Dulce María Loynaz
Infancia
Nacida
María de las Mercedes Loynaz Muñoz, su infancia transcurrió junto a la de sus hermanos
Enrique, Carlos Manuel y Flor. Todos los hijos del general hicieron poesía,
pero solo Dulce María se interesó en hacer pública su obra. Crecieron en un
ambiente de celoso enclaustramiento y lujo, no visitando jamás escuelas
públicas ni privadas; los preceptores iban a educar a los hermanos en su
casona, primero la de San Rafael y Amistad, en Centro Habana, y luego en la de
Línea entre 14 y 16, en El Vedado, hasta que, en la década del veinte, Dulce
María comienza estudios en Derecho Civil en la Universidad de La Habana junto a
su hermano Enrique.
La
abogada
Se
graduó de Doctora en Leyes, por la Universidad de La Habana, profesión que si
bien no era su vocación ejercer mantuvo hasta 1961, siempre atendiendo asuntos
familiares. Fue reconocida en su patria como profesional del derecho recibiendo
en 1944 la desaparecida Orden González Lanuza, conferida a aquellos que en esta
rama aportaron los frutos de sus estudios y experiencias, siendo la primera
mujer en recibirla.
Obra
poética
Sus
primeras obras aparecieron en el periódico La Nación a la edad de 17 años:
Invierno de almas y Vesperal; en dicha publicación aparecieron otros textos
entre 1920 y 1938. En 1929 Dulce María, junto a su madre y hermana, realiza un
viaje por el Medio Oriente donde visitaron Turquía, Siria, Libia, Palestina y
Egipto. Este último viaje afectó especialmente a la poetisa que, luego de
visitar el museo de Luxor y ver la tumba de Tutankamón, escribiría un poema
epistolar lírico y de profunda connotación romántica al desaparecido faraón.
En
1947 publica el poemario Juegos de agua, y a partir de 1950 un editor español
se interesa por la obra de la cubana, publicando varios de sus trabajos. De
esta época, específicamente de 1951, data la publicación de su única novela,
Jardín. Le seguirían Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen (1953), Poemas sin
nombre (1958) y Un verano en Tenerife, (libro de viajes) que, según la autora,
fue "lo mejor que he escrito", entre otras cosas porque la poetisa,
en su primer viaje a esa isla, quedó prendada de ella y llegó a adoptar a
España como su segunda patria. También su obra tuvo una gran acogida en ese
país.
En
1950 publicaría crónicas semanales en El País y Excélsior. También colabora en
Social, Grafos, Diario de la Marina, El Mundo, Revista Cubana, Revista Bimestre
Cubana y Orígenes.
Dentro
de su prosa es de vital importancia destacar su libro Fe de vida, obra
autobiográfica y centrada fundamentalmente en dar a conocer a su segundo
esposo, para muchos invisible hasta ese momento, Pablo Álvarez de Cañas, quien
fuera figura relevante en círculos sociales de La Habana en su época.
Jardín
Jardín
fue escrita entre 1928 y 1935 y publicada en España en 1951. En la novela se
aprecian recursos característicos del realismo mágico, elemento imprescindible
a la hora de analizar esa obra, teniendo en cuenta que fue escrita entre la
segunda y tercera décadas del siglo XX, adelantándose así a los escritores que
explotaron este discurso narrativo en décadas posteriores. Aunque, con respecto
a Jardín, todo es polémico, hay que reconocer que los elementos estilísticos
utilizados por la autora han ubicado a esta novela como precursora de la actual
novelística hispanoamericana.
Sobre
la novela dijo Gabriela Mistral: Para mí, leer Jardín ha sido el mejor «repaso» de idioma
español que he hecho en mucho tiempo...
Mutismo
A
raíz del triunfo de la Revolución cubana, la poeta se auto-aisló de la vida
social durante largo tiempo en su casona de El Vedado. Sin embargo, fue su
actitud apolítica, en un país donde se instauraba un nuevo régimen, lo que le
costó el desconocimiento en su propia tierra. Recibió numerosas ofertas de
España y EE. UU., pero nunca abandonó su país, quizás por ser la hija de un
general del ejército libertador. En una ocasión le propusieron abandonar su
Patria y expresó: "Yo soy hija de uno que luchó por la libertad de Cuba,
quien tiene que irse es el hijo de quien quería que siguiera siendo
colonia". Vivió en un exilio interno dentro de su propio país.
Sus
últimas publicaciones en Cuba fueron Poemas escogidos (1985), Bestiarium (1991)
y La novia de Lázaro (1991). La Diputación de Cádiz publicó, en 1992, Poemas
náufragos, y la editorial Espasa Calpe una amplia antología de su obra.
Igualmente, en 2001, un joven investigador cubano actualmente radicado en
México, Roberto Carlos Hernández Ferro, publica con la editorial habanera
Extramuros una selección de poemas casi desconocidos de la Loynaz, considerados
sus primeros textos, que se encontraban dispersos en prensa periódica de la
década del veinte. Esta selección se agrupó bajo el título de El áspero
sendero, nombre que también corresponde al primer poema de dicha selección, en
la cual, con notable valor exegético, el compilador aclara en su prólogo la
correcta fecha de publicación del sonetario "Diez sonetos a Cristo",
en el diario La Nación, que fue abril de 1920 y no en el año 1921, en la Revista
de la Asociación Femenina de Camagüey, como se había manejado hasta entonces.
La
poeta y Pinar del Río
En
la década de los sesenta, el pianista pinareño José Antonio Martínez de Osaba
comenzó a interesarse por la vida de Dulce María Loynaz y a hacer
averiguaciones sobre el paradero de la poetisa. Algunos decían que la misma
había partido al extranjero con su esposo Pablo Álvarez de Cañas, otros que aún
vivía en La Habana, pero nadie sabía exactamente dónde fijar su residencia.
Algunos aseguraban que había fallecido. Luego de una tenaz búsqueda, dio con el
paradero de la Loynaz en el año 1969 y, mediante una amplia correspondencia y
visitas periódicas, construyeron una gran amistad. Fue el primer acercamiento
de la escritora con las tierras de Vueltabajo. Sin embargo, quien sellaría los
lazos de amistad entre la poetisa y Pinar del Río fue el historiador Aldo
Martínez Malo, que la conoció en 1971 y con quien también mantuvo una amplia
correspondencia que luego sería recogida en el epistolario Cartas que no se
extraviaron. En Pinar del Río recibió numerosos reconocimientos, tanto ella
como sus hermanos. En 1990, luego de haber donado su biblioteca personal que
atesoraba importantes títulos, muchas ediciones “príncipe”, y obras dedicadas
por sus autores, funda en la ciudad de Pinar del Río el "Centro de
Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz". También en esta
provincia se celebraron, con carácter más o menos anual, el encuentro
iberoamericano sobre su vida y obra.
Distinciones
Asistió
en 1953, invitada por la Universidad de Salamanca, a la celebración del VII
Centenario de la Universidad. En 1959 fue elegida miembro de número de la
Academia Cubana de la Lengua, que presidió desde 1992 hasta el momento de su
muerte.
Durante
su vida recibió gran cantidad de premios y honores. Entre ellos se destacan el
Premio Cervantes en 1992, la gran cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio en
1947, y el nombramiento de dama de la Orden de Isabel la Católica. En Cuba
recibió la orden cultural Félix Varela y el Premio Nacional de Literatura,
entre otros.
Personalidades
relacionadas
Entre
las grandes figuras de la literatura universal que pasaron por su casa se
cuentan Federico García Lorca y los premios Nobel de literatura, Gabriela
Mistral y Juan Ramón Jiménez. En su casa de Calzada de 19 esq. E (El Vedado),
se hacían reuniones de intelectuales del ámbito nacional y extranjero. También
intercambió correspondencia con la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, quien
confesó a la cubana que desconocía la causa de su admiración, ya que, luego de
leer los poemas de la Loynaz, reconocía que quien la admiraba era superior a
ella.
Últimos
días
El
15 de abril de 1997 es homenajeada en su residencia de E y 19 en El Vedado por
el Centro Cultural de España en La Habana, en el 45º aniversario de su obra
Jardín. Ese mismo día fue internada en el hospital CIMED en muy delicado estado
de salud.
Falleció
el 27 de abril de 1997, a los 94 años de edad, producto de un paro
cardiorrespiratorio, sin dejar descendencia alguna, ni ella ni ninguno de sus
otros tres hermanos. Fue sepultada en el panteón familiar la mañana del día 28,
presunta fecha del cumpleaños de su fallecido esposo Pablo Álvarez de Cañas.
Asistieron importantes figuras del ámbito cultural y político cubano, así como
representantes de la Iglesia católica, pero fundamentalmente estaba su pueblo,
para decirle el último adiós a la poetisa, mientras de fondo se escuchaba su
propia voz en los altavoces, declamando parte de la obra que la hizo merecedora
del Premio Cervantes (Nobel de las letras hispanas).
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Dulce_Mar%C3%ADa_Loynaz
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