Héctor Roberto Chavero
Su padre, José Demetrio Chavero, de
origen quechua y vasco, y su madre, Higinia Carmen Haran, era criolla de
padres vascos. Su infancia transcurrió en Agustín Roca, donde su padre trabajaba en el ferrocarril
como telegrafista y se dedicaba también a la doma de
caballos. Inicialmente estudió violín con el padre Rosáenz, el cura del pueblo.
Más tarde aprendió a tocar la guitarra en la ciudad de Junín con el concertista
Bautista Almirón, quien sería su único maestro. Viajaba 16 km a caballo para tomar
las lecciones en la ciudad. Con Almirón, descubrió la música de Sor, Albéniz, Granados y Tárrega, y también las transcripciones para guitarra de obras de
Schubert, Liszt, Beethoven, Bach y Schumann.
En 1917 con su familia pasó unas
vacaciones en la provincia de Tucumán, y allí conoció un nuevo paisaje y una
nueva música, con sus propios instrumentos, como el bombo y el arpa india, y
sus propios ritmos, la zamba, entre ellos. La temprana muerte de su padre lo
convirtió prematuramente en jefe de familia. Fue improvisado maestro de
escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo
periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio». Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.
Con sus 20 años de edad, llegó a la ciudad de Urdinarrain con su guitarra, su
lugar preferido era "La Amarilla", el escenario perfecto para
desgranar cifras, milongas y cifras. Trabajo como peón para la Casa Goldaracena.
En 1931 se casó con su prima María
Alicia Martínez, quien tenía un hijo en Urdinarrain nació su primera hija, Alma
Alicia Chavero.
En enero de 1932 participó en la
fallida intentona revolucionaria de los hermanos Kennedy, en La Paz, en la cual
estuvieron envueltos también el coronel Gregorio Pomar y el escritor Arturo
Jauretche, quien inmortalizó la patriada en su poema gauchesco El Paso de los
Libres.
Después de esta derrota debió
exiliarse. Tuvo que refugiarse un tiempo en Montevideo (Uruguay), y luego en
otras localidades del interior oriental y el sur de Brasil. En 1934 reingresó a
la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario (provincia de Santa Fe). En
1935 se estableció en Raco, un caserío a unos 40 km al noroeste del pueblo de
Tafí Viejo (provincia de Tucumán). Pasó brevemente por la ciudad de Buenos
Aires ―donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus canciones― para
actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para retornar por unos
meses a Raco en 1936. Realizó una incursión por Catamarca, Salta y Jujuy. Más
tarde visitó nuevamente el altiplano en busca de testimonios de las viejas
culturas originarias. Retornó a los valles calchaquíes, recorrió a lomo de mula
los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta (una aldea a dos
kilómetros de la ciudad de La Rioja).
En Tucumán, en 1942, conoció a la
pianista y compositora sampedrina Nenette Pepín Fitzpatrick (1908-1990), con la
que mantuvo una relación durante 48 años.
Como en Argentina no existía el
divorcio, tuvieron que casarse vía Montevideo, por lo que legalmente Yupanqui
era bígamo. Con Nenette tuvo su último hijo, Roberto Chavero, el que fue el
único que mostró como tal, tal vez influido por ella, quien llevaba las riendas
en la pareja. Ella, que firmaba como Pablo del Cerro, es la coautora de muchas
de sus canciones: «Chacarera de las piedras», «El alazán», «El arriero va»,
«Eleuterio Galván», «Guitarra dímelo tú», «Indiecito dormido», «Payo Solá»,
«Sin caballo y en Montiel», «Yo quiero un caballo negro», entre otras.
A causa de su afiliación al Partido
Comunista, Yupanqui sufrió la censura durante la presidencia de Juan Domingo
Perón. Fue detenido y encarcelado varias veces. Al respecto ha dicho Yupanqui:
En tiempos de Perón estuve varios
años sin poder trabajar en la Argentina... Me acusaban de todo, hasta del
crimen de la semana que viene. Desde esa olvidable época tengo el índice de la
mano derecha quebrado. Una vez más pusieron sobre mi mano una máquina de
escribir y luego se sentaban arriba, otros saltaban. Buscaban deshacerme la
mano pero no se percataron de un detalle: me dañaron la mano derecha y yo, para
tocar la guitarra, soy zurdo. Todavía hoy, a varios años de ese hecho, hay
tonos como el si menor que me cuesta hacerlos. Los puedo ejecutar porque uso el
oficio, la maña; pero realmente me cuestan.
Cuando Chavero se fue a Francia en
1949, ya utilizaba el seudónimo Atahualpa Yupanqui. La cantante Edith Piaf lo
invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con Chant du Monde, la compañía de
grabación que publicó su primer LP en Europa, Minero soy, que obtuvo el primer
premio de mejor disco de la academia Charles Cros, que incluía 350
participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclor.
Posteriormente, viajó extensamente por Europa.
En 1952, regresó a Buenos Aires,
donde rompió su relación con el Partido Comunista, lo que hizo más fácil para
él concertar actuaciones en radio. Mientras que con su esposa Nenette (Paule
Pepín Fitzpatrick) construía su casa de Cerro Colorado (Córdoba), Yupanqui
recorría el país. Musicalizó las películas Horizontes de piedra (1956), basada
en su libro Cerro Bayo y Zafra (1959), actuando también en las mismas.
El reconocimiento del trabajo
etnográfico de Yupanqui se generalizó durante los años sesenta, y artistas como
Mercedes Sosa, Alberto Cortez y Jorge Cafrune grabaron sus composiciones y lo
hicieron popular entre los músicos más jóvenes, que se refieren a él como Don
Ata.
Yupanqui alternaba entre sus casas
en Buenos Aires y Cerro Colorado (provincia de Córdoba). Durante 1963 y 1964,
realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En
1967 realizó una gira por España estableciéndose finalmente en París (Francia).
Volvió periódicamente a la Argentina ―en manos de diversas dictaduras―. En
1973, con el regreso de Juan Domingo Perón, apareció en la película
Argentinísima II. Pero sus visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura
cívico-militar (1976-1983) de Jorge Rafael Videla llegó al poder en marzo de
1976.
Con el regreso de la democracia, a
mediados de los años ochenta presentó varias obras en el famoso café concert y
galería La Capilla, ubicado en Suipacha 842 (Buenos Aires). En 1985 obtuvo el
premio Kónex de brillante como mayor figura de la Historia de la música popular
argentina. En 1986, el Gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las
Letras.
En 1987 volvió a Argentina para recibir el homenaje de la
Universidad Nacional de Tucumán. En 1989 debió internarse en Buenos Aires para superar una dolencia
cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín.
Sin embargo, a los pocos días Yupanqui viajó a París para cumplir con un
contrato artístico.
El 14 de noviembre de 1990 falleció
en Buenos Aires su esposa, Nenette Pepín Fitzpatrick.
En 1992, Yupanqui volvió a Francia
para actuar en la ciudad de Nîmes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo.
Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerro
Colorado, bajo un roble europeo.
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