Che Guevara
Ernesto «Che» Guevara fue el mayor de los cinco hijos
de Ernesto Guevara Lynch (1900-1987) y Celia de la Serna (1906-1965). Ambos
pertenecían a familias de la clase alta en Argentina. Un tatarabuelo paterno,
Patricio Julián Lynch y Roo, fue considerado el hombre más rico de
Sudamérica. Aunque diferentes biografías del luego llamado Che Guevara y el
relato de la propia familia atribuyen a su madre ser descendiente de José de la Serna e Hinojosa, último virrey español de Lima, esta circunstancia se revela inverosímil ya que el virrey José de la Serna murió sin dejar descendientes. Celia de la Serna descendía del también
español Juan Manuel de la Serna y de la Quintana (de
origen cántabro, nacido en Ontón), quien se trasladó al Virreinato del Río de la Plata
a finales del siglo XVIII, radicándose en la ciudad de Montevideo, donde se
casó en 1802 con Paula Catalina Rafaela Loaces y Arandía. Según
el genealogista Narciso Binayán
Carmona,
era descendiente del conquistador, explorador y colonizador español Domingo
Martínez de Irala (1509-1556) y Leonor "Ivoty'i Ju" Moquiracé,
indígena guaraní que fue integrante del harén personal de aquel.
Ocasionalmente Ernesto hace mención en sus escritos a
sus ancestros:
Seguro que yo heredo lo socarrón que hay en mí de ese
vasco Guevara que llegó con Mendoza, o de cualquier gaita turrazo que se coló
en mi árbol genealógico macerando dulces indias guaraníes; porque de mis
ancestros irlandeses y guaraníes no lo he heredado. Tan truculentos son los
unos como los otros, aunque los guaraníes aderecen su truculencia con mucha
simpatía... Este nombre de Ayacucho en quechua significa Valle de la Muerte.
Aquí mismo, mi tatarabuelo materno, el virrey De la Serna, se chupó una gran
paliza.
La familia nuclear que integraba con sus padres y
hermanos estaba socialmente ubicada en la clase media alta. Su padre, Ernesto
Rafael Guevara Lynch, llevó una vida económicamente desahogada gracias a las
rentas que obtenía de la herencia recibida de sus padres. Al nacer su hijo, acababa de comprar
junto con parte de la herencia de su esposa, una importante plantación de yerba mate en Caraguatay, una zona rural de la
provincia de Misiones, en el área
de Montecarlo, a unos 200 km al norte de la capital Posadas, sobre el río
Paraná. Durante ese periodo, los trabajadores de los yerbatales, conocidos como
mensúes, enfrentaban condiciones de trabajo extremadamente difíciles, como ilustra la novela El río oscuro, de Alfredo Varela, sobre la que se realizó
la película Las aguas bajan turbias, ambientada en el trabajo de los yerbatales
de aquellos años. La propiedad fue bautizada con el nombre de La Misionera y su
explotación llevó a instalar luego un molino yerbatero en Rosario. Los Guevara también obtenían ingresos
del astillero Río de la Plata, que era propiedad de varios miembros de su
familia y estaba ubicado en San Fernando, hasta que resultó incendiado en 1930.
Sin embargo, estos negocios no permitieron a la familia prosperar lo
suficiente, por lo que resolvieron la venta del yerbatal, en la década de 1940,
para instalar una inmobiliaria y comprar una casa en Buenos Aires. En Córdoba,
Ernesto padre instaló con un socio una empresa de construcción civil que quebró
en 1947. En 1948 recibió otra importante herencia tras la muerte de su madre,
Ana Isabel Lynch Ortiz. Algunas biografías le atribuyen incorrectamente el
título de ingeniero e ideología socialista. Se volvió a casar y tuvo tres
hijos. En 1987 escribió un libro con el título Mi hijo el Che.
Celia de la Serna pertenecía a una familia
tradicional
de grandes estancieros bonaerenses. Su padre se suicidó cuando ella tenía
dos años y su madre murió cuando tenía
quince. Quedó entonces al cuidado de su hermana Carmen y una tía.
Perteneció a una generación de mujeres argentinas de clase alta progresistas
que promovieron el feminismo, la libertad sexual y la autonomía de las mujeres,
cuya más fiel representante fue Victoria Ocampo.
Los padres del Che se casaron el 10 de diciembre de
1927, cuando Celia se encontraba embarazada de tres meses. El hecho era visto
con reservas por la sociedad de aquellos años, pero también indica una actitud
poco conservadora por parte de sus padres y sobre todo por parte de su madre, a
pesar de que pocos años antes había estado a punto de convertirse en monja.
En 1948 se separaron, aunque siguieron viviendo bajo
el mismo techo. Después de Ernesto, tuvieron cuatro hijos más: Celia (n. 1929),
Roberto (n. 1932), Ana María (1934-1990) y Juan Martín (n. 1943).
Los padres de Ernesto se mudaron frecuentemente, lo
cual marcó su niñez y juventud. Hasta dejar la Argentina definitivamente en
1953, la familia del Che tuvo al menos doce domicilios en Buenos Aires,
Caraguataí, San Isidro, Alta Gracia y Córdoba.
Los primeros años de Ernesto transcurrieron entre las
casas que sus padres tenían en Caraguataí (provincia de Misiones) y Buenos
Aires, yendo y viniendo en los vapores del río Paraná, según las necesidades de
la producción yerbatera y el clima. Desde un primer momento Ernesto recibió de
sus padres el sobrenombre de Ernestito, para diferenciarlo del padre, y luego
de Teté, con los que le llamarían indistintamente su familia y amigos de la
infancia.
En Buenos Aires se instalaron en las zonas típicas de
la clase alta: primero en el barrio de Palermo (Santa Fe y Guise), luego en el
partido de San Isidro (calle Alem) y finalmente en el barrio de la Recoleta
(Sánchez de Bustamante 2286). Viviendo en San Isidro, a los dos años de edad
tuvo el primer ataque de asma, enfermedad que padecería toda su vida y que
llevaría a la familia a trasladarse a Córdoba. El padre siempre culparía a la
madre por el asma de Ernesto, atribuyéndola a una bronquitis agravada por la
falta de atención de esta última una fría mañana mientras nadaba en el Club
Náutico San Isidro.35
En Caraguatay, los padres de Ernesto contrataron a
una niñera para su hijo: Carmen Arias, una mujer gallega que viviría con la
familia hasta 1937 y que fue quien le puso el sobrenombre de Teté. Del yerbatal
de sus padres y de su estancia en Misiones adquiriría el gusto por el mate, del
que fue un apasionado toda su vida.
Debido a la seriedad y persistencia del asma que
afectaba a Ernesto, la familia procuró buscar un lugar con un clima más apto.
Siguiendo las recomendaciones de los médicos, decidieron mudarse a la provincia
de Córdoba, un destino clásico de aquella época para las personas con
afecciones respiratorias debido a sus condiciones climáticas y mayor altitud.
Después de pasar un tiempo en la misma ciudad de Córdoba, capital de la
provincia, los Guevara Lynch se instalaron en Alta Gracia.
Alta Gracia era una pequeña villa veraniega de la
clase alta cordobesa ubicada en las primeras sierras a 39 km al suroeste de la
ciudad de Córdoba, capital de la provincia del mismo nombre. Las sierras de
Córdoba, por su clima seco y su altura, han sido tradicionalmente uno de los
principales destinos turísticos del país, y el lugar por excelencia que
buscaban las personas con afecciones respiratorias.
En su primera adolescencia Ernesto tuvo preferencia
por libros de aventuras, como las luchas de Sandokán, de Emilio Salgari y,
sobre todo, los viajes extraordinarios de Julio Verne, entre ellos Cinco
semanas en globo, Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, Veinte
mil leguas de viaje submarino. Años después, estando ya en Cuba pediría que le
enviaran sus tres tomos encuadernados en cuero de las obras completas de Verne.
Más adelante desarrolló el gusto por la poesía y la
filosofía. Entre sus poetas preferidos se destacaron Baudelaire, en especial su
descarnada y polémica obra Las flores del mal, Pablo Neruda, en particular sus
poemas de amor y León de Greiff. Fue un apasionado de la filosofía
existencialista, lo que lo llevó a preferir las obras de Sartre, Kafka y Camus,
y de las teorías psicológicas de Freud.
Ernesto Guevara se destacó durante toda su infancia y
adolescencia por su rebeldía. Sumamente travieso, con duras discusiones con sus
padres y maestros, desaliñado al punto de ser llamado el Chancho Guevara
(sobrenombre que adoptó gustosamente), ejecutando pruebas de gran riesgo
personal, de muy mal carácter, muchas veces llegando a los golpes en las
discusiones, realizando comentarios provocativos y escandalosos, buscando
habitualmente defender la posición contraria de sus interlocutores.
En aquellos años, Córdoba y Alta Gracia en particular
recibieron una notable cantidad de refugiados republicanos de la guerra civil
española, y también alemanes vinculados a los nazis. El músico Manuel de Falla
se había instalado en Alta Gracia y algunos de los mejores amigos de Ernesto,
los hermanos González Aguilar, eran hijos de un alto jefe militar español
republicano, también refugiado allí. Por otra parte algunas localidades
cordobesas como La Falda, La Cumbrecita y Villa General Belgrano eran centros
de refugiados alemanes con evidentes simpatías nazis. El padre de Ernesto llegó
a organizar durante la Segunda Guerra Mundial un pequeño grupo para espiar las
actividades nazis en Córdoba, en el que también participó Ernestito.
Una vez en la escuela
secundaria e instalado en Córdoba, la vida de Ernesto se hizo más pública.
Contra lo que suelen decir algunas biografías, Ernesto Guevara no tuvo ninguna
militancia política ni social en Córdoba (ni luego en Buenos Aires). Él mismo lo
dijo: «No tuve preocupaciones sociales en mi
adolescencia, ni participé en las luchas políticas o estudiantiles de
Argentina».
Los padres de Ernesto y
toda su familia, por supuesto, eran abiertamente antiperonistas, como lo era la
gran mayoría de la clase media y la clase alta. Ernesto en cambio, nunca parece
haber sostenido posiciones antiperonistas. Por el contrario, se sabe que la
familia le atribuía sentimientos favorables al peronismo,
que les recomendaba a las empleadas domésticas de su casa y de las casas de sus
amigos que votaran al peronismo, y que sentía respeto por Perón a quien llamaba «el capo». Años después, ya en plena Revolución cubana, utilizó una de las palabras
favoritas de Eva Perón,
«descamisados», para bautizar al grupo
de novatos bajo su mando en la guerrilla, y
poco antes, al enterarse del golpe militar que derrocó a Perón escribió en una
carta a su madre: Te confieso con toda
sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él, por lo que
significaba para toda América, pues mal que te pese y a pesar de la
claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos
los que pensamos que el enemigo está en el norte.
A fines de 1946 Ernesto
terminó sus estudios secundarios. Ese mismo año obtuvo su primer empleo, junto
a Alberto Granado, en el laboratorio de la Dirección de Vialidad de la
provincia de Córdoba. Poco después de recibirse fue enviado a la localidad de
Villa María (provincia de Córdoba), 100 km al sur, a participar durante los
siguientes meses en la construcción de un camino.
En 1947 la familia
Guevara-De la Serna sufrió un colapso. La empresa constructora de su padre
quebró, y los Guevara decidieron separarse y mudarse a Buenos Aires. En mayo de
ese año su abuela enfermó de muerte, lo que llevó a Ernesto a renunciar a su
empleo y trasladarse a la capital argentina, donde permanecería luego del
deceso de la anciana.
Poco antes de partir, en
Villa María, escribió el poema que se transcribe en el recuadro de la derecha,
en el que apela a su fuerza de voluntad para vencer al destino.
Ernesto hizo grandes amigos durante su infancia y adolescencia en
Córdoba; dos de ellos se destacaron:
Carlos Calica Ferrer. Uno de
sus primeros amigos. Lo conoció cuando ambos tenían dos o tres años. Ernesto recién llegaba a Alta Gracia. Calica era hijo de
un rico médico especialista en enfermedades respiratorias que vivía en Alta
Gracia. Uno de sus pacientes era el propio Ernesto. La primera relación sexual
de Ernesto fue con la empleada doméstica de la familia Ferrer, arreglado por el
propio Calica (en esa época era habitual en la clase media alta mantener
relaciones sexuales con las "mucamas" que trabajaban en las casas).
Calica y Ernesto realizaron el Segundo viaje latinoamericano (1953-1954). En
2006 escribió el libro De Ernesto al Che. El segundo y último viaje de Guevara
por Latinoamérica.
Alberto Granado. Hermano mayor de Tomás Granado, este último compañero
de clases del colegio secundario de Ernesto, y también amigo. Ambos eran hijos
de un trabajador ferroviario. Era seis años mayor que Ernesto, estudiante de
Bioquímica y entrenador del equipo de rugby del club Estudiantes en el que
Ernesto jugaría. Compartieron el gusto por las mujeres, el rugby, el vino, la
literatura y los viajes. Tuvo gran influencia en la elección por Ernesto de la carrera
de medicina. Alberto Granado y Ernesto realizaron el primer viaje
latinoamericano (1952), que refleja la película Diarios de motocicleta, donde
su personaje es interpretado por el actor Rodrigo de la Serna. Luego de la
Revolución cubana se radicó en Cuba. En 1995 escribió el libro Con el Che
Guevara. De Córdoba a La Habana.
El primer año la familia vivió en la casa de su abuela materna,
recientemente fallecida, ubicada en Arenales y Uriburu, en el exclusivo barrio
de Recoleta, o Barrio Norte, a tres cuadras de la facultad de Medicina de la
Universidad de Buenos Aires, en la que empezaría a estudiar en 1948 para
graduarse de médico el 11 de abril de 1953. Al año siguiente su padre vendió el yerbatal, compró una casa en Aráoz 2180,
en el barrio de Palermo y abrió una inmobiliaria en la esquina de Paraguay y
Aráoz.
En este período Ernesto se dedicó a su carrera y comenzó a trabajar como
asistente en una clínica especializada en alergias que se dedicaba a la
investigación del asma, dirigida por el Dr. Salvador Pisani. En la facultad de
Medicina conoció a Berta Gilda Tita Infante, una cordobesa militante
universitaria comunista con la que mantendría una fuerte amistad por el resto
de su vida.
En Buenos Aires Guevara se dedicó a jugar al rugby, deporte
característico de la clase alta porteña, primero en el importante San Isidro
Club y luego, debido a sus limitaciones con el asma, en el pequeño y
desaparecido Yporá Rugby Club (1948) y en el Atalaya Polo Club (1949).
Editó entonces la primera revista dedicada al rugby de la Argentina, con
el nombre Tackle, y en la que también escribía crónicas bajo el seudónimo
«Chang Cho», en alusión a su propio sobrenombre «Chancho».
También continuó con sus intensas actividades de lectura y la escritura
de sus cuadernos filosóficos. En estos años demostró una creciente dedicación a
la filosofía social. En su tercer cuaderno revela un gran interés en el
pensamiento de Karl Marx. También prestó gran atención a las ideas de Nehru
sobre el proceso de descolonización e industrialización en la India, anotando y
recomendando calurosamente su libro El descubrimiento de la India.
En 1950 se enamoró de María del Carmen Chichina Ferreyra, una joven de
16 años perteneciente a una de las familias más ricas y aristocráticas de
Córdoba. La relación duró más de dos años, a pesar de la oposición frontal de
la familia, que lo veía como un «hippie enfermizo» por su aspecto, sus ideas
radicales y provocadoras, y su deseo de casarse y pasar la luna de miel en un
viaje en casa rodante por América Latina. Años después Chichina diría de Ernesto: Me fascinó su físico obstinado y su carácter antisolemne; su
desparpajo en la vestimenta nos daba risa y, al mismo tiempo, un poco de
vergüenza. [...] Éramos tan sofisticados que Ernesto nos parecía un oprobio. Él
aceptaba nuestras bromas sin inmutarse.
Chichina Ferreyra
Estando en Buenos Aires, Ernesto Guevara comenzó a viajar precariamente,
a dedo, bicicleta o en moto, con poco dinero, cada vez más lejos. Los viajes de
Guevara significarían una experiencia social y humana, que lo pondría en
contacto con los trabajadores y los sectores populares de la Argentina y
América Latina, y finalmente lo llevarían a integrar el grupo guerrillero que
realizaría la Revolución cubana.
Existe una faceta menos conocida sobre él que ha causado cierto debate:
su título de médico. La narrativa común sugiere que Guevara regresó a Buenos Aires después de su famoso viaje en motocicleta por América del Sur y se graduó de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en
1953. No obstante, ciertos aspectos sobre este logro académico han sido puestos
en tela de juicio. Tras un extenso viaje de nueve meses por América del Sur,
Guevara regresó a Buenos Aires con la determinación de finalizar su carrera en
medicina. Su amigo Alberto Granado le había recomendado regresar, estudiar y
obtener el título para luego reunirse con él en Venezuela, donde le prometió un
puesto en un instituto sanitario.
Aunque Ernesto no mostraba un "gran entusiasmo por los estudios
académicos" y no era un asiduo asistente a clases, tras su regreso, se
dedicó con intensidad a estudiar. En pocos meses,
"sorprendentemente", logró aprobar numerosas materias que le quedaban
pendientes.
El historiador cubano Enrique Ros realizó una investigación detallada
sobre el título universitario de Guevara. Según los hallazgos de Ros, basados
en regulaciones y estatutos de la UBA de esa época, habría sido imposible para
Guevara obtener su título en el tiempo que se dice lo hizo. Por ejemplo:
La regulación de la UBA requería que los estudiantes de medicina
completaran un año de prácticas en diversos campos médicos después de aprobar
el examen de Clínica Médica. Guevara no podría haber cumplido con este
requisito en el tiempo establecido.
Se señala que para rendir el examen de Clínica Quirúrgica, el estudiante
necesitaba tener aprobadas todas las materias excepto Clínica Médica, una
condición que Guevara no cumplía en ese momento.
Asimismo, para rendir el examen de Clínica Médica, era necesario tener
aprobadas todas las materias del plan de estudios, lo cual Guevara no había
logrado aún.
Respuesta de la UBA
Ante estas irregularidades, Ros contactó a la Universidad de Buenos
Aires. La respuesta fue que Guevara había sido admitido bajo un plan de
estudios diferente al de 1950, el Plan de Estudios de 1937. Sin embargo, este
argumento no se sostiene, ya que, según Ros, el Plan de Estudios de 1950
anulaba cualquier plan anterior.
Adicionalmente, cuando Ros solicitó una copia del expediente académico de Guevara, la Facultad de Medicina
respondió que había sido robado. Si bien la controversia sobre el título médico
de Guevara no altera su legado como revolucionario, sí plantea preguntas sobre
la veracidad de ciertos aspectos de su historia personal. La falta de claridad
y las evidencias contradictorias sugieren que tal vez nunca completó su grado
académico.
Los viajes
En 1952, Ernesto Guevara realizó con Alberto Granado el primero de sus
dos viajes internacionales por América. Salieron el 4 de enero de 1952, desde
San Francisco, Córdoba en la moto de Granado, llamada la Poderosa II. El viaje
duró siete meses y después de pasar por Buenos Aires, Miramar y Bariloche,
entraron a Chile por el lago Todos los Santos. En Chile pasaron por Osorno,
Valdivia, Temuco y Santiago, donde abandonaron la moto, averiada
definitivamente. Se dirigieron al puerto de Valparaíso desde donde viajaron
como polizones en un buque carguero hasta Antofagasta. Desde allí por tierra,
principalmente en camiones, visitaron la gigantesca mina de cobre de
Chuquicamata para dirigirse luego a la frontera con Perú, subiendo la
cordillera por la provincia de Tarata, en la región de Tacna, hasta al lago
Titicaca. En abril llegaron al Cusco, la antigua capital del Imperio Inca.
Visitaron las ciudades incaicas del Valle Sagrado de los Incas y Machu Picchu y
luego partieron hacia Abancay, capital de la Región Apurímac, donde visitaron
el leprosario de Huambo, cerca de la ciudad de Andahuaylas.
El 1 de mayo de 1952 arribaron a Lima donde establecieron una estrecha
relación con el médico Hugo Pesce, conocido especialista en lepra, discípulo de José Carlos Mariátegui y dirigente del Partido Comunista
Peruano, que influiría decisivamente en las decisiones de vida que adoptaría
Guevara. El doctor Pesce los conduce al Hospital Portada de Guía, un leprosario
ubicado en la periferia de Lima. En este
lugar atienden a los pacientes del mal de Hansen y habitan por unos meses. De
allí se dirigieron a Pucallpa donde embarcaron hacia Iquitos y se instalaron
para colaborar con el leprosario de San Pablo a las orillas del río Amazonas,
donde médicos y pacientes les regalaron una balsa llamada Mambo-Tango para
continuar su viaje navegando el río aguas abajo. En balsa llegaron hasta la
población fronteriza colombiana de Leticia, donde se desempeñaron como
entrenadores del equipo de fútbol del pueblo. Volaron en hidroavión a Bogotá y
allí se alojaron en las instalaciones de la ciudad universitaria de la
Universidad Nacional de Colombia y su hospital, el San Juan de Dios. En ese
momento, Colombia atravesaba la época de La Violencia, donde fueron arrestados
pero prontamente liberados. En bus se dirigieron a Caracas, capital de
Venezuela, donde Granado obtuvo empleo en un leprosario por recomendación de
Pesce. Ernesto, por su parte, debía terminar sus estudios, por lo que decidió
volver, utilizando un avión de carga de un familiar que hacía escala previa en
Miami, donde trabajó de empleado doméstico de una azafata y lavaplatos en un
restaurante. El 31 de julio de 1952 volvió a Buenos Aires.
Tanto Guevara como Granado realizaron diarios de viaje, mundialmente
conocidos como Diarios de motocicleta, en los cuales se basó la película de
Walter Salles de 2004, que relata este periplo. Para ambos el viaje significó
un contacto directo con los sectores sociales más relegados y explotados de
América Latina. Para Ernesto Guevara resultó importante para comenzar a definir
sus ideas y sentimientos sobre las graves desigualdades sociales
latinoamericanas, el papel de los Estados Unidos y cuáles podrían ser las
soluciones. La influencia del médico Hugo Pesce sobre Ernesto fue muy grande,
tanto por su visión mariateguista del marxismo, que replanteaba el papel de los
indígenas y campesinos en los cambios sociales en América Latina, como por el
ejemplo personal de vida como médico dedicado a los problemas de salud de los
pobres y marginados. Al publicar su primer libro, La guerra de guerrillas, el
Che Guevara le envió un ejemplar dedicado a Pesce diciéndole que reconocía
haberle provocado «un gran cambio en mi actitud frente a la vida».
Una muestra de esas primeras ideas las expuso el 14 de junio de 1952,
cuando cumplía 24 años, y el personal del leprosario de San Pablo le ofreció
una fiesta. Guevara anotó sus impresiones de ese día bajo el título de «El día
de San Guevara», y cuenta haber dicho las siguientes palabras a sus
anfitriones:
Creemos,
y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en
nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos
una sola raza mestiza, que desde México hasta el estrecho de Magallanes
presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda
carga de provincialismo exiguo, brindo por Perú y por América Unida.
Al regresar a Buenos Aires, Guevara revisó su diario y redactó unas
Notas de viaje donde, entre otras cosas dice:
El
personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina. El
que las ordena y pule, «yo», no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior.
Este vagar sin rumbo por nuestra «Mayúscula América» me ha cambiado más de lo
que creí.
Finalizó sus estudios de medicina en la UBA (Universidad Nacional de
Buenos Aires). En seis meses aprobó las 14 asignaturas que le faltaban, y el 11
de abril de 1953 recibió el título de médico, registrado bajo el legajo 1058,
registro 1116, folio 153 de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
de Buenos Aires.
Segundo viaje latinoamericano (1953-1954)
En 1953, Ernesto Guevara
inició con su amigo de la infancia Carlos Calica Ferrer el segundo de sus dos
viajes internacionales por América. El objetivo era ir a Caracas donde los
esperaba Alberto Granado.
Salieron el 7 de julio
de 1953, desde Buenos Aires en tren hacia Bolivia. Permanecieron varias semanas
en La Paz en pleno proceso de la revolución iniciada en 1952 por el Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR). Allí conocieron a Ricardo Rojo, que luego
integraría un grupo de viajeros argentinos que se iría ampliando. Ernesto y
Calica siguieron camino a Puno, Cuzco y Machu Picchu, para luego dirigirse a
Lima, donde volvió a ver al Dr. Pesce. De Lima viajaron a Guayaquil, Ecuador,
en autobús. Allí integraron un grupo de argentinos compuesto por ellos dos,
Ricardo Rojo, Eduardo Gualo García, Oscar Valdo Valdovinos y Andro Petiso
Herrero, que convivieron comunitariamente en la misma pensión.
En Guayaquil, Ernesto
decidió ir hacia Guatemala para ver la revolución que estaba liderando allí el
coronel Jacobo Arbenz. Calica entonces se separó de Ernesto para dirigirse a
Caracas, donde Alberto Granado lo esperaba, quedándose a vivir allí por diez
años. Tras complicadas gestiones Ernesto se embarcó con Gualo García hasta
Panamá, donde permaneció unos meses, en condiciones económicas críticas. De
allí cruzaron a Costa Rica, luego a Nicaragua haciendo dedo. Allí se
encontraron con Rojo y los hermanos Walter y Domingo Beveraggi Allende,
continuando con este último en auto hacia Guatemala, pasando por Honduras y El
Salvador. El 24 de diciembre de 1953 llegó sin dinero a Guatemala, donde se
instalaría.
Guatemala
(1954)
Ernesto Guevara estuvo
poco más de nueve meses en Guatemala. Su vida allí fue difícil, contradictoria
y compleja, con respecto tanto a su vida personal como a sus ideas y la
definición del papel que deseaba representar.
En 1954 Guatemala estaba
en una situación política crítica. Diez años antes un movimiento estudiantil
encuadrado en el amplio movimiento de la Reforma Universitaria latinoamericana,
había derrocado al dictador Jorge Ubico Castañeda e impuesto un sistema
democrático por primera vez en la historia guatemalteca, resultando electo
presidente Juan José Arévalo. Arévalo, un educador formado en la Argentina que
se adhería a una ideología que él denominaba «socialismo espiritual», inició
una serie de reformas políticas y sociales. Su sucesor (elegido en 1951), el coronel
Jacobo Arbenz, profundizó tales medidas y en 1952 inició un importante proceso
de reforma agraria, que afectó seriamente los intereses de la empresa
estadounidense United Fruit, que tenía sólidos lazos con la administración del
presidente Eisenhower. Sosteniendo que se trataba de un gobierno comunista,
Estados Unidos comenzó a operar entonces para desestabilizar Guatemala y
derrocar al gobierno de Arbenz. El golpe de Estado se inició el 18 de junio de
1954, con el bombardeo de la ciudad por aviones militares y la invasión desde
Honduras de un ejército golpista al mando de Carlos Castillo Armas y el apoyo
desembozado de la CIA. La lucha duró hasta el 3 de julio cuando Castillo Armas
tomó la capital y dio inicio a un largo período de dictaduras militares.
Guevara llegó seis meses
antes del golpe. Durante ese tiempo intentó reiteradamente trabajar como médico
del Estado pero las diversas gestiones nunca se concretaron y sus problemas
económicos fueron muy serios.
En aquellos días
Guatemala era un hervidero de grupos de exiliados y militantes progresistas e
izquierdistas, fundamentalmente latinoamericanos. Al poco de llegar conocería a
Hilda Gadea (1925-1974), una exiliada peruana dirigente del APRA que colaboraba
con el gobierno de Arbenz y que más adelante se convertiría en su primera
esposa. Mientras tanto, conocería a la familia del exiliado nicaragüense
Edelberto Torres, donde a su vez conoció a un grupo de exiliados cubanos
participantes en la toma del Cuartel Moncada, entre los que se encontraba Antonio
Ñico López.
Ñico López y Ernesto
establecieron una sólida amistad. Fue precisamente Ñico quien le puso el mote
de «Che», a raíz del uso permanente que Ernesto hacía de esa palabra típica del
dialecto rioplatense, utilizada para convocar al otro.
Las ideas de Guevara
habían evolucionado, volviéndose mucho más comprometidas políticamente, con una
clara simpatía por el comunismo. Pese a ello se mantendría apartado de
cualquier organización política y cuando poco después, el Partido Guatemalteco
de los Trabajadores (PGT), de tendencia comunista, le comunicara que debía
afiliarse al partido para poder trabajar de médico en el Estado, rechazó
indignado la petición. Su incipiente
pensamiento político
se manifestó
abiertamente por primera vez en una carta enviada a su tía Beatriz el 10 de
diciembre de 1953, poco antes de llegar a Guatemala donde dice, entre otras
cosas:
En
el paso tuve la oportunidad de pasar por los dominios de la United Fruit,
convenciéndome una vez más de lo terrible que son estos pulpos. He jurado ante
una estampa del viejo y llorado camarada Stalin no descansar hasta ver
aniquilados estos pulpos capitalistas. En Guatemala me perfeccionaré y lograré
lo que me falta para ser un revolucionario auténtico. [...] Tu sobrino, el de
la salud de hierro, el estómago vacío y la luciente fe en el porvenir
socialista. Chau. Chancho.
En Guatemala comenzó a
diseñar un libro titulado La función del médico en América Latina en el que
consideraba que la «medicina social preventiva» y el médico constituían un eje
central para una transformación revolucionaria orientada a establecer una
sociedad socialista.
A fines de mayo de 1954,
Guevara salió de Guatemala hacia El Salvador para renovar el visado,
aprovechando para visitar San Salvador y las ruinas mayas de Chalchuapa y
Quiriguá, estas últimas nuevamente en Guatemala.
Al regresar a Guatemala
la situación del gobierno era desesperada y el ataque inminente. El 16 de junio
aviones de mercenarios militares comenzaron a bombardear la ciudad de Guatemala
y dos días después un ejército al mando de Castillo Armas ingresó al país desde
Honduras. Ernesto se inscribió en las brigadas de sanidad y en las brigadas
juveniles comunistas que patrullaban las calles por la noche. Su brigada
llevaba el nombre de Augusto César Sandino y estaba liderada por el voluntario
nicaragüense Rodolfo Romero, al que varios años después el Che recurriría para
organizar la guerrilla en Nicaragua. Las milicias comunistas reclamaron
infructuosamente al gobierno la entrega de armas.
El 27 de junio de 1954
los jefes del Ejército de Guatemala decidieron desconocer la autoridad de
Arbenz y exigir su renuncia. Seis días después Castillo Armas entraba a la
capital para establecer una dictadura y derogar las medidas sociales adoptadas
por el gobierno democrático.
De la caída del gobierno
de Arbenz el Che Guevara sacaría conclusiones fundamentales que luego
incidirían directamente en sus actos durante la Revolución cubana. En
particular Guevara concluyó que era indispensable depurar al ejército de
potenciales golpistas, pues en los momentos cruciales estos desconocían la
cadena de mando y se volvían contra el gobierno. Pocos días después en una
carta a su madre concluía:
La
traición sigue siendo patriotismo del ejército, y una vez más se prueba el
aforismo que indica la liquidación del ejército como el verdadero principio de
la democracia.
También le escribiría a
su amiga Tita Infante:
Los
periódicos de Las Américas publicaban mentiras. Ante todo, no hubo asesinato ni
nada que se le parezca. Debería haber habido unos cuantos fusilamientos al
comienzo pero es otra cosa. Si se hubieran producido esos fusilamientos, el
gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver el golpe.
Hilda fue detenida y
Ernesto se refugió en la embajada argentina donde fue incluido entre los
refugiados comunistas. A fines de agosto
llegó
el salvoconducto para él,
yendo de inmediato a buscar a Hilda, quien había sido liberada poco antes. Sin
embargo la relación entre ambos parecía terminada y a mediados de septiembre
Ernesto se fue solo a México.
México
(1954-1956)
El Che Guevara
permanecería algo más de dos años en México. Allí definió sus ideas políticas,
se casó, tuvo a su primera hija e ingresó al Movimiento 26 de Julio dirigido
por Fidel Castro con el fin de formar un grupo guerrillero en Cuba para
derrocar al dictador Batista e iniciar una revolución social.
En 1954 México era una suerte
de santuario para los perseguidos políticos de todo el mundo. Por otra parte
México había desarrollado una sólida cultura popular con identidad
latinoamericana derivada de la Revolución mexicana de 1910, la primera
revolución social triunfante de la historia, representada en los famosos
murales de Rivera, Siqueiros y Orozco; en la reformista UNAM, en un cine de
lenguaje propio con estrellas como Cantinflas y María Félix, así como en
manifestaciones musicales propias de su identidad como el bolero y la ranchera.
En México, Guevara
trabajó un tiempo de fotógrafo para la argentina Agencia Latina que cerró poco
después y luego para el Hospital General y el Hospital Infantil por un pequeño
salario como alergista e investigador.
Antes de que terminara
1954 Hilda Gadea se radicó también en México, reiniciando el tipo de relación
compleja que habían mantenido en Guatemala, en las que se combinaban las
relaciones sexuales con la actitud maternal de ella, así como un fuerte
entendimiento cultural. Pocos días después se encontró por casualidad en la
calle con Ñico López, quien lo invitaría a asistir a las reuniones del grupo de
cubanos moncadistas que se reunían coordinados por María Antonia González en un
departamento céntrico ubicado en Emparán.
Por aquel entonces Fidel
Castro cumplía una condena de diez años de prisión en Cuba por haber dirigido
el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. El hecho lo había
convertido en una figura nacional. En mayo de 1955 el dictador Fulgencio
Batista sancionó una ley de amnistía, dejando en libertad a Fidel Castro, su
hermano Raúl y otros dieciocho moncadistas. Poco después, el 12 de junio,
crearon el Movimiento 26 de Julio, una organización cuyo fin era derrocar a
Batista y que tenía una ideología antimperialista-democrática fundada en las
ideas de José Martí y mayoritariamente anticomunista.
Por aquel entonces, a
poco de iniciada la Guerra Fría y como herencia del macartismo se generalizó en
América Latina la acusación de «comunismo» como táctica para desprestigiar y
reprimir los movimientos democráticos y sociales. Juan José Arévalo alertaría
sobre este mecanismo en su libro AntiKomunismo en América Latina (1959).
En junio de 1955, Raúl
Castro se estableció en México con el fin de preparar la llegada de su hermano,
desde donde este organizaría un grupo guerrillero para volver a Cuba. En cuanto
llegó, conoció a Ernesto Guevara; ambos congeniaron desde el primer momento.
Raúl Castro, a diferencia de Fidel, había pertenecido al Partido Comunista,
llamado en Cuba Partido Socialista Popular (PSP) y era mucho más radical en sus
actitudes y posiciones.
El 7 de julio de 1955,
Fidel Castro llegó a México. Dos semanas después le ofreció al Che unirse al
Movimiento 26 de Julio como médico y este aceptó inmediatamente. Casi
simultáneamente Hilda Gadea le comunicó que estaba embarazada y el 18 de agosto
se casaron, aunque era obvio que para Guevara se trataba de una decisión
obligada por las circunstancias. Ambos se mudaron entonces a un apartamento en
la calle Nápoles n.º 40, en Colonia Juárez. Como luna de miel en noviembre
visitaron las ruinas mayas de Chiapas y la península de Yucatán: Palenque,
Chichén-Itzá y Uxmal.
En febrero de 1956, un
grupo de unas veinte personas iniciaron el entrenamiento en guerra de
guerrillas bajo el mando del coronel español Alberto Bayo Giroud. El 15 de
febrero nació su hija Hilda Beatriz Guevara. Poco después escribió las últimas
líneas del diario que había iniciado en Buenos Aires al partir para su segundo
viaje latinoamericano:
Ha
pasado mucho tiempo y muchos acontecimientos nuevos se han declarado. Solo
expondré los más importantes: desde el 15 de febrero de 1956 soy padre; Hilda
Beatriz Guevara es la primogénita. [...] Mis proyectos para el futuro son
nebulosos pero espero terminar un par de trabajos de investigación. Este año
puede ser importante para mi futuro. Ya me fui de los hospitales. Escribiré con
más detalle.
Los entrenamientos se
realizaron en un rancho del municipio de Chalco, a unos 50 km al sureste de
México, donde estaban recibiendo un curso de comando y entrenamiento en guerra
de guerrilla impartido por el coronel Alberto Bayo Giroud. El Che ocultó su
asma, se destacó en el entrenamiento militar y se convirtió en uno de los
líderes del grupo.
Entre el 20 y el 24 de
junio de 1956, Fidel Castro, su hermano Raúl, el Che Guevara y la mayor parte
del grupo del Movimiento 26 de Julio en México fueron arrestados por la policía
mexicana. En esa oportunidad la conducta de Ernesto fue extraña, pues en las
tres veces que lo interrogaron confesó abiertamente que era comunista, que se
estaban preparando para realizar una revolución en Cuba y que era partidario de
la lucha armada revolucionaria en toda América Latina. Fidel Castro con
posterioridad pondría esa conducta del Che como un ejemplo de su «honestidad a
carta cabal». Según José González González, ex escolta del jefe
del Departamento de Policía y Tránsito Arturo Durazo Moreno y autor del libro
"Lo negro del negro" afirma que Durazo humilló a Fidel y al Che
cuando fueron detenidos, Durazo quien antes de cambiarse a la Dirección Federal
de Seguridad, intervendría en la detención y tortura de Fidel Castro Ruz y
Ernesto Guevara, a quienes les dio una brutal paliza, González afirmaba que
Durazo “siempre se jactó de haber vejado a los dos personajes” Obtener
la libertad del grupo fue sumamente difícil, especialmente la de Ernesto Guevara,
que permaneció detenido cuando Fidel Castro fue liberado el 24 de julio, debido
a que tenía sus papeles migratorios vencidos y se había confesado comunista.
Con el fin de obtener la libertad del Che, Castro demoró la salida hacia Cuba y
realizó gestiones entre las autoridades mexicanas que han permanecido ocultas.
Fue en ese momento cuando Ernesto escribió un poema titulado Canto a Fidel que
se reproduce aquí y que pone en evidencia hasta qué punto había sido
influenciado por el líder cubano.
El 25 de noviembre de
1956, desde el Puerto de Tuxpan, 82 hombres, entre ellos Ernesto Guevara,
partieron hacia Cuba en un yate llamado Granma.
La
Revolución cubana
El 10 de marzo de 1952,
un golpe de Estado dirigido por el general Fulgencio Batista había derrocado al
presidente democrático Carlos Prío Socarrás, del Partido Auténtico, en un marco
internacional que transitaba los primeros momentos de la Guerra Fría entre
Estados Unidos y la Unión Soviética. Batista instaló una sangrienta dictadura
con el argumento de combatir al comunismo. Sin embargo, el escandaloso nivel de
corrupción y violación de derechos humanos llevó a la conformación de una
oposición generalizada partidaria de la insurrección para desalojar del poder a
Batista, del que participaron los partidos políticos de oposición, los sindicatos, el
movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado, los
terratenientes, las fuerzas armadas y el propio gobierno de los Estados Unidos,
que llegó
a cortarle el suministro de armas. El mismo presidente depuesto, Carlos Prío
Socarrás, expresaba ese clima revolucionario diciendo: «Triunfaré por cualquier
medio, incluso el más extremo».
En este contexto
actuaría el Movimiento 26 de Julio, una evolución revolucionaria del Partido
Ortodoxo, de ideología básicamente nacionalista-anticomunista, buscando en todo
momento articular sus fuerzas con otros sectores opositores, con el proyecto de
establecer un gobierno democrático nacionalista. Tanto el expresidente Carlos
Prío Socarrás del Partido Auténtico, como la CIA, apoyaron económicamente a la
guerrilla castrista en sus primeros
años. Mientras tanto,
Fidel Castro —que
había
sido un destacado dirigente juvenil del otro partido importante, el Partido
Ortodoxo y que se había vuelto célebre por el intento de tomar el Cuartel
Moncada en 1952— proclamaba abiertamente sostener una posición anticomunista.
Por su parte, pese a mantener relaciones estrechas con Fidel Castro y la
guerrilla en Sierra Maestra, el Partido Socialista Popular (comunista) criticó
la experiencia guerrillera atribuyéndole una intención puramente aventurera
golpista. Finalmente, varias fuerzas políticas tenían por entonces organizaciones
armadas además del Movimiento 26 de Julio, como el Directorio Revolucionario 13
de Marzo, el Partido Socialista Popular y el Segundo Frente Nacional del
Escambray.
La prensa y la opinión
pública estadounidense brindaron una gran cobertura y demostraron una gran
simpatía por Fidel Castro y sus guerrilleros en Sierra Maestra, legitimando el
movimiento armado y brindando una difusión de los motivos y acciones de la
guerrilla que el Movimiento 26 de Julio nunca hubiera podido conseguir en las
condiciones de censura y represión que dominaban en Cuba.
El
desastre de la llegada a Cuba
El 25 de noviembre de
1956 un grupo de 82 guerrilleros del Movimiento 26 de Julio que se habían
entrenado en México se embarcaron en el puerto del municipio de Tuxpan
(Veracruz) rumbo a Cuba en el yate Granma. Dirigidos por Fidel Castro, en el
grupo se encontraban también Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida y el
Che Guevara, entre otros.
La travesía duró siete
días, dos más de lo planeado, debido a lo cual el grupo que iba a apoyar su
llegada a Cuba ya se había retirado. Antes del amanecer del 2 de diciembre el
yate encalló en la costa sudoccidental, cerca de la playa de Las Coloradas, en
el Golfo de Guacanayabo, por lo que los rebeldes debieron dejar la mayor parte
de las municiones, alimentos y medicinas en el barco.
Tres días después,
cuando todavía trataban de organizarse, el grupo fue emboscado por el ejército
en Alegría de Pío. La mayor parte del grupo murió en el combate, fueron
ejecutados o detenidos. El resto se dispersó y recién volvió a reunirse en
Sierra Maestra el 21 de diciembre. Guevara fue herido superficialmente en el
cuello y cayó en una especie de sopor del que fue sacado por Juan Almeida
Bosque, para reorganizar un grupo de ocho hombres en situación desesperada por
el hambre, la sed y la persecución del ejército.
La cantidad exacta de
supervivientes se desconoce. Aunque la historia oficial habla de doce, se sabe
que en Sierra Maestra se reunieron al menos 20 guerrilleros de los 82 que
llegaron en el Granma. La imagen de los doce hombres, parece haber sido tomada de
un episodio de la independencia cubana en 1868, en Yara, Oriente de Cuba,
cuando la tropa comandada por Carlos Manuel de Céspedes se enfrentó con un
destacamento colonialista y fueron derrotados. Cuenta la tradición oral que al
quedarse solo Céspedes con un puñado de patriotas, un desalentado le insinuó la
rendición, replicando aquel: «Aún
quedamos doce hombres; bastan para hacer la independencia de Cuba».
En esa oportunidad el
Che Guevara fue severamente reprendido por Fidel Castro debido a la pérdida de
las armas, que habían sido escondidas por orden de aquel en la casa de un
campesino luego allanada por el ejército. Como símbolo de degradación Castro le
quitó la pistola al Che. Años después recordaría
que la «amarga recriminación» de Fidel siguió «grabada en mi mente por el resto
de la campaña y hasta el día de hoy».
La debacle del
desembarco fue noticia de primera plana y en la lista de muertos dada por el
gobierno aparecían los dos hermanos Castro y Ernesto Guevara, afectando
hondamente a su familia. Sin embargo el último día del año recibieron una nota
manuscrita suya, con sello del correo cubano, que decía:
Queridos
viejos: Estoy perfectamente, gasté solo 2 y me quedan cinco. Sigo trabajando en
lo mismo, las noticias son esporádicas y lo seguirán siendo, pero confíen en
que Dios sea argentino. Un gran abrazo a todos, Teté.
Una vez tomado el poder,
la oposición formó un nuevo gobierno. El presidente fue Manuel Urrutia Lleó y
el primer ministro José Miró Cardona. Los ministros fueron Regino Boti
(Economía), Rufo López Fresquet (Hacienda), Roberto Agramonte (Relaciones
Exteriores), Armando Hart (Educación), Enrique Oltuski (Comunicaciones), Luis Orlando
Rodríguez (Interior), Osvaldo Dorticós Torrado (Leyes Revolucionarias) y
Faustino Pérez (Recuperación de Propiedad Adquirida Ilegalmente). Fidel Castro
permanecía como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Se trataba de un
gobierno moderado y pronunciadamente anticomunista. Inicialmente el comandante
Ernesto Guevara fue designado jefe de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña,
pero luego desempeñó diversas funciones claves, entre ellas director del
Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria
(INRA), ministro de Industria y presidente del Banco Nacional, además de
representar internacionalmente a Cuba en varias ocasiones entre las que se
destacan las que llevaron a la firma de los acuerdos comerciales y militares con
la Unión Soviética.
Una de las primeras
decisiones del nuevo gobierno, fueron los juicios revolucionarios como parte
del proceso conocido como Comisión Depuradora contra personas consideradas
criminales de guerra o muy asociadas con el régimen de Batista, y más adelante
nuevos opositores como el comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray,
Jesús Carreras Zayas, acusado de apoyar una rebelión en 1960. Entre enero y
abril de 1959, alrededor de mil fueron denunciados y juzgados por medio de
juicios sumarísimos
de los cuales 550 fueron fusilados en toda Cuba. Ernesto Guevara en su condición de jefe de La Cabaña durante los primeros
meses de la revolución,
tuvo a su cargo los juicios y ejecución contra los detenidos en la fortaleza.
La opinión
personal de Guevara sobre los fusilamientos fue expuesta públicamente ante las
Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964:
Nosotros
tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado
siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y
seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a
muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y
también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida
hoy en Cuba.
El 7 de febrero de 1959,
el gobierno sancionó una nueva Constitución que incluía un artículo
especialmente redactado para el Che Guevara, otorgando la ciudadanía a
cualquier extranjero que hubiera combatido a Batista durante dos años o más y
ejercido el cargo de comandante durante un año. Pocos días después el
presidente Urrutia declaró a Ernesto Guevara como ciudadano cubano de
nacimiento.
Antes de desempeñar un
cargo formal Guevara participó activamente en la elaboración de la ley de
reforma agraria y la creación del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA),
impulsando la versión más radical de esta, que prohibía absolutamente el
latifundio y dejaba sin efecto el requisito constitucional de la indemnización
previa. Ernesto Guevara pensaba que existía un vínculo inseparable entre la
reforma agraria y la guerrilla y decía lo siguiente:
El
guerrillero es, fundamentalmente, y antes que nada, un revolucionario agrario.
Interpreta los deseos de la gran masa campesina de ser dueña de la tierra,
dueña de los medios de producción, de sus animales, de todo aquello por lo que
ha luchado durante años, de lo que constituye su vida y constituirá también su
cementerio... Este Movimiento no inventó la Reforma Agraria. La llevará a cabo.
La llevará a cabo íntegramente hasta que no quede campesino sin tierra, ni
tierra sin trabajar.
Simultáneamente los
periodistas Jorge Masetti y Carlos María Gutiérrez le propusieron al Che
Guevara crear una agencia de noticias independiente de las grandes agencias
internacionales, tomando como modelo la Agencia Latina de Noticias que había
creado Juan Perón y en la que el propio Guevara había trabajado en México. El
proyecto fue aprobado y Cuba creó la agencia Prensa Latina, todavía existente,
cuyo primer director fue el propio Masetti y en la que trabajarían
intelectuales como Gabriel García Márquez o Rodolfo Walsh, entre otros.
Confrontación con los Estados
Unidos
El 3 de enero de 1961, en
una de las últimas medidas de su gobierno antes de entregar el poder a John F.
Kennedy, el presidente Eisenhower cortó las relaciones diplomáticas entre
Estados Unidos y Cuba. El enfrentamiento abierto era inminente.
El 17 de abril de 1961
se produjo la invasión de Bahía de Cochinos desde Nicaragua, donde fueron
despedidos y arengados por el dictador Luis Somoza Debayle, por parte de un
ejército de 1500 hombres mayoritariamente cubanos de la Brigada de Asalto 2506,
entrenados en Guatemala, utilizando buques de la United Fruit Company,
con el apoyo abierto de la CIA. Al día siguiente era evidente que el ejército cubano había controlado la situación. La CIA le pidió entonces al presidente
Kennedy, quien había
asumido la presidencia hacía menos de tres meses, la intervención
abierta de Estados Unidos con la Fuerza Aérea, pero este se negó. Por esta
razón la comunidad cubana anticastrista en Estados Unidos sostuvo públicamente
que el presidente Kennedy era un traidor.
El fracaso de la
invasión de Bahía de Cochinos causó el despido del director de la CIA, Allen
Dulles, y su reemplazo por John McCone. En noviembre de 1961 la CIA estableció
un gigantesco programa llamado Operación Mangosta, dirigido por Edward
Lansdale, con el fin de organizar actos de sabotaje, terrorismo, asesinatos
selectivos de los líderes cubanos, ataques militares e infiltraciones que
desestabilizaran al gobierno cubano y lo llevaran al colapso para octubre de
1962. La ofensiva de aislamiento contra
Cuba avanzó en enero de 1962 cuando los países americanos tomaron la decisión
de excluirla de la OEA.
Como respuesta, a fines
de junio de 1962, la Unión Soviética y Cuba tomaron la decisión de instalar
misiles atómicos en Cuba, lo que entendían era el único modo de disuadir a
Estados Unidos de invadir Cuba,
Además de suponer para
las relaciones soviético-estadounidenses un paso más en la Guerra Fría (en
agosto de 1961 se había construido el muro de Berlín, en febrero de 1962 se
había producido el novelesco intercambio de prisioneros consecuencia del caso
del avión espía U-2, y proseguía la implicación estadounidense en el conflicto
de Vietnam). El Che Guevara tuvo una participación activa en la elaboración del
tratado entre la República de Cuba y la Unión Soviética, viajando allí a
finales de agosto para cerrarlo. El hecho llevaría a la llamada crisis de los
misiles de Cuba que puso al mundo al borde de la guerra nuclear y finalizaría
con un dificultoso acuerdo entre Kennedy y Jruschov, presionados ambos por los
sectores belicistas de sus respectivos países, por el cual Estados Unidos se
comprometió a no invadir Cuba y retirar los misiles que tenía instalados en
Turquía apuntando a la Unión Soviética, y ésta a retirar los misiles cubanos.
El 4 de diciembre de
1962 el diario socialista británico Daily Worker publicó una entrevista a
Ernesto Guevara realizada por Sam Rusell. Allí expresó crudamente su molestia
por el acuerdo entre Kennedy y Jruschov declarando:
Si
los cohetes hubieran permanecido, los hubiéramos usado todos y dirigido hacia
el corazón mismo de los Estados Unidos, incluyendo Nueva York, en nuestra
defensa contra la agresión. Pero no los tenemos, así que pelearemos con lo que
tenemos.
El Che Guevara siempre
tuvo un pensamiento fuertemente internacionalista. No solo era partidario de
que se abrieran nuevas experiencias guerrilleras en otras partes del mundo,
sino que pensaba que solo generalizando la lucha armada en América Latina, Asia
y África sería posible derrotar al imperialismo. Guevara discrepaba
abiertamente con la estrategia de coexistencia pacífica que proponía la Unión
Soviética y él mismo se veía combatiendo en otras revoluciones.
A fines de 1964 el Che
Guevara había decidido dejar el gobierno para encabezar el envío de tropas
cubanas a otros países con el fin de apoyar los movimientos revolucionarios en
marcha. África y en especial la República Democrática del Congo, donde Patrice Lumumba
había sido asesinado en 1961 con participación de la CIA, y en la que una
guerrilla rebelde apoyada desde Tanzania estaba actuando, le pareció una causa
apropiada para intervenir. La República Democrática del Congo, ubicada en el
centro del África y con fronteras con nueve países, se le aparecía al Che como
un gigantesco «foco» desde el que se podría irradiar la revolución a todo el
continente.
A principios de 1965 le
escribió una famosa carta a Fidel Castro renunciando a todos sus cargos y a la
nacionalidad cubana y anunciando su partida hacia «nuevos campos de batalla».
Es en esa carta donde aparece, en la firma, la frase «hasta la victoria
siempre», ampliamente difundida desde entonces. La carta fue leída por Castro
durante el Primer Congreso del Partido Comunista Cubano y retrasmitida a través
de la televisión en octubre de ese mismo año, causando una enorme sensación,
tanto dentro como fuera de Cuba (ver carta en Wikisource). Para entonces el Che
Guevara había desaparecido de la vida pública y su paradero era desconocido.
https://es.wikisource.org/wiki/Carta_de_despedida_del_Che_Guevara
Tras la retirada del
Congo, el Che se ocultó varias semanas en la embajada cubana en Dar es-Salam,
capital de Tanzania, donde aprovechó para escribir su memoria de la fracasada
experiencia, que luego se publicaría en 1999 como Pasajes de la guerra
revolucionaria: Congo. Allí realizó una «enmarascamiento» que incluyó un cambio
de la dentadura y otras transformaciones corporales realizada por el Dr. Luis
C. García Gutiérrez (a. Fisín), con el fin de adoptar nuevas identidades.
Con posterioridad se
trasladó a Praga donde permaneció por cinco meses en una casa de seguridad del
servicio secreto cubano. Se trata de uno
de los períodos
menos conocidos de su vida en los que analizó sus próximos pasos que lo
llevarían a iniciar la acción guerrillera en Bolivia.
Tras analizar varias
opciones, el Che Guevara, con apoyo de Fidel Castro, decidió establecer un foco
guerrillero en Bolivia, un país que, estando en el corazón de Sudamérica, y
limitando con Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay, permitía extender con
facilidad la guerra de guerrillas a todo el subcontinente, sobre todo a su país
natal.
El 21 de julio de 1966,
el Che volvió secretamente a Cuba. Allí se reunió con Fidel Castro, su esposa,
Orlando Borrego y el grupo de guerrilleros que lo acompañaría a Bolivia. El 2
de noviembre, sin revelar su identidad, vio por última vez a sus hijos, con
excepción de Hildita, la mayor, debido a que podría reconocerlo.
Poco después, entre
septiembre y octubre de 1966, el Che Guevara volvió a reunirse con Perón en
Madrid, para pedir el apoyo del peronismo a su proyecto guerrillero en Bolivia.
Perón se comprometió a no impedir que aquellos peronistas que quisieran
acompañar a Guevara lo hicieran, pero no aceptó involucrar al movimiento
peronista como tal en una acción guerrillera en Bolivia, aunque si comprometió
el apoyo del peronismo cuando la guerrilla del Che trasladase su acción al
territorio argentino.
Bolivia
En noviembre de 1964, el
general René Barrientos encabezó un golpe de Estado en Bolivia que derrocó al
gobierno constitucional del presidente Víctor Paz Estenssoro, poniendo fin a la
Revolución de 1952, de tendencia nacionalista-popular, impulsada por el MNR. En
1966 Barrientos organizó unas elecciones en las que fueron proscriptos los
principales líderes del MNR, el depuesto Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo,
resultando de tal modo elegido él mismo.
El 7 de noviembre de
1966, día en que comienza su Diario de Bolivia, Ernesto Guevara se instaló en
una zona montañosa y selvática ubicada cerca del río Ñancahuazú, en el sudeste
del país, donde las últimas estribaciones de la Cordillera de los Andes se unen
con la región del Gran Chaco.
El grupo guerrillero
estable estaba integrado por 16 cubanos,
entre ellos muchos de los hombres de su círculo íntimo, 26 bolivianos,
3 peruanos y 2 argentinos.
En total 47 combatientes, de los cuales Tania era la única mujer, aunque en el
grupo de apoyo desempeñó
también
un importante papel Loyola Guzmán quien resultó detenida y torturada. Tomaron
el nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN) con secciones de
apoyo en Argentina, Chile y Perú.
El 11 de marzo de 1967
dos desertores fueron detenidos poniendo sobre aviso al gobierno, que, ese
mismo día, solicitó la cooperación de Estados Unidos y organizó un sistema de
inteligencia coordinado con Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay.
El 23 de marzo
comenzaron los enfrentamientos armados: el ELN copó a una unidad militar y mató
a siete soldados. Poco después dejaron el campamento para escapar del cerco que
comenzó a formar el ejército boliviano. El 3 de abril Guevara dividió sus
fuerzas, poniendo a Juan Acuña Núñez («Vilo» o «Joaquín») al mando de la
segunda columna. Ambos grupos se perdieron y no volverían a encontrarse.
En sucesivas escaramuzas
fueron muriendo sus hombres: Jesús Suárez Gayol, Jorge Vázquez Viaña (Loro), a quien
dieron por desaparecido, y Eliseo Reyes, que lo acompañaba desde Sierra
Maestra.
El 20 de abril el ELN
sufrió un duro golpe al ser capturados dos miembros de la red de apoyo, Régis
Debray y Ciro Bustos, cuando intentaban dejar la zona. Ambos fueron torturados
y terminaron brindando información clave. Los actos de Debray y Bustos, bajo
tortura, como también, por otro lado, la inacción de Mario Monje, secretario
general del Partido Comunista de Bolivia, que debió haber ofrecido apoyo
logístico, han sido muy discutidos.
En ese momento escribió
su Mensaje a los Pueblos del Mundo que fue leído en la reunión de la
Tricontinental (Asia, África y América Latina), y que contiene sus afirmaciones
más radicales y contundentes, proponiendo una guerra mundial abierta contra
Estados Unidos, en clara contradicción con la «coexistencia pacífica» que
sostenía por entonces la Unión Soviética y los partidos comunistas latinoamericanos
dentro del marco conceptual de la Guerra Fría. Guevara encabezó ese documento
con una de sus frases más recordadas: Crear dos,
tres... muchos Vietnam, es la consigna.
El 9 de octubre,
el gobierno boliviano informó sobre el fallecimiento de Ernesto Guevara
ocurrido el día anterior. Simultáneamente llegaron el coronel Joaquín Zenteno
Anaya y el agente de la CIA, Félix Rodríguez. Poco después del mediodía el presidente
Barrientos dio la orden de ejecutar al Che Guevara. Existen dudas y versiones
contradictorias sobre el grado de apoyo que la decisión tuvo por parte de
Estados Unidos,
pero lo cierto es que, tal como está registrado en el propio informe
secreto de Félix Rodríguez, la CIA estaba presente en el lugar. Rodríguez
recibió y transmitió la orden de ejecución a los oficiales bolivianos y
comunicó a Guevara sobre esta decisión. Antes del fusilamiento, Rodríguez,
lo interrogó
y lo sacó
del aula para tomarle varias fotografías, las últimas en las que aparece con
vida. El propio Rodríguez relata ese momento de este modo:
Salí
de la habitación, aquello estaba lleno de soldados afuera. Me dirigí al
sargento Terán que sabía que estaba siendo de ejecutor de todo eso. Le dije:
«Sargento, hay instrucciones de su Gobierno de eliminar al prisionero». Me puse
la mano al nivel de la barbilla: «No le tire de aquí para arriba, tírele de
aquí para abajo pues se supone que este hombre haya muerto de heridas en
combate». «Sí, mi capitán, sí, mi capitán», dijo. Era aproximadamente la una de
la tarde de Bolivia. De ahí entonces me retiré al lugar avanzado donde yo había
fotografiado el diario y a la una y diez aproximadamente escuche una ráfaga
pequeña.
Mandé
a Terán que cumpliera la orden. Le dije que debía dispararle [al Che] por
debajo del cuello porque tenía que parecer muerto en combate. Terán pidió un
fusil y entró en la habitación con un par de soldados (...) y anoté en mi
cuaderno: hora 13:10 del día 9 de octubre de 1967.
Entrevista de Claudio Gatti a Félix Ismael Rodríguez
Para más información consulta la fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Che_Guevara
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