Mercedes Sosa
Haydée Mercedes Sosa
nació el 9 de julio el Día de la Independencia de la Argentina y que el texto
que declaró independiente al país se firmó también en Tucumán. Descendiente de
calchaquíes, franceses y españoles, su padre era un obrero de la industria
azucarera que trabajaba en el ingenio Guzmán, mientras que su madre trabajaba
de lavandera para familias más acomodadas.
Originariamente sus
padres habían acordado nombrarla Marta Mercedes, pero en el registro civil, su
padre lo cambió por Haydeé Mercedes. Pese a ello, su madre, su familia y sus
seres cercanos nunca utilizaron el nombre legal y siguieron llamándola Marta.
“Mi mamá dice que mi papá se olvidó mi nombre adrede cuando me
fue a inscribir al Registro Civil. Y me puso Haydeé Mercedes en vez de Marta
Mercedes. Mi mamá quería que de primer nombre yo me llamara Marta. Así sin
hache: Marta. Claro, como es lógico, en mi casa mandaba mi papá, pero claro,
como es lógico, siempre se terminaba haciendo lo que quería mi mamá. Y entonces
todos desde que me recuerdo me vienen llamando Marta. Soy la Marta, y me gusta
mucho más ser la Marta que Mercedes Sosa. Esto nadie lo cree, pero es así... Al
final, puertas adentro las cosas son como las madres quieren, y puertas afuera
son como la gente manda. En mi casa definitivamente soy la Marta. Para la gente
definitivamente soy la Negra.”
Mercedes
Sosa.
Ella misma contaba cómo
empezó a cantar un día de octubre de 1950:
“Yo andaba por mis 15 años. Mi papá y mi mamá, que eran muy
peronistas, aprovecharon un tren gratis a Buenos Aires para celebrar el 17 de octubre
[Día de la Lealtad Peronista]. Yo quedé cuidada por mis hermanos, más suelta…
En la escuela faltó la profesora de canto y la directora me dijo que íbamos a
cantar el Himno nacional y que yo tenía que ponerme adelante y cantar bien
fuerte, para que todos me siguieran. Sentí vergüenza, pero canté: ahí debuté.
Ese día también faltó la profesora de labores y con mis compañeras fuimos a
LV12, donde había un concurso. Mis compañeras me empujaron para que cantara.
Por temor a que se enterara mi papá me llamé Gladys Osorio. Canté Triste estoy,
de Margarita Palacios. Cuando terminé, el dueño de la radio me dijo: «El
concurso concluyó y lo ganaste vos». Y seguí cantando en la radio. Hasta que un
día mi papá me descubre y me llama y me dice palabras que escucho ahora: «¿Le
parece bonito eso de andar metiéndose en la radio? ¿Eso es lo que hace una
señorita criada para ser decente? Gladys Osorio, venga, acérquese… ¿Tengo que
felicitarla? Míreme a los ojos ¡Que me mire a los ojos le digo!».
Mercedes
Sosa.
A partir de entonces se
dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba
en público.
En esa primera época,
Mercedes tenía como referentes musicales a Margarita Palacios y a Antonio Tormo
(el cantante que masificó la música folclórica en la Argentina a principios los
años cincuenta). Sus actuaciones se repartían entre actos partidarios del
peronismo, el circo de los Hermanos Medina, y la radio, donde cantaba boleros
en el conjunto de los Hermanos Herrera, dirigido por Tito Cava.
En 1957 se radicó en
Mendoza a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus, con quien tuvo un
hijo, Fabián Matus. Matus y Mercedes
establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando
Tejada Gómez
que resultaría
de gran trascendencia artística y cultural. Mendoza resultaría uno de los tres
lugares entrañables de Mercedes Sosa, junto a Tucumán y Buenos Aires. Allí
nació su hijo y se formó artísticamente. En su última voluntad pidió que sus
cenizas se esparcieran en esos tres lugares. En Mendoza, el lugar elegido
fueron los canales de riego de Guaymallén, el mismo lugar donde se arrojaron
las cenizas del poeta Armando Tejada Gómez, quien ocupó un lugar decisivo en el
arte de Mercedes. Junto a esos tres
lugares, Mercedes Sosa también destacaba su afecto especial por
Montevideo, donde fue tratada por primera vez como una gran cantante, en una
serie de actuaciones que realizó en Radio El Espectador y en Canal 12
En Tucumán están mis raíces, en Mendoza está mi felicidad, en
Montevideo está mi primer reconocimiento como artista.
Mercedes
Sosa.
Mercedes Sosa comenzó a
cantar en una época, en la que el tango de Buenos Aires, que era la música
popular por excelencia, estaba siendo alcanzado en popularidad por la música de
raíz folklórica, característica de las provincias, en un fenómeno que es
conocido como el boom del folklore, producido de la mano de la
industrialización del país y la migración de millones de personas del campo a
las ciudades y de las provincias hacia Buenos Aires. Este proceso conllevaba
transformaciones étnicas y culturales en la población que diferían de las que
produjera la inmigración mayoritariamente europea que se produjo entre 1850 y
1930.
En 1959, Mercedes Sosa
lanzó su primer álbum, La voz de la zafra (la zafra es la cosecha de caña de
azúcar, principal producción de Tucumán), grabado el año anterior y producido
por RCA. El álbum fue grabado debido a la insistencia de Ben Molar, un músico
polifacético vinculado a la música popular de Buenos Aires, quien reconoció el
talento de la cantante tucumana y convenció a los directivos del sello RCA para
realizar el disco, que sin embargo careció de difusión.
Oscar Matus, Armando
Tejada Gómez y Mercedes Sosa formaron un decisivo trío artístico, que llevó a
crear el Movimiento del Nuevo Cancionero en 1963, en el marco del llamado boom
del folclore.
El 11 de febrero de
1963, desde el Círculo de Periodistas de Mendoza, lanzó el Movimiento del Nuevo
Cancionero, junto a su esposo (Oscar Matus), Armando Tejada Gómez, Tito Francia
y otros artistas, que se manifestaría internacionalmente como el Movimiento de
la Nueva Canción. Mercedes Sosa se mantendría fiel a lo largo de toda su
carrera a los principios artísticos expuestos en el manifiesto fundacional del
movimiento:
El Nuevo Cancionero se
propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos,
la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones
regionales del país.
El Nuevo Cancionero
acoge en sus principios a todos los artistas identificados con sus anhelos de
valorar, profundizar, crear y desarrollar el arte popular y en ese sentido
buscará la comunicación, el diálogo y el intercambio con todos los artistas y
movimientos similares del resto de América.
El Nuevo Cancionero
luchará por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto
nacional, en un valor cultural inalienable. Afirma que el arte, como la vida,
debe estar en permanente transformación y por eso, busca integrar el cancionero
popular al desarrollo creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino,
expresando sus sueños, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas.
Fragmentos
del Manifiesto Fundacional del Nuevo Cancionero. Mendoza, 11 de febrero de
1963.
Mercedes Sosa guiará
toda su vida artística por los principios del Nuevo Cancionero, venciendo a menudo
arraigados prejuicios artísticos, culturales e ideológicos. De allí proviene la
selección rigurosa de sus canciones para que tuvieran un fundamento y un fuerte
vínculo con lo popular, la apertura constante a jóvenes autores y formas
musicales, el intenso diálogo con el rock nacional, el tango y el pop, así como
la dimensión latinoamericana de su arte.
La
revelación en Cosquín 1965
En 1965 su esposo la
abandonó, dejándola sola con su hijo en una situación económica y emocional muy
comprometida, que la afectaría de por vida.
Yo no dejé ese matrimonio. Él me dejó. Me abandonó con Fabián,
con mi chiquito [...] Una chica tucumana se casa para toda la vida. Eso me
destruyó.
Mercedes
Sosa.
Mercedes Sosa se
trasladó a Buenos Aires, una ciudad a la que amó y que terminaría considerando
suya («para mí, aquí es Buenos Aires»). Allí grabó el segundo disco
Canciones con fundamento, que al igual que su primer álbum, pasó inadvertido, pero
que en el futuro se volvería el disco exponente del Nuevo
Cancionero. Ese mismo año
(1965), poco antes de cumplir 30 años, Mercedes Sosa alcanzó la consagración
popular de manera impensada. Se desarrollaba la quinta edición del Festival
Folklórico de Cosquín, que se había convertido en el centro del boom del
folklore en Argentina, cuando el músico Jorge Cafrune, por iniciativa propia y
en contra de los deseos de los organizadores, hizo subir al escenario a
Mercedes Sosa, de entre el público donde se encontraba, presentándola con las
siguientes palabras:
Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a
hacer ahora, y me voy a recibir un tirón de orejas por la Comisión, pero que le
vamos a hacer ―siempre he sido así, galopeador contra el viento―. Les voy a
ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y
que como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una
tucumana: Mercedes Sosa.
Jorge
Cafrune, Cosquín, enero de 1965.
Mercedes subió al
escenario y cantó Canción del derrumbe indio de Fernando Figueredo Iramain, acompañada
solo por su bombo. Contrastando con
la discriminación
política,
social y étnica
a la que fue sometida por las autoridades, el público estalló en aplausos y vivas aún antes de que
finalizara la canción,
convirtiéndola
en la sorpresa del festival:
Yo estaba
en el ’65, cuando subió Mercedes Sosa a este escenario, invitada por Jorge
Cafrune. Me acuerdo que Mahárbiz decía: «¿Quién es esa mina con esa pinta de
sirvienta? ¿Qué hace acá?» Y Mercedes se abrió paso, y encima con “Canción del
derrumbe indio”, que ―con ingenuidad o no― es un canto sobre la conquista
española.
Marcelo
Simón
Mercedes Sosa junto a
Félix Luna (de pie) y Ariel Ramírez (al piano), con quienes realizó álbumes
destacados como la Misa Criolla (1965), Mujeres argentinas (1969), y Cantata
sudamericana (1972).
Yo siempre
tuve problemas con la comisión, no sé por qué... En ese tiempo porque era
comunista, sigo siéndolo, pero por entonces era mala palabra. Canté con una
cajita, nomás. Tuve un éxito muy grande, y ahí ya me contrató la Philips para
grabar. Fue una actuación muy importante en mi carrera. Es más, fue la
definitiva.
Mercedes
Sosa.
Luego de cumplirse el
aniversario número 54 de su participación en Cosquín, el 31 de enero de 2019
Google homenajeó a Mercedes Sosa con un doodle con su figura.
El éxito de Cosquín le
significó de inmediato un ofrecimiento del sello PolyGram para grabar un álbum
―su tercero― que salió en 1966 con el título de Yo no canto por cantar, con el
que alcanzó una fama que nunca la abandonaría. El disco tiene en su portada un
retrato de Carlos Alonso ―pintor mendocino adherente al Nuevo Cancionero― Por
esa época lanzó con su voz la obra de los compositores tucumanos Pato
Gentilini, el Chivo Valladares y Pepe Núñez, inmortalizando canciones como
«Tristeza» de los Hermanos Núñez.
En 1967 hizo una exitosa
gira por los Estados Unidos y Europa. En 1968 lanza Con sabor a Mercedes Sosa.
En 1970 incluyó en su
disco El grito de la tierra el tema «Canción con todos» de Armando Tejada Gómez
y César Isella, que ha sido considerado el himno no oficial de América Latina.
En el mismo álbum se incluyen otras dos canciones de gran importancia en su
repertorio como «Duerme negrito» (recopilación de Atahualpa Yupanqui) y «La
pomeña» (de Gustavo Leguizamón y Manuel J. Castilla). Sobre el cambio de década
publicó tres discos conceptuales en colaboración con el compositor Ariel
Ramírez y el letrista Félix Luna: Mujeres argentinas (1969), Navidad con
Mercedes Sosa (1970) y Cantata sudamericana (1971), incluyendo en el primero la
zamba «Alfonsina y el mar» y «Juana Azurduy».
Gracias
a la vida
https://www.youtube.com/watch?v=cIrGQD84F1g
En la primavera de 1969
realizó su primera presentación en Chile. Simultáneamente grabó un disco simple
dedicado a dos autores chilenos: en el lado A, «Gracias a la vida» (de Violeta
Parra) y en el lado B, «Te recuerdo Amanda» (de Víctor Jara).
En 1971, en coincidencia
con el gobierno de Salvador Allende en Chile, grabó uno de sus álbumes más
destacados, Homenaje a Violeta Parra, en tributo a la cantautora chilena, donde
vuelve a incluir «Gracias a la vida» y otros temas como «Volver a los 17» y «La
carta» ―con Quilapayún―, alcanzando un notable éxito en toda América Latina. Se
trata de uno de sus mejores discos y de una interpretación consagratoria tanto
para el canto de Mercedes Sosa, como para las canciones de Violeta Parra. El
álbum se inicia con un recitado de fragmentos del poema «Defensa de Violeta
Parra», que su hermano Nicanor Parra escribiera dos años antes de que Violeta
muriera. Sorprendentemente, Mercedes moriría un 4 de octubre, día de nacimiento
de Violeta. Isabel Parra, hija de Violeta y notable cantautora ella misma, ha
dicho que siempre le «pareció natural que Mercedes cantara a Violeta porque
Violeta hubiera hecho lo mismo con Mercedes. Se hubieran querido y se hubieran
entendido y se hubieran digamos regocijado una a otra de lo que significa
meterse en el arte popular y en el canto comprometido, en el canto revolucionario».
En 1972 lanzó Hasta la
victoria, con temas como «Balderrama» y «La arenosa» (de Leguizamón y Castilla)
y «Los hermanos» (de Yupanqui).
En enero de 1973 realizó
su primera actuación en España, durante la dictadura franquista, en un recital
realizado en el Palacio de los Deportes de Barcelona, del que el gobierno
prohibió que se realizara publicidad. Pese a ello el lugar se colmó y la gente
coreó sus canciones, hasta el punto de conmoverla y hacerla llorar de emoción. Ese
año (1973) publicó el álbum A que florezca mi
pueblo donde incluyó
«Chacarera de un triste» (“¿Para qué quiero vivir con el
corazón deshecho...?”, de los Hermanos Simón, «Cuando estoy triste» (“Cuando
estoy triste lijo mi cajita de música...”, un poema de José Pedroni
musicalizado por Damián Sánchez) y «Se equivocó la paloma» (un poema de Rafael
Alberti musicalizado por Carlos Guastavino en 1941). El 11 de septiembre de
1973 se produjo el golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile y Mercedes Sosa
juró no volver a cantar en ese país mientras la dictadura permaneciera en el
poder. Ese año grabó el álbum Traigo un pueblo en mi voz, con temas como
«Cuando tenga la tierra» (de Daniel Toro y Ariel Petrocelli), «Triunfo agrario»
(de César Isella y Armando Tejada Gómez), «Si un hijo quieren de mí» (de Ariel
Ramírez y Juan L. Ortiz), y dos poemas musicalizados del poeta peruano César
Vallejo.
En 1974 la cantante de
protesta estadounidense Joan Báez visitó la Argentina y en su recital cantó ―a
dúo con Mercedes Sosa― Gracias a la vida. Ese año Báez había publicado un álbum
en español titulado precisamente Gracias a la vida, canción que conoció por la
versión de Mercedes, de 1971, y que popularizó entre el público de habla inglesa.
Persecución
política
En su juventud fue
simpatizante de Juan Domingo Perón y apoyó las causas de izquierda política a
lo largo de su vida, afiliándose al Partido Comunista en los años sesenta. Tras
el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 fue incluida en las listas negras del
régimen militar y sus discos fueron prohibidos. En 1976, recién instalada la
dictadura, lanzó Mercedes Sosa, la mamancy, donde incluyó el «Poema n.º 15» de
Pablo Neruda (“Me gusta cuando callas porque estás como ausente...”, de su
famoso libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada) musicalizado por
Víctor Jara. También incluyó Drume negrita del cubano Eliseo Grenet.
Desde 1976 realizó giras
por Europa y el norte de África con el joven guitarrista de Chabuca Granda, el
argentino-peruano Lucho González (1946-). Terminaron la gira en Brasil, donde
grabaron otra versión de «Volver a los diecisiete» con Milton Nascimento.
Mercedes Sosa trató de
permanecer en la Argentina pese a las prohibiciones y las amenazas, hasta que
en 1978, en un recital en La Plata, fue cacheada y detenida en el propio
escenario y el público asistente arrestado.
El hecho fue relatado
por una admiradora llamada como ella Mercedes, que asistió al recital y dejó el
siguiente mensaje en la página oficial de Mercedes Sosa poco después de su
muerte:
La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en
La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado
canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que
no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas,
haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el
patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina
donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia.
A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y
salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea
en paz. Sabremos entender.
Mercedes.
Se exilió en 1979:
primero en París y luego en Madrid. Durante la dictadura militar y mientras se
encontraba censurada lanzó varios álbumes, destacándose Mercedes Sosa
interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977), uno de sus álbumes más logrados, y
Serenata para la tierra de uno (1979), tomando como mensaje la canción del
mismo título de María Elena Walsh: «Porque me duele si me quedo, pero me muero
si me voy».
En 1981 grabó en Francia
el álbum A quién doy, con la dirección musical y artística de José Luis
Castiñeira de Dios, quien aportó un sonido renovado y un enfoque
latinoamericano del repertorio que influiría decisivamente en el canto de
Mercedes Sosa desde entonces. El título está tomado de la canción de Julio
Lacarra con que se inicia el álbum, referido al exilio (“A quien doy las
cuerdas de mi guitarra, para que no suenen tristes a la hora de mi adiós”). El
álbum incluyó otras canciones llenas de tristeza por el exilio, que
permanecerían en su repertorio habitual, como «La flor azul», «Cuando me acuerdo de mi país», y el clásico
tango «Los mareados». A quien doy fue lanzado en Argentina con un repertorio
diferente del original publicado en Francia, ya que la censura no admitió que
se difundieran «Sueño con serpientes» (del cubano Silvio Rodríguez), «Fuego en
Anymaná» (de César Isella y Armando Tejada Gómez), ni «Gente humilde» (de
Garoto, Vinicius de Moraes y Chico Buarque).
Atahualpa
Yupanqui en 1979
El exilio fue muy
doloroso para Mercedes Sosa. Su segundo esposo, Pocho Mazitelli, había muerto
el año anterior, en 1978 y ella ha contado que en ese momento llegó a pensar en
suicidarse.
Regreso
del exilio
Volvió a la Argentina en
febrero de 1982, poco antes de que la dictadura militar se viera obligada a
iniciar el traspaso del poder a un gobierno civil, tras la Guerra de Malvinas.
En esa ocasión realizó una serie de recitales históricos a sala repleta en el
Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural contra la
dictadura, a la vez que un hecho renovador de la música popular argentina, al
incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales, como
el folclore, el tango y el rock nacional.
Lo grande fue que estaba toda la gente, más que amándome a mí,
amándose a ellos.
Mercedes
Sosa.
Tras su regreso a
Argentina en 1982, con la serie de famosos recitales, debió volver al exilio
cuando se enteró que uno de los genocidas, el almirante Carlos Alberto Lacoste
preguntó: «¿Quién dio permiso a Mercedes Sosa para estar en mi país?».
En 1983 participó junto
a otros destacados músicos latinoamericanos en el histórico Concierto por la
Paz en Centroamérica en solidaridad con el gobierno sandinista de Nicaragua,
amenazado en ese momento por las acciones de los Contras sostenidos desde
Estados Unidos.
En ese mismo año 83,
graba el álbum Como un pájaro libre (título tomado de la canción del mismo
nombre de Adela Gleijer y Diana Reches)
Recién pudo radicarse en
Argentina luego de recuperada la democracia el 10 de diciembre de 1983. Se
mostró comprometida con las luchas por los derechos humanos y la preservación
del régimen democrático. En los años siguientes se mostraría cercana a los
presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989), Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina
Fernández de Kirchner (2007-2011), y mantendría distancia con el presidente
Carlos Menem (1989-1999).
En 1984 lanzó el álbum
¿Será posible el Sur?, donde incluye canciones de gran impacto político,
cultural y artístico. En 1985 dio a conocer dos álbumes. El primero fue Yo
vengo a ofrecer mi corazón, tomando el título de la canción del roquero Fito
Páez. El otro álbum fue Corazón americano, registro del recital que realizó
junto a Milton Nascimento y León Gieco, en el que también participa como
invitado Gustavo Santaolalla y Antonio Tarragó Ros.
Como productora,
organizó en 1988 uno de los espectáculos más importantes presentados en la Argentina:
Sin Fronteras, que reunió en el estadio Luna Park de Buenos Aires a las
argentinas Teresa Parodi y Silvina Garré, la colombiana Leonor González Mina,
la venezolana Lilia Vera, la brasileña Beth Carvalho y la mexicana Amparo
Ochoa, además de la propia Mercedes. Ese mismo año Mercedes Sosa y Joan Báez se
propusieron realizar juntas una presentación en Santiago de Chile ―ambas fueron
determinantes en la difusión mundial del arte de Violeta Parra― con el fin de
apoyar a las fuerzas democráticas chilenas en la campaña del "NO", en
víspera del plebiscito convocado por Augusto Pinochet que determinaría si el
dictador seguiría gobernando hasta 1997. Frente a eso, políticos del régimen
dictaron una orden de prohibir su ingreso a Chile. La
campaña
del "SI" (campaña pro-Pinochet) perdió el referéndum y debió convocar a elecciones
presidenciales un año
después,
para entregar el gobierno en marzo de 1990. Ya restablecida la democracia,
Mercedes Sosa cantaría por primera vez en Chile en 1992, volviendo varias veces
desde entonces.
Consagración
mundial
En los años 1990
Mercedes Sosa se consagró como una de las mejores cantantes del mundo y comenzó
a ser llamada La Voz de América. Continuó dando recitales exitosos dentro y
fuera de Argentina, actuando en estadios y en los escenarios más grandes y
prestigiosos como el Lincoln Center, el Carnegie Hall donde recibió una ovación
de 15 minutos, el Mogador de París y el Concertgebouw de Ámsterdam, el Teatro
Colón de Buenos Aires, en el Coliseo de Roma, etc. En 1991 publicó su álbum
número 30, De mí, título tomado de la canción de Charly García y que incluye
también «Una canción posible», «Oh, qué será», «El tiempo es veloz» y «Oh,
melancolía». En 1992, ya caído Pinochet, volvió a presentarse en Chile. Realizó
tres actuaciones en Viña del Mar y en Santiago de Chile. En la Quinta Vergara
de Viña del Mar, inició su actuación con «Todavía cantamos» de Víctor Heredia y
conmovió al público repitiendo varias veces «¡Ya cayó, ya cayó!» mientras este
coreaba el estribillo de «Todo cambia». Luego actuó en Santiago, en el
entonces llamado Estadio Chile ―en 2004 renombrado Estadio Víctor Jara―, donde
homenajeó a Víctor Jara, torturado y asesinado en ese lugar. Al año siguiente
volvió para intervenir en el Festival Internacional de la Canción de Viña del
Mar. En esta ocasión fue designada por los organizadores del Festival para
integrar también el jurado, pero algunos músicos chilenos se opusieron
terminantemente a que «una extranjera» pudiera juzgar a los artistas chilenos y
Mercedes Sosa debió renunciar. En
aquel momento el alcalde de Viña del Mar calificó el hecho como un «espectáculo
lamentable» para el mundo. En
diciembre de 1994 representó a las voces de América, en el Segundo
Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi de la Ciudad del Vaticano, una
iniciativa por la paz del papa Juan Pablo II que se inició en 1993 y que se
volvió una importante convocatoria cultural global desde entonces. Allí cantó
«Mi madre María» (de Víctor Heredia) y «Navidad 2000» (de Antonio Nella Castro
e Hilda Herrera). En 1995 decidió que no cantaría más en su tierra natal ―la
provincia de Tucumán― debido a la elección del represor Antonio Domingo Bussi
como gobernador de la provincia y mientras se mantuviera en el poder. El 10 de
diciembre de 1999 Bussi dejó de ser gobernador, y 16 días después la Negra volvió a cantar en Tucumán diciendo: «Así como decidí hace muchos años no cantar más en Chile mientras
gobernara Pinochet, yo decidí en su momento no volver a cantar más aquí
mientras gobernase Bussi». En
2008 Bussi fue condenado a cadena perpetua por sus crímenes contra la
humanidad. En 1997 integró el grupo de 23 personalidades mundiales
que formaron la Comisión
de la Carta de la Tierra, en representación de América Latina y el Caribe. En
esa calidad firmó
la primera versión
de la Carta de la Tierra.
El 28 de enero de 1997
Mercedes Sosa cerró el Festival de Cosquín incorporando a Charly García, uno de
los emblemas del rock argentino. El hecho fue motivo de discusiones entre
quienes sostienen una versión más acotada de la música folklórica y aquellos
que la visualizan más relacionada con los diversos géneros que integran la
música popular. Ambos artistas interpretaron «Rezo por vos», «Inconsciente
colectivo», «De mí» y la versión roquera de García del «Himno Nacional
Argentino» y recibieron una ovación, conformando una de las noches históricas
del festival. Mercedes Sosa por su parte anunció en ese momento su decisión de
no volver a Cosquín, agotada por las polémicas:
Cosquín se acabó para mí. Estoy cansada de las polémicas, y de
esta relación amor-odio con Cosquín. Es verdad que la gente me quiere mucho,
pero cada vez que venía tenía que estar rindiendo examen y ya estoy un poco
cansada de eso.
Mercedes Sosa y Charly
García mantuvieron una estrecha relación de amistad y grabaron ese mismo año de
1997 el álbum Alta fidelidad, enteramente dedicada a las canciones del roquero.
En 1997 fue la voz protagónica del álbum Alta fidelidad, acompañada, entre
otros, por el ya casi mítico actor Alfredo Alcón en la canción «Los
sobrevivientes». Al finalizar la grabación Mercedes fue afectada por una
depresión aguda la llevó al borde de la muerte durante varios meses.
Le llevó casi un año
recuperarse. El disco de aquel regreso se tituló Al despertar y fue producido
por el Chango Farías Gómez, uno de los músicos claves del boom del folklore
argentino, ganando el Premio Gardel al Disco del Año.
En 1999 realizó un recital
junto a Luciano Pavarotti en el estadio del Club Boca Juniors de Buenos Aires
en el que cantaron a dúo dos temas: «Caruso» (de Lucio Dalla) y la canzonetta
napolitana «Cuore ingrato».
En 2001 actuó en Israel
por primera vez, volviendo a presentarse en 2008, siendo especialmente
recordada por haber cantado en hebreo «Livkot lejá» (‘llorar por ti’), de Aviv
Guefen, en memoria del asesinato de Itzhak Rabin.
Entre 2003 y 2005 tuvo
internaciones, deshidrataciones y descompensaciones. En 2003, su hijo Fabián,
quien colaboraba con el empresario Mauricio Macri en su campaña electoral para
ser jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, gestionó una visita del
candidato a la casa de su madre, con el fin de transmitirle el apoyo de aquel a
la propuesta de la cantante de crear un Museo de Arte Popular Latinoamericano
en la ciudad, iniciado con una gran donación suya de objetos artísticos de gran
valor. La visita, sin embargo, fue manipulada políticamente y se informó
falsamente que Mercedes Sosa había apoyado la candidatura de Mauricio Macri, un
político con una ideología diametralmente opuesta a la que sustentara la
cantante durante toda su vida. El diario La Nación presentó la visita con una
foto de Macri tomando de la mano a Mercedes, bajo el subtítulo de «Elecciones
en la Capital: las otras alianzas» e informando que «la cantante le expresó su apoyo
en la carrera política». Mercedes
Sosa se enojó
mucho, retiró
su ofrecimiento y desmintió su apoyo a Macri, informando públicamente que en las
elecciones presidenciales había votado por Néstor Kirchner. Sin embargo, los
medios de comunicación casi no informaron sobre su desmentida y persistió la creencia
errónea de que Mercedes Sosa había apoyado a Macri. Ella misma aclaró con las
siguientes palabras la enojosa situación:
Periodista: Usted
aclaró hace poco que no le dio apoyo a Mauricio Macri para las elecciones
porteñas. ¿Se arrepiente de haberlo recibido en este living en tiempos de
campaña electoral?
Mercedes
Sosa: Me arrepiento de que haya habido tantos periodistas
presentes. Yo, ganara quien ganara, quería donar mis cosas para el proyecto del
Museo de la Música Popular Latinoamericana. Era para la ciudad de Buenos Aires,
no para Macri. Pero se distorsionó todo; nos han ofendido mucho a mí y a mi
hijo Fabián. Ahora no pienso darle los objetos a nadie, gane Ibarra o gane
Macri. Nunca he dado motivo para alguien hable mal ni para que se burlen y esto
me duele. Quiero que sepa que si aparece un mecenas para el museo no va a ser
un político.
En 2003 fue invitada por
la pianista de música académica Martha Argerich a realizar juntas un recital en
el teatro Colón. Mercedes Sosa lo consideró un honor no imaginado y manifestó
que sus mayores sueños eran cantar con la italiana Mina o con Carlos Santana,
pero que la invitación de una concertista del nivel de Argerich superaba todas
sus expectativas: «Esto es como un sueño». El
recital se realizó
el 7 de septiembre de ese año e incluyó también a la Camerata
Bariloche y el guitarrista Eduardo Falú. El recital cerró con Martha Argerich y
Mercedes Sosa realizando juntas cinco canciones: Allá lejos y hace tiempo,
Canción del árbol del olvido, Las cartas de Guadalupe, El alazán (de Atahualpa
Yupanqui) y Alfonsina y el mar (también de Ariel Ramírez y Félix Luna).
En 2004, Mercedes Sosa
le concedió al Frente Amplio de Uruguay su versión de la canción «Todo cambia»,
que esa fuerza utilizó en la campaña electoral que le dio el triunfo a Tabaré
Vázquez.
El año 2005 fue su gran
regreso con un disco despojado, Corazón libre, el álbum toma el título de una
canción de Rafael Amor. Mercedes Sosa ya había cantado el tema dos veces: en
1989 junto al propio Rafa Amor y Alberto Cortez y en 2000, en la placa Amor,
del poeta. La placa obtuvo un Premio Grammy Latino y el Premio Gardel en la
Argentina.
En 2007 fue la principal
figura del Festival de la Democracia, que festejó un nuevo aniversario del
regreso de la democracia argentina (en diciembre de 1983) y la asunción de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Mercedes cantó y compartió escenario
junto a otros cantantes como Alejandro Lerner, Ricardo Montaner, Gustavo
Santaolalla y Patricia Sosa, ante una multitud de gente agolpada en la Plaza de
Mayo. Volvió a los escenarios y por sus problemas de salud comenzó a cantar
sentada. El 30 de junio de 2008 cantó en Tucumán para los presidentes de los
países miembros y asociados del Mercosur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Paraguay, Uruguay y Venezuela). Su
último trabajo es
Cantora, lanzado poco antes de su muerte, un álbum doble donde canta
34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos, y cierra con el
himno nacional argentino. A mediados de 2009, Mercedes Sosa editó el que sería
el último disco de su vida: Cantora II, el segundo volumen de duetos que
realizó con 35 artistas nacionales e internacionales. En el disco, la tucumana
hizo dúo con Gustavo Cerati en "Zona de promesas". Ese mismo año, la
cantante moriría, y meses después, en mayo de 2010, Cerati entraría en un coma
irreversible, que derivó en su fallecimiento.
De la nominación a tres
Grammy Latino, de manera póstuma, ganó en la categoría mejor álbum folclórico
por Cantora 1, el primer volumen de duetos en el que ella interpretó clásicos
del folclore latinoamericano junto a otras figuras. Este mismo trabajo de la
argentina ganó el segundo Grammy como mejor diseño de portada. La obra no ganó
por álbum del año 2009.
Sobre el álbum, el
cantante Gustavo Cerati expresó: "Me gustó que me convocara para cantar una canción
juntos. Fue increíble que me dijera que estaba ella muy nerviosa de verme a mí,
o que tuviera palabras de admiración por mi voz siendo ella LA voz. Una persona
humilde y grande"
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mercedes_Sosa
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