Chabuca Granda
María Isabel Granda y
Larco nació el 3 de septiembre de 1920, en el asentamiento minero Cotabambas
Auraria (hoy parte de la Mina Las Bambas) en el actual distrito de Progreso en
la provincia de Grau, departamento de Apurímac en Perú. Sus padres fueron el
ingeniero de minas Eduardo Antonio Granda
San Bartolomé,
hijo del matemático
y educador peruano José
Granda Esquivel, e hija de Isabel Susana Larco Ferrari, perteneciente a la
familia Larco.
En 1923 la familia se
trasladó a Lima. Fue bautizada en la Iglesia de los Huérfanos. Realizó sus
estudios en el Colegio Sagrados Corazones Belén. Parte de su niñez, hasta los doce años, lo transcurrió en un
rancho en la Bajada de los Baños en el distrito de Barranco.
Cantante
amateur
Comenzó a cantar a los
12 años de edad, y debido a su voz de soprano, integró el coro de su colegio;
además,
fue nombrada vicepresidenta de la Asociación de Canto del mismo. Culminados sus estudios escolares, siguió cursos libres en el
Instituto Femenino de Estudios Superiores, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
En 1937 integró de forma
amateur el Dúo Luz y Sombra, al lado de Pilar Mujica Álvarez-Calderón,
interpretando música mexicana de Guty Cárdenas, que se presentó en espacios
musicales de Radio Miraflores y Radio Nacional, y en el auditorio del Teatro La
Cabaña. También formó en 1940 un trío junto con las hermanas Martha y Rosario
Gibson. Por esos años trabajó como secretaria, pero sin dejar nunca su afición
por la música. También ingresó a la Asociación de Artistas Aficionados, en la
cual practicó teatro y ópera.
En 1942, se casó en Lima
con el militar brasileño Enrique Demetrio Fuller da Costa, con quien tuvo tres
hijos: Eduardo Enrique, Teresa María Isabel y Carlos Enrique Fuller Granda.
Chabuca no obtuvo el apoyo de su marido para continuar con su carrera musical
por lo que su vida matrimonial fue breve,
y terminó
en divorcio en 1952, todo un escándalo para la sociedad limeña de la época.
Tras ello, con casi 30 años,
empezó
a componer sus propias canciones. Su vida artística atravesó por tres etapas
musicales: una primera etapa con la evocación de una Lima antigua y
tradicional como inspiración, pasando por una etapa de compromiso con la
canción de temática social, hasta finalizar por una última etapa de influencia
y rescate la música afroperuana.
Primera
etapa: Lima antigua como inspiración
Mientras trabajaba de
dependienta en una botica francesa del Jirón de la Unión, incursionó en la composición de valses criollos. En
1948 ganó
un concurso organizado por la Municipalidad del Rímac con su tema «Lima de veras». En esta primera etapa
musical, su fuente de inspiración fue la ciudad de Lima de principios del siglo
XX. Su primera composición confirma esta
tendencia que se materializará en personajes tradicionales,
distinguidos y de clases altas como «Fina estampa», tema dedicado a su
padre, «José Antonio», inspirado en
el criador de caballos de paso José Antonio de Lavalle y García,
y «Señora y dueña» canción compuesta a su amiga y
madrina de su tercer hijo, Mocha Graña.
En esta década musical
dio a conocer dos nuevos valses, «Zaguán» y «Callecita escondida», y la marinera
«Tun, tun... abre la puerta».
Este primer período
de su producción
creativa fue netamente evocativo y pintoresco, con temas como «Gracia», dedicado a su madre,
y «Ha
de llegar mi dueño», ambas composiciones
popularizadas por el trío Los Troveros Criollos; «El puente de los suspiros»
popularizado por el trío Los Morochucos; y «Zeñó Manué», entre otros.
En 1950, Chabuca compuso
la canción «La flor de la canela» en honor a Victoria Angulo, una lavandera
afroperuana, y donde también refleja la imagen de una Lima antigua, bucólica y
señorial. Es la ciudad que ella conoció a través de su padre, la del
barrio de Barranco, de grandes casonas afrancesadas, con inmensos portales y
jardines de invierno. Su fama como compositora alcanzó nivel nacional en 1954,
cuando el conjunto Los Chamas grabó «La flor de la canela». Esta composición traspasó incluso las fronteras
nacionales, hasta convertirse en una de las canciones más representativas de la
música peruana.
Fumadora empedernida,
fue aquejada de una enfermedad que afectaba a su laringe. Viajó a Alemania en 1956 para
tratarse y en 1958 se trasladó a Estados Unidos para someterse a una
operación
en la glándula
tiroides en la que le provocaron una lesión en el nervio laríngeo que hizo que
cambiara su registro de soprano a contralto al convertirse su voz más grave.
Ya recuperada, se propuso interpretar sus propias canciones. Junto a un estilo
en el que combinaba el cantar conversado con un acompañamiento musical
estilizado, le ayudó a conseguir su fama internacional llegando a presentarse
en varios países de Europa.
La misma compositora
cimentó su fama con un álbum llamado Lo mejor de Chabuca Granda. Este disco,
editado en 1961 y producido por Chabuca, reunió a sus intérpretes favoritos:
Los Cinco, Los Troveros Criollos, Los Chamas y Jesús Vásquez. A la calidad de
los temas y las virtuosas interpretaciones, se sumó una calidad de sonido nunca
alcanzada hasta entonces, por lo cual es considerado como uno de los mejores discos
en la historia de la música criolla peruana. Asimismo, al año siguiente publicó su primer álbum donde cantaba,
Dialogando..., donde formó dúo con el guitarrista Óscar Avilés.
Segunda
etapa: Canción social
En la década de 1960, a
rebufo de la Revolución cubana, la música latinoamericana vivió su propia
revolución. Chabuca se vio inspirada en ritmos nuevos y encontró inspiración en los cambios
sociales y en la juventud que luchaba por ello. En esta etapa escribió «Bello
durmiente», una canción donde manifiesta su amor por el Perú y que de forma
sutil crítica
el segundo gobierno de Manuel Prado y Ugarteche. Además compuso un ciclo de
canciones dedicadas a jóvenes
revolucionarios, como «No
lloraba…
sonreía»
y «Si fuera cierto», donde recuerda a la folklorista y cantante chilena Violeta
Parra, particularmente «Cardo
o ceniza»,
donde poetiza la tormentosa relación amorosa que mantuvo Parra con el músico suizo Gilbert Favre
y que fue una de las causas del suicidio en 1967 de Parra,
y diversas composiciones, como «Las flores buenas de Javier», «El fusil del poeta es
una rosa»,
«Silencio para ser
cantado»,
o «Una
canoa en Puerto Maldonado», en memoria a Javier Heraud, poeta y
revolucionario peruano miembro del Ejército de Liberación Nacional, fallecido
en una escaramuza con las fuerzas armadas peruanas en 1963.
También dedicó algunas
canciones al Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, tanto de alabanza
como de crítica, como «Paso de vencedores» y «El surco»;
aunque no se definía
como una persona de izquierdas, a pesar de contar con muchas amistades de esta
tendencia política
y amigos escritores progresistas, como César Calvo, Antonio Cisneros, Manuel
Scorza, Juan Gonzalo Rose, Arturo Corcuera, entre otros,
sino más
bien conservadora y nacionalista.
Según evolucionaba su
capacidad vocal y su curiosidad, Chabuca quebrantó incluso las estructuras de
la poesía y el ritmo convencionales del vals peruano y sus melodías,
llevándolo
a unos ritmos cercanos al jazz y la bossa nova. Su producción también revela una estrecha
relación
entre letra y melodía,
que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez más sintética, y a esa evasión de las rimas,
consonancias y métricas
dadas. En esta nueva etapa musical fue clave el guitarrista Lucho González,
quien proporcionó nuevos sonidos a la producción de Chabuca.
La voz y composiciones
de Chabuca empezaron a ser reconocidas internacionalmente. En 1965, acompañada
de Óscar Avilés, participó en la VI edición del Festival de Viña en Chile.
En el Perú
su fama le hizo incursionar en el mundo publicitario como reclamo comercial. En
1967 participó
en una campaña
publicitaria de Ron Cartavio.
Tercera
etapa: Música afroperuana
Chabuca Granda, nacida
en el seno de una familia burguesa, supo encontrar en la música popular el estilo
que la caracterizaría. Componía utilizando una guitarra, algunas veces
simplemente silbando las melodías, que luego eran trasladadas al
pentagrama por alguno de los arreglistas con los que trabajó.
En esta etapa musical que se inicia en la década de 1970, Chabuca se
aproximó
a la música
afroperuana que, a pesar de haber
estado presente en el país
desde la época
virreinal debido al comercio de esclavos, había sido denostada por razones
sociales.
Chabuca Granda
interpretó un repertorio ligado al renacimiento de lo afroperuano,
redescubriendo ritmos como la marinera, el festejo, la zamacueca y el landó, e
introduciendo instrumentos como el cajón peruano y el zapateo. Para ello, contó con el apoyo y maestría de los Santa Cruz y
los Vásquez,
ambas reconocidas familias custodias del legado afroperuano y que han alumbrado
importantes artistas como Victoria y Nicomedes Santa Cruz, o Porfirio Vásquez y su saga. Así
mismo, se acompañó de músicos de este género, como Félix Casaverde, Caitro
Soto, Eusebio Sirio "Pititi" y Álvaro Lagos.
En esta etapa compuso temas como «Coplas a Fray Martín», en referencia al santo
dominico y mulato fray Martín de Porres.
Se vinculó a la
asociación cultural musical Perú Negro,
fundada en 1969 por Ronaldo Campos. En octubre de 1969 ganaron el Gran Premio
en el Festival Hispanoamericano de la Danza y la Canción en el Luna Park de
Buenos Aires, Argentina, gracias al programa Y la Tierra se hizo nuestra,
creado por el poeta César Calvo, con la colaboración de Guillermo Thorndike y
Chabuca. En 1971 Chabuca y Perú Negro viajaron a México para participar en el
Festival Internacional de la Danza. Fue el inicio de una serie de giras por
Iberoamérica, en las cuales no solo realizaba conciertos, sino que también
participó en festivales y espectáculos. En 1977 apareció en el estreno del
programa español 300 millones como representante de la música hispanoamericana.
Al año
siguiente fue invitada a participar en el XIX Festival Internacional de la
Canción de Viña del Mar, esta vez como parte del jurado internacional. Sus continuos viajes y labor social le
hicieron ampliar su audiencia. Chabuca sentía un cariño especial por
Argentina; en ocasión
de la Guerra de las Malvinas compuso «Argentina agredida»
En el escenario peruano,
además de a Perú Negro, Chabuca amadrinó a dos jóvenes cantantes afroperuanas:
Susana Baca y Eva Ayllón.
En 1979 inauguró
su café-concert
Zeñó
Manué en la galería La Aldea en el distrito limeño de Miraflores. Allí presentó espectáculos tales como Cada
canción
con su razón,
en el que narraba el porqué de sus composiciones, además del álbum Tarimba Negra... A
principios de la década
de 1980 participó, junto a otros artistas internacionales, en una campaña
publicitaria para la aerolínea AeroPerú.
A pesar de revitalizar
el género criollo, tuvo detractores que la
acusaban de desnaturalizar el vals peruano9
y no gozó
de popularidad por una parte de la crítica musical en su país natal.
Pero los especialistas, como la musicóloga y folklorista Chalena Vázquez, coinciden en el
gran aporte de Chabuca a la música peruana.
El poeta César Calvo
dijo de ella:
Musicalmente ella es un genio de nacimiento.
Mercedes Sosa, quien
entabló amistad con Chabuca tras conocerse en 1982, dijo de sus canciones:
Son realmente maravillosas las canciones de Chabuca. Su música
fue muy importante para los músicos de América Latina.
Enfermedad
y fallecimiento
El 16 de agosto de 1980
sufrió su primer infarto estando en un show con 15 000 espectadores en Bogotá.
En 1982 llegó
el segundo estando en Lima. Todavía se hallaba abocada a diversos proyectos
musicales, cuando un tercer infarto hizo que sus médicos le aconsejaran un
traslado al Florida Medical Center de Fort Lauderdale en Estados Unidos para
someterla a una operación a corazón abierto el 2 de marzo de 1983. Chabuca
Granda falleció
debido a complicaciones del posoperatorio en la madrugada del 8 de marzo de
1983, dejando más
de cuatrocientas canciones compuestas, de las cuales registró solo 150, además de decenas de temas inéditos.
La noticia de su muerte tuvo resonancia no solo en el mundo de la música y la cultura; se
enviaron notas de pésame
desde distintos países latinoamericanos, destacando la remitida por Alejandro
Orfila, secretario general de la OEA.
Sus restos fueron
trasladados a Perú el 12 de marzo; al día siguiente un cortejo fúnebre,
integrado por artistas peruanos y argentinos, y miles de admiradores, partió
desde el Convento de los Descalzos y atravesó diversos lugares del centro de
Lima, como la Alameda de Los Descalzos y la Plaza de Armas, donde el presidente
Fernando Belaúnde presentó sus respetos y el alcalde Eduardo Orrego entregó las
llaves de la ciudad a sus herederos;
finalmente fue enterrada en el Cementerio El Ángel.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Chabuca_Granda
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