicana.
Entre los hechos más
notorios de su pontificado destacó el intento de asesinato que sufrió el 13 de
mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la plaza de San Pedro, a manos
de Mehmet Ali Ağca, quien le disparó a escasa distancia entre la multitud.
Tiempo después el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en
persona. A este se sumó otro atentado ocurrido en Fátima en la noche del 12 al
13 de mayo de 1982 a manos del sacerdote ultraconservador Juan María Fernández
Krohn, hecho que no trascendió hasta después de la muerte del pontífice.
Fue uno de los líderes
mundiales más viajeros de la historia, visitó 129 países durante su
pontificado. Hablaba los siguientes idiomas: italiano, francés, alemán, inglés,
español, portugués, ucraniano, ruso, croata, esperanto, griego antiguo y latín,
así como su idioma materno, el polaco. Como parte de su especial énfasis en la
llamada universal a la santidad, beatificó a 1340 personas y canonizó a 483
santos, más que la cifra sumada de sus predecesores en los últimos cinco
siglos. El 19 de diciembre de 2009, Juan Pablo II fue proclamado venerable por
su sucesor, el papa Benedicto XVI, quien posteriormente presidió la ceremonia
de su beatificación el 1 de mayo de 2011 (el Domingo de la Divina
Misericordia), y fue canonizado junto con el papa Juan XXIII el 27 de abril de
2014 (otra vez el Domingo de la Divina Misericordia) por el papa Francisco.
Infancia
y juventud
Era el menor de los tres
hijos del matrimonio integrado por Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre
era una ferviente católica, y se las arregló para que su hijo naciera cerca de
un templo, pues quería que lo primero que oyera su hijo fueran los «cánticos a
Dios». Cuando Karol aún era muy pequeño, su madre le decía a otras mujeres:
Verán que mi pequeño Karol será una gran persona. Su madre falleció en 1929,
cuando él tenía nueve años. Su hermana Olga había muerto antes de que él
naciera. Su hermano mayor Edmund, que era médico, murió en 1932 por contagio de
una enfermedad cuando curó a un hombre de condición humilde. Junto con su
padre, Karol se trasladó a Cracovia para iniciar sus estudios en la Universidad
Jagellónica. Su padre, un suboficial del ejército polaco, murió en 1941 durante
la ocupación de Polonia por la Alemania nazi. Su padre siempre lo guio en el
camino de la fe y el amor cristiano.
Al terminar sus estudios
de educación media, una época en la que destacó como consumado ajedrecista
(llegando a proclamarse vencedor en varios campeonatos estudiantiles), se
matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia y también en una escuela de
teatro. Cuando las fuerzas de alemanas cerraron la Universidad, en septiembre
de 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica
química (Solvay), para ganarse la vida y evitar que lo deportaran a Alemania.
Fichado por la Gestapo, se refugió en una buhardilla de Cracovia. En esa época
se unió al grupo del célebre actor polaco Mieczysław Kotlarczyk, creador del
teatro Rapsódico, con el cual interpretó papeles de contenido patriótico.
Durante la ocupación
alemana de Polonia, cultivó especialmente la cultura, el teatro y las
amistades, en el contexto del grupo Unia, formado por jóvenes católicos que
pretendían resistir, tanto de forma pacífica (así Wojtyła) como de acción
(ayudando directamente a los judíos o usando la violencia), a la ocupación
nazi. Posteriormente, su situación se complicó y debió refugiarse en los
subterráneos del arzobispado de
Cracovia.
Educación
pastoral
En 1943 ingresó en el
seminario clandestino que había fundado monseñor Adam Stefan Sapieha, cardenal
arzobispo de Cracovia, iniciando la carrera de Teología. A comienzos de 1945
los soviéticos entraron en Cracovia y el futuro papa salvó la vida de una curiosa
manera, casi milagrosa, gracias a Vasily Sirotenko, un universitario ruso que,
antes de ser enviado a liberar Cracovia como oficial, estudiaba el último curso
de Historia; la orquesta roja (espías prosoviéticos infiltrados en el ejército
alemán) informó entonces de que los alemanes iban a asesinar a unos obreros
polacos esclavizados por ellos; atacado ese grupo por los rusos y obligado a
rendirse, estos descubrieron entre los ochenta obreros polacos liberados en una
cantera de la fábrica Solvay a 18 seminaristas. Siguiendo las directrices de
Stalin todos fueron enviados a un gulag de Siberia de donde no regresaron, pero
no el futuro papa, ya que el comandante necesitaba a alguien como él que
conociese idiomas y le tradujese los libros en latín y alemán que había estado
compilando para seguir su carrera tras la guerra; es más, Wojtyła sabía incluso
ruso por ser su madre de etnia rutena, según señala Pedro Beteta López en su
libro Recordando a Juan Pablo II (2009). Sirotenko impidió así su expatriación
a Siberia, incluso a pesar de la oposición de un comisario político ruso. Sin
duda este trágico hecho debió reforzar su antiestalinismo.
Fue ordenado sacerdote
el 1 de noviembre de 1946 en la capilla privada arzobispal. Poco después se
trasladó a Roma para asistir a los cursos de la Facultad de Filosofía del
Pontificio Ateneo Angelicum, y obtuvo el doctorado en Teología con la tesis El
acto de fe en la doctrina de San Juan de la Cruz, bajo la dirección de Garrigou
Lagrange.
En 1948 regresó a
Polonia y ejerció su primer ministerio pastoral como vicario coadjutor de la
parroquia de Niegowić, en los alrededores de Cracovia, durante trece meses. En
noviembre de ese mismo año obtuvo la habilitación para ejercer la docencia en
la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica. El 17 de agosto de 1949
se trasladó como vicario a la parroquia de San Florián, en Cracovia, donde
ejerció el ministerio durante dos años, alternándolo con su trabajo de
consejero de los estudiantes y graduados de la universidad estatal de esa
ciudad.
Era muy popular entre
los estudiantes, con los que iba muchas veces de excursión, cosa que no era
común en aquellos tiempos, pues podía llamar la atención de las autoridades
policiales.
Nombrado profesor de
Teología moral y Ética social del seminario metropolitano de Cracovia el día 1
de octubre de 1953. En 1954 defiende la tesis de filosofía sobre Max Scheler:
Valoración sobre la posibilidad de construir la ética cristiana sobre las bases
del sistema de Max Scheler , que fue una investigación clave para injertar el
método fenomenológico en su precedente formación aristotélico-tomista.
Ese mismo año
fue nombrado profesor de Ética
en la Universidad de Lublin, docencia que se prolongaría hasta 1961. Allí impartió cursos –compatibilizándolos con su trabajo
sacerdotal– que dieron lugar al comienzo de su producción filosófica original.
En 1958 fue consagrado obispo. En 1960 publicó Amor y responsabilidad. En 1969
publicó Persona y acto.
El 4 de julio de 1958,
el papa Pío XII lo consagró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Cracovia,
bajo el administrador apostólico, arzobispo Eugeniusz Baziak.
A partir del 11 de
octubre de 1962, comenzó a tomar parte activa en el Concilio Vaticano II.
Destacan sus puntualizaciones sobre el ateísmo moderno y la libertad religiosa.
Realizó una importante contribución a la elaboración de la constitución Gaudium
et spes. El cardenal Wojtyła participó también en las cinco asambleas del
Sínodo de los Obispos, anteriores a su Pontificado.
El 8 de diciembre de 1965 pasó
a formar parte de las congregaciones para los Sacramentos y para la Educación Católica, y del
Consejo para los Laicos. En 1962, al morir el arzobispo Baziak, fue nombrado
vicario capitular y el 30 de diciembre siguiente el papa Pablo VI lo consagró
arzobispo de Cracovia. El 29 de mayo de 1967 fue nombrado cardenal, lo que le
convirtió en el segundo más joven de la época, con 47 años de edad.
Durante el sínodo de
obispos sobre la catequesis celebrado en octubre de 1977 en Roma, coincidió por
primera vez con Joseph Ratzinger, entonces arzobispo de Munich y Freising.
El 28 de septiembre de
1978 murió Juan Pablo I a causa de un infarto de miocardio, tras un pontificado
de 33 días. El 16 de octubre de 1978, tras dos días de deliberaciones del
cónclave, Wojtyła fue elegido sucesor de
San Pedro. Adoptó
el nombre de Ioannes Paulus II (Juan Pablo II) y se convirtió, con 58 años, en
el papa más joven del siglo XX y en el primero no italiano desde el neerlandés
Adriano VI (1522-1523). El 5 de noviembre visitó Asís, en el primero de sus 144
viajes por Italia.
El 25 de enero de 1979
emprendió el primero de sus 104 viajes fuera de Italia: República Dominicana y
México. El último fue el 14 de agosto de 2004 al santuario mariano de Lourdes,
en Francia. En total visitó 129 países diferentes, algunos de ellos varias
veces.
Juan Pablo II se propuso
el gran objetivo de posicionar a la Iglesia como faro y guía del mundo
contemporáneo, en cinco direcciones:
·
Nueva evangelización: mediante una
renovación de la fidelidad a la persona de Jesús de Nazaret y su mensaje de
amor universal (Domingo de la Divina Misericordia en 2000, Atto di affidamento
delle sorti del mondo alla Divina Misericordia en 2002), en especial hacia los
marginados y desfavorecidos, anunciándolo a todos los pueblos, con gran
preocupación por la descristianización de Europa.
·
Ecumenismo: mediante el diálogo y el
encuentro con las demás Iglesias cristianas y todas y cada una de las
confesiones religiosas.
·
Compromiso ético y social: asumiendo la
defensa de la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la promoción
de la diversidad cultural de los pueblos y el impulso de la justicia social y
la moral personal. Ha sido en este punto donde Juan Pablo II ha sido más
discutido, al oponerse por igual a las dictaduras marxistas y al capitalismo
liberal y, muy especialmente, en su condena del aborto, la contracepción y la
fecundación artificial, en aras a la defensa de la vida y la familia. En este
terreno Juan Pablo II mostró una clara desconfianza hacia lo que consideraba
una cultura de la muerte fruto de un materialismo occidental, al que veía como
hedonista, relativista e insolidario.
·
Lucha por la paz: a través de la
mediación en múltiples conflictos y la condena enérgica de la guerra y la
carrera de armamentos, así como la incentivación de iniciativas de reconciliación
y el combate de las desigualdades.
·
Rigor doctrinal: Juan Pablo II condenó
las posiciones más extremas de la Teología de la Liberación pero fue más
contundente con el ala más conservadora del catolicismo al excomulgar a
monseñor Marcel Lefebvre y desautorizar su movimiento. Juan Pablo II dio
reconocimiento a teólogos en su día sancionados o cuestionados por sus
posiciones aperturistas, creándolos cardenales (Hans Urs von Balthasar, Henri
de Lubac, Yves Congar o Walter Kasper, a quien puso al frente de la acción
ecuménica de la Iglesia). Sin embargo, a través de la Congregación de la
Doctrina de la Fe, presidida por Joseph Ratzinger fue inflexible con Hans Küng,
ya condenado por Pablo VI, y con Bernhard Häring o Leonardo Boff, debido a sus
posiciones reformistas en materia de teología dogmática y moral y su oposición
al magisterio papal. Juan Pablo II se mostró desfavorable a dar de comulgar a
los divorciados vueltos a casar, al matrimonio de los sacerdotes y a la
ordenación de las mujeres.
A lo largo de sus casi
27 años de pontificado nombró a un total de 232 cardenales.
Como papa, Wojtyła
impuso un nuevo estilo al desechar la silla gestatoria usada por sus
antecesores para mostrarse en público, se acercó a la calle y a las multitudes,
mostrando sus simpatías por niños y jóvenes. Debido a sus múltiples viajes al
extranjero fue conocido entre los medios de comunicación, en particular en
Hispanoamérica, como «el atleta de Dios», «el caminante del Evangelio», el
«papa viajero» o el «papa peregrino».
Durante su prolongado
mandato, Juan Pablo II superó numerosas marcas: no solo fue el pontífice más
viajero hasta el momento, sino también el que proclamó más santos y beatos
durante su pontificado (el número de santos y beatos elevados a los altares por
él equivale al llevado a cabo en los cuatrocientos años anteriores).
Antes de ser elegido
papa, Wojtyła también mostró su capacidad como poeta, filósofo y dramaturgo.
Entre sus escritos destaca la obra teatral El taller del orfebre, convertida
más tarde en ópera rock. La obra se publicó por primera vez en Varsovia en
1960, cuando Wojtyła era obispo auxiliar de Cracovia, mientras que en España se
editó por primera vez en 1980, tras su elección como papa.
A fines de los años
1980, a pesar de sus dolencias físicas, su actuación en Polonia y su influencia
en los acontecimientos que se produjeron en el entonces bloque comunista
contribuyeran de modo considerable a la caída del comunismo soviético y a la
democratización de Europa oriental, según coinciden distintos historiadores y
escritores.
El 1 de julio de 1986,
Juan Pablo II visitó Colombia —como consecuencia de la tragedia de Armero en
Tolima— y fue al lugar de los hechos, y frente a una gran cruz oró por un rato
y nombró el sitio como lugar santo en honor a los 25 000 muertos de esa trágica
escena que tuvo que vivir el pueblo colombiano una semana después del
holocausto de la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, en el cual murieron 80
personas (o incluso más).
Más de una década
después, y pese a su implacable deterioro físico, en marzo de 2003 Juan Pablo
II se opuso con todas sus fuerzas y autoridad a la invasión estadounidense de
Irak.
En esa misión
evidenció la misma determinación que había mostrado al inicio de
su pontificado para mediar el Conflicto del Beagle entre Argentina y Chile en
1978, cuando se encontraban al borde de un enfrentamiento.
Entre los principales episodios
de su pontificado está la primera visita de un papa a una iglesia luterana
(Roma, 1983), la primera a una sinagoga (Roma, 1986), la Jornada Mundial de
Oración por la Paz (Asís, 1986) y la excomunión del obispo Marcel Lefebvre
(1988). Ese año se produjo un hecho histórico: Juan Pablo II visitó un país
ortodoxo, Grecia, y entró en una mezquita, la de Damasco (Siria), fue la
primera vez que un Pontífice católico pisaba una mezquita y oraba en su
interior.
Asimismo, figuran el
primer encuentro de un papa con una comunidad musulmana (Casablanca, 1985), el
Jubileo de la Redención de 1983, a partir del cual creó las Jornadas Mundiales
de la Juventud, celebradas bajo su
pontificado en Roma (varias veces), Buenos Aires (Argentina), Santiago de
Compostela (España), Denver (Estados Unidos), Manila (Filipinas), Czestochowa
(Polonia), París (Francia) y Toronto (Canadá).
También destaca el
encuentro con el último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, en diciembre
de 1989, la normalización
de la Iglesia católica
en los países
europeos hasta entonces comunistas, y la visita realizada en enero de 1998 a
Cuba, donde fue recibido con todos los honores por Fidel Castro.
Aparte de sus catorce
encíclicas, con Juan Pablo II se han publicado los nuevos Códigos de Derecho
Canónico Latino (1983) y Oriental, así como el Catecismo
Universal de la Iglesia Católica
(1992), fruto del sínodo
especial de obispos de 1985, dedicado al Concilio Vaticano II.
Juan Pablo II pidió
perdón por los errores cometidos por la Iglesia católica, entre ellos el
procesamiento y condena del científico italiano Galileo Galilei (1564-1642)
a quien la Inquisición
le hizo retractarse de sus teorías
heliocéntricas el 22 de junio
de 1633.
Su gran deseo, que
materializó, fue llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa de la Basílica de
San Pedro e introducir la Iglesia en el tercer milenio con el Jubileo del año
2000.
En la primavera de 2000 pudo por fin pisar Tierra Santa.
Visitó el Monte Nebo, donde
(según la Tanaj o Antiguo
Testamento) el profeta Moisés
vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de
Galilea.
Durante ese viaje, Juan
Pablo II, el primero en reconocer en 1986 los derechos nacionales del pueblo
palestino y entablar relaciones diplomáticas plenas con Israel en 1994, ofició misa en la plaza del
Pesebre de Belén,
pidió perdón en el Muro de las
Lamentaciones y en el Museo del Holocausto por los errores cometidos por los
cristianos que persiguieron a los judíos y celebró misa en el Santo Sepulcro.
Al concluir su
pontificado con su muerte, Juan Pablo II dejó pendientes dos viajes: uno a
Moscú, ante la oposición del patriarca ortodoxo Alejo II, que acusaba a la
Iglesia católica de "proselitismo" en su área de influencia y otro a
China, donde el régimen comunista prohíbe la obediencia de la Iglesia católica
china a la Santa Sede, con quien además tuvo conflictos a causa del
reconocimiento de Taiwán desde 1949.
Juan Pablo II fue el
primer pontífice que salió de la Ciudad del Vaticano para ser hospitalizado.
Desde el atentado del 13 de mayo de 1981, fue internado en el Policlínico Agostino Gemelli en
varias oportunidades: el 20 de junio del mismo año, por una infección derivada de la
herida sufrida; el 15 de julio de 1992, en que se le practicó una
colecistectomía, con extirpación adicional de treinta centímetros de intestino
por presencia de un adenoma tubulovelloso benigno;
el 11 de noviembre de 1993, por una luxación del hombro; el 28 de noviembre de
1995 por una fractura femoral; el 8 de septiembre de 1996 para una operación de
apendicitis. El avance de la enfermedad de Parkinson
lo debilitó
hasta la indefensión,
limitando su capacidad de habla. Su sucesor Joseph Ratzinger, señaló que en los
últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el sufrimiento que padeció fue
casi una forma de gobierno:
Sí, se
puede gobernar también con el sufrimiento. Sin duda, es algo extraordinario.
Pero después de un largo pontificado y después de tanta vida activa del Papa,
era significativo y elocuente un tiempo de sufrimiento, que devino casi en una
forma de gobierno.
Benedicto XVI
El deterioro físico de
Juan Pablo II se incrementó hasta su fallecimiento en 2005. En aquel año tuvo
que ser hospitalizado por un síndrome de dificultad respiratoria. Se le realizó
una traqueotomía a mediados de marzo. Hacia finales del mismo mes su estado se
agravó y entre el 31 de marzo y el 1 de abril sufrió una septicemia por complicación
de una infección de vías urinarias.
Funeral
de Juan Pablo II, 5 de abril de 2005.
Falleció el 2 de abril
de 2005 a las 21:37 (la noche previa al Domingo de la Divina Misericordia).
Pocos minutos después, Monseñor Leonardo Sandri anunció la noticia a las
personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al mundo entero. Los días
después de su muerte, algunos periódicos publicaron que su última palabra fue
"Amén", sin embargo la Santa Sede desmintió esta versión y afirmó que
las últimas palabras fueron en polaco: "Pozwólcie mi iść do domu
Ojca" (Déjenme ir a la casa de mi Padre). La muerte fue comprobada por el
cardenal camarlengo Eduardo Martínez Somalo. El Camarlengo comunicó la muerte
al cardenal Camillo Ruini, como «Vicario para la Urbe» y el Cardenal-Decano del
Colegio cardenalicio, Joseph Ratzinger, informó oficialmente a todos los
Cardenales convocándolos al Cónclave,
al declararse la Sede Vacante.
Al ser anunciada su
muerte, en medio del rezo del Rosario, el público presente en la Plaza de San
Pedro prorrumpió en nutridos aplausos. Las luces de su habitación en el Palacio
Apostólico se apagaron por un instante para comunicar de esta manera el momento
de su fallecimiento, pero luego fueron encendidas nuevamente y así
permanecieron.
Su muerte se produjo
debido a una septicemia y a un colapso cardiopulmonar irreversible, agravado
por su enfermedad de Parkinson. Tenía 84 años y 11 meses. En su agonía, le
dictó a su secretario, Stanisław Dziwisz, una carta en la que decía: "Soy feliz, séanlo también ustedes. No quiero
lágrimas. Recemos juntos con satisfacción. En la Virgen confío todo
felizmente". El portavoz del papa, Joaquín Navarro Valls afirmó
inicialmente que el pontífice, en sus últimos momentos, dedicó unas palabras a
la multitud, sobre todo gente joven, reunida en la Plaza de San Pedro (Yo los
he buscado y ahora ellos vienen a buscarme, les doy las gracias), haciendo el
gesto de la bendición hacia la ventana de sus aposentos, hacia los fieles
apostados en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, el médico que certificó la
muerte ha señalado que el papa permaneció inconsciente durante los últimos
cincuenta minutos de su vida y que, por lo tanto, tales frases, tuvo que
decirlas al menos una hora antes de su fallecimiento.
Los funerales pusieron
de manifiesto el alto grado de aprecio hacia Juan Pablo II, no solo de parte de
mandatarios de muchos países, sino también de gente de toda condición social. Tuvieron una
alta resonancia política
por algunos gestos inesperados, como el saludo entre los mandatarios de Israel,
Irán y Siria.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Pablo_II
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