Justo Sierra Méndez.
Fue un escritor, historiador,
periodista, poeta, político y filósofo mexicano, discípulo de Ignacio Manuel
Altamirano. Fue decidido promotor de la fundación de la Universidad Nacional de
México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se le conoce
también como "Maestro de América" por el título que le otorgaron varias
universidades de América Latina. Es considerado uno de los personajes más
influyentes de la historia moderna de México.
Vivió en San Francisco de Campeche;
hijo de Justo Sierra O'Reilly, eminente novelista e historiador, y de Doña
Concepción Méndez Echazarreta, hija de Santiago Méndez Ibarra, quien jugó un
papel importante en la política yucateca del siglo XIX. A la muerte de su padre
(1861), siendo casi un niño, Justo Sierra Méndez se trasladó primero a la
ciudad de Mérida, después a Veracruz y por último a la Ciudad de México donde,
después de brillantes estudios, se relaciona con los mejores poetas y literatos
de ese tiempo, entre otros con Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña,
Guillermo Prieto, Luis G. Urbina, poetas de la Revista Azul y de la Revista
Moderna. Fue hermano de Santiago, periodista y poeta y quien fuera asesinado
por Ireneo Paz en duelo armado en 1880 en presencia del mismo Justo, y de
Manuel José, político. Asistió a una reunión en la que estaban algunos de los
más consagrados escritores de aquel tiempo. La velada tuvo lugar en casa de don
Manuel Payno; estaban ahí, entre otros, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez y
Vicente Riva Palacio. Dice don Agustín Yáñez: "desde aquella velada,
Sierra ocupó un sitio de preferencia en los cenáculos, conmemoraciones y
redacciones literarias; fue la sensación del momento en la tribuna en los días
clásicos de la patria; en una juventud que se consagró a la literatura, Sierra
incursionó en el relato, en el cuento, la novela y el teatro."
Algunos de sus poemas de juventud se
publicaron en el periódico El Globo, y se dio a conocer con su famosa
"Playera"; a partir de 1868 publicó sus primeros ensayos literarios;
en El Monitor Republicano inició sus "Conversaciones del Domingo",
artículos de actualidad y cuentos que después serían recogidos en el libro
Cuentos románticos; publicó en la revista El Renacimiento su obra El Ángel del
Porvenir, novela de folletín que no tuvo mayor impacto. Escribió también en El
Domingo, en El Siglo Diez y Nueve, La Tribuna, en La Libertad, de la que fue su
director y en El Federalista. Asimismo, publicó en El Mundo su libro En Tierra
Yankee. Abordó además el género dramático en su obra Piedad.
En 1871 se recibió de abogado.
Varias veces diputado al Congreso de la Unión, lanzó un proyecto que sería
aprobado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de obligatoria.
En ese mismo año presentó un proyecto para fundar la Universidad Nacional de
México que no prosperó, tardaría sin embargo 30 años para verlo realidad. Desde
1892, expuso su teoría política sobre la “dictadura ilustrada”, pugnando por un
Estado que habría de progresar por medio de una sistematización científica de
la administración pública; en 1893 dijo aquella célebre frase: "el pueblo
mexicano tiene hambre y sed de justicia". ("México es un pueblo con
hambre y sed. El hambre y la sed que tiene, no es de pan; México tiene hambre y
sed de justicia"). En 1901 se trasladó a Madrid con el objeto de
participar en el Congreso Social y Económico Hispanoamericano; fue en esta
ocasión que conoció a Rubén Darío en París. Presidió la Academia Mexicana, correspondiente
de la Española. Influyó también en los
escritores Luis González Obregón y Jesús Urueta.
Escribió también varios libros de historia para la educación primaria y para la lectura de temas públicos. Dirigió la publicación de México, su Evolución Social, (1900 -1902) y de la "Antología del Centenario", (1910). En colaboración con Manuel Gutiérrez Nájera, Francisco Sosa y Jesús E. Valenzuela creó la Revista Nacional de Letras y Ciencias donde se publicó su libro La evolución política del pueblo mexicano. Otro de sus más importantes libros es Juárez, su obra y su tiempo, la sirena y otros cuentos.
En materia educativa propugnó por la
autonomía de los Jardines de Niños, el progreso del magisterio y a nivel
superior, la reorganización de las carreras de Medicina, Jurisprudencia,
Ingeniería, Bellas artes y Música, así como la promoción de la Arqueología, de
un sistema de universidades en provincia, de una universidad para maestros, el
otorgamiento de desayunos escolares y un sistema de becas para los alumnos
destacados. Se esforzó por que el método educativo a aplicar enseñara a pensar
y no a memorizar. "Es la educación" decía "la que genera mejores
condiciones de justicia; educar evita la necesidad de castigar".
Fue también Ministro de la Suprema
Corte de Justicia en 1894, de la que llegó a ser Presidente. Ocupó
posteriormente importantes cargos en el gabinete porfirista como Subsecretario
de Justicia e Instrucción Pública y Ministro de Instrucción Pública y Bellas
Artes, entre los años de 1901 y 1911. (A su iniciativa se creó en 1905 la
Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo nombrado el primer
titular de ella.) Contando con la cartera de este ministerio puso en práctica
hacia 1905 su anhelado proyecto: dar a la educación primaria el carácter de
nacional, integral, laica y gratuita. En lo político supo ser amigo de Porfirio
Díaz sin ser su adulador y Díaz lo respetó siempre como a un hombre superior.
En lo económico creía que la generación de la riqueza debía estar unida a una
responsabilidad social. Las empresas, decía, "deberían ser las primeras en
promover capacitación y educación y los grandes favorecidos de la fortuna, los
primeros obligados a sostener centros de investigación, enseñanza, cultura y
bellas artes".
Poesías, cuentos, novela,
narraciones, discursos, doctrinas políticas y educativas, viajes, ensayos
críticos, artículos periodísticos, epístolas, libros históricos y biográficos,
forman el valioso material de la obra de Justo Sierra Méndez. Su epistolario era
para él lo más preciado.
En 1910 la Universidad Nacional Autónoma de México le otorga la distinción Doctor honoris causa junto con jefes de estado, premios Nobel y grandes historiadores.
Tiempo antes del triunfo de la Revolución
Justo Sierra Méndez renunció al ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes, y fue sustituido por Jorge Vera Estañol. Dos años después, el presidente
Francisco I. Madero lo nombró Ministro Plenipotenciario de México en España.
Murió poco después en Madrid, el 13 de septiembre de 1912. Su cadáver fue
traído a México en el trasatlántico España, habiendo sido homenajeado en todo
el trayecto y fue sepultado con honores en el Panteón Francés.
En 1948, en el centenario de su
nacimiento, a iniciativa de la Universidad de La Habana junto con otras
universidades del continente, la UNAM lo declaró Maestro de América, se
editaron sus obras completas en 15 tomos y sus restos fueron trasladados a la
Rotonda de las Personas Ilustres, creada en 1880 tras su propia iniciativa. Por
decreto presidencial, el 26 de mayo de 1999 se inscribió su nombre con letras
de oro en el muro de honor del Palacio Legislativo de San Lázaro. En 2012 se
conmemoró el centenario de su fallecimiento.
FUENTE: https://es.wikipedia.org/wiki/Justo_Sierra_M%C3%A9ndez
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