Carl Sagan
Nació
en Brooklyn, Nueva York, en una familia de judíos
ucranianos. Su padre, Sam Sagan, era un obrero de la industria textil nacido en
Kamianets-Podilsky, Ucrania, y su madre, Rachel Molly Gruber, era ama de casa.
Carl recibió
su nombre en honor de la madre biológica
de Rachel, Chaiya Clara, en palabras de Sagan "la madre que ella nunca
conoció".
Tenía una hermana llamada Carol.
La
familia vivía en un modesto apartamento cerca del océano Atlántico, en
Bensonhurst, un barrio de Brooklyn. Según Sagan, eran judíos reformistas, el
más liberal de los tres principales grupos judíos. Tanto Carl como su hermana
coinciden en que su padre no era especialmente religioso, pero que su madre
indudablemente creía en Dios, y participaba activamente en el templo...; y solo
servía carne kosher. Durante el auge de la Gran Depresión,
su padre tuvo que aceptar un empleo como acomodador de cine.
Según
el biógrafo Keay Davidson, la guerra interior de Sagan era resultado de la
estrecha relación que mantenía con sus padres, quienes eran opuestos en muchos
sentidos. Sagan atribuía sus posteriores impulsos analíticos a su madre, una
mujer que conoció la pobreza extrema siendo niña, y que había crecido casi sin
hogar en la ciudad de Nueva York, durante la I Guerra Mundial y la década de
1920. Tenía
las ambiciones propias de una mujer joven, pero bloqueadas por las
restricciones sociales, por su pobreza, por ser mujer y esposa, y por ser
judía. Davidson señala que ella, por tanto, adoraba a su hijo; él haría realidad
sus sueños no cumplidos.
Sin
embargo, su capacidad para sorprenderse venía de su padre, que era un tranquilo
y bondadoso fugitivo del Zar. En su tiempo libre, regalaba manzanas a los
pobres o ayudaba a suavizar las tensiones entre patronos y obreros en la
tumultuosa industria textil de Nueva York. Aunque intimidado por
la brillantez de Carl, por sus infantiles parloteos sobre estrellas y
dinosaurios, se tomó con calma la curiosidad de su hijo, como parte de su
educación. Años
más
tarde, como escritor y científico,
Carl recurriría
a sus recuerdos de la infancia para ilustrar ideas científicas,
como hizo en su libro El mundo y sus demonios. Sagan describe así
la influencia de sus padres en su pensamiento posterior:
Mis
padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al iniciarme
simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron los dos
modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales para el
método científico.
La
Exposición Universal de 1939
Sagan
recordaba que vivió una de sus mejores experiencias cuando, con cuatro o cinco
años de edad, sus padres lo llevaron a la Exposición Universal de Nueva York de
1939, lo cual fue un punto de inflexión en su vida. Tiempo después recordaba el
mapa móvil de la América del Mañana:
Se
veían hermosas autopistas y cruces a nivel y pequeños coches General Motors que
llevaban gente a los rascacielos, edificios con bonitos pináculos,
arbotantes... ¡y todo tenía una pinta genial!
En
otras exhibiciones, recordaba cómo una lámpara que iluminaba una célula
fotoeléctrica creaba un sonido crujiente, y cómo el sonido de un diapasón se
convertía en una onda en un osciloscopio. También fue testigo de la tecnología
del futuro que reemplazaría a la radio: la televisión. Sagan escribió:
Sencillamente,
el mundo contenía maravillas que yo nunca había imaginado. ¿Cómo podía
convertirse un tono en una imagen, y una luz convertirse en ruido?
También
pudo ver uno de los eventos más publicitados de la Exposición: el entierro de
una cápsula del tiempo en Flushing Meadows, que contenía recuerdos de la década
de 1930 para ser recuperados por las generaciones venideras de un futuro
milenio. "La cápsula del tiempo emocionó a Carl", escribe Davidson.
De adulto, Sagan y sus colegas crearon cápsulas del tiempo similares, pero para
enviarlas a la galaxia: la placa de la Pioneer y el disco de oro de las Voyager
fueron producto de los recuerdos de Sagan sobre la Exposición Universal.
Durante
la II Guerra Mundial, la familia de Sagan estuvo preocupada por el destino de
sus parientes europeos. Sagan, sin embargo y por lo general, no fue consciente
de los detalles sobre el curso de la guerra. Escribió: "Cierto es que tuvimos
parientes que quedaron atrapados en el Holocausto. Hitler no era un sujeto
popular en nuestra casa... Pero, por otro lado, yo estuve bastante aislado de
los horrores de la guerra". Su hermana, Carol, dijo que su madre por
encima de todo quería proteger a Carl... Ella lo estaba pasando
extraordinariamente mal con la II Guerra Mundial y el Holocausto.
En su libro El mundo y sus demonios (1996), Sagan incluye sus recuerdos sobre
aquel período conflictivo, cuando su familia se enfrentó a la realidad de la
guerra en Europa, pero trató de evitar que esta socavara su espíritu optimista.
Curiosidad
por la naturaleza
Poco
después de ingresar en la escuela elemental, Sagan comenzó a expresar una
fuerte curiosidad por la naturaleza. Sagan recordaba sus primeras visitas en
solitario a la biblioteca pública, a la edad de cinco años, cuando su madre le
regaló un carné de lector. Quería saber qué eran las estrellas, ya que ninguno
de sus amigos ni sus padres sabían darle una respuesta clara:
Fui
al bibliotecario y pedí un libro sobre las estrellas... Y la respuesta fue
sensacional. Resultó que el Sol era una estrella pero que estaba muy cerca. Las
estrellas eran soles, pero tan lejanos que solo parecían puntitos de luz... De
repente, la escala del universo se abrió para mí. Fue una especie de
experiencia religiosa. Había algo magnífico en ello, una grandiosidad, una
escala que jamás me ha abandonado. Que nunca me abandonará.
Por
la época en que tenía seis o siete años, Sagan y un amigo fueron al Museo
Americano de Historia Natural de la ciudad de Nueva York. Allí estuvieron en el
Planetario Hayden y pasearon por las exhibiciones de objetos espaciales del
museo, como los meteoritos, y las muestras de dinosaurios y animales en
entornos naturales. Sagan escribió sobre esas visitas:
Me
quedaba paralizado ante las representaciones en dioramas realistas de los
animales y de sus hábitats de todo el mundo. Pingüinos sobre el hielo apenas
iluminado de la Antártida... Una familia de gorilas, con el macho golpeándose
el pecho... Un oso grizzly en pie sobre sus patas traseras, de diez o doce pies
de alto, y mirándome fijamente a los ojos.
Los
padres de Sagan ayudaron a alimentar el creciente interés de este por la
ciencia comprándole juegos de química y materiales de lectura.
Su interés
por el espacio era, sin embargo, su principal foco, especialmente después
de leer las historias de ciencia-ficción
de escritores como Edgar Rice Burroughs, quienes estimulaban su imaginación
acerca de cómo sería la vida en otros planetas, como Marte. Según el biógrafo
Ray Spangenburg, estos primeros años en los que Sagan trataba de comprender los
misterios de los planetas, se convirtieron en una fuerza motora en su vida, una
chispa continua para su intelecto, y una búsqueda que jamás sería olvidada.
Formación
y carrera científica
Carl
Sagan se graduó en la Rahway High School de Rahway, Nueva Jersey, en 1951. Se
matriculó
en la Universidad de Chicago, donde participó
en la Ryerson Astronomical Society.7 En esta universidad se
graduó
1954 en Artes con honores especiales y generales, en 1955 se graduó
en Ciencias y en 1956 obtuvo un máster
en Física,
para luego doctorarse en Astronomía
y Astrofísica
en 1960.8 Durante su etapa de
pregrado, Sagan trabajó en el laboratorio del genetista Hermann Joseph Muller. De
1960 a 1962, Sagan disfrutó de una Beca Miller para la Universidad de
California, Berkeley. De 1962 a 1968, trabajó en el Smithsonian Astrophysical
Observatory en Cambridge, Massachusetts.
Sagan
impartió clases e investigó en la Universidad de Harvard hasta 1968, año en que
se incorporó a la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York, donde impartió un
curso de pensamiento crítico hasta su muerte en 1996. En 1971, fue nombrado
profesor titular y director del Laboratorio de Estudios Planetarios. De 1972 a
1981, Sagan fue director Asociado del Centro de Radiofísica e Investigación
Espacial de Cornell. Desde 1976 hasta su muerte, fue el primer titular de la
Cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias del Espacio. En Londres, impartió
la edición de 1977 de las Royal Institution Christmas Lectures.
Sagan
estuvo vinculado al programa espacial estadounidense desde los inicios de este.
Desde la década de 1950, trabajó como asesor de la NASA, donde uno de sus
cometidos fue dar las instrucciones del Programa Apolo a los astronautas
participantes antes de partir hacia la Luna. Sagan participó en muchas de las
misiones que enviaron naves espaciales robóticas a explorar el sistema solar, preparando
experimentos para varias expediciones. Concibió la idea de añadir un mensaje
universal y perdurable a las naves destinadas a abandonar el sistema solar que
pudiese ser potencialmente comprensible por cualquier inteligencia
extraterrestre que lo encontrase. Sagan preparó el primer mensaje físico
enviado al espacio exterior: una placa anodizada, unida a la sonda espacial
Pioneer 10, lanzada en 1972. La Pioneer 11, que llevaba otra copia de la placa,
fue lanzada al año siguiente. Sagan continuó refinando sus diseños; el mensaje
más elaborado que ayudó a desarrollar y preparar fue el Disco de Oro de las
Voyager, que fue enviado con las sondas espaciales Voyager en 1977. Sagan se
opuso frecuentemente a la decisión de financiar el transbordador espacial y la
estación espacial a expensas de futuras misiones robóticas.
De
1968 a 1979, Sagan fue editor de la Revista Icarus, publicación para
profesionales sobre investigación planetaria. Fue cofundador de la Sociedad
Planetaria, el mayor grupo del mundo dedicado a la investigación espacial, con
más de cien mil miembros en más de 149 países, y fue miembro del Consejo de
Administración del Instituto SETI. Sagan ejerció también de Presidente de la
División de Ciencia Planetaria (DPS) de la Sociedad Astronómica Americana, de
Presidente de la Sección de Planetología de la American Geophysical Union y de
Presidente de la Sección de Astronomía de la Asociación Estadounidense para el
Avance de la Ciencia.
Logros
científicos
Las
contribuciones de Sagan fueron vitales para el descubrimiento de las altas
temperaturas superficiales del planeta Venus. A comienzos de la década de 1960
nadie sabía a ciencia cierta cuáles eran las condiciones básicas de la
superficie de dicho planeta, y Sagan enumeró las posibilidades en un informe
que posteriormente fue divulgado en un libro de Time-Life titulado Planetas. En
su opinión, Venus era un planeta seco y muy caliente, oponiéndose al paraíso
templado que otros imaginaban. Había investigado las emisiones de radio
procedentes de Venus y llegado a la conclusión de que la temperatura
superficial de este debía de ser de unos 380°C. Como científico visitante del
Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, participó en las primeras
misiones del Programa Mariner a Venus, trabajando en el diseño y gestión del
proyecto. En 1962, la sonda Mariner 2 confirmó sus conclusiones sobre las
condiciones superficiales del planeta.
Sagan
fue de los primeros en plantear la hipótesis de que una de las lunas de
Saturno, Titán, podría albergar océanos de compuestos líquidos en su
superficie, y que una de las lunas de Júpiter, Europa, podría tener océanos de
agua subterráneos. Esto haría que Europa fuese potencialmente habitable por
formas de vida. El océano
subterráneo
de agua de Europa fue posteriormente confirmado de forma indirecta por la sonda
espacial Galileo. El misterio de la bruma rojiza de Titán
también
fue resuelto con la ayuda de Sagan, debiéndose
a moléculas
orgánicas
complejas en constante lluvia sobre la superficie de la luna saturniana.
Sagan
también contribuyó a mejorar la comprensión de las atmósferas de Venus y
Júpiter y de los cambios estacionales de Marte. Determinó que la atmósfera de
Venus es extremadamente caliente y densa, con presiones aumentando gradualmente
hasta la superficie planetaria. También percibió el calentamiento global como
un peligro creciente de origen humano, y comparó su progreso en la Tierra con
la evolución natural de Venus: camino a convertirse en un planeta caliente y no
apto para la vida como consecuencia de un efecto invernadero fuera de control.
También estudió las variaciones de color de la superficie de Marte y concluyó
que no se trataba de cambios estacionales o vegetales, como muchos creían, sino
de desplazamientos del polvo superficial causados por tormentas de viento.
Sin
embargo, Sagan es más conocido por sus investigaciones sobre la posibilidad de
la vida extraterrestre, incluyendo la demostración experimental de la
producción de aminoácidos mediante radiación y a partir de reacciones químicas
básicas. Él
y su colega de Cornell, Edwin Ernest Salpeter, especularon sobre la posibilidad
de la existencia de vida en las nubes de Júpiter,
dada la composición
de la densa atmósfera
del planeta, rica en moléculas orgánicas.
Sagan
creía que la ecuación de Drake, a falta de estimaciones más razonables, sugiere
la formación de un gran número de civilizaciones extraterrestres, pero la falta
de evidencia de la existencia de las mismas, resaltada por la paradoja de
Fermi, indicaría la tendencia de las civilizaciones tecnológicas hacia la
autodestrucción. Esto dio pie a su interés en identificar y dar a conocer las
diversas maneras en que la humanidad podría destruirse a sí misma, con la
esperanza de poder evitar dicha catástrofe y, finalmente, posibilitar que los
seres humanos se conviertan en una especie capaz de viajar por el espacio. La
profunda preocupación de Sagan acerca de una potencial destrucción de la
civilización humana en un holocausto nuclear quedó plasmada en una memorable
secuencia en el último episodio de la serie Cosmos, titulado ¿Quién habla en
nombre de la Tierra? Sagan acababa de dimitir de su puesto en el Consejo
Científico Asesor de las Fuerzas Aéreas estadounidenses y de rechazar
voluntariamente su autorización de acceso a asuntos ultra secretos en protesta
por la Guerra de Vietnam. Tras su matrimonio con
la escritora y activista, Ann Druyan, en junio de 1981, Sagan incrementó
su actividad política,
concretamente en su oposición a la carrera armamentística nuclear, durante la
presidencia de Ronald Reagan.
En
el clímax de la Guerra Fría, Sagan dedicó parte de sus esfuerzos a concienciar
a la opinión pública sobre los efectos de una guerra nuclear cuando un modelo
matemático del clima sugirió que un intercambio nuclear de proporciones
suficientes podría desestabilizar el delicado equilibrio de la vida en la
Tierra. Fue uno de los cinco autores (el autor "S") del informe
TTAPS, como fue conocido dicho artículo de investigación. Finalmente, fue coautor
del artículo científico que planteaba la hipótesis de un invierno nuclear global
tras una guerra nuclear. En su libro El mundo y
sus demonios, Carl Sagan relató
su participación
en los debates políticos
sobre el invierno nuclear. También fue coautor del libro A Path Where No Man
Thought: Nuclear Winter and the End of the Arms Race ("Un camino que
ningún humano pensó: el invierno nuclear y el fin de la carrera
armamentista"), un análisis exhaustivo del fenómeno del invierno nuclear.
En
marzo de 1983, Reagan dio a conocer la llamada Iniciativa de Defensa
Estratégica, un proyecto en el que se invirtieron miles de millones de dólares
para desarrollar un completo sistema de defensa contra ataques con misiles
nucleares, que fue popularmente conocido como Programa Guerra de las Galaxias.
Sagan se opuso al proyecto, argumentando que era técnicamente imposible
desarrollar un sistema semejante con el nivel de perfección requerido, y que
sería mucho más caro elaborarlo que para un enemigo el eludirlo mediante
señuelos u otros medios, y que su construcción desestabilizaría seriamente la
balanza nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, tornando
imposible cualquier progreso hacia el desarme nuclear.
Cuando
el líder soviético Mijaíl Gorbachov declaró una moratoria unilateral sobre las
pruebas de armamento nuclear, que comenzaría el 6 de agosto de 1985, en el 40
aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, el gobierno
de Reagan desestimó la dramática iniciativa tachándola de propaganda, y rechazó
seguir el ejemplo soviético. En respuesta, activistas anti-nucleares y
pacifistas estadounidenses llevaron a cabo una serie de protestas en el
emplazamiento de pruebas de Nevada, que se iniciarían el domingo de Pascua de 1986
y continuarían hasta 1987. Cientos de personas fueron arrestadas, incluyendo a
Sagan, quien fue detenido en dos ocasiones al tratar de saltar un cordón de
seguridad.
Sagan
es uno de los que discuten la probabilidad de vida en otros planetas en Who's
Out There? (1973), un galardonado documental de la NASA de Robert Drew.
Búsqueda
de vida extraterrestre
Sagan
defendió la búsqueda de vida extraterrestre, instando a la comunidad científica
a utilizar radiotelescopios para buscar señales procedentes de formas de vida
extraterrestres potencialmente inteligentes. Sagan fue tan persuasivo que, en
1982, logró publicar en la revista Science una petición de defensa del Proyecto
SETI firmada por 70 científicos entre los que se encontraban siete ganadores
del Premio Nobel, lo que supuso un enorme espaldarazo a la respetabilidad de un
campo tan controvertido. Sagan también ayudó al Dr. Frank Drake para preparar
el mensaje de Arecibo, una emisión de radio dirigida al espacio desde el radiotelescopio
de Arecibo el 16 de noviembre de 1974, destinada a informar sobre la existencia
de la Tierra a posibles seres extraterrestres.
Defensor
de la marihuana
Sagan
fue consumidor y defensor del uso de la marihuana. Bajo el pseudónimo Mr. X,
aportó un ensayo sobre el cannabis fumado al libro de 1971, Marihuana
Reconsidered. El ensayo explicaba que
el uso de la marihuana había
ayudado a inspirar parte de los trabajos de Sagan y a mejorar sus experiencias
sensoriales e intelectuales. Tras la muerte de Sagan, su amigo Lester Grinspoon
desveló esta información al biógrafo Keay Davidson. La publicación de la
biografía Carl Sagan: Una vida, en 1999, atrajo la atención de los medios hacia
este aspecto de la vida de Sagan. Poco después
de su muerte, su viuda, Ann Druyan, aceptó
formar parte de la junta asesora de la NORML, una fundación
dedicada a la reforma de la legislación
sobre el cannabis.
Matrimonios
y descendencia
Sagan
contrajo matrimonio tres veces: en 1957, con la bióloga Lynn Margulis, madre
del escritor Dorion Sagan y del programador y empresario informático Jeremy
Sagan; en 1968, con la artista y guionista Linda Salzman, madre del escritor y
guionista Nick Sagan; y en 1981, con la escritora y activista Ann Druyan, madre
de la productora, guionista y directora Sasha Sagan y de Sam Sagan; unión que
duraría hasta la muerte del científico en 1996.
Ciencia
y religión
El
escritor Isaac Asimov describió a Sagan como una de las dos únicas personas que
había conocido cuyo intelecto superaba al suyo, siendo la otra el informático y
experto en inteligencia artificial, Marvin Minsky.
Sagan
escribía a menudo sobre la religión y sobre la relación entre esta y la
ciencia, expresando su
escepticismo sobre la convencional conceptualización
de Dios como ser sapiente:
Alguna
gente piensa en Dios imaginándose un hombre anciano, de grandes dimensiones,
con una larga barba blanca, sentado en un trono en algún lugar ahí arriba en el
cielo, llevando afanosamente la cuenta de la muerte de cada gorrión. Otros —por
ejemplo, Baruch Spinoza y Albert Einstein— consideraban que Dios es básicamente
la suma total de las leyes físicas que describen al universo. No sé de ningún
indicio de peso en favor de algún patriarca capaz de controlar el destino
humano desde algún lugar privilegiado oculto en el cielo, pero sería estúpido
negar la existencia de las leyes físicas.
En
otra descripción de su punto de vista sobre Dios, Sagan afirma rotundamente:
La
idea de que Dios es un hombre blanco de grandes dimensiones y de larga barba
blanca, sentado en el cielo y que lleva la cuenta de la muerte de cada gorrión
es ridícula. Pero si por Dios uno entiende el conjunto de leyes físicas que
gobiernan el universo, entonces está claro que dicho Dios existe. Este Dios es
emocionalmente insatisfactorio... no tiene mucho sentido rezarle a la ley de la
gravedad.
En
el libro El mundo y sus demonios (1995), Sagan ejemplifica la falacia del
argumento especial con ejemplos exclusivamente religiosos:
un
argumento especial, a menudo para salvar una proposición en un problema
retórico profundo (p. ej.: ¿Cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a
las generaciones futuras porque, contra sus órdenes, una mujer indujo a un
hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil
doctrina del libre albedrío. O: ¿Cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu
Santo igualmente divinos en la misma persona? Argumento especial: no entiendes
el misterio divino de la Santísima Trinidad. O: ¿Cómo podía permitir Dios que
los seguidores del judaísmo, cristianismo e islam —obligados cada uno a su modo
a medidas heroicas de amabilidad afectuosa y compasión— perpetraran tanta
crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez no entiendes el libre
albedrío. Y, en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos);
En
1996, en respuesta a una pregunta acerca de sus creencias religiosas, Sagan
contestó: Soy agnóstico. El punto de vista de
Sagan sobre la religión ha sido interpretado como una forma de panteísmo
comparable a la creencia de Einstein en el Dios de Spinoza. Sagan sostenía
que la idea de un creador del universo era difícil
de probar o refutar, y que el único
descubrimiento científico que podría desafiarla sería el de un universo infinitamente
viejo. Según
su última
esposa, Ann Druyan, Sagan no era creyente:
Cuando
mi esposo murió, debido a que era tan famoso y conocido por ser un no creyente,
muchas personas se me acercaban —todavía sucede a veces— a preguntarme si Carl
cambió al final y se convirtió en un creyente en la otra vida. También me
preguntan con frecuencia si creo que le volveré a ver. Carl se enfrentó a su
muerte con infatigable valor y jamás buscó refugio en ilusiones. Lo trágico fue
saber que jamás nos volveríamos a ver. No espero volver a reunirme con Carl.
En
2006, Ann Druyan editó las Conferencias Gifford sobre Teología Natural,
impartidas por Sagan en Glasgow, en el año 1985, incluyéndolas en un libro
llamado La diversidad de la ciencia: una visión personal de la búsqueda de
Dios, en el que el astrónomo expone su punto de vista sobre la divinidad en el
mundo natural.
Librepensador
y escéptico
Sagan
también está considerado como librepensador y escéptico; una de sus frases más
famosas, de la serie Cosmos, es: Afirmaciones extraordinarias requieren
evidencias extraordinarias. Dicha frase está
basada en otra casi idéntica
de su colega fundador del Comité
para la Investigación
Escéptica,
Marcello Truzzi: Una afirmación
extraordinaria requiere una prueba extraordinaria.
Esta idea tuvo su origen en Pierre-Simon Laplace (1749–1827),
matemático y astrónomo francés, quien dijo que el peso de la evidencia de una
afirmación extraordinaria debe ser proporcional a su rareza.
A
lo largo de su vida, los libros de Sagan fueron desarrollados sobre su visión
del mundo, naturalista y escéptica. En El mundo y sus demonios, Sagan presentó
herramientas para probar argumentos y detectar falacias y fraudes, abogando
esencialmente por el uso extensivo del pensamiento crítico y del método
científico. La recopilación Miles de millones, publicada en 1997 tras la muerte
de Sagan, contiene ensayos, como su visión sobre el aborto, y el relato de su
viuda, Ann Druyan, sobre su muerte como escéptico, agnóstico y librepensador.
Sagan
advirtió contra la tendencia humana hacia el antropocentrismo. Fue asesor de
los Alumnos de Cornell por el Trato Ético hacia los Animales. Hacia el final
del capítulo Blues para un planeta rojo, del libro Cosmos, Sagan escribió: «Si
hay vida en Marte creo que no deberíamos hacer nada con el planeta. Marte
pertenecería entonces a los marcianos, aunque los marcianos fuesen solo
microbios».
El
fenómeno ovni
Sagan
mostró interés en los informes sobre el fenómeno ovni al menos desde el 3 de
agosto de 1952, cuando escribió una carta al Secretario de Estado
estadounidense Dean Acheson preguntándole cómo responderían los EE. UU. si los
platillos volantes resultaran ser de origen extraterrestre.
Posteriormente, en 1964, mantuvo varias conversaciones sobre el asunto con
Jacques Vallée.
A pesar de su escepticismo acerca de la obtención de cualquier respuesta
extraordinaria a la cuestión ovni, Sagan creía que los científicos debían
estudiar el fenómeno, aunque solo fuese por el gran interés que el asunto
despertaba en el público.
Stuart
Appelle comenta que Sagan «escribió frecuentemente sobre lo que él percibía
como falacias lógicas y empíricas acerca de los ovnis y las experiencias de
abducción. Sagan rechazaba la explicación extraterrestre del fenómeno pero
tenía la sensación de que examinar los informes ovni tendría beneficios
empíricos y pedagógicos, y que el asunto sería, por tanto, una materia de
estudio legítima».
En
1966, Sagan fue miembro del Comité Ad Hoc para la Revisión del Proyecto Libro
Azul, promovido por la Fuerza Aérea de los EE. UU. para investigar el fenómeno
ovni. El comité
concluyó
que el Libro Azul dejaba qué
desear como estudio científico,
y recomendó
la realización
de un proyecto de corte universitario para someter el fenómeno
a un escrutinio más
científico.
El resultado fue la formación
del Comité
Condon (1966-1968), liderado por el físico Edward Condon, y que, en su informe
final, dictaminó formalmente que los ovnis, con independencia de su origen y
significado, no se comportaban de manera consistente para representar una
amenaza a la seguridad nacional.
Ron
Westrum escribe: «El punto culminante del tratamiento que Sagan dio a la
cuestión ovni fue el simposio de la AAAS de 1969. Los participantes expusieron
un amplio abanico de opiniones formadas en el tema, incluyendo no solo a
partidarios como James McDonald y J. Allen Hynek sino también a escépticos como
los astrónomos William Hartmann y Donald Menzel. La lista de ponentes estaba
equilibrada, y es mérito de Sagan el que dicho evento tuviera lugar a pesar de
la presión ejercida por Edward Condon». Junto al físico
Thornton Page, Sagan editó las conferencias y debates presentados en el
simposio; estos se publicaron en 1972 bajo el título UFOs: A Scientific Debate.
En algunos de los numerosos libros de Sagan se examina la cuestión ovni (al
igual que en uno de los episodios de Cosmos) y se afirma la existencia de un
trasfondo religioso del fenómeno.
En
1980, Sagan volvió a revelar su punto de vista sobre los viajes interestelares
en la serie Cosmos. En una de sus últimas obras escritas, Sagan expuso que la
probabilidad de que naves espaciales extraterrestres visitasen la Tierra era
muy pequeña. Sin embargo, Sagan creía que era plausible que la preocupación
causada por la Guerra Fría contribuyese a que los gobiernos desorientasen a los
ciudadanos acerca de los ovnis, y que «algunos de los análisis e informes sobre
ovnis, y quizá archivos voluminosos, hayan sido declarados inaccesibles al
público que paga los impuestos... Es hora de que esos archivos sean
desclasificados y puestos a disposición de todos». También previno acerca de
sacar conclusiones sobre datos eliminados sobre los ovnis e insistió en que no
existían claras evidencias de que posibles alienígenas hubieran visitado la
Tierra ni en el pasado ni en el presente.
Dilema
de la desviación
En
sus últimos años, Sagan abogó por la creación de una búsqueda organizada de
objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que pudieran
impactar contra esta. Muchos expertos, entre otras soluciones, sugirieron la
creación
de grandes bombas nucleares, para poder alterar la órbita de un NEO susceptible
a impactar contra la Tierra. Para Sagan, esto vendría a presentar un
"dilema de la desviación": al existir la capacidad de alejar un
asteroide de la Tierra, también existe la capacidad de desviar un objeto no
amenazante hacia esta, creando así una auténtica arma de destrucción masiva.
Hipótesis
errónea
Debido
a los incendios petroleros de Kuwait iniciados en enero de 1991, Sagan y sus
colegas de "TTAPS" advirtieron que si el incendio se mantenía por
varios meses, una cantidad suficiente de humo procedente de estos podría
alcanzar una altura tal que llegase a desmantelar la actividad agrícola en el
sur de Asia. Estas afirmaciones fueron el tema de un debate televisado entre
Carl Sagan y el físico Frederick Singer para el programa televisivo Nightline,
en el cual Sagan afirmó que los efectos del humo serían similares a los de un
invierno nuclear.
Los
incendios continuaron por varios meses antes de poder ser sofocados y no
causaron ningún enfriamiento de talla continental. Sagan posteriormente
reconoció, en El mundo y sus demonios, que dicha predicción no resultó ser
correcta: estaba oscuro como boca de lobo a mediodía y las temperaturas cayeron
entre 4 y 6 °C en el Golfo Pérsico, pero no fue mucho el humo que alcanzó
altitudes estratosféricas y Asia se salvó. En 2007, un estudio
aplicó
modelos computacionales modernos a los incendios petroleros de Kuwait,
encontrando que las columnas individuales de humo no son capaces de elevarse
hasta la estratosfera, pero que el humo procedente de fuegos que abarquen una
gran superficie, como algunos incendios forestales o los incendios de ciudades
enteras producto de un ataque nuclear, sí que elevarían cantidades
significativas de humo a niveles estratosféricos.
2001:
Una odisea del espacio
Sagan
ejerció brevemente como asesor en la película 2001: Una odisea del espacio,
dirigida por Stanley Kubrick. Propuso que la película
sugiriese, sin mostrarlo, la existencia de una superinteligencia
extraterrestre.
El
caso Apple
En
1994, los ingenieros de Apple Computer bautizaron al Power Macintosh 7100 con
el nombre en clave Carl Sagan con la esperanza de que Apple ganara miles de
millones con las ventas del mismo. El nombre solo fue utilizado internamente,
pero a Sagan le preocupaba que se convirtiera en un medio de promoción del
producto y envió a Apple una carta de desistimiento. Apple aceptó, pero los
ingenieros respondieron cambiando el nombre en clave interno a BHA (siglas de
Butt-Head Astronomer - Astrónomo Cabezota). Entonces Sagan,
denunció a Apple por difamación ante el tribunal federal. El tribunal aceptó la
petición de Apple de desestimar la acusación de Sagan y opinó, en obiter
dictum, que un lector situado en el contexto comprendería que Apple estaba
tratando claramente de responder de forma humorística y satírica, y que se
fuerza la razón al concluir que el acusado trataba de criticar la reputación o
competencia del demandante como astrónomo. No se ataca en serio la pericia de
un científico al usar la expresión indeterminada "cabezota".
Sagan, entonces, denunció
el uso inicial de su nombre por alusiones, pero volvió
a perder y Sagan apeló
la resolución.
En noviembre de 1995, se llegó
a un acuerdo extrajudicial, y la oficina de patentes y marcas de Apple emitió
un comunicado conciliatorio: Apple siempre ha sentido un gran respeto hacia el
Dr. Sagan. Nunca fue intención de Apple el causarle al Dr. Sagan o a su familia
ninguna vergüenza o preocupación.
Enfermedad
y fallecimiento
Dos
años después de diagnosticársele una mielodisplasia, y después de someterse a
tres trasplantes de médula ósea procedente de su hermana, el Dr. Carl Sagan
falleció de neumonía a los 62 años de edad en el Centro de Investigación del
Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, Washington, el 20 de diciembre de 1996.
Fue enterrado en el Cementerio Lakeview, Ithaca, Nueva York.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Sagan
Comentarios
Publicar un comentario