Mahoma
La
costumbre de los más honorables de la tribu de Quraysh era enviar a sus hijos
con niñeras beduinas con el propósito de que crecieran libres y saludables en
el desierto, para poder también robustecerse y aprender de los beduinos, que
eran reconocidos por su honradez y la carencia de numerosos vicios, y Mahoma
fue confiado a Bani S’ad
El
primer milagro que se narra sobre Mahoma en la compilación de los hadices es
que el arcángel Gabriel descendió y abrió su pecho para sacar su corazón.
Extrajo un coágulo negro de este y dijo «Esta era la parte por donde Satán
podría seducirte». Después lo lavó con agua del pozo de Zamzam en un recipiente
de oro y devolvió el corazón a su sitio. Los niños y compañeros de juego con
los que se encontraba corrieron hacia su nodriza y dijeron: «Mahoma ha sido
asesinado»; todos se dirigieron a él, pero descubrieron que estaba vivo. Los musulmanes
ven este acontecimiento como una protección
para que él se apartara desde su
infancia de la adoración de los ídolos y probablemente la razón por la que fue devuelto a su madre.
Quedó
huérfano a temprana edad y, debido a una costumbre árabe que dice que los hijos
menores no pueden recibir la herencia de sus progenitores, no recibió ni la de
su padre ni la de su madre. Se dice que ella murió cuando él tenía seis años,
por lo que fue acogido y educado primero por su abuelo Abd al-Muttálib y luego
por su tío paterno Abu Tálib, un líder de la tribu Quraysh, la más poderosa de
La Meca, y padre de su primo y futuro califa Alí.
Encuentro con el monje Bahira
En
aquella época La Meca era un centro comercial próspero, principalmente porque
existían varios templos que contenían diferentes ídolos, lo cual atraía a un
gran número de peregrinos. Mercaderes de diferentes tribus visitaban La Meca en
la época del peregrinaje, cuando las guerras tribales estaban prohibidas y
podían contar con un viaje seguro. En su adolescencia, Mahoma acompañó a su tío
por sus viajes a Siria y otros lugares. Por tanto, pronto llegó a ser una
persona con amplia experiencia en las costumbres de otras regiones.
A
los doce años se dirigió a Bosra con su tío Abu Tálib y tuvieron un encuentro
con un monje llamado Bahira. Algunos orientalistas dicen que esto demuestra que
Mahoma aprendió de él los libros sagrados, pero los estudiosos musulmanes
refutan esta opinión alegando que no pudo haber aprendido en la hora de la
comida ese conocimiento y que además no se registra un segundo encuentro con
este monje. En los hadices se narra que Bahira reconoció algunas señales de la
profecía de Mahoma y le advirtió a su tío sobre llevarlo a Siria por temor de
los judíos y romanos (en aquel entonces los bizantinos).
Matrimonio con Jadiya
Mahoma
no tuvo un trabajo específico en su juventud, pero se ha reportado que trabajó
como pastor para Bani Sad y en La Meca como asalariado. A la edad de 25
años, Mahoma trabajó como mercader en la ruta
caravanera entre Damasco y La Meca a las órdenes de Jadiya, hija de Juwáylid,
una rica comerciante viuda, a quién impresionó y esta le propuso matrimonio en
el año 595. Ibn Ishaq presenta que la edad de Jadiya era de veintiocho años, y
Al-Waqidi presenta cuarenta. Algunos dicen que al engendrar Jadiya dos varones
y cuatro mujeres de Mahoma, hace que la opinión más fuerte sea la de Ibn Ishaq,
pues es sabido que la mujer llega a la edad de la menopausia antes de los
cincuenta años, a pesar de que estas informaciones no están establecidas en un
hadiz sino que circularon entre los historiadores. Jadiya tuvo seis hijos con
Mahoma, dos varones y cuatro mujeres. Todos nacieron antes de que Mahoma
recibiera la primera revelación. Sus hijos Al-Qásim y Abdullah murieron en la
infancia en La Meca. Sus cuatro hijas se llamaban Záinab, Ruqayyah, Umm Kulthum
y Fátima.
Las primeras revelaciones
Mahoma
era de carácter reflexivo y rutinariamente pasaba noches meditando en la cueva
de Hira, cerca de La Meca. Los musulmanes creen que en 610 a los cuarenta años
de edad, mientras meditaba, Mahoma tuvo una visión del arcángel Gabriel. Las
primeras revelaciones hicieron que Mahoma llegase a pensar que estaba bajo el
influjo de una presencia demoníaca, llevándolo cerca del suicidio. La mediación
de su esposa evitó tal desenlace y animó a Mahoma a escuchar las revelaciones.
Mahoma describió luego esta visita como un mandato para memorizar y recitar los
versos enviados por Dios. Durante su vida, Mahoma confió la conservación de la
palabra de Dios (Allah), trasmitida por Gabriel (Yibril), a la retentiva de los
memoriones, quienes la memorizaban recitándola incansablemente que después de
su muerte serían recopilados por escrito en el Corán debido a la primordial
importancia de conservar el mensaje original en toda su pureza, sin el menor
cambio ni de fondo ni de forma. Para ello emplearon materiales como las
escápulas de camello, sobre las que grababan los versículos del Corán. El
arcángel Gabriel le indicó que había sido elegido como el último de los
profetas y como tal predicó la palabra de Dios sobre la base de un estricto
monoteísmo, prediciendo el Día del Juicio Final.
De
acuerdo con el Corán y las narraciones, Mahoma era analfabeto (ummi), hecho que
la tradición musulmana considera una prueba que autentifica al Corán (Al-Qur'ān,),
libro sagrado de los musulmanes, como portador de la verdad revelada. Sin
embargo, hay al menos dos hadices que muestran que Mahoma no era analfabeto
Bujari 1305. ‘Abdullah bin ‘Abbâs dijo: «La enfermedad del Profeta empeoró un
jueves». Entonces el Profeta dijo: «Traedme algo para escribir que os redactaré
un escrito y no os perderéis después de ello».
Al-Bara'
dijo: «Así el Mensajero de Allah, tomó el documento, y aunque no podía escribir
bien escribió: “Esto es lo que Muhammad ibn 'Abdullah concluye...”» (Esto
sucedió durante las negociaciones del tratado de Hudaybiyyah).
A
medida que los seguidores de Mahoma comenzaban a aumentar en número, su acción
crítica con el politeísmo lo convirtió en una amenaza para los jefes de las tribus
locales. La riqueza de estas tribus se basaba en la Kaaba, el recinto sagrado
de los ídolos de los árabes y el punto principal religioso de La Meca. Si
rechazaban a dichos ídolos, tal como Mahoma predicaba, no habría peregrinos
hacia La Meca, ni comercio, ni riqueza. El repudio al politeísmo que denunciaba
Mahoma era particularmente ofensivo a su propia tribu, la qurayshí, por cuanto
ellos eran los guardianes de la Kaaba. Es por esto que Mahoma y sus seguidores
se vieron perseguidos.
En
el año 619 fallecieron Jadiya, la esposa de Mahoma, y su tío Abu Tálib. Este
año se conoce como el "año de la tristeza". El clan al que pertenecía
Mahoma lo repudió y sus seguidores sufrieron hambre y persecución.
Isra y Mirach
En
el año 620 DC, según relata el hadiz Mahoma hizo un viaje en una noche que es
conocido como Isra y Miraŷ. Isra es la palabra en árabe que se refiere a un
viaje milagroso desde La Meca a Jerusalén, específicamente al lugar conocido
como Masyid al-Aqsa. Isra fue seguida por el Mi'rāŷ, su ascensión al Cielo,
donde según el hadiz recorrió los siete cielos y se comunicó con profetas que
le precedieron, como Abraham, Moisés o Jesús.
La Hégira
La
vida de la pequeña comunidad musulmana en La Meca no solo era difícil, sino
también peligrosa. Las tradiciones árabes afirman que hubo varios atentados
contra la vida de Mahoma, quien finalmente decidió trasladarse a Yazrib (la
actual Medina) en el 622, un gran oasis agrícola donde había seguidores suyos.
Rompiendo sus vínculos con las lealtades tribales y familiares, Mahoma
demostraba que estos vínculos eran insignificantes comparados con su compromiso
con el islam, una idea revolucionaria en la sociedad tribal de Arabia. Esta
migración a Medina marca el principio del año en el calendario islámico. El
calendario islámico cuenta las fechas a partir de la Hégira, razón por la cual
las fechas islámicas llevan el prefijo AH (año de la Hégira).
Mahoma
llegó a Medina como un mediador, invitado a resolver querellas entre los bandos
árabes de Aws y Khazraj. Logró este fin absorbiendo a ambas facciones en la
comunidad musulmana y prohibiendo el derramamiento de sangre entre los
musulmanes. Sin embargo, Medina era también el lugar donde vivían varias tribus
judías. Mahoma esperaba que estas tribus lo reconocieran como profeta, lo cual
no ocurrió. Algunos académicos afirman que Mahoma abandonó la esperanza de ser
reconocido como profeta por todas las tribus judías. La alquibla, es decir, la
dirección en la que rezan los musulmanes, fue cambiada del antiguo templo de
Jerusalén a la Kaaba en el año 624 A.D.
Mahoma
emitió un documento que se conoce como La Constitución de Medina (en 622-623),
en la cual se especifican los términos en que otras facciones, particularmente
los judíos, podían vivir dentro del nuevo estado islámico. De acuerdo con este
sistema, a los judíos y cristianos les era permitido mantener su religión
mediante el pago de un tributo: Ŷizya o ŷizyah (no así a los practicantes de
religiones consideradas paganas). Este sistema vendría a tipificar la relación
entre los musulmanes y los dhimmis, y esta tradición es la razón de la relativa
estabilidad que normalmente existía en los califatos árabes. La principal tribu
judía de Medina (Banu Qurayza o Banu Nadir) no fue citada por La Constitución
de Medina debido a su traición, posterior desintegración y retirada de La Carta
de Medina.
La guerra
Las
relaciones entre La Meca y Medina se deterioraron rápidamente. Todas las
propiedades de los musulmanes en La Meca fueron confiscadas, mientras que en
Medina Mahoma lograba alianzas con las tribus vecinas.
Los
seguidores de Mahoma comenzaron a asaltar las caravanas que se dirigían a La
Meca. En marzo de 624, Mahoma condujo a trescientos guerreros en un asalto a
una caravana de mercaderes que se dirigía a La Meca. Los integrantes de la caravana
lograron esquivar el ataque cambiando la ruta habitual por otra más cercana a
la costa, gracias a cierta información que le llegó a Abu Sufyan ibn Harb el
cual era jefe de la caravana. Posteriormente los jefes de Meca decidieron
dirigir una represalia contra los musulmanes, enviando un pequeño ejército a
invadir Medina. El 15 de marzo de 624 A.D., en un lugar llamado Badr, ambos
bandos chocaron. Si bien los seguidores de Mahoma eran numéricamente tres veces
inferiores a sus enemigos (trescientos contra mil), los musulmanes ganaron la
batalla. Este fue el primero de una serie de logros militares por parte de los
musulmanes.
El dominio de Mahoma se consolida
Para
los musulmanes, la victoria de Badr resultaba una ratificación divina de que
Mahoma era un legítimo profeta. Después de la victoria, y una vez que el clan
judío de Banu Qainuqa fue expulsado de Medina, la mayoría de los ciudadanos de
este lugar adoptaron la fe musulmana mientras que algunos conservaron su antigua
fe monoteísta anterior al Islam y Mahoma se estableció como el regente de la
ciudad.
Después
de la muerte de su esposa, Mahoma contrajo matrimonio con Aisha, la hija de su
amigo Abu Bakr (quien posteriormente se convertiría en el líder de los musulmanes
tras la muerte de Mahoma). En Medina también se casó con Hafsah, hija de Úmar
(quien luego sería el sucesor de Abu Bakr). Estos casamientos sellarían las
alianzas entre Mahoma y sus principales seguidores.
La
hija de Mahoma, Fátima, se casó con Ali, primo de Mahoma. Otra hija, Ruqayyah,
contrajo matrimonio con Uthmán pero ella falleció y después Uthmán se casó con
su hermana Umm Kulthum. Estos hombres surgirán en los años subsiguientes como
los sucesores de Mahoma (califas) y líderes políticos de los musulmanes. Por
tanto, los cuatro primeros califas estaban vinculados a Mahoma por los
diferentes matrimonios. Los musulmanes consideran a estos califas como los
rāshidūn, que significa «guiados».
Continúa la guerra
En
625 un jefe de La Meca, Abu Sufyan, marchó contra Medina con 3000 hombres. En
la batalla de Uhud que se libró el 23 de marzo, no salió victorioso ninguno de
los dos bandos. El ejército de La Meca afirmó haber ganado la batalla, pero
quedó demasiado diezmado como para perseguir a los musulmanes de Medina y
ocupar la ciudad.
En
abril de 627, Abu Sufyán emprendió otro ataque contra Medina, pero Mahoma había
cavado trincheras alrededor de la ciudad y pudo defenderla exitosamente en lo
que se conoce como la batalla de la Trinchera. En esta batalla, la tribu judía
de Banu Qurayza se había aliado con el ejército de La Meca, por lo que los
musulmanes emprendieron guerra contra ellos, derrotándolos.
Tras
la victoria de la batalla de las Trincheras, los musulmanes expandieron su
influencia a través de conversiones o conquistas de varias ciudades y tribus,
aplicando el mismo concepto bélico de Yihad.
La conquista de La Meca
En
el año 628, la posición de Mahoma era lo suficientemente fuerte para decidir su
retorno a La Meca, esta vez como un peregrino. En marzo de ese año, se dirigió
a La Meca seguido de 1600 hombres. Después de diversas negociaciones, se firmó
un tratado en un pueblo cercano a La Meca llamado al-Hudaybiyyah. Si bien a
Mahoma no se le permitió ese año entrar en La Meca, las hostilidades cesaron y
a los musulmanes se les autorizó el acceso a la ciudad en el año siguiente. El
tratado duró solo dos años, ya que en 630 Mahoma lo rompió. Mahoma marchó hacia esa ciudad con un ejército de más
de 10 000 hombres y la conquistó sin encontrar resistencia Mahoma amnistió a
los habitantes de la ciudad salvo a quienes lo habían injuriado y a los
musulmanes apóstatas. Mandó matar a éstos “incluso si eran hallados bajo las
cortinas de la Kaaba”. Muchos habitantes se convirtieron al islam. Mahoma
destruyó los 360 ídolos colocados alrededor de la Kaaba e hizo borrar las
pinturas paganas de sus muros interiores, aunque preservó las de Jesús y la
Virgen María. Asimismo, prohibió a los no musulmanes
peregrinar a la Meca, convirtiéndola así en el lugar sagrado del islam y
principal sitio de peregrinaje de la nueva religión. A pesar de que Mahoma no
estuvo presente en el asalto a la ciudad, administraba la quinta parte del
botín para repartirlo entre los más necesitados. Los cuatro quintos restantes
pertenecían siempre a los combatientes. Cobró un rescate 45 onzas de plata por
cada prisionero, rescate que fue repartido entre los necesitados. Mahoma no
llegó nunca a saciarse de comida alguna, en su casa no había sino lo necesario
para pasar el día y para los invitados que a ella acudían.
La
capitulación de La Meca y la derrota de las tribus enemigas en Hunayn permitió
a Mahoma imponer su dominio sobre toda Arabia. Sin embargo, Mahoma no formó
ningún gobierno, sino que prefirió gobernar a través de las relaciones
personales y los tratados con las diferentes tribus.
La vida familiar de Mahoma
Desde
595 hasta 619, Mahoma estuvo casado con Jadiya, una rica mujer de La Meca que
contaba veintisiete años (cuarenta según otras fuentes) cuando se casó.
Después
de su muerte contrajo matrimonio con Sawdah, y al poco tiempo con Aisha, hija
de Abu Bakr —quien posteriormente sucedería a Mahoma—. Según algunos hadices,
Aisha tenía seis años de edad cuando fue prometida al profeta, que tenía
cincuenta y cuatro, aunque el matrimonio se consumó cuando ella tenía nueve
años. Hay, sin embargo, estudiosos musulmanes del siglo xx que creen que dichos
datos son erróneos y que Aisha era considerablemente mayor. Pese a estas
reinterpretaciones modernas de los hadices que adjudicarían a Aisha una edad
más madura, una gran parte de los musulmanes siguen aceptando actualmente las
interpretaciones tradicionales. Esto último ha sido utilizado por críticos del
islam, como Ibn Warraq, para sostener que los matrimonios infantiles que se
siguen practicando en la actualidad en los países islámicos encuentran un
argumento favorable en estos posibles relatos del hadiz.
Más
tarde se casó con Hafsa, con Zaynab bint Jahsh (quien fue mujer menos de un año
de su hijo adoptivo Zaid, del cual se divorció), Ramlah, hija de un líder que
combatió a Mahoma, y con Umm Salama, viuda de un combatiente musulmán.
También
se casó con una cristiana de nombre Mariyah Al-Qibtía (Mariyah, la copta), tuvo
otro hijo con ella después de mudarse a Medina. Ese séptimo y último hijo se
llamaba Ibrahim ibn Muhammad. Al igual que sus hermanos varones, Ibrahim
falleció en su niñez; se dice que murió a los 17 o 18 meses de edad. Una de las
sunas o hadices, la 153 del Libro 18 de los Eclipses, narra que el sol se
eclipsó el día en el que Ibrahim murió aunque Mahoma recuerda que un eclipse de
Sol no es señal de la muerte (ni del nacimiento) de alguien. Ibrahim es el
mismo nombre que el del patriarca de judíos y cristianos (y musulmanes),
Abraham, del cual una de las sunas o hadices, la 314 del Libro 1 Musulmán de
Fe, narra que fue encontrado por Mahoma en el séptimo cielo durante su viaje por
los cielos, e Ibrahim es el nombre del séptimo hijo de Mahoma.
Se
casó con una judía de nombre Safiyya bint Huyayy. Tuvo varias otras esposas, de
número impreciso entre estas nueve reseñadas, que afirman casi todos los
expertos como seguras, y las más de veinte que algunos le estiman. Algunas de
estas mujeres eran esposas de seguidores de Mahoma muertos en batalla, mientras
que otras eran hijas de sus aliados.
Mahoma
prescribió un máximo de cuatro esposas por musulmán, por lo que su casamiento
con al menos nueve mujeres constituye la única excepción dentro de la fe que se
estaba desarrollando, hasta la venida de la azora An-Nisa en el año 628 d.C.
que sentaría las bases legales del matrimonio, divorcio, herencia y orfandad.
Después
de una corta enfermedad, Mahoma falleció el 8 de junio de 632 en la ciudad de
Medina a la edad de sesenta y tres años. La dolencia es tradicionalmente
atribuida a la ingestión de una pieza de carne envenenada. Esto se produjo tres
años antes de su muerte, tras la caída y represión de los líderes de Jáibar
frente a las tropas islámicas.
Abu
Bakr, el padre de Aisha, la tercera esposa de Mahoma, fue elegido por los líderes de la comunidad musulmana como el sucesor de
Mahoma, pues este era el favorito de Mahoma. Cualesquiera que hayan sido los
hechos, lo cierto es que Abu Bakr se convirtió
en el nuevo líder del islam. La mayor
parte de su corto reinado la pasó combatiendo tribus rebeldes en lo que se
conoce como las Guerras Ridda.
A
la fecha de la muerte de Mahoma, había unificado toda la península arábica y
expandido la religión islámica en esta región,
así como en parte de Siria y Palestina.
Posteriormente
los sucesores de Mahoma extendieron el dominio del imperio árabe a Palestina,
Siria, Mesopotamia, Persia, Egipto, el norte de África y al-Ándalus.
Descendientes de Mahoma
A
Mahoma le sobrevivieron su hija Fátima y los hijos de esta y también su última
esposa. Los chiíes afirman que el esposo de Fátima, Alí y sus descendientes,
son los verdaderos líderes del islam. Los suníes no aceptan esta afirmación, si
bien respetan a los descendientes de Mahoma.
Los
descendientes de Mahoma son conocidos por diferentes nombres, tales como sayyid
y sharif. Muchos líderes y nobles de los países musulmanes, actuales y pasados,
afirman ser descendientes de Mahoma con variables grados de credibilidad, tales
como la dinastía fatimí del norte de África, los idrisíes, la actual familia
real de Marruecos y Jordania y los imanes ismaelitas que usan el título de Aga
Jan.
Antes
de su muerte en 632, Mahoma había establecido al islam como una fuerza social,
militar y religiosa y había unificado Arabia. Algunas décadas después de su muerte,
sus sucesores conquistaron Persia, Egipto, Palestina, Siria, Armenia y gran
parte del norte de África, y cercaron dos veces Constantinopla, aunque no
pudieron hacerse con ella, lo que les impidió avanzar hacia el este de Europa.
Entre
711 y 716 comienza la lucha por la conquista árabe, de casi ocho siglos, de la
península ibérica, y en 732, cien años después de la muerte de Mahoma, el
avance árabe en la conquista de Europa Occidental es detenido en el corazón de
Francia en la batalla de Poitiers.
Bajo
los gaznavíes, el islam se extendió en el siglo x a los principales Estados
hindúes al este del río Indo, en lo que es actualmente el norte de la India. La
expansión del islam continuó sin invasiones militares por diversas regiones de
África y del sudeste de Asia. El islam cuenta actualmente con más de mil
seiscientos millones de seguidores, siendo la segunda mayor religión del mundo,
después del cristianismo. No obstante, el número
de fieles es difícil de determinar, ya
que según la ley islámica la apostasía debe ser castigada con la muerte.
Este hecho puede inhibir a aquellos que manifiestan su identidad religiosa en
zonas de mayoría musulmana.
Los
musulmanes profesan amor y veneración por Mahoma: Al hablar de Mahoma, la
alusión se acompaña de títulos como el de Profeta y su nombre es seguido de
bendiciones hacia él y, en el caso de los chiíes, a su familia con la fórmula
"bendígale Dios y le dé su paz" "la paz y la oración estén con
él"
Existe
mucha música musulmana en veneración a Mahoma, especialmente la música devota
de los sufíes.
Algunos
musulmanes celebran el nacimiento de Mahoma con grandes festividades, aunque no
es una tradición extendida y muchos consideran que se trata de una innovación
contraria al espíritu del islam y a los preceptos coránicos.
Imágenes de Mahoma
El
Corán no prohíbe explícitamente las imágenes de Mahoma pero hay unos pocos
hadices (tradiciones complementarias) que han prohibido directamente a los
musulmanes crear representaciones visuales de figuras humanas en cualquier
circunstancia. La mayoría
de los musulmanes sunníes contemporáneos creen que las imágenes visuales de los profetas
en general deberían prohibirse, y muy especialmente las imágenes de Mahoma. El
concepto clave es que el islam considera que el uso de imágenes fomenta la idolatría, porque la imagen tiende a volverse más importante que el concepto que representa. En el
arte islámico Mahoma suele aparecer con el rostro cubierto por un velo, o
simbólicamente representado como una llama, sin embargo otras imágenes,
especialmente de Persia o realizadas durante el gobierno del Imperio
otomano, entre otros ejemplos, lo muestran por completo.
La
perspectiva islámica es diversa y algunos musulmanes mantienen una visión más
flexible. Algunos, especialmente los chiíes de Irán, aceptan las imágenes
respetuosas,2728 y utilizan ilustraciones de Mahoma en libros y
decoración arquitectónica, como los sunníes en varios momentos y lugares del
pasado, aunque estos últimos actualmente tienden hacia posturas iconoclastas y
al rechazo de cualquier imagen de Mahoma, incluyendo las creadas y publicadas
por no musulmanes.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mahoma


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