Carl Sagan

 

Nació en Brooklyn, Nueva York, en una familia de judíos ucranianos. Su padre, Sam Sagan, era un obrero de la industria textil nacido en Kamianets-Podilsky, Ucrania, y su madre, Rachel Molly Gruber, era ama de casa. Carl recibió su nombre en honor de la madre biológica de Rachel, Chaiya Clara, en palabras de Sagan "la madre que ella nunca conoció". Tenía una hermana llamada Carol.

 

La familia vivía en un modesto apartamento cerca del océano Atlántico, en Bensonhurst, un barrio de Brooklyn. Según Sagan, eran judíos reformistas, el más liberal de los tres principales grupos judíos. Tanto Carl como su hermana coinciden en que su padre no era especialmente religioso, pero que su madre indudablemente creía en Dios, y participaba activamente en el templo...; y solo servía carne kosher. Durante el auge de la Gran Depresión, su padre tuvo que aceptar un empleo como acomodador de cine.

 

Según el biógrafo Keay Davidson, la guerra interior de Sagan era resultado de la estrecha relación que mantenía con sus padres, quienes eran opuestos en muchos sentidos. Sagan atribuía sus posteriores impulsos analíticos a su madre, una mujer que conoció la pobreza extrema siendo niña, y que había crecido casi sin hogar en la ciudad de Nueva York, durante la I Guerra Mundial y la década de 1920. Tenía las ambiciones propias de una mujer joven, pero bloqueadas por las restricciones sociales, por su pobreza, por ser mujer y esposa, y por ser judía. Davidson señala que ella, por tanto, adoraba a su hijo; él haría realidad sus sueños no cumplidos.

 

Sin embargo, su capacidad para sorprenderse venía de su padre, que era un tranquilo y bondadoso fugitivo del Zar. En su tiempo libre, regalaba manzanas a los pobres o ayudaba a suavizar las tensiones entre patronos y obreros en la tumultuosa industria textil de Nueva York. Aunque intimidado por la brillantez de Carl, por sus infantiles parloteos sobre estrellas y dinosaurios, se tomó con calma la curiosidad de su hijo, como parte de su educación. Años más tarde, como escritor y científico, Carl recurriría a sus recuerdos de la infancia para ilustrar ideas científicas, como hizo en su libro El mundo y sus demonios. Sagan describe así la influencia de sus padres en su pensamiento posterior:

Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron los dos modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales para el método científico.

La Exposición Universal de 1939

Sagan recordaba que vivió una de sus mejores experiencias cuando, con cuatro o cinco años de edad, sus padres lo llevaron a la Exposición Universal de Nueva York de 1939, lo cual fue un punto de inflexión en su vida. Tiempo después recordaba el mapa móvil de la América del Mañana:

Se veían hermosas autopistas y cruces a nivel y pequeños coches General Motors que llevaban gente a los rascacielos, edificios con bonitos pináculos, arbotantes... ¡y todo tenía una pinta genial!

 

En otras exhibiciones, recordaba cómo una lámpara que iluminaba una célula fotoeléctrica creaba un sonido crujiente, y cómo el sonido de un diapasón se convertía en una onda en un osciloscopio. También fue testigo de la tecnología del futuro que reemplazaría a la radio: la televisión. Sagan escribió:

Sencillamente, el mundo contenía maravillas que yo nunca había imaginado. ¿Cómo podía convertirse un tono en una imagen, y una luz convertirse en ruido?

 

También pudo ver uno de los eventos más publicitados de la Exposición: el entierro de una cápsula del tiempo en Flushing Meadows, que contenía recuerdos de la década de 1930 para ser recuperados por las generaciones venideras de un futuro milenio. "La cápsula del tiempo emocionó a Carl", escribe Davidson. De adulto, Sagan y sus colegas crearon cápsulas del tiempo similares, pero para enviarlas a la galaxia: la placa de la Pioneer y el disco de oro de las Voyager fueron producto de los recuerdos de Sagan sobre la Exposición Universal.

 

Durante la II Guerra Mundial, la familia de Sagan estuvo preocupada por el destino de sus parientes europeos. Sagan, sin embargo y por lo general, no fue consciente de los detalles sobre el curso de la guerra. Escribió: "Cierto es que tuvimos parientes que quedaron atrapados en el Holocausto. Hitler no era un sujeto popular en nuestra casa... Pero, por otro lado, yo estuve bastante aislado de los horrores de la guerra". Su hermana, Carol, dijo que su madre por encima de todo quería proteger a Carl... Ella lo estaba pasando extraordinariamente mal con la II Guerra Mundial y el Holocausto. En su libro El mundo y sus demonios (1996), Sagan incluye sus recuerdos sobre aquel período conflictivo, cuando su familia se enfrentó a la realidad de la guerra en Europa, pero trató de evitar que esta socavara su espíritu optimista.

 

Curiosidad por la naturaleza

Poco después de ingresar en la escuela elemental, Sagan comenzó a expresar una fuerte curiosidad por la naturaleza. Sagan recordaba sus primeras visitas en solitario a la biblioteca pública, a la edad de cinco años, cuando su madre le regaló un carné de lector. Quería saber qué eran las estrellas, ya que ninguno de sus amigos ni sus padres sabían darle una respuesta clara:

Fui al bibliotecario y pedí un libro sobre las estrellas... Y la respuesta fue sensacional. Resultó que el Sol era una estrella pero que estaba muy cerca. Las estrellas eran soles, pero tan lejanos que solo parecían puntitos de luz... De repente, la escala del universo se abrió para mí. Fue una especie de experiencia religiosa. Había algo magnífico en ello, una grandiosidad, una escala que jamás me ha abandonado. Que nunca me abandonará.

 

Por la época en que tenía seis o siete años, Sagan y un amigo fueron al Museo Americano de Historia Natural de la ciudad de Nueva York. Allí estuvieron en el Planetario Hayden y pasearon por las exhibiciones de objetos espaciales del museo, como los meteoritos, y las muestras de dinosaurios y animales en entornos naturales. Sagan escribió sobre esas visitas:

Me quedaba paralizado ante las representaciones en dioramas realistas de los animales y de sus hábitats de todo el mundo. Pingüinos sobre el hielo apenas iluminado de la Antártida... Una familia de gorilas, con el macho golpeándose el pecho... Un oso grizzly en pie sobre sus patas traseras, de diez o doce pies de alto, y mirándome fijamente a los ojos.

 

Los padres de Sagan ayudaron a alimentar el creciente interés de este por la ciencia comprándole juegos de química y materiales de lectura. Su interés por el espacio era, sin embargo, su principal foco, especialmente después de leer las historias de ciencia-ficción de escritores como Edgar Rice Burroughs, quienes estimulaban su imaginación acerca de cómo sería la vida en otros planetas, como Marte. Según el biógrafo Ray Spangenburg, estos primeros años en los que Sagan trataba de comprender los misterios de los planetas, se convirtieron en una fuerza motora en su vida, una chispa continua para su intelecto, y una búsqueda que jamás sería olvidada.

 

Formación y carrera científica

Carl Sagan se graduó en la Rahway High School de Rahway, Nueva Jersey, en 1951. Se matriculó en la Universidad de Chicago, donde participó en la Ryerson Astronomical Society.7 En esta universidad se graduó 1954 en Artes con honores especiales y generales, en 1955 se graduó en Ciencias y en 1956 obtuvo un máster en Física, para luego doctorarse en Astronomía y Astrofísica en 1960.8 Durante su etapa de pregrado, Sagan trabajó en el laboratorio del genetista Hermann Joseph Muller. De 1960 a 1962, Sagan disfrutó de una Beca Miller para la Universidad de California, Berkeley. De 1962 a 1968, trabajó en el Smithsonian Astrophysical Observatory en Cambridge, Massachusetts.

 

Sagan impartió clases e investigó en la Universidad de Harvard hasta 1968, año en que se incorporó a la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York, donde impartió un curso de pensamiento crítico hasta su muerte en 1996. En 1971, fue nombrado profesor titular y director del Laboratorio de Estudios Planetarios. De 1972 a 1981, Sagan fue director Asociado del Centro de Radiofísica e Investigación Espacial de Cornell. Desde 1976 hasta su muerte, fue el primer titular de la Cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias del Espacio. En Londres, impartió la edición de 1977 de las Royal Institution Christmas Lectures.

 

Sagan estuvo vinculado al programa espacial estadounidense desde los inicios de este. Desde la década de 1950, trabajó como asesor de la NASA, donde uno de sus cometidos fue dar las instrucciones del Programa Apolo a los astronautas participantes antes de partir hacia la Luna. Sagan participó en muchas de las misiones que enviaron naves espaciales robóticas a explorar el sistema solar, preparando experimentos para varias expediciones. Concibió la idea de añadir un mensaje universal y perdurable a las naves destinadas a abandonar el sistema solar que pudiese ser potencialmente comprensible por cualquier inteligencia extraterrestre que lo encontrase. Sagan preparó el primer mensaje físico enviado al espacio exterior: una placa anodizada, unida a la sonda espacial Pioneer 10, lanzada en 1972. La Pioneer 11, que llevaba otra copia de la placa, fue lanzada al año siguiente. Sagan continuó refinando sus diseños; el mensaje más elaborado que ayudó a desarrollar y preparar fue el Disco de Oro de las Voyager, que fue enviado con las sondas espaciales Voyager en 1977. Sagan se opuso frecuentemente a la decisión de financiar el transbordador espacial y la estación espacial a expensas de futuras misiones robóticas.

 

De 1968 a 1979, Sagan fue editor de la Revista Icarus, publicación para profesionales sobre investigación planetaria. Fue cofundador de la Sociedad Planetaria, el mayor grupo del mundo dedicado a la investigación espacial, con más de cien mil miembros en más de 149 países, y fue miembro del Consejo de Administración del Instituto SETI. Sagan ejerció también de Presidente de la División de Ciencia Planetaria (DPS) de la Sociedad Astronómica Americana, de Presidente de la Sección de Planetología de la American Geophysical Union y de Presidente de la Sección de Astronomía de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.

 

Logros científicos

Las contribuciones de Sagan fueron vitales para el descubrimiento de las altas temperaturas superficiales del planeta Venus. A comienzos de la década de 1960 nadie sabía a ciencia cierta cuáles eran las condiciones básicas de la superficie de dicho planeta, y Sagan enumeró las posibilidades en un informe que posteriormente fue divulgado en un libro de Time-Life titulado Planetas. En su opinión, Venus era un planeta seco y muy caliente, oponiéndose al paraíso templado que otros imaginaban. Había investigado las emisiones de radio procedentes de Venus y llegado a la conclusión de que la temperatura superficial de este debía de ser de unos 380°C. Como científico visitante del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, participó en las primeras misiones del Programa Mariner a Venus, trabajando en el diseño y gestión del proyecto. En 1962, la sonda Mariner 2 confirmó sus conclusiones sobre las condiciones superficiales del planeta.

 

Sagan fue de los primeros en plantear la hipótesis de que una de las lunas de Saturno, Titán, podría albergar océanos de compuestos líquidos en su superficie, y que una de las lunas de Júpiter, Europa, podría tener océanos de agua subterráneos. Esto haría que Europa fuese potencialmente habitable por formas de vida. El océano subterráneo de agua de Europa fue posteriormente confirmado de forma indirecta por la sonda espacial Galileo. El misterio de la bruma rojiza de Titán también fue resuelto con la ayuda de Sagan, debiéndose a moléculas orgánicas complejas en constante lluvia sobre la superficie de la luna saturniana.

 

Sagan también contribuyó a mejorar la comprensión de las atmósferas de Venus y Júpiter y de los cambios estacionales de Marte. Determinó que la atmósfera de Venus es extremadamente caliente y densa, con presiones aumentando gradualmente hasta la superficie planetaria. También percibió el calentamiento global como un peligro creciente de origen humano, y comparó su progreso en la Tierra con la evolución natural de Venus: camino a convertirse en un planeta caliente y no apto para la vida como consecuencia de un efecto invernadero fuera de control. También estudió las variaciones de color de la superficie de Marte y concluyó que no se trataba de cambios estacionales o vegetales, como muchos creían, sino de desplazamientos del polvo superficial causados por tormentas de viento.

 

Sin embargo, Sagan es más conocido por sus investigaciones sobre la posibilidad de la vida extraterrestre, incluyendo la demostración experimental de la producción de aminoácidos mediante radiación y a partir de reacciones químicas básicas. Él y su colega de Cornell, Edwin Ernest Salpeter, especularon sobre la posibilidad de la existencia de vida en las nubes de Júpiter, dada la composición de la densa atmósfera del planeta, rica en moléculas orgánicas.

 

Sagan creía que la ecuación de Drake, a falta de estimaciones más razonables, sugiere la formación de un gran número de civilizaciones extraterrestres, pero la falta de evidencia de la existencia de las mismas, resaltada por la paradoja de Fermi, indicaría la tendencia de las civilizaciones tecnológicas hacia la autodestrucción. Esto dio pie a su interés en identificar y dar a conocer las diversas maneras en que la humanidad podría destruirse a sí misma, con la esperanza de poder evitar dicha catástrofe y, finalmente, posibilitar que los seres humanos se conviertan en una especie capaz de viajar por el espacio. La profunda preocupación de Sagan acerca de una potencial destrucción de la civilización humana en un holocausto nuclear quedó plasmada en una memorable secuencia en el último episodio de la serie Cosmos, titulado ¿Quién habla en nombre de la Tierra? Sagan acababa de dimitir de su puesto en el Consejo Científico Asesor de las Fuerzas Aéreas estadounidenses y de rechazar voluntariamente su autorización de acceso a asuntos ultra secretos en protesta por la Guerra de Vietnam. Tras su matrimonio con la escritora y activista, Ann Druyan, en junio de 1981, Sagan incrementó su actividad política, concretamente en su oposición a la carrera armamentística nuclear, durante la presidencia de Ronald Reagan.

 

En el clímax de la Guerra Fría, Sagan dedicó parte de sus esfuerzos a concienciar a la opinión pública sobre los efectos de una guerra nuclear cuando un modelo matemático del clima sugirió que un intercambio nuclear de proporciones suficientes podría desestabilizar el delicado equilibrio de la vida en la Tierra. Fue uno de los cinco autores (el autor "S") del informe TTAPS, como fue conocido dicho artículo de investigación. Finalmente, fue coautor del artículo científico que planteaba la hipótesis de un invierno nuclear global tras una guerra nuclear. En su libro El mundo y sus demonios, Carl Sagan relató su participación en los debates políticos sobre el invierno nuclear. También fue coautor del libro A Path Where No Man Thought: Nuclear Winter and the End of the Arms Race ("Un camino que ningún humano pensó: el invierno nuclear y el fin de la carrera armamentista"), un análisis exhaustivo del fenómeno del invierno nuclear.

 

En marzo de 1983, Reagan dio a conocer la llamada Iniciativa de Defensa Estratégica, un proyecto en el que se invirtieron miles de millones de dólares para desarrollar un completo sistema de defensa contra ataques con misiles nucleares, que fue popularmente conocido como Programa Guerra de las Galaxias. Sagan se opuso al proyecto, argumentando que era técnicamente imposible desarrollar un sistema semejante con el nivel de perfección requerido, y que sería mucho más caro elaborarlo que para un enemigo el eludirlo mediante señuelos u otros medios, y que su construcción desestabilizaría seriamente la balanza nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, tornando imposible cualquier progreso hacia el desarme nuclear.

 

Cuando el líder soviético Mijaíl Gorbachov declaró una moratoria unilateral sobre las pruebas de armamento nuclear, que comenzaría el 6 de agosto de 1985, en el 40 aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, el gobierno de Reagan desestimó la dramática iniciativa tachándola de propaganda, y rechazó seguir el ejemplo soviético. En respuesta, activistas anti-nucleares y pacifistas estadounidenses llevaron a cabo una serie de protestas en el emplazamiento de pruebas de Nevada, que se iniciarían el domingo de Pascua de 1986 y continuarían hasta 1987. Cientos de personas fueron arrestadas, incluyendo a Sagan, quien fue detenido en dos ocasiones al tratar de saltar un cordón de seguridad.

Sagan es uno de los que discuten la probabilidad de vida en otros planetas en Who's Out There? (1973), un galardonado documental de la NASA de Robert Drew.

 

Búsqueda de vida extraterrestre

Sagan defendió la búsqueda de vida extraterrestre, instando a la comunidad científica a utilizar radiotelescopios para buscar señales procedentes de formas de vida extraterrestres potencialmente inteligentes. Sagan fue tan persuasivo que, en 1982, logró publicar en la revista Science una petición de defensa del Proyecto SETI firmada por 70 científicos entre los que se encontraban siete ganadores del Premio Nobel, lo que supuso un enorme espaldarazo a la respetabilidad de un campo tan controvertido. Sagan también ayudó al Dr. Frank Drake para preparar el mensaje de Arecibo, una emisión de radio dirigida al espacio desde el radiotelescopio de Arecibo el 16 de noviembre de 1974, destinada a informar sobre la existencia de la Tierra a posibles seres extraterrestres.

 

Defensor de la marihuana

Sagan fue consumidor y defensor del uso de la marihuana. Bajo el pseudónimo Mr. X, aportó un ensayo sobre el cannabis fumado al libro de 1971, Marihuana Reconsidered. El ensayo explicaba que el uso de la marihuana había ayudado a inspirar parte de los trabajos de Sagan y a mejorar sus experiencias sensoriales e intelectuales. Tras la muerte de Sagan, su amigo Lester Grinspoon desveló esta información al biógrafo Keay Davidson. La publicación de la biografía Carl Sagan: Una vida, en 1999, atrajo la atención de los medios hacia este aspecto de la vida de Sagan. Poco después de su muerte, su viuda, Ann Druyan, aceptó formar parte de la junta asesora de la NORML, una fundación dedicada a la reforma de la legislación sobre el cannabis.

 

Matrimonios y descendencia

Sagan contrajo matrimonio tres veces: en 1957, con la bióloga Lynn Margulis, madre del escritor Dorion Sagan y del programador y empresario informático Jeremy Sagan; en 1968, con la artista y guionista Linda Salzman, madre del escritor y guionista Nick Sagan; y en 1981, con la escritora y activista Ann Druyan, madre de la productora, guionista y directora Sasha Sagan y de Sam Sagan; unión que duraría hasta la muerte del científico en 1996.

 

Ciencia y religión

El escritor Isaac Asimov describió a Sagan como una de las dos únicas personas que había conocido cuyo intelecto superaba al suyo, siendo la otra el informático y experto en inteligencia artificial, Marvin Minsky.

 

Sagan escribía a menudo sobre la religión y sobre la relación entre esta y la ciencia, expresando su escepticismo sobre la convencional conceptualización de Dios como ser sapiente:

Alguna gente piensa en Dios imaginándose un hombre anciano, de grandes dimensiones, con una larga barba blanca, sentado en un trono en algún lugar ahí arriba en el cielo, llevando afanosamente la cuenta de la muerte de cada gorrión. Otros —por ejemplo, Baruch Spinoza y Albert Einstein— consideraban que Dios es básicamente la suma total de las leyes físicas que describen al universo. No sé de ningún indicio de peso en favor de algún patriarca capaz de controlar el destino humano desde algún lugar privilegiado oculto en el cielo, pero sería estúpido negar la existencia de las leyes físicas.

 

En otra descripción de su punto de vista sobre Dios, Sagan afirma rotundamente:

La idea de que Dios es un hombre blanco de grandes dimensiones y de larga barba blanca, sentado en el cielo y que lleva la cuenta de la muerte de cada gorrión es ridícula. Pero si por Dios uno entiende el conjunto de leyes físicas que gobiernan el universo, entonces está claro que dicho Dios existe. Este Dios es emocionalmente insatisfactorio... no tiene mucho sentido rezarle a la ley de la gravedad.

 

En el libro El mundo y sus demonios (1995), Sagan ejemplifica la falacia del argumento especial con ejemplos exclusivamente religiosos:

un argumento especial, a menudo para salvar una proposición en un problema retórico profundo (p. ej.: ¿Cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a las generaciones futuras porque, contra sus órdenes, una mujer indujo a un hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil doctrina del libre albedrío. O: ¿Cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu Santo igualmente divinos en la misma persona? Argumento especial: no entiendes el misterio divino de la Santísima Trinidad. O: ¿Cómo podía permitir Dios que los seguidores del judaísmo, cristianismo e islam —obligados cada uno a su modo a medidas heroicas de amabilidad afectuosa y compasión— perpetraran tanta crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez no entiendes el libre albedrío. Y, en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos);

 

En 1996, en respuesta a una pregunta acerca de sus creencias religiosas, Sagan contestó: Soy agnóstico. El punto de vista de Sagan sobre la religión ha sido interpretado como una forma de panteísmo comparable a la creencia de Einstein en el Dios de Spinoza. Sagan sostenía que la idea de un creador del universo era difícil de probar o refutar, y que el único descubrimiento científico que podría desafiarla sería el de un universo infinitamente viejo. Según su última esposa, Ann Druyan, Sagan no era creyente:

Cuando mi esposo murió, debido a que era tan famoso y conocido por ser un no creyente, muchas personas se me acercaban —todavía sucede a veces— a preguntarme si Carl cambió al final y se convirtió en un creyente en la otra vida. También me preguntan con frecuencia si creo que le volveré a ver. Carl se enfrentó a su muerte con infatigable valor y jamás buscó refugio en ilusiones. Lo trágico fue saber que jamás nos volveríamos a ver. No espero volver a reunirme con Carl.

 

En 2006, Ann Druyan editó las Conferencias Gifford sobre Teología Natural, impartidas por Sagan en Glasgow, en el año 1985, incluyéndolas en un libro llamado La diversidad de la ciencia: una visión personal de la búsqueda de Dios, en el que el astrónomo expone su punto de vista sobre la divinidad en el mundo natural.

 

Librepensador y escéptico

Sagan también está considerado como librepensador y escéptico; una de sus frases más famosas, de la serie Cosmos, es: Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias. Dicha frase está basada en otra casi idéntica de su colega fundador del Comité para la Investigación Escéptica, Marcello Truzzi: Una afirmación extraordinaria requiere una prueba extraordinaria. Esta idea tuvo su origen en Pierre-Simon Laplace (17491827), matemático y astrónomo francés, quien dijo que el peso de la evidencia de una afirmación extraordinaria debe ser proporcional a su rareza.

 

A lo largo de su vida, los libros de Sagan fueron desarrollados sobre su visión del mundo, naturalista y escéptica. En El mundo y sus demonios, Sagan presentó herramientas para probar argumentos y detectar falacias y fraudes, abogando esencialmente por el uso extensivo del pensamiento crítico y del método científico. La recopilación Miles de millones, publicada en 1997 tras la muerte de Sagan, contiene ensayos, como su visión sobre el aborto, y el relato de su viuda, Ann Druyan, sobre su muerte como escéptico, agnóstico y librepensador.

 

Sagan advirtió contra la tendencia humana hacia el antropocentrismo. Fue asesor de los Alumnos de Cornell por el Trato Ético hacia los Animales. Hacia el final del capítulo Blues para un planeta rojo, del libro Cosmos, Sagan escribió: «Si hay vida en Marte creo que no deberíamos hacer nada con el planeta. Marte pertenecería entonces a los marcianos, aunque los marcianos fuesen solo microbios».

 

El fenómeno ovni

Sagan mostró interés en los informes sobre el fenómeno ovni al menos desde el 3 de agosto de 1952, cuando escribió una carta al Secretario de Estado estadounidense Dean Acheson preguntándole cómo responderían los EE. UU. si los platillos volantes resultaran ser de origen extraterrestre. Posteriormente, en 1964, mantuvo varias conversaciones sobre el asunto con Jacques Vallée. A pesar de su escepticismo acerca de la obtención de cualquier respuesta extraordinaria a la cuestión ovni, Sagan creía que los científicos debían estudiar el fenómeno, aunque solo fuese por el gran interés que el asunto despertaba en el público.

 

Stuart Appelle comenta que Sagan «escribió frecuentemente sobre lo que él percibía como falacias lógicas y empíricas acerca de los ovnis y las experiencias de abducción. Sagan rechazaba la explicación extraterrestre del fenómeno pero tenía la sensación de que examinar los informes ovni tendría beneficios empíricos y pedagógicos, y que el asunto sería, por tanto, una materia de estudio legítima».

 

En 1966, Sagan fue miembro del Comité Ad Hoc para la Revisión del Proyecto Libro Azul, promovido por la Fuerza Aérea de los EE. UU. para investigar el fenómeno ovni. El comité concluyó que el Libro Azul dejaba qué desear como estudio científico, y recomendó la realización de un proyecto de corte universitario para someter el fenómeno a un escrutinio más científico. El resultado fue la formación del Comité Condon (1966-1968), liderado por el físico Edward Condon, y que, en su informe final, dictaminó formalmente que los ovnis, con independencia de su origen y significado, no se comportaban de manera consistente para representar una amenaza a la seguridad nacional.

 

Ron Westrum escribe: «El punto culminante del tratamiento que Sagan dio a la cuestión ovni fue el simposio de la AAAS de 1969. Los participantes expusieron un amplio abanico de opiniones formadas en el tema, incluyendo no solo a partidarios como James McDonald y J. Allen Hynek sino también a escépticos como los astrónomos William Hartmann y Donald Menzel. La lista de ponentes estaba equilibrada, y es mérito de Sagan el que dicho evento tuviera lugar a pesar de la presión ejercida por Edward Condon». Junto al físico Thornton Page, Sagan editó las conferencias y debates presentados en el simposio; estos se publicaron en 1972 bajo el título UFOs: A Scientific Debate. En algunos de los numerosos libros de Sagan se examina la cuestión ovni (al igual que en uno de los episodios de Cosmos) y se afirma la existencia de un trasfondo religioso del fenómeno.

 

En 1980, Sagan volvió a revelar su punto de vista sobre los viajes interestelares en la serie Cosmos. En una de sus últimas obras escritas, Sagan expuso que la probabilidad de que naves espaciales extraterrestres visitasen la Tierra era muy pequeña. Sin embargo, Sagan creía que era plausible que la preocupación causada por la Guerra Fría contribuyese a que los gobiernos desorientasen a los ciudadanos acerca de los ovnis, y que «algunos de los análisis e informes sobre ovnis, y quizá archivos voluminosos, hayan sido declarados inaccesibles al público que paga los impuestos... Es hora de que esos archivos sean desclasificados y puestos a disposición de todos». También previno acerca de sacar conclusiones sobre datos eliminados sobre los ovnis e insistió en que no existían claras evidencias de que posibles alienígenas hubieran visitado la Tierra ni en el pasado ni en el presente.

 

Dilema de la desviación

En sus últimos años, Sagan abogó por la creación de una búsqueda organizada de objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que pudieran impactar contra esta. Muchos expertos, entre otras soluciones, sugirieron la creación de grandes bombas nucleares, para poder alterar la órbita de un NEO susceptible a impactar contra la Tierra. Para Sagan, esto vendría a presentar un "dilema de la desviación": al existir la capacidad de alejar un asteroide de la Tierra, también existe la capacidad de desviar un objeto no amenazante hacia esta, creando así una auténtica arma de destrucción masiva.

 

Hipótesis errónea

Debido a los incendios petroleros de Kuwait iniciados en enero de 1991, Sagan y sus colegas de "TTAPS" advirtieron que si el incendio se mantenía por varios meses, una cantidad suficiente de humo procedente de estos podría alcanzar una altura tal que llegase a desmantelar la actividad agrícola en el sur de Asia. Estas afirmaciones fueron el tema de un debate televisado entre Carl Sagan y el físico Frederick Singer para el programa televisivo Nightline, en el cual Sagan afirmó que los efectos del humo serían similares a los de un invierno nuclear.

 

Los incendios continuaron por varios meses antes de poder ser sofocados y no causaron ningún enfriamiento de talla continental. Sagan posteriormente reconoció, en El mundo y sus demonios, que dicha predicción no resultó ser correcta: estaba oscuro como boca de lobo a mediodía y las temperaturas cayeron entre 4 y 6 °C en el Golfo Pérsico, pero no fue mucho el humo que alcanzó altitudes estratosféricas y Asia se salvó. En 2007, un estudio aplicó modelos computacionales modernos a los incendios petroleros de Kuwait, encontrando que las columnas individuales de humo no son capaces de elevarse hasta la estratosfera, pero que el humo procedente de fuegos que abarquen una gran superficie, como algunos incendios forestales o los incendios de ciudades enteras producto de un ataque nuclear, sí que elevarían cantidades significativas de humo a niveles estratosféricos.

 

2001: Una odisea del espacio

Sagan ejerció brevemente como asesor en la película 2001: Una odisea del espacio, dirigida por Stanley Kubrick. Propuso que la película sugiriese, sin mostrarlo, la existencia de una superinteligencia extraterrestre.

 

El caso Apple

En 1994, los ingenieros de Apple Computer bautizaron al Power Macintosh 7100 con el nombre en clave Carl Sagan con la esperanza de que Apple ganara miles de millones con las ventas del mismo. El nombre solo fue utilizado internamente, pero a Sagan le preocupaba que se convirtiera en un medio de promoción del producto y envió a Apple una carta de desistimiento. Apple aceptó, pero los ingenieros respondieron cambiando el nombre en clave interno a BHA (siglas de Butt-Head Astronomer - Astrónomo Cabezota). Entonces Sagan, denunció a Apple por difamación ante el tribunal federal. El tribunal aceptó la petición de Apple de desestimar la acusación de Sagan y opinó, en obiter dictum, que un lector situado en el contexto comprendería que Apple estaba tratando claramente de responder de forma humorística y satírica, y que se fuerza la razón al concluir que el acusado trataba de criticar la reputación o competencia del demandante como astrónomo. No se ataca en serio la pericia de un científico al usar la expresión indeterminada "cabezota". Sagan, entonces, denunció el uso inicial de su nombre por alusiones, pero volvió a perder y Sagan apeló la resolución. En noviembre de 1995, se llegó a un acuerdo extrajudicial, y la oficina de patentes y marcas de Apple emitió un comunicado conciliatorio: Apple siempre ha sentido un gran respeto hacia el Dr. Sagan. Nunca fue intención de Apple el causarle al Dr. Sagan o a su familia ninguna vergüenza o preocupación.

 

Enfermedad y fallecimiento

Dos años después de diagnosticársele una mielodisplasia, y después de someterse a tres trasplantes de médula ósea procedente de su hermana, el Dr. Carl Sagan falleció de neumonía a los 62 años de edad en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, Washington, el 20 de diciembre de 1996. Fue enterrado en el Cementerio Lakeview, Ithaca, Nueva York.

 


Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Sagan

 

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