John Sulston
Nacido el 27 de marzo de 1942
en Cambridge, fue educado en el Merchant Taylors' School y en el Pembroke
College, graduándose en 1963. Tras ingresar en el Departamento de Química de la
Universidad de Cambridge, realizó su doctorado sobre la química del nucleótido.
Después de trabajar como investigador postdoctoral en el Salk Institute de los
Estados Unidos, retornó a Cambridge para trabajar junto a Sydney Brenner en el
Laboratorio de Biología molecular.
Tuvo un papel central en la
investigación alrededor del gusano Caenorhabditis elegans así como el
desciframiento del genoma humano. Después de conseguir descifrar el genoma de
este gusano se inició el proyecto, a gran escala, de descifrar el genoma
humano, un hecho hasta aquel momento impensable. Sulston fue nombrado director
de un nuevo centro investigador, el Wellcome Trust Sanger Institute, dedicado a
la investigación del genoma.
John
Sulston fue uno de los más interesantes hombres de ciencia, de principio a fin, fue uno de esos niños
prodigios de los que todo mundo hablaba… y que no era muy sociable que
dijéramos. Con una increíble inteligencia que a los cinco años de
edad estaba llevando la preparatoria, tras unos pocos años de haber sido
instruido en casa. En la prepa, desarrolló una “aversión a los juegos” que
lo hizo no dedicarse a actividades lúdicas en su vida.
Sin
embargo, este hombre halló en la ciencia la vocación de su vida. Para John,
llevar a la ciencia más allá de los límites que le corresponden debía ser la
máxima para todo científico de cualquier ámbito que se respetara y se llamara
como tal. Craig Venter, profesor y
adversario de Sulston, de cierta manera envidiaba el espíritu de este gran
científico. Y aunque lo admiraba muchísimo por las razones explicadas renglones
atrás, para él “John deseaba hacer una secuencia del genoma humano, y yo quería
secuenciarlo. No puedo culparlo por hacerlo. Pero era más importante para él
ser el primero en hacerlo, que hacerlo y desarrollarlo rápidamente.”
John
entonces halló la manera de poder poner sus conocimientos a pruebas en el área
de la genética. Sus estudios, investigaciones, ponencias… cada una de las cosas
increíbles que John Sulston puso en la mesa se encontró en la búsqueda de
comprender y explicar los bloques de la vida y la genética que llevaron a
varios científicos a buscar la génesis del hombre en el mapa del genoma humano.
Para quienes no lo conocen, el mapa del genoma humano “es una herramienta
genética que permite estudiar la evolución del hombre. El verdadero manual de
funcionamiento de un ser vivo, porque incluirá descifrados, uno por uno, los
más de 80.000 genes responsables de cómo es el individuo, desde el color de los
ojos, a la predisposición a sufrir un cáncer terminal”.
Para
la mala fortuna del mundo de la ciencia, el día 6 de Marzo de 2018, esta brillante
mente científica dejó de existir debido a que no pudo ganarle a un cáncer de
estómago que le venía dando problemas. Tenía 75 años de edad.
Entre
los logros y reconocimientos que logró el sr. Sulston a través de su vida
hallamos:
Premio W. Alden Spencer en 1986;
Medalla Darwin en 1996;
Medalla Edinburgo en 2001;
En 2001 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, junto con Jean Weissenbach, Craig Venter, Francis Collins y Hamilton Smith, por sus estudios sobre el desciframiento del genoma humano, libremente y sin restricciones, en beneficio de toda la humanidad.
En 2002 fue galardonado, junto con Sydney Brenner y H. Robert Horvitz, con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus investigaciones sobre el fenómeno de la apoptosis con el nematodo Caenorhabditis elegans. Una de las contribuciones más importantes de Sulstons en sus estudios fue aclarar cual era el orden exacto de las células de la Caenorhabditis elegans, gracias a lo cual abrió la posibilidad de iniciar el Proyecto Genoma Humano.
El Nobel que recibió,
compartido con otros dos científicos, reconoció los buenos datos que acumuló en
su trabajo sobre el diminuto gusano redondo transparente C. elegans en un
esfuerzo por comprender mejor cómo se desarrollan los organismos.
Una criatura simple, el
gusano atrajo a los científicos porque podían ver cada una de sus células sin
teñirlas. Y debido a que el gusano contiene tan pocas células, creyeron que
podría ser posible comprender cada paso de su vida de 14 días rastreando las
células mientras seguían un programa determinado por sus genes.
La esperanza era que al
provocar cambios en el ADN que formaba esos genes, los investigadores pudieran
descubrir qué genes se necesitaban para impulsar cada etapa de la vida del
gusano, posiblemente derivando una hoja de ruta que podría conducir a
conocimientos sobre el desarrollo de organismos más complejos.
El Dr. Sulston llegó al
gusano, en la década de 1960, a través de Sydney Brenner, un carismático
científico británico que compartiría el Nobel de 2002 con él. (El tercer
científico en compartir el premio fue H. Robert Horvitz del Instituto de
Tecnología de Massachusetts).
El Dr. Brenner fue el
campeón del gusano, al verlo como el sucesor de los científicos de la mosca de
la fruta, uno de los favoritos de los investigadores que estudian la herencia y
el desarrollo. El Dr. Sulston se convenció y comenzó a trabajar con el Dr.
Brenner.
En ese momento, se creía
ampliamente que las 558 células que tenía el gusano cuando eclosionó eran todo
lo que tendría. Pero el Dr. Sulston notó que, de hecho, el gusano seguía
ganando células a medida que se desarrollaba. Y al rastrear los patrones de
divisiones que dieron lugar a esas nuevas células, descubrió,
sorprendentemente, que el gusano también perdía células de una manera
predecible. Ciertas células estaban destinadas a morir en un momento
específico, digiriendo su propio ADN.
El siguiente gran
proyecto del Dr. Sulston fue rastrear el destino de cada una de las células de
un gusano. Fue una tarea tan exigente y laboriosa que otros científicos todavía
sacuden la cabeza con asombro de que lo haya logrado.
Cada día, inclinándose
sobre su microscopio durante ocho horas o más, comenzaba con un embrión de
gusano y elegía una de sus células. Luego observaría la célula mientras se
dividía y seguiría a cada una de sus células progenitoras a medida que, juntas,
crecían y formaban el organismo. Esto se prolongó durante un total de 18 meses.
Al final, tenía un mapa
completo de cada una de las 959 células del gusano (sin contar los
espermatozoides y los óvulos).
"Cada célula tenía
un destino", explicó Eric Lander, director del Broad Institute, un centro
de investigación biomédica y genómica asociado con el MIT y Harvard.
Después de eso, el Dr.
Sulston pasó a mapear los genes del gusano. Esto fue a mediados de la década de
1980, cuando el mapeo de genes estaba en su infancia. El Dr. Sulston y sus
colegas rompieron el ADN del gusano en 17.000 grandes piezas aleatorias y
superpuestas, caracterizaron cada pieza cortándola en pequeños fragmentos y
luego unieron las piezas.
El mapa fue un punto de
partida perfecto para determinar la secuencia del ADN que forma los genes del
gusano. Iniciaría la siguiente etapa de la carrera del Dr. Sulston.
Él y un colega, el Dr.
Robert H. Waterston, comenzaron con el ADN del gusano (todavía no había un plan
para averiguar la secuencia de los tres mil millones de componentes químicos
que componen el ADN humano) cuando recibieron una oferta de un empresario:
Frederic Bourke, que había hecho su fortuna con artículos de cuero. Bourke
quería instalar los dos en un laboratorio, donde pudieran crear una biblioteca
de secuencias de genes humanos que luego vendería a los científicos.
Al Dr. Sulston le
repugnaba la idea. Los datos, creía, deberían ser gratuitos.
Conoció al Sr. Bourke en
una habitación de hotel en Berkeley, California, y le dijo que no lo ayudaría
en absoluto a crear esa base de datos.
Recordó que el Sr.
Bourke respondió: "Espero que esto no te haga daño, John".
El Dr. Sulston ayudó a
liderar un esfuerzo conjunto de los Institutos Nacionales de Salud y el
Wellcome Trust en Inglaterra para crear un centro para determinar la secuencia
del genoma humano. A instancias del Dr. Sulston, recibió su nombre de Fred
Sanger, quien descubrió cómo secuenciar el ADN, lo que le valió dos premios
Nobel.
El proyecto conjunto
pronto tuvo un competidor comercial: Celera, una empresa, ahora en Alameda,
California, dirigida por el genetista Craig Venter, quien prometió entregar la
secuencia del ADN en las células de un humano, las suyas, de manera más rápida
y eficiente y para vender sus datos.
El
Dr. Sulston estaba consternado.
“No fue solo la oferta comercial en sí lo que sorprendió”, dijo
en su conferencia del Nobel; “Lo peor fue que se ganó el apoyo de todo tipo de
personas por las que antes había tenido respeto. Todavía no sé exactamente por
qué, pero parte de la razón parece ser una forma de estilo empresarial en la
ciencia de hoy en día, de seguir los trenes y evitar la controversia en caso de
que las cosas se vuelvan políticamente en su contra ".
En junio de 2000, cuando
el equipo de esfuerzo público tuvo un primer borrador de ADN humano, el grupo
quiso escribir un artículo. No el Dr. Sulston. Su idea, dijo el Dr. Lander, era
"simplemente publicar todos los datos, escribir un artículo de media
página anunciando su disponibilidad y dejar que la gente lo haga".
En cambio, el grupo
escribió un artículo de 65 páginas, que se publicó en la revista Nature.
Una vez terminado el
borrador de la secuencia, el Dr. Sulston anunció que dejaría la ciencia de
laboratorio y usaría su condición de premio Nobel para hablar sobre "el
tipo de mundo que queremos".
"Obtener el
premio", escribió en un ensayo para el comité del Nobel, "nos
proporciona a todos, una plataforma superior desde la cual (si no caemos por
una gesticulación excesiva) podemos tener más influencia que antes".
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/John_Sulston
https://soloesciencia.com/2018/03/07/la-interesante-vida-de-john-sulston/
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