Benito Juárez
Primeros años
Benito Pablo Juárez García
nació el 21 de marzo de 1806 en el poblado de San Pablo Guelatao, en el estado
de Oaxaca. Sus padres era Marcelino Juárez y Brígida García murieron cuando él tenía tres años; su madre durante el alumbramiento de su hermana María Alberta Longinos. Benito junto con sus hermanas María Josefa y
Rosa quedaron bajo el amparo de sus abuelos paternos. Y su muy pequeña hermana
María Longinos con su tía materna Cecilia. A los pocos años murieron
también sus abuelos y las dos hermanas mayores de Juárez se casaron,
quedando él finalmente bajo la custodia de su tío Bernardino. A partir de
entonces trabajó como peón del campo y como pastor de ovejas hasta la edad de
doce años. Su tío Bernardino conocía el castellano y se lo enseñaba a Juárez
que mostraba entusiasmo en aprenderlo, sin embargo, las labores del campo y el
hecho de que en el pueblo no se hablara el castellano no permitieron que Juárez
avanzase mucho en su aprendizaje. En su pueblo, como sucedía en las poblaciones
pequeñas, no existía ni la más elemental escuela. Juárez se daba cuenta que
quienes aprendían a leer lo hacían viajando a la ciudad, ya sea costeándose una
pensión o trabajando como sirvientes en las casas ricas, lo que alimentó su deseo
de ir a la ciudad, lo cual solicitaba a su tío con mucha frecuencia sin
concederle este jamás su deseo. Finalmente, el 17 de diciembre de 1818 Juárez
decidió marcharse de su pueblo natal después de haber elegido entre los
sentimientos y su deseo de educarse. Dirigió sus pasos a la ciudad de Oaxaca. Esta fuga pudo motivarse
tras haber perdido una oveja y evitar el castigo que le esperaba. Hasta este momento la lengua
única de Juárez era el zapoteco siendo
sus conocimientos de castellano básicos.
Primeros estudios en Oaxaca.
Al llegar a la ciudad, por la
noche del mismo día, Juárez le pidió alojamiento a su hermana Josefa quien
trabajaba como cocinera para una rica familia de un comerciante extranjero de
nombre Antonio Maza. Con el visto bueno del señor Maza, Juárez se inició
cuidando la granja teniendo asignado un salario de dos reales. La hija adoptiva
del señor Maza, Margarita Maza, muchos años después se convertiría en la esposa de Juárez.
En días posteriores, el joven
Juárez conoció al sacerdote franciscano de la tercera orden Antonio Salanueva
quien le admitió como aprendiz de encuadernador. En palabras de Juárez:
«aunque muy dedicado a la devoción y a las prácticas religiosas, era bastante
despreocupado y amigo de la educación de la juventud». El 7 de enero de 1819, a tan solo 21 días de haber llegado a la
ciudad, Salanueva recibió a Juárez en su hogar y taller, además de ofrecerle
enviarlo a la escuela. Luego de cambiarse una vez de escuela debido a que no
sentía avance en su aprendizaje, inició nuevos cursos en La Escuela Real bajo
el preceptorado de José Domingo González quien le dio un fuerte regaño por
considerar su escritura deficiente, cuestión que ofendió profundamente al joven
Juárez. Juárez sufría además, junto con los demás niños de su condición indígena y pobre, de
discriminación, ya que mientras que el preceptor impartía a los niños llamados
"decentes", a los de su condición les instruía el ayudante. Por lo
anterior Juárez abandonó la escuela a la que consideraba tenía un pésimo método
de enseñanza y decidió aprender por su cuenta.
Seminario
Habiéndose percatado de que
los jóvenes seminaristas de ese entonces gozaban de buena educación y
reconocimiento social, y apoyado también por los consejos que le daba su tío
Bernardino, aún a pesar de que sentía «instintiva repugnancia» por los asuntos
clericales, tomó la decisión de pedirle al clérigo Salanueva que lo apoyara a
entrar al seminario de la ciudad. Gracias al apoyo de su preceptor, Juárez
logró salvar el requisito de tener bienes para sostenerse durante sus estudios
y de poseer la lengua española como lengua materna, según lo estipulado por las
leyes eclesiásticas de América de ese tiempo. Salanueva fue por tanto pieza
clave en la formación intelectual de Juárez, por lo que en el futuro lo llegó a
considerar como su padrino.
El 18 de octubre de 1821,
apenas finalizada la guerra de independencia, Juárez inició estudios de
gramática latina en el Seminario de Santa Cruz como capense. En agosto de 1823
concluyó estos estudios después de haber obtenido en los dos exámenes
realizados nota de excelencia. Se le presentó entonces a
Juárez una dificultad grave consistente en que su mentor Salanueva
deseaba que él estudiase teología moral y recibir así las órdenes sagradas, idea que repugnaba a Juárez no solo por su desdén hacia lo clerical sino también por la
fama que tenían los que a ese camino aspiraban en el seminario, a los cuales se
les llamaba "padres de misa y olla" o "lárragos". Juárez convenció a Salanueva
con el argumento de que su edad no era suficiente aún para ordenarse así que,
mientras tanto, podía estudiar el curso de artes. Inició en el año de 1824 los
cursos de latín, filosofía y teología. El seminario no era su vocación y en
especial le aburría la teología, clase en donde se dormía. Concluyó este curso
de artes en 1827 después de haber sostenido dos actos en público y haber sido
aprobado con calificación de Excelente nemine discrepante los exámenes
reglamentarios y con notas honrosas de sus sinodales. No obstante, la oposición
de su protector Salanueva, abandonó el seminario y se inclinó por el derecho.
Juárez abogado
Ingresó en la carrera de
Jurisprudencia en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en donde obtuvo
en 1834 el primer título de abogado expedido por la Corte de Justicia del
estado. Varios de
sus profesores eran masones. En una ocasión le
pidieron representar un papel de una obra de Virgilio en una escenificación donde se incluía recitar
algunos versos en latín, para parecer romano siendo
él muy moreno, siguiendo un consejo de un compañero, se blanqueó la cara, lo
hizo tan grotescamente que daba risa verlo. Sin embargo, cuando inició el
recital habló en perfecto latín por ello le admiraron y le aplaudieron.
Luego de graduarse como
abogado trabajó durante algún tiempo defendiendo comunidades indígenas, trabajo
que lo hacía viajar entre diversas comunidades y la ciudad de Oaxaca e incluso
lo llevó a la cárcel.
Juárez podía leer textos en
latín, francés e inglés además de que conocía el derecho canónico y el derecho
civil.
Inicios es la política
El 26 de mayo de 1830 Juárez
es nombrado encargado del Aula de Física del Instituto de Ciencias y Artes de
Oaxaca.
Se desempeñó como rector de
su Instituto en 1831, en el cual siempre profesó y defendió ante todo las ideas
liberales.
El 11 de diciembre de 1831 el
ayuntamiento de Oaxaca comunicó a Juárez haber sido elegido regidor para el
periodo que iniciaba el 1 de enero de 1832.
El 25 de agosto de 1832 el
gobernador de Oaxaca José López de Ortigoza emitió un decreto
comunicando los nombramientos para la Corte de Justicia del estado de Oaxaca,
siendo Benito Juárez nombrado ministro suplente.
El 11 de febrero de 1833 Juárez fue nombrado formalmente diputado electo de la Honorable
Legislatura del estado de Oaxaca, es decir, diputado local.
En su cumpleaños 26 Juárez es
nombrado capitán de la 5.ª Compañía del 1er. Batallón de Milicia Cívica de su
estado.
El 3 de febrero de 1834 se
nombró a Juárez miembro de la Junta de
Sanidad de su estado.
El 7 de febrero se nombró a Juárez ministro interino de la
Corte de Justicia del estado.
El 7 de abril fue nombrado
miembro de la Junta Calificadora y Premiadora de los méritos que, en el fuerte de Santo Domingo, contrajeron los valientes
defensores de nuestras instituciones.
El 6 de abril de 1838 se nombró
a Juárez secretario interino de la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia
del departamento de Oaxaca.
El 31 de diciembre de 1839
fue nombrado ministro suplente del mismo Tribunal Superior de Justicia.
El 23 de agosto de 1840 se
nombró a Juárez compositor por la Quinta Sección de Oaxaca.
El 31 de diciembre de 1840
fue nombrado de nuevo ministro suplente del mismo Tribunal Superior de
Justicia.
El 22 de julio de 1841 el
Tribunal Superior de Justicia del departamento oaxaqueño emitió a favor de Juárez un
despacho de juez de la instancia del ramo civil para la ciudad de Oaxaca.
El 3 de octubre de 1843
recibió un nombramiento como segundo vocal suplente de la Junta Electoral
de Oaxaca.
El 1 de junio de 1844 se
emitió un comunicado a la Honorable Asamblea Departamental del estado
acerca de que Juárez no podía cubrir la plaza de vocal de esa Asamblea por
estar desempeñando el cargo de secretario de Gobierno del departamento del
estado.
El 3 de enero de 1853 Juárez recibió un despacho de catedrático
sustituto de Derecho Civil en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.
El 22 de febrero se le
concedió una licencia sin goce de sueldo por un mes a Juárez para ausentarse del Instituto. El 30 de septiembre de 1858 fue
inscrito Juárez como socio honorario del
Conservatorio Dramático Mexicano mediante un documento firmado por el
presidente del mismo, José Valero y el prosecretario Justo Sierra.
Ese mismo año apoyó a
Valentín Gómez Farías, quien buscaba debilitar y someter al clero. Sin embargo,
un año después se impuso de nuevo el centralismo en el país, por lo que huyó a
Puebla.
Después de un par de años regresó a Oaxaca. Se le otorgó el empleo
de juez de primera instancia. Tuvo al menos dos hijos con una mujer anónima del pueblo, a la que desconoció para luego casarse con
Margarita Maza, hija adoptiva de su antiguo patrón, Antonio Maza. Al celebrarse
la boda, él tenía 37 años, y ella 17.
Sirvió como burócrata tanto a
los centralistas como a los santannistas. Inclusive hizo que se colocara en su
sala de sesiones un retrato de Santa Anna, y cuando murió la esposa de este,
pidió a los empleados públicos que guardaran luto. En 1844 lo premiaron con el
nombramiento de fiscal del Tribunal Supremo de Justicia oaxaqueño.
Al perder en las elecciones
presidenciales el general Paredes Arrillaga, Juárez resultó elegido diputado
federal, por lo que en 1847 se trasladó a la ciudad de México con esta calidad.
Gobernador de Oaxaca y
destierro
Durante la invasión de
Estados Unidos, Juárez volvió a Oaxaca y fue nombrado gobernador interino en
1847. Su gestión se caracterizó por lograr el equilibrio económico y la
realización de obras públicas como caminos, la reconstrucción del palacio de
gobierno, la fundación de escuelas normales, el levantamiento de una carta
geográfica y del plano de la ciudad de Oaxaca. Se duplicó el número de escuelas
en Oaxaca, de 50 que había en todo el estado a 100 o más. Creó el puerto de
Huatulco y construyó el camino hacia la capital, lo que permitió reducir el
costo de varias mercancías que eran traídas de Veracruz o Acapulco. También
reorganizó la Guardia Nacional y dejó excedentes en el tesoro. Como gobernador,
Juárez iniciaba actividades frecuentemente a las cinco de la mañana y salía de
su despacho muy tarde, pasadas las 10 de la noche. Instaló un escritorio
público para que cualquiera que lo solicitara pudiese hablar con él sin
importar su condición social o económica. También en ese cargo Juárez impidió
la entrada a Oaxaca al fugitivo Santa Anna, quien venía huyendo de la capital
del país debido a la ocupación estadounidense de entonces, ofensa que Santa
Anna jamás perdonaría.
En 1853 al llegar por
undécima vez a la silla presidencial Antonio López de Santa Anna, cobró venganza
a Juárez por haberle impedido ingresar al estado. Tal como Juárez se lo había
advertido a su esposa, un día mientras impartía cátedra llegaron por él unos
militares para apresarlo. Solicitó cinco minutos para terminar su cátedra e
incluso le fue concedido pasar a su casa a despedirse de Margarita pensando en
un posible fusilamiento. Lo encerraron en las tinajas de San Juan de Ulúa. Al
poco tiempo lo trasladaron a Veracruz, donde lo embarcaron en nave de bandera
española rumbo al destierro en Cuba, en donde trabajó en una fábrica de puros.
Tiempo después Juárez se trasladó a Nueva Orleans, donde buscó el apoyo de las
logias masónicas locales. Juárez conoció ahí a Melchor Ocampo y otros exiliados
que habían sido desterrados o simplemente eran perseguidos políticos del
dictador. Todos ellos se reunían en esa ciudad en secreto para planear un golpe
de estado en contra de Santa Anna.
Revolución de Ayutla y
Constitución de 1857
En el exilio Juárez buscó
apoyar a la revolución que se estaba gestando en Ayutla. Así que logró
embarcarse a Panamá para luego llegar a Acapulco. Se le dio primero un humilde
puesto de escribiente. y asesoró al cacique
guerrerense y héroe de la independencia Juan
N. Álvarez en la lucha revolucionaria. Ante el inminente triunfo liberal, Santa
Anna abandonó la presidencia el 9 de agosto de 1855 y el 16 de septiembre los
liberales llegaron a la capital. El 4 de octubre, una junta de representantes
estatales eligió presidente provisional al general Álvarez en Cuernavaca
emitiendo Juárez su voto en favor del general quien venció en las elecciones
por una amplia mayoría a Ignacio Comonfort, Santiago Vidaurri y Melchor Ocampo.
Álvarez decidió formar su
gabinete con la generación de liberales puros como Melchor Ocampo en
Relaciones, Guillermo Prieto en Hacienda y Benito Juárez fue escogido para ser
ministro de Justicia e Instrucción pública.
En esta época expidió la Ley
Juárez, oficialmente conocida como Ley sobre administración de justicia y
orgánica de los tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios. Esta ley
coartaba los derechos de militares y eclesiásticos, como suprimir los
tribunales "especiales" que tenían ambos organismos. Mas no fue una
solución completa como la que firmaron posteriormente Ignacio Comonfort y
Sebastián Lerdo de Tejada en la que se separaba la Iglesia del Estado. La Ley
Juárez simplemente era un esbozo de algo que tenía que llegar más completo.
En 1855, durante el gobierno
de Ignacio Comonfort, fue primero gobernador de Oaxaca, para después ser
nombrado ministro de Gobernación y presidente de la Suprema Corte de Justicia.
En diciembre de ese mismo año, durante el golpe de estado ocasionado por conflictos
entre conservadores que apoyaban a la iglesia y liberales que habían apoyado la
separación Iglesia-Estado, Juárez fue apresado por las fuerzas del propio
Comonfort. La razón fue la duda de los golpistas ante su posición, ya que
Juárez nunca se declaró abiertamente en contra ni a favor del conflicto,
irónicamente causado por la ley cuyas bases él mismo había ayudado a sentar.
Sin embargo, el propio
Comonfort, quien había organizado su propio golpe de estado contra su gobierno,
acudió un mes después a pedirle a Juárez su ayuda, ya que tanto liberales como
conservadores no habían llegado a ningún acuerdo y el gobierno se debilitaba
cada vez más. Así que Juárez fue a Guanajuato a ver al general Manuel Doblado,
quien era gobernador del estado, para organizar otro golpe de estado. Sin
embargo, este, junto con otros gobernadores, ya había desconocido a Comonfort y
nombrado como sustituto al propio Juárez, mientras que Zuloaga en Ciudad de
México también se rebelaba en contra de Comonfort y de los liberales. Esto
ocasionó la Guerra de los Tres Años.
Presidencia 1858-1861 Guerra
de Reforma Primera presidencia interina
En 1858, Juárez se convirtió
en presidente de la República por primera vez tras el autogolpe de estado de
Ignacio Comonfort quien decidió aliarse al Plan de Tacubaya y dimitió
convirtiéndose de acuerdo a la Constitución en presidente al ser Ministro de Justicia.
Félix María Zuloaga, quien estaba apoyado por el ejército y el clero, clases
afectadas por las leyes promulgadas durante el mandato de Comonfort, basadas en
la Ley Juárez, fue declarado también presidente por los conservadores. Juárez
mantuvo un gobierno itinerante entre los distintos estados, perseguido por el
ejército federal y con ínfimos recursos. Su gobierno formó inicialmente una
milicia de unos cuantos cientos de hombres, entre los que se encontraban muchos
de sus amigos exiliados de Nueva Orleans, como Melchor Ocampo.
En Guanajuato
Juárez tuvo que huir a
Guanajuato, donde fue nombrado presidente oficialmente y trató de organizar su
gobierno, integrando en su gabinete en Relaciones y Guerra a Melchor Ocampo, en
Justicia a Manuel Ruiz, en Hacienda a Guillermo Prieto, Fomento a León Guzmán,
como jefe del ejército a Anastasio Parrodi y poco después nombró a Santos
Degollado como ministro de gobernación. Ahí desde Guanajuato, el presidente
interino Juárez envió su primer manifiesto a la nación el 19 de enero de 1858
en la cual convocaba al pueblo mexicano a unirse a su causa la cual consideraba
justa y emanada de la voluntad del pueblo. Finalmente obligado por las
circunstancias de la guerra y ante el inminente avance de Osollo y Miramón
salió con dirección a Guadalajara el 13 de febrero.
Intento de fusilamiento en
Guadalajara
La tarde del domingo 14 de
febrero de 1858, el presidente Juárez llegó a Guadalajara acompañado de su
gabinete en pleno y algunos miembros del Congreso. Fue recibido por los poderes
estatales y municipales en San Pedro Tlaquepaque quienes protestaron su
lealtad.
Mientras realizaban una
reunión de gabinete en el Palacio Municipal de Guadalajara, un oficial lo traicionó
e interrumpió la reunión con algunos soldados, a quienes les ordenó preparar
armas. Juárez se levantó de su silla y se colocó de frente para esperar su
destino, pidiendo que le dispararan al pecho. Guillermo Prieto, en un arrebato,
se colocó delante de Juárez y gritó: «¡Los valientes no asesinan!», y continuó:
«Si quieren sangre, bébanse la mía, pero no toquen al presidente». El oficial
conmovido, envainó su espada y se retiró junto a su tropa.
Segundo destierro
Ante el avance de las tropas
federales llegó Juárez y su gobierno al Pacífico, donde no tuvo otro remedio
para salvarse que embarcarse junto con su gabinete y otras personas con rumbo a
Panamá, de donde cruzó al Océano Atlántico para viajar hacia La Habana y luego
a Nueva Orleans a donde llega el 28 de abril. En todos estos puntos fue
reconocido y recibió muestras de admiración por defender su causa. En Nueva Orleans la prensa lo abordó incesantemente.
En Veracruz
El 4 de mayo de 1858 llegó
Juárez a Veracruz, donde el gobierno de Manuel Gutiérrez Zamora le era afín
junto con el general Ignacio de la Llave. Al llegar al puerto de Veracruz ya lo
esperaban su esposa e hijos en el muelle, junto con gran parte de la población,
que ese día se desbordó al malecón para recibirlo. Allí pasó varios meses sin
sobresaltos hasta el ataque de Miguel Miramón quien finalmente levantó el sitio
sobre el puerto el 30 de marzo de 1859. El 6 de abril recibe al representante
diplomático de los Estados Unidos Robert MacLane.
El 12 de julio de 1859
Juárez decreta la primera de las normas de reforma: la Ley de Nacionalización
de los Bienes Eclesiásticos, que impidió a la Iglesia tener propiedades en México.
Ante la fragilidad del
gobierno juarista, los conservadores Félix María Zuloaga y Leonardo Márquez
tenían oportunidad para recuperar el poder. Ante esto, Juárez solicitó al
congreso facultades extraordinarias. Los miembros liberales del congreso se
negaron, con el principal argumento de que haber colocado al país bajo una
constitución había costado una guerra muy sangrienta y no era posible que
Juárez que había impulsado dicha Constitución ahora quisiera violar los
principios de legalidad dándose facultades de virtual dictador. Sin embargo,
dos grupos de conservadores atraparon a Ocampo y a Santos Degollado,
respectivamente, y los mataron, desviando la atención de los liberales en el
congreso cambiando la opinión de estos decidiendo otorgar dinero y permisos a
Juárez para acabar con ellos.
Tuvo finanzas excepcionales
durante su mandato. Su gobierno arrojó un déficit presupuestario de 400.000
pesos mensuales. Solo logró recaudar un millón de pesos de la venta de las
propiedades de la Iglesia.
Intervención francesa y
Segundo Imperio Mexicano. Francia invade México.
Por no poder pagar sus deudas
con Europa debido al precario erario público consecuencia de la guerra de
reforma, el puerto de Veracruz fue invadido el 15 de diciembre de 1861 por una
fuerza española de 6000 hombres que no encontró resistencia. El 9 de enero de
1862, se les unieron 3000 franceses y 800 ingleses.
Los invasores ingleses y
españoles salieron del país, ya que los franceses sabotearon las conversaciones
para obtener el pago pacífico de las deudas. Napoleón III estaba buscando
secretamente establecer un Imperio Mexicano.
El papa Pío IX también apoyó
la invasión de México. La iglesia católica estaba fuertemente disgustada con la
aplicación de las Leyes de Reforma en México. La encíclica del Vaticano Quanta
cura, incluía el Syllabus errorum que era
un catálogo de infracciones a los presuntos derechos de la Iglesia en que
incurrían, en Europa y en América,
gobiernos de países antaño sometidos al dominio eclesiástico.
"Levantamos nuestra
voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra plena asamblea para
condenar, reprobar y declarar írritos y sin ningún valor los mencionados
decretos".
Papa Pío IX respecto a las
Leyes de Reforma en México.
Los franceses perdieron el 5
de mayo de 1862 la Batalla de Puebla, contra las tropas mexicanas bajo el mando
de Ignacio Zaragoza. El General Zaragoza mandó a Palacio Nacional su famoso
telegrama:
"Las
armas nacionales se han cubierto de gloria".
General Ignacio Zaragoza al
presidente Juárez. 5 de mayo de 1862
Francia, luego de un año
después de la batalla del 5 de mayo mandó a 25000 hombres más que entraron a la
Ciudad de Puebla en poco más de dos meses luego de haberle puesto un sitio a la
ciudad, mismo que provocó la escasez severa de bienes y en especial alimentos
lo cual mermó las posibilidades defensivas que desde el principio eran
inferiores, pero también la población en su gran mayoría vio en los invasores a
los enemigos en contra de lo que los conservadores querían promover. Varios
comandantes del ejército mexicano, entre ellos Porfirio Díaz y González Ortega
fueron capturados.
Gobierno itinerante
Luego de haber efectuado una
sesión extraordinaria del Congreso de la República, donde se le dieron poderes
especiales a Juárez y el Congreso, decretó la suspensión de trabajos hasta
nuevo aviso, seguido de una sesión solemne que acabó en el Zócalo capitalino
con miles de mexicanos que fueron a despedir a Juárez, el 31 de mayo de 1863. Juárez
abandonó la capital junto con una gran caravana para llevar consigo el Gobierno
de la República hacia el norte, a salvo de los invasores. En la caravana iban
los principales ministros de Juárez, así como muchas carretas cargadas de
papeles que contenían los archivos de la nación. La caravana era custodiada por
unas tres centenas de soldados bien pertrechados.
Al pasar la caravana de
Juárez cerca de Dolores Hidalgo, Guanajuato, Juárez ordenó desviarse hacia tal
población. Ahí se efectuó una reunión con el jefe municipal y los pobladores.
Juárez visitó la casa de Miguel Hidalgo que se encontraba en buenas
condiciones. Allí el jefe municipal le hizo saber al presidente que tal anciano
que se veía por ahí era el que custodiaba la propiedad, además de que este
había sido amigo de Miguel Hidalgo. Juárez se acercó al hombre que pretendió
reclinarse ante Juárez, pero este lo detuvo y le dijo que era él quien debiese
reclinarse ante el viejo por ser un héroe de la independencia. Juárez le
preguntó al hombre sobre cómo era Don Miguel, a lo que este respondió que era
un hombre extraordinario. Juárez le dijo que él luchaba por los mismos ideales
que Hidalgo.
Juárez llegó a San Luis
Potosí donde intentó rehacer su gobierno. Él había decretado una ley, el 25 de
enero del año anterior, donde serían traidores todos los que apoyaran con armas
y tomaran puestos del gobierno de los invasores. También, todo el que pidiera
la abolición de las Leyes de Reforma sería traidor.
Los franceses entraron a la
capital mexicana sin disparar un solo tiro, ya que Juárez y su gabinete estaban
gobernando desde San Luis Potosí. De ahí se cambió estratégicamente a Monterrey
y a Saltillo. Echó al cacique por medio de sus contactos, para luego perder las
ciudades ante los franceses. Juárez había enviado a Margarita y sus hijos a
Nueva York, Estados Unidos, donde recibió el apoyo de Matías Romero y el
Secretario de la Embajada de México en aquel país, que seguía funcionando.
Luego de recibir en la estación de ferrocarril a Margarita y su familia, Matías
Romero los instaló en una casa en los suburbios. Las órdenes de Juárez habían
sido conseguirles una casa suficiente pero modesta. Inmediatamente, Matías
Romero encargó a Margarita y su familia a su secretario y partió a la Ciudad de
Washington, donde se entrevistó con el secretario de Estado. La encomienda de
Juárez era asegurarse que los Estados Unidos estuvieran del lado de la
República y en contra del imperialismo francés. Abraham Lincoln, presidente
estadounidense en ese entonces, tenía grandes problemas en medio de la Guerra
de secesión, que se entablaba entre el Norte y el Sur del país. Matías Romero
consiguió que el secretario de Estado norteamericano pidiera a su embajador
ante España que influyera para evitar que ese país apoyara la empresa francesa
en México. Para ello, se amenazó a España en que, si insistía en apoyar la
invasión a México, los Estados Unidos tendrían que intervenir a favor de la
República.
Maximiliano se dirige a
México y escribe una carta a Juárez, invitándole a participar en su gobierno
imperial. Juárez le contesta desde la Ciudad de Monterrey el 1 de marzo de
1864, rechazando tal propuesta, denostándolo por ser un agente de Napoleón III
y advirtiéndole que la historia los juzgará.
Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse
de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad,
hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa
que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la
historia. Ella nos juzgará.
Carta de Benito Juárez a
Maximiliano. Monterrey, NL. 1 de marzo de 1864.
Juárez se mudó a Coahuila,
estableciéndose en varios pueblos y haciendas. Pero el lugar más sobresaliente
fue el poblado del Gatuño (hoy Congregación Hidalgo), ya que fue aquí donde el
4 de septiembre de 1864 ordenó a varios caciques que escondieran los archivos
de la nación. Dichos caciques escondieron los archivos en la Cueva del Tabaco. De ahí, entra a la Comarca Lagunera del estado de Durango, donde viaja a
la Hacienda de Pedriceña en el poblado de Cuatillos.
Aquí arribaron la tarde del 15 de septiembre de 1864. Fue aquí donde
Juárez da el Grito de Independencia en 1864. Después se trasladaron hacia la
Hacienda del Sovaco en Nazas y de ahí a la Hacienda de Santa Rosa (hoy Gómez
Palacio), donde tuvo una reunión con los primeros oficiales de la nación. De
allí se trasladó a Mapimí, Durango en donde se hospedó varios días en una casa
de hospicio. Una vez saliendo de Durango, ingresa a Chihuahua, con cada vez
menos apoyo. Maximiliano y su esposa Carlota, luego de una gira por Europa,
llegaron a la Ciudad de México.
El general Jesús González
Ortega, que había sido leal a la causa de la República y había combatido en
Puebla a los invasores franceses, era titular de la Secretaría de la Guerra y
de la Suprema Corte de la Nación. González Ortega combatió el avance francés
hacia el norte sin éxito.
En Chihuahua
En 1864 el presidente Benito
Juárez y sus ministros Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Miguel
Negrete arriban a territorio chihuahuense e instalan en la ciudad la sede del
gobierno republicano. En Chihuahua la república gozaba
de bastante apoyo tanto del gobierno como del pueblo. Exactamente un año antes de que terminara el período constitucional de Juárez, González Ortega entró a la oficina
de Lerdo de Tejada preguntando si se le entregaría la presidencia ese día o al
siguiente argumentando que la Constitución de 1857 no era muy clara al respecto
a lo que Lerdo le pidió unas horas para responder. Lerdo acudió a hablar con el
Presidente Juárez de tal reclamación. Este le contó al presidente sobre la
reclamación de González Ortega además de decirle que González Ortega era
corrupto pues tenía pruebas de que había desviado fondos para el ejército republicano
para sí mismo. La conclusión fue que González Ortega se confundió pues el
período constitucional de Juárez terminaba hasta un año después. La confusión
fue debido al hecho de que Juárez había ocupado la presidencia de forma
interina, pero ese tiempo no contaba dentro del período constitucional. En la
tarde González Ortega tocó a la oficina de Lerdo y al pasar este le aclaró el
asunto. González Ortega no tuvo más que decir y ante tal ridículo se fue al
poco tiempo con su hermano a Norteamérica en un autoexilio.
En Nueva York, Pepito, uno de
los hijos de Juárez, yacía enfermo de pulmonía debido a los fuertes fríos que
azotaban aquella región. De esto había tenido noticia Juárez. Estados Unidos se
encontraba en guerra civil. Matías Romero por tren a Nueva York y junto con
otros funcionarios de la embajada fueron a ver a Margarita y a su enfermo.
Cuando llegaron los recibió Pedro Santacilia, yerno de Margarita que vivía allí con su esposa y tenía la encomienda de Juárez de velar
por la familia. El niño Pepito acababa de fallecer. La temperatura rondaba los
12 grados bajo cero. La casa estaba sumamente fría debido a que la leña y los
víveres en general escaseaban mucho en aquel invierno y en medio de la guerra.
Lo poco que había era sumamente caro y el hogar de Margarita no contaba con
esos recursos. La escena era desgarradora según contó Don Pedro. Margarita
gritaba inconsolable abrazando el cuerpo. Los funcionarios de la embajada
esperaron en la Sala. Don Pedro tuvo que usar los muebles como leña para
calentar un poco la casa. Margarita se opuso a realizar los funerales de su hijo en
"esa ciudad ajena" (Nueva York) y decidió embalsamar el cuerpo hasta poderlo enterrar en su tierra, Oaxaca.
Pedro Santacilia enteró de esto a Juárez a lo que le replicó que ella (Margarita) es su madre y sabe lo
que hace. Tal disposición violaba las leyes sanitarias de Nueva York como
Matías Romero se lo hizo saber a Pedro Santacilia.
Durante febrero de 1865
Juárez fue avisado de la tragedia lo que lo apartó una semana de su oficina en
Chihuahua. Sus colaboradores lo animaron y a la vez se asombraron del temple de
aquel indígena, en especial su Secretario de Hacienda José María Iglesias y su
Secretario de Gobernación Miguel Lerdo de Tejada.
El 21 de marzo de 1865, sus
colaboradores y el gobernador de Chihuahua le organizaron una fiesta de
cumpleaños, Juárez al enterarse señaló que no quería que se gastara ni un
centavo del erario en ninguna fiesta, a lo que le replicaron que no lo harían,
que los gastos serían personales. Ante tal realidad Juárez acudió al evento
organizado a las 18.00, donde asistieron unas 800 personas.
Mientras tanto, Maximiliano
desde la Ciudad de México, informó a su gabinete que el país estaba pacificado
y que en pocos días el ejército imperial entraría a Chihuahua para acabar con
Juárez. Napoleón ordenó el retiro de algunos miles de efectivos ya que Francia
sufría el embate del congreso por los excesivos gastos que representaba la
invasión de México. El general Bazaine al mando del ejército francés desde
antes que tomara el puesto Maximiliano, le advirtió a este que el retiro de
tropas fortalecería a Juárez.
Maximiliano celebró su
cumpleaños en Ciudad de México. En el ambiente hubo una gran satisfacción
porque la República, Juárez y los brotes insurrectos de republicanos a lo largo
del país, se suponen aniquilados. Con esto se celebró además del cumpleaños el
triunfo de la monarquía. Maximiliano en agradecimiento al mariscal francés y
comandante en jefe del ejército monárquico Bazaine, le regaló a este una
mansión para que la habitara con su esposa mexicana conocida entre la corte
como Pepita.
Ante el inminente ataque
francés, Juárez y su gobierno destruyeron la papelería importante para que no
cayera en manos francesas. En una madrugada de mayo de 1865 los franceses
atacaron Chihuahua al mando del General Agustín E. Brincourt. La ciudad fue
bombardeada y se defendió tenazmente pero finalmente cayó en manos de los
franceses. Sin embargo, Juárez y su gabinete habían logrado ser evacuados a
salvo escapando rumbo al norte. Mientras tanto algunos generales republicanos
combatieron heroicamente el avance francés. El general Brincourt obligó a los
republicanos a firmar el acta de sumisión al imperio. El gobierno de la
República reducido a un pequeño número de personas llegó a Villa Paso del
Norte, lo que hoy es Ciudad Juárez, Chihuahua. Al ser perseguidos por los
franceses tuvieron que huir por lo que Lerdo de Tejada le dijo a Juárez que
deberían escapar a Estados Unidos a lo que Juárez contestó que eso equivalía a
darse por vencidos y aniquilar la República. Juárez preguntó señalando una
serranía si aquello aún es territorio nacional a lo que un militar oriundo de
aquella región le aseguró que sí. Juárez ordenó moverse para allá a pesar de
que le advirtieron que no había nadie allí, sólo matorrales, víboras y demás
alimañas. A esta serranía hoy se le conocer como Sierra de Juárez (Chihuahua).
Los franceses al llegar son informados que Juárez cruzó la frontera lo que dio
por terminada la persecución y fue lo que reportaron a la Ciudad de México.
El 14 de agosto de 1865 quedó
establecido en la Villa de Paso del Norte el gobierno nacional.
Las fuerzas republicanas
retomaron la ciudad de Chihuahua, por lo que los franceses abandonaron la
ciudad el 29 de octubre.
Los franceses planearon
retomar por sorpresa la ciudad de Chihuahua pocos días antes de la Navidad de
1865 pero José María Pérez Esquivel, telegrafista septuagenario se enteró del
plan francés y mandó a avisar a Juárez quienes nuevamente lograron huir a
tiempo hacia el norte. El 11 de diciembre las fuerzas francesas retomaron la
capital. Los franceses capturaron a José María Pérez Esquivel y luego de
golpearlo lo mandaron fusilar la mañana del 24 de diciembre de 1865 ante la
gran indignación del pueblo chihuahuense en contra de los invasores.
Los militares Manuel Ojinaga,
Manuel Díaz Mori (hermano de Porfirio Díaz) y otros militares estuvieron al
lado de Juárez en la defensa de su gobierno errante. En la huida hacia el
norte, el gobierno de la república pensó detenerse en el lugar llamado El ojo
de la laguna, pero Luis Terrazas, gobernador de Chihuahua les dio alcance para
persuadirlos de que debían continuar la marcha durante toda la noche buena y la
madrugada de Navidad pues los franceses los perseguían. La comitiva continuó su
marcha. Terrazas advirtió que algunos indígenas de la región se pasaron al lado
imperialista por lo que la comitiva debería cuidarse también de estos. Llegaron
al desierto de Samalayuca. El 28 de diciembre de 1865 llegaron a la frontera
siendo perseguidos por los franceses a menos de un día de camino. Muchos
persuadieron a Juárez de cruzar la frontera, pero este tomando un puño de
tierra en la rivera del Río Bravo exclamó que preferiría refugiarse en algún
cerro agreste y morir con la bandera en el pecho que abandonar el suelo patrio.
Todos entendieron el mensaje y se ordenó a la pequeña tropa que los acompañaba
hacerle frente a los franceses.
Mientras tanto, Matías Romero
y el secretario de la Embajada Mexicana ante los Estados Unidos llegaron a la
casa de doña Margarita para acompañarla a la recepción que en Washington le
preparaba el gobierno estadounidense de Andrew Johnson. Este había desconocido
al Imperio de Maximiliano y reconocido en Juárez al único presidente legítimo
de la República Mexicana. Johnson anunció el envío de unos 100 mil hombres a la
frontera con México para amedrentar a los invasores de México. También el
embajador de los Estados Unidos en París presionaba a Napoleón III para que
retiraran sus tropas de México. Maximiliano ofreció a los confederados que
habían perdido la guerra en los Estados Unidos la posibilidad de establecerse
en Veracruz. Esto fue mal visto en el gobierno de Washington.
Las fuerzas republicanas al
mando del general Luis Terrazas Fuentes contraatacaron a los franceses y
retomaron la capital de Chihuahua el 25 de marzo de 1866; luego recuperaron
Parral y avanzaron sobre el estado de Durango. Luego de tales hechos, el
presidente Juárez distinguió al general Terrazas con su amistad. Juárez entró a la capital chihuahuense el
7 de junio de 1866 ante el gran júbilo de la
población. Se organizó una
ceremonia donde les dieron lugares de honor a los lisiados de las batallas
acaecidas en aquella región y se entregaron medallas de bronce a los héroes de
la República. Cuando Juárez colocó una medalla a un joven de unos 16 años, este
estalló en lágrimas y le dijo al presidente que sus cinco hermanos murieron
combatiendo por él (Juárez) y que él también con gusto habría muerto por la
misma causa. El presidente contestó que lo entendía y que él también perdió un
hijo. Y le dijo que no murieron por él, sino por el aire y la tierra de la
Patria, que murieron por la libertad.
En esas mismas fechas el
imperio de Maximiliano tuvo cada vez más problemas. El clero mexicano se había
rebelado ante el imperio porque Maximiliano no dio marcha atrás a las leyes de
Reforma. Francia había ordenado ya el retiro total de su ejército a más tardar
para inicios de 1867. Estados Unidos ya no estaba en guerra y el presidente
Johnson se pronunció en su congreso por el total apoyo al presidente Juárez y
la República. 100 mil hombres enviados a la frontera con México amedrentarían a
los franceses. La Emperatriz Carlota de México partió a Europa la madrugada del
7 de julio de 1866 con el plan de buscar apoyo del Papa Pío IX, de Napoleón III
y del hermano de Maximiliano, entre otros.
La división entre los republicanos
en México se hizo más dramática, ya que el período constitucional de Juárez se
acercaba a su fin. Por tal motivo, Juárez publicó un decreto en donde,
argumentando que el país estaba en guerra, extendía su mandato hasta que se
normalizara la República y se convocara a elecciones. González Ortega,
autoexiliado en los Estados Unidos, buscó el reconocimiento de ese país como
presidente, mientras que recibía la ayuda de Ignacio Ramírez, "El
Nigromante".
En Chihuahua, Juárez recibía
buenas noticias de todo el territorio nacional respecto a la recuperación del
control de la patria. El ministro de Guerra, el general Ignacio Mejia, rendía
los informes correspondientes. Porfirio Díaz avanzaba en Oaxaca desde el sur.
El obispo de Oaxaca había pedido garantías a Díaz ante su inminente entrada a
la capital oaxaqueña, a lo que Díaz respondió que le dejaría vestir sus mejores
prendas para su fusilamiento. Este huyó de Oaxaca junto con muchas
personalidades, sobre todo de la alta sociedad, que habían sido afines al
imperio.
El gobierno de Juárez retomó
el control de las aduanas de San Blas, Mazatlán y Guaymas, que representaban
importantes recursos para su gobierno. Luego el ejército republicano tomó las
ciudades de Guadalajara, Monterrey y Tampico y logró controlar más aduanas de
esas regiones.
El general Mejía informó a
Juárez de la recuperación del Valle de Guayana y de la ciudad capital de
Durango. Ante la realidad geopolítica de México, Juárez decidió trasladar su
gobierno al sur hacia Durango. El día de la partida en el mes de diciembre de
la ciudad de Chihuahua Juárez exclamó: "Gracias, tierra bendita, nunca te
olvidaré", en agradecimiento a aquella ciudad y estado que le había dado
alojo a su gobierno y a la causa republicana y en donde llegó acorralado y
salió triunfante. Juárez, seguido de una larga comitiva, salió con destino
final Durango, rumbo a Hidalgo del Parral. En su famosa carroza negra lo
acompañaban Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias.
En 1867, Juárez, a su regreso
para la restauración de la República desde el Paso del Norte, fue hospedado por
unos días en el Palacio de Zambrano en la ciudad de Durango, durante los cuales
el palacio fue sede del poder ejecutivo de México.
Caída del imperio
El 22 de agosto de 1866
Carlota sale del Gran Hotel de París con planes de ir a ver al Papa Pío IX,
pero antes su comitiva la convence de hacer una escala en el Castillo de
Miramar en Italia, su antiguo hogar. El 27 de septiembre de 1866 Carlota visita
al Papa Pío IX. Ella da muestras ante el Papa de problemas mentales; le dice
que la bebida que le habían ofrecido estaba envenenada y toma la de él. No se
quería ir y tuvieron que invitarla a la biblioteca vaticana, para distraerla.
Luego su hermano fue por ella. Carlota era atendida por el médico en jefe del
hospital de enfermos mentales de su ciudad.
Maximiliano, decidido a
abdicar, recorre el Palacio de Chapultepec mientras indica las pertenencias a
embarcar; deja la mayoría de las habitaciones intactas, pues muchos objetos
habían sido regalos al pueblo de México y no a la persona de él ni a la de la
emperatriz. Sale sigilosamente rumbo a Veracruz. En Orizaba, en noviembre de
1866, el Padre Fisher había organizado, junto con los conservadores de la
región, una multitudinaria manifestación en apoyo a Maximiliano, para impedir
que se fuera. Maximiliano decide quedarse entonces en Orizaba por un mes, para
pensar qué hacer.
Tres personajes influían en
Maximiliano poderosamente: el padre Fisher, su médico el doctor Samuel Basch,
de origen prusiano-judío, y su viejo amigo personal y colaborador Stephan
Haspan. El primero lo persuadía para que se quedara; los otros dos, para que se
fuera a Europa, pues veían la causa del Imperio perdida.
Maximiliano recibió el apoyo
de los generales Leonardo Márquez, apodado "El Tigre de Tacubaya", y
Miguel Miramón, expresidente de México. Miramón le notificó que se había
conseguido que la Iglesia ofreciera 11 millones de pesos, además de que se tenía
la posibilidad de reunir 29 000 hombres y de que la junta de notables apoyaría
a Maximiliano. Maximiliano formó un nuevo gabinete en Orizaba y su plan
incluía:
sostener a los franceses
totalmente en México, ya que Maximiliano también sabía que ellos eran su mayor
apoyo;
crear un Congreso para
legitimar su gobierno e invitar a los liberales a formar parte de su
iniciativa, incluido Juárez.
Al poco tiempo se le informó
a Maximiliano que se contaba con 29, 663 soldados, más de 2000 hombres de
oficialía y 10 cañones para iniciar. La iglesia entregó un adelanto de 2
millones de pesos.
Una afición de Maximiliano
era cazar mariposas. En Orizaba lo siguió haciendo, junto con un ilustre
botánico europeo que deseaba fundar un museo de historia natural en México (el
actual Museo de Historia Natural de Ciudad de México), considerada la vasta
riqueza natural que había encontrado en el país.
A finales de noviembre,
Maximiliano preparaba su regreso a la Ciudad de México.
Juárez y su gobierno llegan a
Durango los primeros días de noviembre y realizan una reunión con su gabinete
de guerra. Deliberan sobre la toma de Matamoros, que era el único punto
importante y estratégico en el norte que aún quedaba en manos del imperio. Se
decidió utilizar un sitio, como el utilizado por los franceses contra los
liberales para rendir a la Ciudad de Puebla. El plan se llevó a cabo.
Luego de tres semanas y
algunas escaramuzas menores entre los ejércitos, el general Tomás Mejía, que
defendía la ciudad de Matamoros, finalmente se rindió. Con esta victoria, los
liberales controlaban todo el norte del país. Hubo entonces una gran fiesta
popular frente al Palacio de Zambrano en Durango, que funcionaba como Palacio
Nacional. Todo el norte era republicano.
Ante el avance del control
del país por los republicanos, Juárez traslada su gobierno rumbo a Zacatecas,
siempre escoltado por el Batallón de Supremos Poderes.
Juárez escribe una carta a
Margarita en la que le comunica que pronto podrá regresar a México y podrán
reencontrarse ella y sus hijos (tanto los vivos como los muertos) y él.
Aún en Orizaba, Maximiliano,
que pensaba que su hermano, el emperador Francisco José I de Austria lo
apoyaría, sigue considerando irse a Viena. Napoleón manda un enviado, Francis
de Casternons, con un plan muy negativo: ofrecerle el grueso del armamento
francés y a su vez desestabilizar al mismo gobierno de Juárez y dar también más
armas a algún general conservador. A sabiendas de sus intenciones, Maximiliano
se niega a recibirlo.
La madre de Maximiliano,
Sofía de Baviera, le escribe una carta desde el Palacio de Schönbrunn:
"Hijo mio,... no abdiques,... tu posición en Europa sería ridícula si lo
hicieras,...lo más correcto, hijo mío, y lo más justo es que no regreses a
Viena...". A raíz de esta carta, Maximiliano hizo traer de inmediato a
Miramón, pues decidió regresar a la Ciudad de México.
El general Miramón fue
derrotado en San Jacinto. Solo quedaba fuerte el general Leonardo Márquez, en
las fuerzas conservadoras, y el no menos numeroso contingente francés que
estaba bajo sus órdenes (la mayoría eran parte de la llamada Legión
Extranjera).
Ignacio Mejía dio un parte a
Juárez en una reunión de gabinete en Zacatecas, donde le informó que el general
Mariano Escobedo tenía entre 8 y 10 mil hombres y que otro general tenía otros
6 mil.
Una tarde, a las 15.00 horas,
el gobierno republicano deja Zacatecas para salir rumbo a San Luis Potosí, en
medio de un desfile y algarabía popular.
Maximiliano se reúne con sus
generales en la Hacienda de la Teja.
El 13 de febrero de 1867 sale
Maximiliano de la Ciudad de México rumbo a Querétaro con 9 000 hombres mal
equipados (tanto conservadores como la legión francesa que se quedó con él). Lo
acompañaban, entre otros personajes, el mariscal Albert Hans y Leonardo
Márquez, este último conocido como "El Tigre de Tacubaya" por la
masacre de médicos que realizó allí (conocidos como "Los mártires de
Tacubaya"). Maximiliano salió de la Ciudad de México una semana después de
que la mayoría de las tropas francesas se habían retirado. Maximiliano lanzó
una proclama a su ejército en donde, poniéndose a la cabeza, dijo que este era
"Un ejército que lleva consigo la dignidad y el amor a México".
Antonio López de Santa Anna
se encontraba en Estados Unidos negociando con financieros, empresarios y con
el Secretario de Estado de aquel país, Mr. Siward, el apoyo para ocupar por
duodécima vez la presidencia de México. A finales de marzo, Juárez recibió un
mensaje de Matías Romero desde Nueva York que informaba que Santa Anna preparaba
su regreso a México. En esos días recibió también noticias de la embajada de
México en los Estados Unidos de que el gobierno de aquel país manifestaba su
apoyo a Juárez y no a Santa Anna. Sebastián Lerdo de Tejada le comentó a Juárez
que Santa Anna seguramente pretendía provocar un golpe de Estado al llegar a
México. Comentó que redoblaría la vigilancia para que, si Santa Anna llegaba a
Veracruz, fuese aprehendido inmediatamente. Juárez le contestó: "No se
afane mucho usted porque, si Santa Anna no cuenta con apoyo de Estados Unidos,
no vale nada... Santa Anna ya no vale nada.".
El día 19 de febrero de 1867
entra el ejército de Maximiliano a la Ciudad de Querétaro. Durante los días 20
y 21 siguen llegando contingentes de Michoacán, San Luis Potosí y Guanajuato
entre otros Estados. El día 21 entran 4,000 hombres. En Querétaro se celebró
una verbena popular celebrando la llegada de los imperialistas. En total eran
entre 10 y 12 mil hombres en las filas de Maximiliano.
El gobierno republicano
avista las Torres de la Ciudad de San Luis Potosí a las 13.00, de 21 de
febrero, poco después llega con Juárez a la cabeza a establecer el gobierno de
la República en esa Ciudad. Hubo gran verbena popular para celebrar este hecho.
La gente gritaba vivas: "Viva México, Viva la Independencia, Viva la
República y Viva Juárez".
Con respecto a lo militar,
los generales liberales Ramón Corona al frente del Ejército de Occidente y el
Gral. Mariano Escobedo se reunieron en una unión de caminos que llevaban a la
Ciudad de Querétaro. con un total de 60,000 soldados.
Un parte militar entregado a
Maximiliano decía que las fuerzas enemigas eran 28,000 hombres, siendo 2,000 de
caballería. El Gral. Mariano Escobedo realizó un recorrido por una eminencia
desde donde pudo contemplar el campo de batalla próximo, Exclamó: "Mañana
comenzará el principio del fin para el imperio".
Se presentaron algunas
batallas. Los liberales impusieron un sitio a la Ciudad de Querétaro, con lo
cual no podía entrar ni salir nada ni nadie, incluidos víveres o comunicados
(telégrafo, correspondencia, etc.), durante una de esas batallas, el último
reducto del ejército francés fue totalmente derrotado. Bombardearon algunos
arcos del acueducto para cortar el suministro de agua a la Ciudad. Los
liberales lanzaron muertos imperialistas al río para contaminarlo con miras en
doblegar a los imperialistas. Ante el sitio y en una junta de Maximiliano con
su comitiva, Leonardo Márquez propone al emperador que se le dé un contingente
de caballería para ir a la Ciudad de México por refuerzos y víveres. Se le da
el aval. Mediante una maniobra de distracción por la madrugada Márquez y su
grupo logran atravesar el sitio no sin perder varias decenas de hombres, lo
cual estaba contemplado. Los liberales no persiguen a este grupo considerando
que no tenían posibilidades de juntar apoyo ni de regresar.
Maximiliano envió a un
soldado apellidado Salvino como correo con miras en saber algo de Márquez. El
plan consistía en que debía hacerse pasar por liberal y luego de mezclarse
entre las tropas salir hacia la Ciudad de México. Al día siguiente Salvino
apareció colgado en un árbol con un cartel que decía: "Soy el correo del
emperador y estoy muerto".
El día 24 de abril Mariano
Escobedo en su campamento en las afueras de Querétaro decide dar la batalla
definitiva y la última para el 27 de abril.
Maximiliano tenía por cuartel
general el Cerro de las Campanas y también se pasaba bastante tiempo en el
Convento de la Cruz, cerca de ahí. La comida de Maximiliano era modesta,
similar a la de los demás, y se complementaba con pan que le hacían las monjas
del convento. A Maximiliano se le veía sucio y desaliñado como si estuviese en
el frente de batalla. Padecía enfermedades gástricas-nerviosas. Maximiliano
acudía al frente de batalla para animar a su tropa y conocer la situación de
primera mano. (es más coherente pensar que Maximiliano y sus tropas estaban
pertrechadas en el convento de la cruz, recordemos que este convento fue el
bastión donde los franciscanos, durante la conquista tenían su "cuartel
general" desde donde partieron todas las misiones hacia el norte... este
sitio estaba bien atrincherado, y ahí es donde Mariano Escobedo con su tropa
logró introducirse derribando sólo un muro de la parte trasera y sorprendiendo
cautelosamente así a la tropa francesa que esperaban un ataque violento)
En un enfrentamiento de
caballería murieron 300 hombres. Los liberales persiguieron a los imperialistas
llegando cerca de donde estaba Maximiliano quien quiso ir en apoyo de estos. Un
súbdito lo detuvo del brazo diciéndole que no debía arriesgarse pues era el
emperador. Maximiliano envió a un grupo a prestar apoyo de los perseguidos. Los
liberales se retiraron.
Para el 2 de mayo no había
noticias de Leonardo Márquez. Para el 3 de mayo Maximiliano entregó en el
Convento de la Cruz medallas de bronce al honor. Fueron 135 los militares
galardonados entre soldados y oficiales.
El día 5 de mayo de 1867 se
cumplía un aniversario de la Batalla de Puebla. Los liberales celebraban por
todo el país, en especial en la sede del gobierno de la República en San Luis
Potosí y entre las tropas de Querétaro. Juárez habló desde el balcón principal
ante una multitud que se reunió frente al Palacio Nacional provisional. En su
discurso dijo:
"Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre
por el que ha pasado la República no podrá ser olvidado jamás. La sangre de
vuestros hijos, la sangre de vuestros esposos, la sangre de vuestros padres, no
será derramada de manera inútil por qué, al afianzarse la República se afianza
la soberanía nacional". Y el concierto de todas las naciones admirará a
este pueblo, hoy y por los siglos hasta siempre jamás, recordad esto, no
podemos flaquear, tenemos que seguir adelante porque nuestra recompensa será la
gloria eterna y el respeto de todos los pueblos y naciones que sabrán que
México no es lugar donde venir a buscar aventura ni rostrar batalla para
someter a un pueblo a la esclavitud. En este momento os digo, ¡mexicanos!, la
libertad es una realidad, la libertad es un ejemplo para todas las naciones y
los pueblos y orgulloso estoy hoy de ser el presidente de los mexicanos por que
la nación realmente es hoy madura, hoy respetada, hoy temida, hoy bravía, hoy
fuerte, y esta lucha será el inicio, el comienzo de una grandeza que nunca acabará."
Matías Romero le presentó a
Margarita Maza al coronel McDown, comisionado por el gobierno estadounidense de
Ulises Grant para asegurar el regreso a México de Margarita y su familia. El mismo
coronel le dijo a Margarita que su misión era protegerla y hacerla llegar con
absoluto bien hasta México sin que nada le ocurriera.
A finales de abril se aprueba
la ruta para regresar a Margarita, sus hijos y su yerno Santacilia. Viajarían
por ferrocarril a San Luis, luego en barco fluvial por el Mississipi a Nueva
Orleans y luego por un buque de guerra al Puerto de Veracruz. Todo por órdenes
del presidente Andrew Johnson, que eran velar por la familia Juárez.
En el mes de abril de 1867
Santa Anna estaba en una residencia en una zona exclusiva de Nueva York. Santa
Anna mantenía vigilados a Margarita, Matías Romero y a Ignacio Mariscal. Santa
Anna planeó rentar un barco grande llamado "Virginia" y trasladarse
junto con un gran arsenal al Puerto de Veracruz para buscar un golpe de Estado
con el apoyo de sus paisanos los veracruzanos.
Sebastián Lerdo y Juárez
veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante en su empresa.
En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luis Potosí el gobernador
liberal de Guanajuato León Guzmán. El Bajío era entonces la única región que
proveía con víveres al ejército republicano. El gobernador de Guanajuato se
entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y Juárez. El presidente lo
saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del
dinero..., dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo:
"Los rancheros de Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de
Michoacán se pusieron de acuerdo para subir los precios exageradamente. No
tenemos dinero para pagar."
Juárez dijo: "No puedo
creer que los hacendados de la región piensen más en su beneficio personal que
en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden y paz; mándame
una lista de todos los rancheros y agricultores, por ahora no podemos ponerlos
en nuestra contra, pero luego los castigaremos. Este egoísmo no tiene
límites". Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le preguntó a
Juárez que lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió:
"En
el egoísmo humano Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra,
Toñito y Pepito, pero hay quienes solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea
estos precios! ¡Hasta 4 veces más caro está el cuarterón de maíz! y créame no
se si por ser indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se
quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de
los otros, pero estaremos atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan
ricos, después ya les cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza
a las manos de la nación. Dejemos que se ilusionen, tarde o temprano se hará
justicia. Ardo en deseos de que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el
pobre el que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar
todo mientras que otros se avorazan y se envilecen buscando sólo la riqueza
material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque si yo sigo siendo el
presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted."
El ejército republicano se
tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los impuestos en la región de
Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.
Proceso de Maximiliano
Maximiliano, luego de
reflexionar pide a un general de su confianza de nombre Miguel López ir como
mensajero ante el Gral. Mariano Escobedo y plantearle su rendición condicionada.
Las condiciones eran que se le diera un salvoconducto para salir de México, que
nunca regresaría, que se respetara la vida y las propiedades de los generales,
oficiales y tropa. El general Escobedo ante tal propuesta dijo que se lo
consultaría al Sr. Presidente y que regresara en unos días a la misma hora.
Juárez fue consultado directamente por el Gral. Mejía, Ministro de la Guerra, a
lo que respondió: "Rendición incondicional". El emisario de
Maximiliano regresó por la respuesta y el general Escobedo le propuso que si le
entregaba a Maximiliano le perdonaría la vida planteando que así salvaría la
vida de muchos hombres por lo que López aceptó traicionar a su emperador.
Alrededor de las cuatro de la
tarde, el traidor condujo a los liberales hasta el Convento de la Cruz
apartando a los hombres que cuidaban este. Cuándo Maximiliano se dio cuenta los
demás oficiales liberales ya habían entrado al Convento y estaban apresando a
los oficiales que aún dormían. Maximiliano pudo escapar hacia el Cerro de las Campanas
pero a las pocas horas fue rodeado y tuvo que entregar su espada al Gral.
Corona diciendo: "Esta espada es del Pueblo de México". Maximiliano
pidió que si debía de correr sangre fuera únicamente de él y volvió a pedir
amnistía para sus tropas y oficialía. A Maximiliano se le dijo que no era
considerado como Emperador de México, sino como Archiduque de Austria y que a
partir de ese momento quedaba en calidad de prisionero de la República".
Se le notificó que se consultaría con el Presidente su petición.
La noticia de Maximiliano y
su imperio dio la vuelta al mundo. En Europa hubo mucho movimiento diplomático
pidiendo a través de los embajadores en E.U.A., que este país interviniera a
favor de Maximiliano. Aunque la mayoría de los gobiernos europeos, señalaban a
Napoleón III como el verdadero asesino, por negarle su apoyo (siendo él unos de
los que lo habían instaurado en el trono), y haber dejado al archiduque a su
suerte.
En Nueva York, la familia
Juárez Maza dejó por fin la casa que habían ocupado allí por tanto tiempo y así
Margarita, junto con sus hijos, su yerno, dos féretros con sus dos hijos
finados y personal de la Embajada de México en los E.U.A., partieron en un tren
oficial del gobierno estadounidense rumbo a Washington, D.C. Allí fueron recibidos
con gran júbilo y Margarita fue la noticia de primera plana en los periódicos
de entonces. Estuvieron allí tres semanas. El señor Siward dijo al embajador
mexicano Matías que tenía informes de que Antonio López de Santa Anna planeaba
secuestrar a Margarita por lo que se tomaron medidas respecto del itinerario
que sería distinto en lo anunciado que lo realizado. Santa Anna tenía espías
desde hace tiempo vigilando a la familia Juárez Maza, incluso en el
Departamento de Estado tenía espías.
Por consejo de Lerdo de
Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar a Maximiliano y dos
de sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, quienes fueron llevados al
teatro de la ciudad de Querétaro para ser juzgados. En dicho juicio (que
duraría tres días), a los tres se les condena a morir un día después del
proceso, por medio de un pelotón de fusilamiento. Todo ello bajo los delitos
de, entre otros, apoyo a los invasores franceses además de traición a la patria
para los mexicanos y de usurpación del poder para el austriaco. La condena dio
la vuelta al mundo, destacando en Europa donde los periódicos decían que
"el indio sació su sed de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido
de indio norteamericano devorando con grandes colmillos a Maximiliano.
El gobierno de Juárez recibió
gran cantidad de notas diplomáticas y toda clase de correspondencia para pedir
clemencia por la vida de Maximiliano. La princesa Inés de Salm-Salm, cuyo
esposo, el príncipe Félix de Salm-Salm era del grupo cercano de Maximiliano y
también estaba detenido, acude ante Juárez para rogar por la vida del emperador
y de su esposo. Incluso se arrodilla ante Juárez. Este le dice que no puede
hacer nada ante la justicia (dice la tradición que las palabras de Juárez
fueron: "No mato al hombre. Mato la idea"). Luego de toda esta
presión por la vida de Maximiliano y el resto de imperialistas, Juárez concede
tres días de retraso para el fusilamiento de Maximiliano, el general Miguel
Miramón y el general Tomás Mejía. En esos días acuden más personas a ver a
Juárez, sobre todo mujeres. La esposa de Miramón va con sus dos pequeños hijos
a pedir por su esposo y la esposa del Gral. Tomás Mejía hizo lo propio con un
embarazo avanzado. Luego de lo cual dio a luz en el camino rumbo a Querétaro
donde el recién nacido pudo ser visto por su padre prisionero. No a todas las
personas que lo solicitaron se les permitió ver a Juárez, pero si a la princesa
de Salm-Salm que lo vio por segunda vez. Igualmente le rogó, esta vez con más
ahínco. Juárez argumentó que no podía cambiar la justicia y que de hacerlo los
mexicanos se le echarían encima, incluso podían pedir su muerte.
La sentencia se consumó la
mañana del 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. La noticia dio la
vuelta al mundo.
Restauración de la república
Juárez prepara su regreso a
la Ciudad de México. El general imperial Leonardo Márquez seguía oponiendo
resistencia en Ciudad de México con un grupo de hombres. Porfirio Díaz tenía la
encomienda de hacerle frente. Antonio López de Santa Anna había llegado a
Veracruz en un barco alquilado que era su cuartel general y en el cual también
dormía. Su propósito era llamar a la rebelión en contra de Juárez y continuar
con el gobierno imperial con él a la cabeza. En el puerto de Veracruz y la
ciudad de Xalapa contaba con muchos adeptos, ya que él era del estado de
Veracruz. Estas dos ciudades lo recibieron con ceremonias oficiales. En una
polémica intervención norteamericana, el consulado de los Estados Unidos en
Veracruz notifica de los planes de Santa Anna al presidente Johnson, quien
decide que un cañonero estadounidense que estaba cerca del puerto de Veracruz
bombardease el barco de Santa Anna para obligarlo a partir fuera de costas
mexicanas y con esto evitar toda posibilidad de llevar a cabo su plan y con
esto consolidar el gobierno de Juárez. Santa Anna, que en ese momento estaba en
reunión en el barco, no tuvo más remedio que partir hacia Cuba.
Juárez sale de San Luis
Potosí, pasa por Dolores Hidalgo, donde hace una ceremonia a los héroes de la
independencia nacional, luego visita Tepeji del Río y llega a Tlalnepantla,
donde se encuentra con Porfirio Díaz, con quien tenía diferencias. En todos los
lugares por donde pasaba Juárez la algarabía popular era inmensa. Debido a que
no estaban concluidos los preparativos en Ciudad de México se le pide a Juárez
que se quede tres días en el Castillo de Chapultepec. Se encontraron con que
este estaba convertido en un palacio austriaco, por lo que le sugirieron a
Juárez cambiar la decoración y sacar ese mobiliario. A lo que Juárez dijo:
"Están locos, esto es la historia de México."
Juárez sale rumbo a Palacio
Nacional por "El paseo de la Emperatriz", que desde ese momento
cambia de nombre a Paseo de la Reforma. En la Alameda Central se liberan una
gran cantidad de palomas blancas. Luego de pasar por el Paseo de la Reforma,
Juárez y su comitiva se dirigen hacia el Palacio de Minería por la que hoy es
la avenida Juárez. Juárez había decretado que se dejara en libertad a todos los
presos que apoyaron la causa imperial. Iniciaba la reconciliación nacional. En
el Palacio de Minería Juárez da el más célebre de sus discursos, que contiene
la más célebre de sus frases.
El 15 de julio de 1867 Juárez
entra a la Ciudad de México. Izó la bandera en la Plaza de la Constitución.
Existían diversas obras de arte en Palacio Nacional; Juárez dio órdenes de
retirar adornos y objetos suntuarios y darle un toque republicano y no imperial
a la sede del gobierno nacional. Entre otros, se redecoró el gran salón de
acuerdos. El 20 de julio el gabinete se reunió en Palacio Nacional a las 9.00.
Allí se trataron algunos temas importantes, como el de la existencia de
disputas con el Reino Unido y sobre la deuda pública de México, que era algo
grande. El Reino Unido deseaba reconciliarse con México (luego de que participó
en la incursión militar en México junto con Francia y España). El gobierno de
la Reina Victoria ofreció dos años de moratoria a cambio de renegociar la deuda
y restablecer relaciones diplomáticas. Juárez ordenó que se aceptaran tales
ofrecimientos. El presidente comentó que era importante la paz con todas las
naciones, así que aceptó. Pidió al ministro del Exterior informar que se les
daría parte de la franquicia para la construcción del ferrocarril de Veracruz a
la Ciudad de México.
Juárez dijo que se debía
convocar a elecciones para que su gobierno fuese legítimo, y que él se
presentaría a las elecciones. Porfirio Díaz reclamaba también elecciones.
Juárez instruyó a Sebastián Lerdo de Tejada que se encargara de convocar las
elecciones. José María Iglesias dijo: "En esta mesa todos somos juaristas,
señor Presidente." Juárez puntualizó: "¡Eso no! En esta mesa todos
somos republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro los
gobierne, todos seremos dóciles a la voluntad ciudadana."
Regreso a México de Margarita
Maza
Margarita y familia
desembarcaron del guardacostas estadounidense en Veracruz, luego se trasladaron
en el ferrocarril que para entonces tenía ya más de 90 km. Lo abordaron en
medio de la algarabía popular y aplausos.
Sebastián Lerdo de Tejada
informó a Juárez que Margarita y familia ya habían desembarcado en Veracruz y
que se encontraban cerca de Orizaba. Que en no más de cuatro días llegarían a
la Ciudad de México. Juárez le preguntó a Sebastián Lerdo de Tejada si lo veía
bien y no demasiado avejentado. Le comentó que iría al barbero, pues deseaba
estar presentable para el encuentro. Le dijo también que no le daba tiempo para
ir con el sastre pero que podía ir a una tienda por un traje ya confeccionado.
Sebastián Lerdo de Tejada le dijo que el lo acompañaría a la tienda que se
llamaba "La Concordia". Juárez comentó también que el departamento
presidencial en Palacio Nacional no estaba terminado. Sebastián Lerdo de Tejada
le sugirió alquilar una habitación en el hotel Iturbide. Juárez dijo que
Iturbide era un emperador, que si no había mejor hotel. Sebastián Lerdo de
Tejada le dijo que el nombre no era importante, que los imperios ya no
volverían a México. Ambos rieron.
Una vez que Margarita y
familia llegaron a Orizaba fueron recibidos por mucha gente con tañer de
campanas y cohetones. Ahora viajaban en carrozas. En un carro de mulas iba el
equipaje y en un carro grande iban los ataúdes de Toñito y Pepito. En la Ciudad
de Puebla también hubo aplausos, multitudes y tañer de campanas.
El 23 de julio de 1867 luego
de pernoctar y antes de que saliera el sol, Margarita y familia partieron rumbo
a la Ciudad de México. Juárez les dio alcance en el Pueblo de Ayotla, librando
de esa forma en gran medida la algarabía popular y facilitándose recibirlos
personalmente. En ese pueblo igual que en todo el recorrido la comitiva fue
recibida con campanas y multitudes. Juárez llegó en su clásico carruaje negro,
vestía levita nueva, una gran chistera y un bastón de 2000 pesos que le había
sido obsequiado en Zacatecas como símbolo de la República. Llevaba unas flores
en la mano para Margarita. Margarita lucía más delgada y era escoltada junto
con su familia por el ejército republicano. Una vez cerca, Margarita caminó
directamente hacia Juárez, él corrió hacia ella en los últimos momentos. Juárez
escribió días después: "Aquel momento
valía por todas las recompensas que un hombre puede recibir". Hubo también abrazos y caricias del presidente para sus hijos y
para su yerno Santacilia. Una vez en Ciudad de México los recibió una
muchedumbre así como miembros del gabinete y del gobierno, la familia se alojó
en el Hotel Iturbide conforme a lo planeado y después de unas horas Juárez y
Margarita al fin pudieron estar solos luego de tantos años.
Segundo mandato
constitucional
Luego de ganar en las
elecciones, el 16 de enero de 1868 Juárez se reinstala en la presidencia con
una reunión de todo su gabinete. Juárez decía a menudo que eran los tiempos de
la paz y la concordia.
Educación e infraestructura
En este nuevo período Juárez
crea dos despachos nuevos, el de instrucción pública y el de fomento estando a
la cabeza de ellos respectivamente Francisco Mejía y el ingeniero Lasz
Barcasten. Juárez planeaba educar e industrializar al país. También pretendía
expandir la educación pública con carácter gratuito y laico en todo el país con
la construcción de cientos de escuelas. En ese tiempo la población de México
era de siete millones de personas de las cuales cinco millones no contaban con
estudios básicos y estaban en situación de pobreza. Solo unos 800 000 sabían
leer y escribir. Para hacerse de recursos Juárez despidió 60 000 militares
("Maestros por soldados" -decía-); también pidió negociar el
aplazamiento de pago en la deuda extranjera con algunas naciones como
Inglaterra. La educación sería laica, en ese entonces ello constituía una
catarsis para la iglesia y el pensamiento que ésta suministraba a la población
creyente. Se llevó a cabo un gran plan de alfabetización nacional.
Con respecto a la infraestructura,
Juárez deseaba terminar la línea férrea de Veracruz a la Ciudad de México antes
de terminar su mandato. Eran en total 478 km de ferrocarril con sus respectivos
puentes, túneles y desvío de aguas entre otros. Juárez lograría instalar 5.000
km de telégrafo en tres años con el apoyo de inversionistas mexicanos y
extranjeros.
Inversión privada y
extranjera
En ese tiempo Antonio
Escandón era el hombre más rico de México por lo que Juárez lo llamó para pedir
su apoyo en el desarrollo del país. Escandón ofreció crear un club de
industriales y llevar allí los intereses de industriales norteamericanos y de
otros países. Escandón vendió una hacienda y terrenos aledaños de lo que hoy es
en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la construcción de un ferrocarril.
Los ministros le aconsejaron
a Juárez atraer inversión extranjera para los proyectos del gobierno. Una idea
fue invitar a Mr. Siward, exsecretario de estado de Estados Unidos, a México
para atraer el interés de los inversionistas norteamericanos. Siward llegó por
barco a México por el puerto de Manzanillo, el 2 de octubre de 1869, donde el
gobernador de Colima brindó una cálida bienvenida a él y a los industriales que
lo acompañaban.
Inestabilidad política
Unos 700 conservadores
planeaban una conspiración contra Juárez, se reunían en secreto en el Templo de
San Andrés, donde habían reposado por un tiempo los restos de Maximiliano. Este
templo de extraordinaria arquitectura estaba frente al Palacio de Minería,
sobre el terreno que hoy ocupa "La estatua del caballito".
En febrero de 1868, con
diversos informes de inteligencia sobre lo que acontecía en el Templo de San
Andrés. Juárez decidió demolerlo con veinte templos más de la capital, entre
ellos el de Santo Domingo y el de la Merced. Sus ministros le advirtieron que
esa medida pondría a la población en su contra pero él no cambió su decisión
que meditó durante varias semanas y dijo que asumía la responsabilidad
histórica de su decisión. Le dijo a Sebastián Lerdo que no necesitaban templos
sino escuelas, "Telégrafos, escuelas, caminos, futuro y no pasado es lo
que México necesita" decía Juárez para justificar su decisión. Los
periódicos de la época hicieron eco de tal decisión y acción con su consecuente
caída de popularidad.
Porfirio Díaz se había
revelado contra Juárez y con la bandera de la no reelección incentivaba el
alzamiento en diversos puntos del país. También los conservadores y el clero
estaban en contra de Juárez y veían positivos los alzamientos. En los poblados
veracruzanos de Tierra Quemada, Huatusco y Perote hubo varios levantamientos
contra el gobierno de Juárez durante los años de 1868 y 1869.
El Gral. Patoni y el Gral.
Jesús González Ortega luego de estar en la cárcel obtuvieron su libertad.
Existía mucha delincuencia y
corrupción de burócratas y policías. Muchos lo atribuían a la desigualdad
económica y a los 60,000 militares despedidos en 1868. Juárez creó una policía
para combatir la delincuencia.
Juárez repatrió a todos los
religiosos en el exilio presuntamente por influencia de su esposa.
Al principio de este período
Juárez solía trabajar hasta pasada la media noche, sin embargo, por el año 1870
cambió su hora de salida a las 18.00 para pasar el resto del día con su esposa
y su familia. Margarita desde un tiempo atrás había empezado a tener
manifestaciones de una enfermedad que los médicos pensaban era probablemente
grave.
Margarita y Juárez caminaban
por el Paseo de Bucareli junto con sus hijas e hijo. En ese tiempo Bucareli
remataba en la actual Arcos de Belén, era un centro de reunión social donde
paseaban gente de todas las clases sociales. Los ciudadanos podían acceder al
presidente directamente.
Los Juárez tenían una casa en
los límites de la ciudad, junto al Templo de San Cosme, número 4 de la Calle
Puente Levadizo.
Juárez tenía cinco hijas:
Manuela (apodada Nela por la familia; casada con Pedro Santacilia); Felicitas;
María de Jesús (casada con Pedro Contreras, de origen español); Margarita;
Soledad y Josefa. El más pequeño de sus hijos era Benito, de unos 13 años.
Susana, la única hija superviviente de los dos hijos mayores que Juárez procreó
en su concubinato con Juana Rosa Chagoya, había sido adoptada por Margarita
y era parte integral de la familia Juárez Maza.
En agosto de 1869 los médicos
le dijeron a Juárez que la enfermedad de Margarita era progresiva y mortal. Al
parecer era cáncer. Juárez salía temprano de su oficina pero llegaba alrededor
de las 6:30 de la mañana.
El 2 de enero de 1871,
Margarita recibió los Santos Oleos del cura del templo de San Cosme. Toda la
familia se reunió ese día incluyendo a Susana. Juárez estuvo allí desde las
10.30. A las 15.00, Margarita le pidió a Juárez velar por Susana e hijas
solteras. Juárez lloró mientras le reiteraba una y otra vez a su esposa que se
pondría bien. Margarita le pidió a Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de
casarse por la Iglesia. A las 16.00, Margarita murió con una sonrisa. Juárez
gritó de dolor.
Juárez no quiso enviar
esquelas; pidió a sus amigos que no lo hicieran y que manejaran el
fallecimiento con discreción.
No obstante, Sebastián Lerdo
dijo que no se podía hacer aquello dado que ella era una mujer muy querida por
la sociedad. Finalmente, Juárez accedió y permitió a los periódicos publicar la
noticia. En cuanto se supo el deceso de la esposa del presidente, el país entró
en luto. Se colgaron moños negros en muchas edificaciones, hubo suspensión de
obras teatrales y en varias partes del país hubo diversas manifestaciones de
duelo. El día del sepelio, cientos de personas se dieron cita para acompañar el
cuerpo rumbo al cementerio de San Fernando; cientos de personas, tanto en
coches como a pie, se dieron cita en el lugar para despedir a Margarita.
Juárez instruyó para que no
se le acercaran políticos; solamente amigos y familiares cercanos. Venían
tiempos electorales y Juárez no deseaba que tal acontecimiento se mezclase con
la política.
Guillermo Prieto dijo en el
sepelio: "Es acaso posible que mueran las personas a quienes más
amamos, pues que es posible que sólo quede vibrante mi voz para caer como
sombra de la muerte, como es posible para mi señora objeto de mi devoción por
años y años, contemplar su muerte... como es posible señalar... joya blanca
azucena de su hogar modesto, mujer acariciada con los brazos de oro de la
virtud y la fortuna". Juárez palideció al momento de que el féretro
descendía. Por semanas se habló mucho de esa ceremonia fúnebre y de cómo el
amor de Juárez por su esposa era un ejemplo a seguir. Tras las exequias, Juárez
permaneció en casa por una semana.
Elecciones de 1871
Sebastián Lerdo de Tejada le
sugirió a Juárez que no se postulara en las elecciones de 1871, por su salud.
El mismo Juárez le había comentado que quizás ya no se postularía.
Lerdo, al poco tiempo que
había regresado Juárez a su despacho luego del sepelio de Margarita le pide su
renuncia a Juárez, se la acepta. Desde hace tiempo Lerdo deseaba ocupar la
presidencia y deseaba lanzarse a la presidencia, él mismo se lo dice a Juárez.
Juárez tuvo muchas críticas
por desear prolongarse tanto tiempo en el poder. Muchos de sus antiguos amigos
o colaboradores se habían vuelto sus críticos.
En julio de 1871 habría
elecciones, los candidatos eran Sebastián Lerdo, Porfirio Díaz y Benito Juárez.
El 7 de octubre de 1871 la comisión escrutadora dio el fallo definitivo: Lerdo
2874 votos electorales, Díaz 3555 y Juárez 5837. Juárez era el ganador. Sin
embargo, se acusó al gobierno de Juárez de fraude electoral.
El Plan de la Noria
Porfirio Díaz se había
separado del ejército y se trasladó a la hacienda de la Noria en Estado de
Oaxaca, donde se fabricaban cañones. Al poco tiempo Porfirio Díaz pronunció el
Plan de la Noria donde desconocía a Juárez y llamaba a levantarse en su contra.
La "no reelección" era una de las principales imputaciones contra
Juárez, Porfirio lo acusaba de dictador.
El 1 de octubre de 1871 se
manifestaron muchos militares como los del cuartel de gendarmería, pretendieron
tomar en la Ciudadela una posición militar. En su desfile por las calles hacia
la Ciudadela gritaban: "¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la reelección!".
Juárez enfrentó la rebelión
enviando al Gral. Sóstenes Rocha a hacer frente a los rebeldes en la Ciudadela.
Otros militares se apostarían en los puntos altos cercanos a Palacio Nacional.
A las 18:00 inició la batalla. Los militares del gobierno doblegaron a los
rebeldes. Algunos generales y tropa huyeron hacia el Ajusco.
Existieron otros altercados
militares durante 1871 que fueron controlados pero que reflejaban la
inestabilidad política de Juárez y el apoyo armado a Porfirio Díaz.
Fallecimiento
Días antes de su
fallecimiento, Juárez había visitado una tarde junto a sus hijas la tumba de
Margarita. Él les platicó una anécdota de la tarde que en llegó Mr. Seward con
el grupo de empresarios norteamericanos. No se le acomodaba el cabello y le
pidió a Margarita limón que era lo único que se lo controlaba. Margarita se lo
puso y lo peinó. Luego le hizo el nudo de la corbata pues Juárez estaba
nervioso y no le salía. Margarita le dijo "¡Que inútil eres!". Juárez
les dijo a sus hijas que ella tenía razón, ¡Sin Margarita se sentía un inútil!
En ese mismo lugar Juárez tuvo un mareo que lo hizo sentarse debido a un dolor
en el pecho.
Juárez tuvo otro episodio de
dolor en el pecho que le hizo doblegarse mientras Balandrano le leía las
noticias importantes. Balandrano era un periodista amigo de Juárez, secretario
particular de él y director del diario oficial.
El 17 de julio de 1872 por la
tarde Juárez decidió no dar su acostumbrado paseo en carruaje y le pidió a su
yerno Santacilia que lo acompañara para luego ir al teatro con su hermana
Manuela y así contarle la función. Juárez dormía en su alcoba de Palacio
Nacional acompañado de su hijo menor Benito. Esa noche leyó un libro en
francés, en la página 232 que describía la entrada del Emperador Trajano a Roma
y el inicio de su gobierno de 20 años, Juárez dejó un pequeño papel con el
texto: "Cuando la sociedad está amenazada por la guerra; la
dictadura o la centralización del poder pueden ser un remedio para aquellos que
atentan contra las instituciones, la libertad o la paz. Esa noche solamente tomó un atole; tuvo náuseas que no lo
dejaron dormir, por lo que despertó a su hijo Benito.
El 18 de julio a las 9:00
tuvo que llamar a su médico Ignacio Alvarado el cual llegó cerca de las 10:00.
A las 11:00 tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron forzosamente a la
cama. Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles. El tratamiento típico de la época
aplicado, fue arrojarle agua hirviendo en el pecho, cosa que se le hizo luego
de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal remedio, Juárez reaccionó.
La familia pasó al comedor y
se quedó en la recámara con el médico. Juárez platicó al médico historias de su
niñez. Le contó que el Padre Salvanueva era el hombre más bondadoso que él
conoció. Ante la pregunta al médico de si lo suyo era mortal, el médico
Alvarado le dijo: "Sr. Presidente: ¡Como lo siento!".
Juárez siguió mal. Su familia
estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También diversos amigos y
políticos fueron llegando a la sala.
Juárez tuvo la insistencia de
los ministros de relaciones exteriores José María Lafragua y el ministro de la
Guerra el general Alatorre, en esa tarde ambos pidieron ver al presidente para
recibir instrucciones. Juárez en ambos casos tuvo que vestirse y hablar con
ellos, escucharlos y darles instrucciones.
Los médicos mexicanos más
prestigiados de entonces acudieron a Palacio Nacional: Gabino Barreda y Rafael
Lucio pero nada pudieron hacer.
Juárez se tendió de lado
izquierdo poniendo una mano bajo su cabeza. Muy fatigado, con evidente falta de
oxígeno sonrió e inmediatamente murió. Eran las 23.35 del 18 de julio de 1872
cuando los tres médicos reunidos declararon muerto al presidente. Sus hijas
gritaban de dolor: "¡papá! ¡papá no te vayas!". La causa fue angina
de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de su muerte da cuenta de
ello. Juárez duró en el cargo de presidente catorce años.
Hubo un mes de solemnidades
en todo el país en su honor.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Ju%C3%A1rez
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