Rembrandt
fue el noveno hijo del matrimonio formado por Harmen Gerritszoon van Rijn y Cornelia (llamada Neeltgen) Willemsdochter van Zuytbroeck. De familia acomodada —su padre era molinero y su madre la hija de un panadero, profesiones entonces muy lucrativas—, Rembrandt recibió su educación básica en latín, y asistió a la Universidad de Leiden. Según sus coetáneos, el joven ya manifestaba una marcada afición a la pintura, que le llevó a convertirse en aprendiz de un pintor de historia de Leiden llamado Jacob Isaacsz. van Swanenburg, con quien estudiaría durante tres años, de 1621 a 1623.
Tras un breve pero
intenso aprendizaje de seis meses con el célebre Pieter Lastman, en Ámsterdam,
Rembrandt inauguró su propio estudio en Leiden en 1624 o 1625 —las fechas
difieren según cada fuente—, que compartiría con su amigo y colega Jan Lievens.
En 1627, empezó a impartir clases de pintura, y entre sus numerosos alumnos
destacó Gerrit Dou.
En 1629 fue descubierto
por el estadista Constantijn Huygens —padre del célebre matemático y físico
Christiaan Huygens—, quien le facilitaría importantes encargos de la corte de
La Haya. Como resultado de esta relación, el príncipe Frederik Hendrik fue
adquiriendo obras de Rembrandt hasta 1646.
A finales de 1631,
Rembrandt se mudó a Ámsterdam, la capital económica del país, que crecía
vertiginosamente gracias al comercio. Empezó a trabajar como retratista
profesional de creciente éxito. Alojado en casa de un marchante de arte llamado
Hendrik van Uylenburg, en 1634 contrajo matrimonio con su prima Saskia.
Saskia era una joven de buena familia: su padre había sido abogado y
burgomaestre de Leeuwarden. Cuando Saskia quedó huérfana, siendo la hermana
menor, tuvo que irse a vivir con su hermana en Het Bildt. El matrimonio,
celebrado en la iglesia local de Sint Annaparochie, no contó con la asistencia
de los parientes de Rembrandt. Ese año se convirtió en un miembro más de la
burguesía de Ámsterdam, así como de la sociedad local de pintores. Entre sus
nuevos alumnos figuraban Ferdinand Bol y Govert Flinck.
En 1635 el joven
matrimonio se mudó a su nueva casa, situada en el elegante barrio de Nieuwe
Doelenstraat. En 1639 se volvieron a mudar a la Jodenbreestraat, en el
floreciente barrio judío, aún más caro.
En realidad, Rembrandt podía
haber pagado sobradamente el piso, pero al parecer su nivel de gastos siempre
se mantuvo equilibrado con su nivel de ingresos, y también pudo haber realizado
algunas inversiones poco afortunadas.
De cualquier modo, la presencia judía en el barrio le dio la oportunidad de
encontrar rostros y figuras muy apropiadas para las escenas del Antiguo
Testamento que entonces empezó a pintar. Pese a la inicial bonanza económica, con el paso del
tiempo la pareja atravesó
numerosos reveses: así,
su hijo Rombertus murió
a los dos meses de su nacimiento, en 1635, y su hija Cornelia murió a las tres
semanas de edad, en 1638. En 1640 el matrimonio tuvo una segunda hija, a la que
también llamaron Cornelia, y que falleció al mes. Solo su cuarto hijo, Titus
van Rijn (nacido en 1641) llegó a alcanzar la madurez. Saskia falleció en 1642,
al poco del parto de Titus, probablemente por tuberculosis. Los dibujos de
Rembrandt del lecho de muerte de su esposa son imágenes profundamente
conmovedoras. De cualquier modo, durante la enfermedad
de Saskia contrataron a Geertje Dircx como niñera de Titus, y probablemente
pasó a ser también la amante de Rembrandt. Más tarde, acusaría a Rembrandt de
perjurio y obtendría una indemnización de 200 florines al año. Enterado de que
Geertje había
empeñado varias joyas que
Rembrandt le había regalado a Saskia, el pintor hizo lo posible para mantenerla
durante 12 años en un hospicio para pobres en Gouda.
A finales de 1640
Rembrandt comenzó una relación con la mucho más joven Hendrickje
Stoffelsdochter Jaegher, a quien había contratado como asistenta doméstica. El
nacimiento en 1654 de su hija Cornelia motivó el envío de una carta acusatoria
de parte de su iglesia reformada, en la que se le incriminaba «haber cometido
los actos de una prostituta con Rembrandt el pintor». Habiéndolo admitido, fue
excomulgada. Rembrandt, en cambio, no tuvo que enfrentar ningún cargo, puesto
que no era miembro de dicha iglesia. Aunque el matrimonio era válido a efectos legales,
Rembrandt no se casó
con Henrickje para no hacer peligrar la herencia de Titus, hijo de su anterior
matrimonio.
Rembrandt siempre vivió
por encima de sus posibilidades, invirtiendo en arte —a veces pujando por sus
propias pinturas—, grabados —que solía utilizar en sus pinturas— y todo tipo de
curiosidades. En 1656 ya se tomaron ciertas medidas en los juzgados para impedir
su declaración de bancarrota, y el artista tuvo que vender la mayoría de sus
pinturas y buena parte de su colección de antigüedades.
La lista de objetos
subastados se ha conservado, y da una idea de las posesiones materiales del
pintor: dibujos y pinturas de los viejos maestros flamencos, bustos de
emperadores romanos, fragmentos de armaduras japonesas, curiosidades traídas de
Extremo Oriente, y colecciones de rarezas naturales y minerales. Los beneficios
de estas ventas, realizadas entre 1657 y 1658, resultaron decepcionantes, de
modo que en 1660 no tuvo más
remedio que vender su casa y su taller de grabado y mudarse a un apartamento más modesto en
Rozengracht.
Rembrandt aún gozaba de
cierto prestigio, y tanto las autoridades como sus acreedores solían mostrarse
bastante tolerantes. La paradoja es que la sociedad de pintores de Ámsterdam lo
consideró un escándalo, y adaptó sus reglamentos para que nadie que estuviese
en una situación económica como la de Rembrandt pudiese comerciar como pintor.
Para evitar esta medida, Hendrickje y el propio Titus abrieron su propio
negocio de arte en 1660, en el que Rembrandt trabajaba como «empleado».
Así, en 1661, esta
«agencia artística» recibió el encargo de realizar una pintura para el recién
construido ayuntamiento, pero solo después de que Govert Flinck, el artista que
había recibido el encargo falleciese sin haber dado una sola pincelada. Por
desgracia, la obra resultante —La conspiración de Claudius Civilis— fue
rechazada y devuelta al pintor; el único fragmento conservado es solo parte de
la obra realizada. Fue por entonces cuando
Rembrandt, afectado por la edad y la pobreza, admitió a Aert de Gelder como
su último alumno. Hacia 1662
aún recibía encargos importantes
de retratos de las personalidades de su entorno.
El mismo Cosme III de Médici,
gran duque de Toscana visitó
a Rembrandt en su domicilio, cuando llegó a Ámsterdam en 1667.
Rembrandt sobrevivió
tanto a Hendrickje —fallecida en 1663— como a su hijo Titus, que murió el 7 de
septiembre de 1668, dejándole una nieta. Rembrandt murió un año después del
fallecimiento de su hijo, el 4 de octubre de 1669, y fue enterrado en una tumba
sin nombre en el Westerkerk de Ámsterdam.
Obra
En una carta a Huygens,
Rembrandt ofrece el único testimonio conservado sobre sus aspiraciones como
artista: «[alcanzar] el movimiento más grande y más natural»,
si con esto se refería
a sus objetivos materiales o de otro tipo es algo sujeto a la especulación, de cualquier modo
Rembrandt representa la fusión
entre lo corpóreo
y lo espiritual como pocos pintores en el arte occidental.
A principios del siglo
XX, algunos estudiosos estimaron la obra de Rembrandt en unas 600 pinturas,
casi 400 grabados y cerca de 2000 dibujos.
Investigaciones realizadas desde 1960 hasta la actualidad —lideradas por el
Proyecto de Investigación
Rembrandt, coordinado por varios expertos neerlandeses sobre el pintor— han
reducido esta cifra en unas 300 pinturas, aunque no sin generar cierta
polémica. Respecto a los grabados, generalmente
realizados mediante punta seca o al aguafuerte, la cifra estimada es más
estable, y se aproxima a las 300 piezas.
Es probable que Rembrandt realizase más de los 2000 dibujos que se le
atribuyen, pero incluso esa cifra es posiblemente demasiado elevada según los estudios contemporáneos.
En cierto momento se
contaban hasta 90 autógrafos distintos de Rembrandt, aunque en la actualidad se
sabe que muchos de sus alumnos debían copiar sus pinturas como parte de su
aprendizaje. Investigaciones más recientes han reducido esta cifra hasta las 40
pinturas, suprimiendo algunos dibujos y 31 grabados, entre los cuales se
cuentan algunas de las imágenes más representativas del grupo. Muchos de sus
autorretratos le muestran con ropajes anacrónicos, o haciéndose muecas a sí mismo. Sus
autorretratos muestran la evolución desde el atribulado joven con talento,
y el pintor exitoso de la década de 1630 hasta los sombríos retratos de su
vejez, de enorme profundidad psicológica. Juntos componen la imagen de un
hombre que atravesó todos los estados de la vida, y cuya expresión refleja las
fuertes sacudidas que sufrió su espíritu a lo largo de su existencia.
Entre las
características más notables de su obra se destacan su uso del claroscuro, el
manejo escenográfico de la luz y la sombra —muy influido por Caravaggio, o, es
posible que más aún por la escuela de los Caravaggisti de Utrecht— adaptados a
sus propios fines. Igual de destacables
son su visión
dramática y emotiva de temas
que tradicionalmente habían
sido tratados de una forma impersonal: Rembrandt se caracteriza por el sentimiento
de empatía que desprende su visión de la humanidad, con independencia de la
riqueza o la edad del retratado. Su propio entorno familiar —su mujer Saskia,
su hijo Titus, su amante Hendrickje— suelen aparecer de forma visible en sus
pinturas, en ocasiones representando temas bíblicos, históricos o mitológicos.
Períodos,
temas y estilo
Rembrandt haría suyos
los géneros del retrato, el paisaje y la pintura narrativa. Por esta última
sería ensalzado por sus contemporáneos, que le consideraban un maestro en la
interpretación de pasajes bíblicos por su profundidad emocional y su cuidado de
los detalles. En lo estilístico, su pintura
evolucionó
de la suavidad de sus principios —caracterizada por una excelente técnica de representación ilusionista de formas— a un tratamiento
posterior, más
"áspero", que
invocaba las cualidades del objeto mediante la calidad táctil o
"impasto" con que figuraba en la pintura,
que al parecer se debe al uso de plumbonacrita en sus óleos, algo que muy pocos
pintores han empleado.
En cuanto al grabado,
podría hablarse de un desarrollo similar. En las obras ejecutadas en su
madurez, en especial a partir de finales de la década de 1640, la libertad y el
aliento de sus dibujos encontrarían expresión también en los medios impresos.
En estas obras se combinan tema y técnica; de modo que, en ocasiones, una gran
superficie vacía puede sugerir un espacio, mientras que en otras una compleja
trama de líneas articula el volumen de formas en penumbra.
Fue durante el período
de Rembrandt en Leiden (1625-1631) cuando se puede hablar de una mayor
influencia de Lastman. Es probable hablar también de cierto influjo de Lievens
durante aquella primera etapa de formación. Las pinturas de esta época son bastante pequeñas, pero ricas en
detalles, en especial en vestiduras y joyería. Los temas preferidos en esta etapa son
obras religiosas y alegóricas, al igual que los tronies,
género holandés.
En 1626 produjo sus primeros grabados, y la rápida difusión característica de este medio le ganaron fama
internacional. En 1629 pintó
Judas, devolviendo las monedas de plata y El artista en su estudio, obras que
evidencian su progresivo interés en el uso de la luz y el enriquecimiento de
sus registros matéricos; esta obra constituye el primer gran progreso de su
carrera y un punto clave en su crecimiento como pintor.
Primer
período en Ámsterdam (1632-1636)
Durante sus primeros
años en Ámsterdam, Rembrandt comenzó a pintar escenas bíblicas y mitológicas de
carácter más dramático, muy contrastadas y en grandes formatos. A esta época
pertenecen El cegamiento de Sansón (1636), La fiesta de Belshazzar (c. 1635) y
la Dánae que emulaba el estilo barroco de Rubens. Con la ayuda ocasional de
asistentes en su taller de Uylenburgh, Rembrandt satisfizo numerosos encargos
de retratos, tanto pequeños (Jacob de Gheyn III) como grandes (Retrato del
armador Jan Rijcksen y su esposa, (1633); La lección de anatomía del Dr. Nicolaes
Tulp, fechado en 1632).
Segundo
período en Ámsterdam (1636-1650)
A finales de la década,
Rembrandt había producido apenas algunas pinturas y pocos grabados de tema
paisajístico. Estas pinturas solían destacar el aspecto dramático de la
naturaleza, reflejada en árboles desarraigados y nubes ominosas (Casa de campo
ante un cielo tormentoso, 1641; Los tres árboles, 1643). A partir de 1640,
Rembrandt fue eliminando los rasgos más pintorescos y su estilo se volvió más
sombrío y comedido, quizás debido a las tragedias personales que ya habían
empezado a sucederle. Del mismo modo, las escenas bíblicas que había pintado
desde su juventud pasaron de centrarse en el Antiguo Testamento a representar
pasajes del Nuevo Testamento. En 1642 recibió el encargo de La ronda de noche
—su mayor obra y el encargo de retrato colectivo más importante que recibió en
este período— y en el que trató de encontrar nuevas soluciones compositivas y
narrativas a cuestiones surgidas en obras anteriores.
A lo largo de la
siguiente década, sus pinturas adoptaron diversidad de tamaños, técnicas y
estilos. La tendencia anterior a crear efectos dramáticos mediante fuertes
contrastes de luz y sombra (claroscuro) dio paso a una iluminación frontal y a
mayores y más saturadas zonas de color. En simultáneo, las figuras empezarían a
disponerse en paralelo al plano del cuadro. Estos cambios pueden ser vistos
como un retorno a la composición clásica y, considerando el mayor trabajo de
pincelada, pueden sugerir cierta familiaridad con el estilo veneciano. De esta
época son obras como Susana y los viejos, (1637-1647). Al mismo tiempo, se da
una visible reducción de obras pintadas en favor de grabados y dibujos de
paisajes. Esta obra gráfica
incorpora el valor dramático
a partir de pacíficas
escenas rurales neerlandesas.
La
ronda de noche
Rembrandt pintó este
cuadro entre 1640 y 1642. La pintura fue llamada Nacht Wacht por los
neerlandeses y Night Watch por sir Joshua Reynolds porque en el momento de su
descubrimiento los colores al óleo se habían apagado tanto que muchos detalles
eran indistinguibles y se parecía bastante a una escena nocturna. Después de
sucesivas restauraciones, se reveló que la escena representada era una escena
diurna: una partida de mosqueteros pasando de un sombrío patio a la cegadora
luz del sol.
La obra fue encargada
para el nuevo ayuntamiento de los Kloveniersdoelen, la compañía de mosqueteros
encargados de la patrulla urbana. Rembrandt se alejó de la representación
convencional de estas agrupaciones —que generalmente eran retratadas de un modo
bastante estático y formal— para pintar una escena que sugiere la observación
directa de la acción: La milicia abandona el acuartelamiento, disponiéndose
para salir de misión.
A pesar de toda la
especulación desatada, la obra fue reconocida como un éxito desde el momento de
su entrega. Se seccionaron algunas partes
del cuadro para ajustarlo a la pared en que estaba destinado a ser colgado
cuando se trasladó
al ayuntamiento de Ámsterdam
en 1715. De cualquier modo, el Rijksmuseum conserva una reproducción a menor escala en la
que se aprecia la idea original de la obra, con las cuatro figuras principales
en el centro de la imagen. Esta obra expuesta en el Rijksmuseum ocupa toda la
pared de la mayor sala de la galería.
Hacia 1650, el estilo de
Rembrandt volvió a transformarse. Regresa a los grandes formatos, los colores
se vuelven más intensos y las pinceladas más pronunciadas. De este modo, el
pintor se alejaba de los rasgos distintivos de su primera época, cuando tendía
a trabajar más los detalles. Algunos autores han señalado que pueda deberse
a una progresiva identificación con el trabajo de artistas como Tiziano,
inscribiendo este período su toma de postura en el debate entonces vigente
sobre la primacía del "acabado" o la calidad matérica de la pintura.
Expertos en la obra han
señalado en ocasiones la "tosquedad" de la pincelada del Rembrandt de
este período, pero se sabe que el autor desaconsejaba a sus visitantes que
observasen sus obras desde demasiado cerca. De cualquier modo, este énfasis en
las cualidades táctiles de la obra puede remontarse a la pintura medieval, que
solía representar las cualidades matéricas de los objetos representados
imitando su textura sobre el lienzo. El resultado de este tratamiento es un despliegue
de recursos pictóricos que combina transparencias a menudo al parecer azarosas,
las cuales sugieren profundidad y textura de una manera ilusionista y a la vez
muy personal.
En los últimos años, sus
pinturas de tema bíblico tendieron a una mayor personalización de las figuras y
sus emociones individuales. (Santiago Apóstol, 1661). Rembrandt comenzó en 1652
una serie de autorretratos impregnados de reflexión, y hasta el año de su
muerte realizaría 15 versiones de este tema; así como numerosas y emotivas
imágenes de hombres y mujeres enamorados, vivos y ante Dios (La novia judía,
1666). Algunos autores señalaron
al respecto:
En los últimos retratos de Rembrandt nos sentimos enfrentados
cara a cara con personas reales; sentimos su calidez, su necesidad de simpatía
y también su soledad y sufrimiento. La mirada firme y certera que conocemos tan
bien gracias a los autorretratos de Rembrandt tiene que haber sido igualmente
capaz de mirar directamente al corazón humano.
Y también, sobre La
novia judía:
Ésta es una imagen de un amor maduro, una maravillosa amalgama
de riqueza, ternura y verdad...esas cabezas, en su verdad, tienen un halo
espiritual que ningún pintor influido por la tradición clásica podría alcanzar
jamás
Fuente https://es.wikipedia.org/wiki/Rembrandt
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