Mercedes Sosa


 

Haydée Mercedes Sosa nació el 9 de julio el Día de la Independencia de la Argentina y que el texto que declaró independiente al país se firmó también en Tucumán. Descendiente de calchaquíes, franceses y españoles, su padre era un obrero de la industria azucarera que trabajaba en el ingenio Guzmán, mientras que su madre trabajaba de lavandera para familias más acomodadas.

 

Originariamente sus padres habían acordado nombrarla Marta Mercedes, pero en el registro civil, su padre lo cambió por Haydeé Mercedes. Pese a ello, su madre, su familia y sus seres cercanos nunca utilizaron el nombre legal y siguieron llamándola Marta.

“Mi mamá dice que mi papá se olvidó mi nombre adrede cuando me fue a inscribir al Registro Civil. Y me puso Haydeé Mercedes en vez de Marta Mercedes. Mi mamá quería que de primer nombre yo me llamara Marta. Así sin hache: Marta. Claro, como es lógico, en mi casa mandaba mi papá, pero claro, como es lógico, siempre se terminaba haciendo lo que quería mi mamá. Y entonces todos desde que me recuerdo me vienen llamando Marta. Soy la Marta, y me gusta mucho más ser la Marta que Mercedes Sosa. Esto nadie lo cree, pero es así... Al final, puertas adentro las cosas son como las madres quieren, y puertas afuera son como la gente manda. En mi casa definitivamente soy la Marta. Para la gente definitivamente soy la Negra.”

Mercedes Sosa.

Ella misma contaba cómo empezó a cantar un día de octubre de 1950:

“Yo andaba por mis 15 años. Mi papá y mi mamá, que eran muy peronistas, aprovecharon un tren gratis a Buenos Aires para celebrar el 17 de octubre [Día de la Lealtad Peronista]. Yo quedé cuidada por mis hermanos, más suelta… En la escuela faltó la profesora de canto y la directora me dijo que íbamos a cantar el Himno nacional y que yo tenía que ponerme adelante y cantar bien fuerte, para que todos me siguieran. Sentí vergüenza, pero canté: ahí debuté. Ese día también faltó la profesora de labores y con mis compañeras fuimos a LV12, donde había un concurso. Mis compañeras me empujaron para que cantara. Por temor a que se enterara mi papá me llamé Gladys Osorio. Canté Triste estoy, de Margarita Palacios. Cuando terminé, el dueño de la radio me dijo: «El concurso concluyó y lo ganaste vos». Y seguí cantando en la radio. Hasta que un día mi papá me descubre y me llama y me dice palabras que escucho ahora: «¿Le parece bonito eso de andar metiéndose en la radio? ¿Eso es lo que hace una señorita criada para ser decente? Gladys Osorio, venga, acérquese… ¿Tengo que felicitarla? Míreme a los ojos ¡Que me mire a los ojos le digo!».

Mercedes Sosa.

A partir de entonces se dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba en público.

 

En esa primera época, Mercedes tenía como referentes musicales a Margarita Palacios y a Antonio Tormo (el cantante que masificó la música folclórica en la Argentina a principios los años cincuenta). Sus actuaciones se repartían entre actos partidarios del peronismo, el circo de los Hermanos Medina, y la radio, donde cantaba boleros en el conjunto de los Hermanos Herrera, dirigido por Tito Cava.

 

En 1957 se radicó en Mendoza a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus, con quien tuvo un hijo, Fabián Matus. Matus y Mercedes establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando Tejada Gómez que resultaría de gran trascendencia artística y cultural. Mendoza resultaría uno de los tres lugares entrañables de Mercedes Sosa, junto a Tucumán y Buenos Aires. Allí nació su hijo y se formó artísticamente. En su última voluntad pidió que sus cenizas se esparcieran en esos tres lugares. En Mendoza, el lugar elegido fueron los canales de riego de Guaymallén, el mismo lugar donde se arrojaron las cenizas del poeta Armando Tejada Gómez, quien ocupó un lugar decisivo en el arte de Mercedes. Junto a esos tres lugares, Mercedes Sosa también destacaba su afecto especial por Montevideo, donde fue tratada por primera vez como una gran cantante, en una serie de actuaciones que realizó en Radio El Espectador y en Canal 12

En Tucumán están mis raíces, en Mendoza está mi felicidad, en Montevideo está mi primer reconocimiento como artista.

Mercedes Sosa.

Mercedes Sosa comenzó a cantar en una época, en la que el tango de Buenos Aires, que era la música popular por excelencia, estaba siendo alcanzado en popularidad por la música de raíz folklórica, característica de las provincias, en un fenómeno que es conocido como el boom del folklore, producido de la mano de la industrialización del país y la migración de millones de personas del campo a las ciudades y de las provincias hacia Buenos Aires. Este proceso conllevaba transformaciones étnicas y culturales en la población que diferían de las que produjera la inmigración mayoritariamente europea que se produjo entre 1850 y 1930.

 

En 1959, Mercedes Sosa lanzó su primer álbum, La voz de la zafra (la zafra es la cosecha de caña de azúcar, principal producción de Tucumán), grabado el año anterior y producido por RCA. El álbum fue grabado debido a la insistencia de Ben Molar, un músico polifacético vinculado a la música popular de Buenos Aires, quien reconoció el talento de la cantante tucumana y convenció a los directivos del sello RCA para realizar el disco, que sin embargo careció de difusión.

Oscar Matus, Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa formaron un decisivo trío artístico, que llevó a crear el Movimiento del Nuevo Cancionero en 1963, en el marco del llamado boom del folclore.

 

El 11 de febrero de 1963, desde el Círculo de Periodistas de Mendoza, lanzó el Movimiento del Nuevo Cancionero, junto a su esposo (Oscar Matus), Armando Tejada Gómez, Tito Francia y otros artistas, que se manifestaría internacionalmente como el Movimiento de la Nueva Canción. Mercedes Sosa se mantendría fiel a lo largo de toda su carrera a los principios artísticos expuestos en el manifiesto fundacional del movimiento:

 

El Nuevo Cancionero se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país.

 

El Nuevo Cancionero acoge en sus principios a todos los artistas identificados con sus anhelos de valorar, profundizar, crear y desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del resto de América.

 

El Nuevo Cancionero luchará por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable. Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas.

Fragmentos del Manifiesto Fundacional del Nuevo Cancionero. Mendoza, 11 de febrero de 1963.

 

Mercedes Sosa guiará toda su vida artística por los principios del Nuevo Cancionero, venciendo a menudo arraigados prejuicios artísticos, culturales e ideológicos. De allí proviene la selección rigurosa de sus canciones para que tuvieran un fundamento y un fuerte vínculo con lo popular, la apertura constante a jóvenes autores y formas musicales, el intenso diálogo con el rock nacional, el tango y el pop, así como la dimensión latinoamericana de su arte.

 

La revelación en Cosquín 1965

En 1965 su esposo la abandonó, dejándola sola con su hijo en una situación económica y emocional muy comprometida, que la afectaría de por vida.

 

Yo no dejé ese matrimonio. Él me dejó. Me abandonó con Fabián, con mi chiquito [...] Una chica tucumana se casa para toda la vida. Eso me destruyó.

Mercedes Sosa.

 

Mercedes Sosa se trasladó a Buenos Aires, una ciudad a la que amó y que terminaría considerando suya («para mí, aquí es Buenos Aires»). Allí grabó el segundo disco Canciones con fundamento, que al igual que su primer álbum, pasó inadvertido, pero que en el futuro se volvería el disco exponente del Nuevo Cancionero. Ese mismo año (1965), poco antes de cumplir 30 años, Mercedes Sosa alcanzó la consagración popular de manera impensada. Se desarrollaba la quinta edición del Festival Folklórico de Cosquín, que se había convertido en el centro del boom del folklore en Argentina, cuando el músico Jorge Cafrune, por iniciativa propia y en contra de los deseos de los organizadores, hizo subir al escenario a Mercedes Sosa, de entre el público donde se encontraba, presentándola con las siguientes palabras:

Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora, y me voy a recibir un tirón de orejas por la Comisión, pero que le vamos a hacer ―siempre he sido así, galopeador contra el viento―. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y que como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa.

Jorge Cafrune, Cosquín, enero de 1965.

Mercedes subió al escenario y cantó Canción del derrumbe indio de Fernando Figueredo Iramain, acompañada solo por su bombo. Contrastando con la discriminación política, social y étnica a la que fue sometida por las autoridades, el público estalló en aplausos y vivas aún antes de que finalizara la canción, convirtiéndola en la sorpresa del festival:

Yo estaba en el ’65, cuando subió Mercedes Sosa a este escenario, invitada por Jorge Cafrune. Me acuerdo que Mahárbiz decía: «¿Quién es esa mina con esa pinta de sirvienta? ¿Qué hace acá?» Y Mercedes se abrió paso, y encima con “Canción del derrumbe indio”, que ―con ingenuidad o no― es un canto sobre la conquista española.

Marcelo Simón

 

Mercedes Sosa junto a Félix Luna (de pie) y Ariel Ramírez (al piano), con quienes realizó álbumes destacados como la Misa Criolla (1965), Mujeres argentinas (1969), y Cantata sudamericana (1972).

 

Yo siempre tuve problemas con la comisión, no sé por qué... En ese tiempo porque era comunista, sigo siéndolo, pero por entonces era mala palabra. Canté con una cajita, nomás. Tuve un éxito muy grande, y ahí ya me contrató la Philips para grabar. Fue una actuación muy importante en mi carrera. Es más, fue la definitiva.

Mercedes Sosa.

Luego de cumplirse el aniversario número 54 de su participación en Cosquín, el 31 de enero de 2019 Google homenajeó a Mercedes Sosa con un doodle con su figura.

 

El éxito de Cosquín le significó de inmediato un ofrecimiento del sello PolyGram para grabar un álbum ―su tercero― que salió en 1966 con el título de Yo no canto por cantar, con el que alcanzó una fama que nunca la abandonaría. El disco tiene en su portada un retrato de Carlos Alonso ―pintor mendocino adherente al Nuevo Cancionero― Por esa época lanzó con su voz la obra de los compositores tucumanos Pato Gentilini, el Chivo Valladares y Pepe Núñez, inmortalizando canciones como «Tristeza» de los Hermanos Núñez.

 

En 1967 hizo una exitosa gira por los Estados Unidos y Europa. En 1968 lanza Con sabor a Mercedes Sosa.

 

En 1970 incluyó en su disco El grito de la tierra el tema «Canción con todos» de Armando Tejada Gómez y César Isella, que ha sido considerado el himno no oficial de América Latina. En el mismo álbum se incluyen otras dos canciones de gran importancia en su repertorio como «Duerme negrito» (recopilación de Atahualpa Yupanqui) y «La pomeña» (de Gustavo Leguizamón y Manuel J. Castilla). Sobre el cambio de década publicó tres discos conceptuales en colaboración con el compositor Ariel Ramírez y el letrista Félix Luna: Mujeres argentinas (1969), Navidad con Mercedes Sosa (1970) y Cantata sudamericana (1971), incluyendo en el primero la zamba «Alfonsina y el mar» y «Juana Azurduy».

 

Gracias a la vida

https://www.youtube.com/watch?v=cIrGQD84F1g

 

En la primavera de 1969 realizó su primera presentación en Chile. Simultáneamente grabó un disco simple dedicado a dos autores chilenos: en el lado A, «Gracias a la vida» (de Violeta Parra) y en el lado B, «Te recuerdo Amanda» (de Víctor Jara).

 

En 1971, en coincidencia con el gobierno de Salvador Allende en Chile, grabó uno de sus álbumes más destacados, Homenaje a Violeta Parra, en tributo a la cantautora chilena, donde vuelve a incluir «Gracias a la vida» y otros temas como «Volver a los 17» y «La carta» ―con Quilapayún―, alcanzando un notable éxito en toda América Latina. Se trata de uno de sus mejores discos y de una interpretación consagratoria tanto para el canto de Mercedes Sosa, como para las canciones de Violeta Parra. El álbum se inicia con un recitado de fragmentos del poema «Defensa de Violeta Parra», que su hermano Nicanor Parra escribiera dos años antes de que Violeta muriera. Sorprendentemente, Mercedes moriría un 4 de octubre, día de nacimiento de Violeta. Isabel Parra, hija de Violeta y notable cantautora ella misma, ha dicho que siempre le «pareció natural que Mercedes cantara a Violeta porque Violeta hubiera hecho lo mismo con Mercedes. Se hubieran querido y se hubieran entendido y se hubieran digamos regocijado una a otra de lo que significa meterse en el arte popular y en el canto comprometido, en el canto revolucionario».

 

En 1972 lanzó Hasta la victoria, con temas como «Balderrama» y «La arenosa» (de Leguizamón y Castilla) y «Los hermanos» (de Yupanqui).

 

En enero de 1973 realizó su primera actuación en España, durante la dictadura franquista, en un recital realizado en el Palacio de los Deportes de Barcelona, del que el gobierno prohibió que se realizara publicidad. Pese a ello el lugar se colmó y la gente coreó sus canciones, hasta el punto de conmoverla y hacerla llorar de emoción. Ese año (1973) publicó el álbum A que florezca mi pueblo donde incluyó «Chacarera de un triste» (“¿Para qué quiero vivir con el corazón deshecho...?”, de los Hermanos Simón, «Cuando estoy triste» (“Cuando estoy triste lijo mi cajita de música...”, un poema de José Pedroni musicalizado por Damián Sánchez) y «Se equivocó la paloma» (un poema de Rafael Alberti musicalizado por Carlos Guastavino en 1941). El 11 de septiembre de 1973 se produjo el golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile y Mercedes Sosa juró no volver a cantar en ese país mientras la dictadura permaneciera en el poder. Ese año grabó el álbum Traigo un pueblo en mi voz, con temas como «Cuando tenga la tierra» (de Daniel Toro y Ariel Petrocelli), «Triunfo agrario» (de César Isella y Armando Tejada Gómez), «Si un hijo quieren de mí» (de Ariel Ramírez y Juan L. Ortiz), y dos poemas musicalizados del poeta peruano César Vallejo.

 

En 1974 la cantante de protesta estadounidense Joan Báez visitó la Argentina y en su recital cantó ―a dúo con Mercedes Sosa― Gracias a la vida. Ese año Báez había publicado un álbum en español titulado precisamente Gracias a la vida, canción que conoció por la versión de Mercedes, de 1971, y que popularizó entre el público de habla inglesa.

 

Persecución política

En su juventud fue simpatizante de Juan Domingo Perón y apoyó las causas de izquierda política a lo largo de su vida, afiliándose al Partido Comunista en los años sesenta. Tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 fue incluida en las listas negras del régimen militar y sus discos fueron prohibidos. En 1976, recién instalada la dictadura, lanzó Mercedes Sosa, la mamancy, donde incluyó el «Poema n.º 15» de Pablo Neruda (“Me gusta cuando callas porque estás como ausente...”, de su famoso libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada) musicalizado por Víctor Jara. También incluyó Drume negrita del cubano Eliseo Grenet.

 

Desde 1976 realizó giras por Europa y el norte de África con el joven guitarrista de Chabuca Granda, el argentino-peruano Lucho González (1946-). Terminaron la gira en Brasil, donde grabaron otra versión de «Volver a los diecisiete» con Milton Nascimento.

 

Mercedes Sosa trató de permanecer en la Argentina pese a las prohibiciones y las amenazas, hasta que en 1978, en un recital en La Plata, fue cacheada y detenida en el propio escenario y el público asistente arrestado.

 

El hecho fue relatado por una admiradora llamada como ella Mercedes, que asistió al recital y dejó el siguiente mensaje en la página oficial de Mercedes Sosa poco después de su muerte:

La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea en paz. Sabremos entender.

Mercedes.

 

Se exilió en 1979: primero en París y luego en Madrid. Durante la dictadura militar y mientras se encontraba censurada lanzó varios álbumes, destacándose Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977), uno de sus álbumes más logrados, y Serenata para la tierra de uno (1979), tomando como mensaje la canción del mismo título de María Elena Walsh: «Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy».

 

En 1981 grabó en Francia el álbum A quién doy, con la dirección musical y artística de José Luis Castiñeira de Dios, quien aportó un sonido renovado y un enfoque latinoamericano del repertorio que influiría decisivamente en el canto de Mercedes Sosa desde entonces. El título está tomado de la canción de Julio Lacarra con que se inicia el álbum, referido al exilio (“A quien doy las cuerdas de mi guitarra, para que no suenen tristes a la hora de mi adiós”). El álbum incluyó otras canciones llenas de tristeza por el exilio, que permanecerían en su repertorio habitual, como «La flor azul»,  «Cuando me acuerdo de mi país», y el clásico tango «Los mareados». A quien doy fue lanzado en Argentina con un repertorio diferente del original publicado en Francia, ya que la censura no admitió que se difundieran «Sueño con serpientes» (del cubano Silvio Rodríguez), «Fuego en Anymaná» (de César Isella y Armando Tejada Gómez), ni «Gente humilde» (de Garoto, Vinicius de Moraes y Chico Buarque).

 

Atahualpa Yupanqui en 1979

El exilio fue muy doloroso para Mercedes Sosa. Su segundo esposo, Pocho Mazitelli, había muerto el año anterior, en 1978 y ella ha contado que en ese momento llegó a pensar en suicidarse.

 

Regreso del exilio

Volvió a la Argentina en febrero de 1982, poco antes de que la dictadura militar se viera obligada a iniciar el traspaso del poder a un gobierno civil, tras la Guerra de Malvinas. En esa ocasión realizó una serie de recitales históricos a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural contra la dictadura, a la vez que un hecho renovador de la música popular argentina, al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y el rock nacional.

 

Lo grande fue que estaba toda la gente, más que amándome a mí, amándose a ellos.

Mercedes Sosa.

Tras su regreso a Argentina en 1982, con la serie de famosos recitales, debió volver al exilio cuando se enteró que uno de los genocidas, el almirante Carlos Alberto Lacoste preguntó: «¿Quién dio permiso a Mercedes Sosa para estar en mi país?».

 

En 1983 participó junto a otros destacados músicos latinoamericanos en el histórico Concierto por la Paz en Centroamérica en solidaridad con el gobierno sandinista de Nicaragua, amenazado en ese momento por las acciones de los Contras sostenidos desde Estados Unidos.

 

En ese mismo año 83, graba el álbum Como un pájaro libre (título tomado de la canción del mismo nombre de Adela Gleijer y Diana Reches)

 

Recién pudo radicarse en Argentina luego de recuperada la democracia el 10 de diciembre de 1983. Se mostró comprometida con las luchas por los derechos humanos y la preservación del régimen democrático. En los años siguientes se mostraría cercana a los presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989), Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011), y mantendría distancia con el presidente Carlos Menem (1989-1999).

 

En 1984 lanzó el álbum ¿Será posible el Sur?, donde incluye canciones de gran impacto político, cultural y artístico. En 1985 dio a conocer dos álbumes. El primero fue Yo vengo a ofrecer mi corazón, tomando el título de la canción del roquero Fito Páez. El otro álbum fue Corazón americano, registro del recital que realizó junto a Milton Nascimento y León Gieco, en el que también participa como invitado Gustavo Santaolalla y Antonio Tarragó Ros.

 

Como productora, organizó en 1988 uno de los espectáculos más importantes presentados en la Argentina: Sin Fronteras, que reunió en el estadio Luna Park de Buenos Aires a las argentinas Teresa Parodi y Silvina Garré, la colombiana Leonor González Mina, la venezolana Lilia Vera, la brasileña Beth Carvalho y la mexicana Amparo Ochoa, además de la propia Mercedes. Ese mismo año Mercedes Sosa y Joan Báez se propusieron realizar juntas una presentación en Santiago de Chile ―ambas fueron determinantes en la difusión mundial del arte de Violeta Parra― con el fin de apoyar a las fuerzas democráticas chilenas en la campaña del "NO", en víspera del plebiscito convocado por Augusto Pinochet que determinaría si el dictador seguiría gobernando hasta 1997. Frente a eso, políticos del régimen dictaron una orden de prohibir su ingreso a Chile. La campaña del "SI" (campaña pro-Pinochet) perdió el referéndum y debió convocar a elecciones presidenciales un año después, para entregar el gobierno en marzo de 1990. Ya restablecida la democracia, Mercedes Sosa cantaría por primera vez en Chile en 1992, volviendo varias veces desde entonces.

 

Consagración mundial

En los años 1990 Mercedes Sosa se consagró como una de las mejores cantantes del mundo y comenzó a ser llamada La Voz de América. Continuó dando recitales exitosos dentro y fuera de Argentina, actuando en estadios y en los escenarios más grandes y prestigiosos como el Lincoln Center, el Carnegie Hall donde recibió una ovación de 15 minutos, el Mogador de París y el Concertgebouw de Ámsterdam, el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Coliseo de Roma, etc. En 1991 publicó su álbum número 30, De mí, título tomado de la canción de Charly García y que incluye también «Una canción posible», «Oh, qué será», «El tiempo es veloz» y «Oh, melancolía». En 1992, ya caído Pinochet, volvió a presentarse en Chile. Realizó tres actuaciones en Viña del Mar y en Santiago de Chile. En la Quinta Vergara de Viña del Mar, inició su actuación con «Todavía cantamos» de Víctor Heredia y conmovió al público repitiendo varias veces «¡Ya cayó, ya cayó!» mientras este coreaba el estribillo de «Todo cambia». Luego actuó en Santiago, en el entonces llamado Estadio Chile ―en 2004 renombrado Estadio Víctor Jara―, donde homenajeó a Víctor Jara, torturado y asesinado en ese lugar. Al año siguiente volvió para intervenir en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. En esta ocasión fue designada por los organizadores del Festival para integrar también el jurado, pero algunos músicos chilenos se opusieron terminantemente a que «una extranjera» pudiera juzgar a los artistas chilenos y Mercedes Sosa debió renunciar. En aquel momento el alcalde de Viña del Mar calificó el hecho como un «espectáculo lamentable» para el mundo. En diciembre de 1994 representó a las voces de América, en el Segundo Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi de la Ciudad del Vaticano, una iniciativa por la paz del papa Juan Pablo II que se inició en 1993 y que se volvió una importante convocatoria cultural global desde entonces. Allí cantó «Mi madre María» (de Víctor Heredia) y «Navidad 2000» (de Antonio Nella Castro e Hilda Herrera). En 1995 decidió que no cantaría más en su tierra natal ―la provincia de Tucumán― debido a la elección del represor Antonio Domingo Bussi como gobernador de la provincia y mientras se mantuviera en el poder. El 10 de diciembre de 1999 Bussi dejó de ser gobernador, y 16 días después la Negra volvió a cantar en Tucumán diciendo: «Así como decidí hace muchos años no cantar más en Chile mientras gobernara Pinochet, yo decidí en su momento no volver a cantar más aquí mientras gobernase Bussi». En 2008 Bussi fue condenado a cadena perpetua por sus crímenes contra la humanidad. En 1997 integró el grupo de 23 personalidades mundiales que formaron la Comisión de la Carta de la Tierra, en representación de América Latina y el Caribe. En esa calidad firmó la primera versión de la Carta de la Tierra.

 

 

El 28 de enero de 1997 Mercedes Sosa cerró el Festival de Cosquín incorporando a Charly García, uno de los emblemas del rock argentino. El hecho fue motivo de discusiones entre quienes sostienen una versión más acotada de la música folklórica y aquellos que la visualizan más relacionada con los diversos géneros que integran la música popular. Ambos artistas interpretaron «Rezo por vos», «Inconsciente colectivo», «De mí» y la versión roquera de García del «Himno Nacional Argentino» y recibieron una ovación, conformando una de las noches históricas del festival. Mercedes Sosa por su parte anunció en ese momento su decisión de no volver a Cosquín, agotada por las polémicas:

Cosquín se acabó para mí. Estoy cansada de las polémicas, y de esta relación amor-odio con Cosquín. Es verdad que la gente me quiere mucho, pero cada vez que venía tenía que estar rindiendo examen y ya estoy un poco cansada de eso.

 

Mercedes Sosa y Charly García mantuvieron una estrecha relación de amistad y grabaron ese mismo año de 1997 el álbum Alta fidelidad, enteramente dedicada a las canciones del roquero. En 1997 fue la voz protagónica del álbum Alta fidelidad, acompañada, entre otros, por el ya casi mítico actor Alfredo Alcón en la canción «Los sobrevivientes». Al finalizar la grabación Mercedes fue afectada por una depresión aguda la llevó al borde de la muerte durante varios meses.

 

Le llevó casi un año recuperarse. El disco de aquel regreso se tituló Al despertar y fue producido por el Chango Farías Gómez, uno de los músicos claves del boom del folklore argentino, ganando el Premio Gardel al Disco del Año.

 

En 1999 realizó un recital junto a Luciano Pavarotti en el estadio del Club Boca Juniors de Buenos Aires en el que cantaron a dúo dos temas: «Caruso» (de Lucio Dalla) y la canzonetta napolitana «Cuore ingrato».

 

En 2001 actuó en Israel por primera vez, volviendo a presentarse en 2008, siendo especialmente recordada por haber cantado en hebreo «Livkot lejá» (‘llorar por ti’), de Aviv Guefen, en memoria del asesinato de Itzhak Rabin.

 

Entre 2003 y 2005 tuvo internaciones, deshidrataciones y descompensaciones. En 2003, su hijo Fabián, quien colaboraba con el empresario Mauricio Macri en su campaña electoral para ser jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, gestionó una visita del candidato a la casa de su madre, con el fin de transmitirle el apoyo de aquel a la propuesta de la cantante de crear un Museo de Arte Popular Latinoamericano en la ciudad, iniciado con una gran donación suya de objetos artísticos de gran valor. La visita, sin embargo, fue manipulada políticamente y se informó falsamente que Mercedes Sosa había apoyado la candidatura de Mauricio Macri, un político con una ideología diametralmente opuesta a la que sustentara la cantante durante toda su vida. El diario La Nación presentó la visita con una foto de Macri tomando de la mano a Mercedes, bajo el subtítulo de «Elecciones en la Capital: las otras alianzas» e informando que «la cantante le expresó su apoyo en la carrera política». Mercedes Sosa se enojó mucho, retiró su ofrecimiento y desmintió su apoyo a Macri, informando públicamente que en las elecciones presidenciales había votado por Néstor Kirchner. Sin embargo, los medios de comunicación casi no informaron sobre su desmentida y persistió la creencia errónea de que Mercedes Sosa había apoyado a Macri. Ella misma aclaró con las siguientes palabras la enojosa situación:

Periodista: Usted aclaró hace poco que no le dio apoyo a Mauricio Macri para las elecciones porteñas. ¿Se arrepiente de haberlo recibido en este living en tiempos de campaña electoral?

 

Mercedes Sosa: Me arrepiento de que haya habido tantos periodistas presentes. Yo, ganara quien ganara, quería donar mis cosas para el proyecto del Museo de la Música Popular Latinoamericana. Era para la ciudad de Buenos Aires, no para Macri. Pero se distorsionó todo; nos han ofendido mucho a mí y a mi hijo Fabián. Ahora no pienso darle los objetos a nadie, gane Ibarra o gane Macri. Nunca he dado motivo para alguien hable mal ni para que se burlen y esto me duele. Quiero que sepa que si aparece un mecenas para el museo no va a ser un político.

 

En 2003 fue invitada por la pianista de música académica Martha Argerich a realizar juntas un recital en el teatro Colón. Mercedes Sosa lo consideró un honor no imaginado y manifestó que sus mayores sueños eran cantar con la italiana Mina o con Carlos Santana, pero que la invitación de una concertista del nivel de Argerich superaba todas sus expectativas: «Esto es como un sueño». El recital se realizó el 7 de septiembre de ese año e incluyó también a la Camerata Bariloche y el guitarrista Eduardo Falú. El recital cerró con Martha Argerich y Mercedes Sosa realizando juntas cinco canciones: Allá lejos y hace tiempo, Canción del árbol del olvido, Las cartas de Guadalupe, El alazán (de Atahualpa Yupanqui) y Alfonsina y el mar (también de Ariel Ramírez y Félix Luna).

 

En 2004, Mercedes Sosa le concedió al Frente Amplio de Uruguay su versión de la canción «Todo cambia», que esa fuerza utilizó en la campaña electoral que le dio el triunfo a Tabaré Vázquez.

 

El año 2005 fue su gran regreso con un disco despojado, Corazón libre, el álbum toma el título de una canción de Rafael Amor. Mercedes Sosa ya había cantado el tema dos veces: en 1989 junto al propio Rafa Amor y Alberto Cortez y en 2000, en la placa Amor, del poeta. La placa obtuvo un Premio Grammy Latino y el Premio Gardel en la Argentina.

 

En 2007 fue la principal figura del Festival de la Democracia, que festejó un nuevo aniversario del regreso de la democracia argentina (en diciembre de 1983) y la asunción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Mercedes cantó y compartió escenario junto a otros cantantes como Alejandro Lerner, Ricardo Montaner, Gustavo Santaolalla y Patricia Sosa, ante una multitud de gente agolpada en la Plaza de Mayo. Volvió a los escenarios y por sus problemas de salud comenzó a cantar sentada. El 30 de junio de 2008 cantó en Tucumán para los presidentes de los países miembros y asociados del Mercosur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Venezuela). Su último trabajo es Cantora, lanzado poco antes de su muerte, un álbum doble donde canta 34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos, y cierra con el himno nacional argentino. A mediados de 2009, Mercedes Sosa editó el que sería el último disco de su vida: Cantora II, el segundo volumen de duetos que realizó con 35 artistas nacionales e internacionales. En el disco, la tucumana hizo dúo con Gustavo Cerati en "Zona de promesas". Ese mismo año, la cantante moriría, y meses después, en mayo de 2010, Cerati entraría en un coma irreversible, que derivó en su fallecimiento.

 

De la nominación a tres Grammy Latino, de manera póstuma, ganó en la categoría mejor álbum folclórico por Cantora 1, el primer volumen de duetos en el que ella interpretó clásicos del folclore latinoamericano junto a otras figuras. Este mismo trabajo de la argentina ganó el segundo Grammy como mejor diseño de portada. La obra no ganó por álbum del año 2009.

 

Sobre el álbum, el cantante Gustavo Cerati expresó: "Me gustó que me convocara para cantar una canción juntos. Fue increíble que me dijera que estaba ella muy nerviosa de verme a mí, o que tuviera palabras de admiración por mi voz siendo ella LA voz. Una persona humilde y grande"

 


Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mercedes_Sosa

 

 

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