Audrey Hepburn
Nacida como Audrey Kathleen
Ruston en Ixelles/Elsene, un municipio de Bruselas (Bélgica). Hija única del
inglés Joseph Victor Anthony Ruston y de su segunda esposa, la baronesa Ella
van Heemstra, una aristócrata neerlandesa que era hija del exgobernador de la
Guayana Neerlandesa (Surinam), el barón Aarnoud van Heemstra. El padre de la
futura actriz añadió más adelante el apellido de su abuela materna, Catherina,
a la familia; y su apellido se convirtió en Hepburn-Ruston. Tenía dos hermanos
por parte de madre, Ella van Heemstra era descendiente del rey Eduardo III de
Inglaterra y del consorte escocés James Hepburn, cuarto Conde de Bothwell, de
quien Katharine Hepburn también se consideraba descendiente.
El padre de Hepburn trabajó
con en una compañía de seguros en Gran Bretaña, lo cual significó que la familia
tuvo la oportunidad de viajar a menudo entre Bruselas, Inglaterra y los Países
Bajos. Entre 1935 y 1938, Hepburn estudió en una academia privada femenina en
Kent, Inglaterra.
En 1935, sus padres se
divorciaron, y su padre, simpatizante nazi, abandonó a la familia. Ambos padres
eran miembros de la unión británica de fascistas a mediados de los años
treinta, según Unity Mitford, amiga de Ella van Heemstra y seguidora de Adolf
Hitler. Audrey llamó más adelante a este hecho «el momento más traumático de su
vida». Mucho más tarde consiguió localizar a su padre en Dublín a través de la
Cruz Roja. Desde entonces permaneció en contacto con él y lo apoyó
financieramente hasta su muerte.
En 1939 se trasladó con su
madre y sus dos medios hermanos maternos a la casa de su abuelo en Arnhem,
Países Bajos. Pensaban que los Países Bajos era un lugar seguro para evitar al
ejército nazi. Hepburn acudió al conservatorio de Arnhem entre 1939 y 1945,
donde estudió piano y ballet clásico, que compaginaba con sus estudios escolares.
Vida durante la
Segunda Guerra Mundial
Durante su juventud, Audrey
vivió la Segunda Guerra Mundial, primero en Bélgica y luego en los Países
Bajos, de donde era originaria su madre. Para ocultar
sus orígenes ingleses,
la madre de Audrey la llamaba Edda van Heemstra, como ella, y la obligó a
hablar neerlandés. Audrey hablaba perfectamente inglés, francés, neerlandés,
italiano, alemán y español. Estudió para ser bailarina, pero la mala
alimentación durante la guerra hizo estragos en su constitución, así que, pese
a seguir estudiando y practicando, se vio en la obligación de elegir una nueva
profesión, que fue la de actriz.
En 1944 Hepburn ya era una
buena bailarina y, durante esta época, bailaba secretamente. El dinero que
recaudaba lo donaba a la resistencia neerlandesa. Sobre esta época dijo más
adelante: «El mejor público que he tenido; no hacía ni un solo sonido al
terminar mi actuación».
Con el desembarco de las
tropas aliadas en Normandía el día D, las cosas en los Países Bajos empeoraron
drásticamente. Durante el invierno de 1944 los alemanes confiscaron los
alimentos y combustibles de la población neerlandesa. Sin comida ni calor en
los hogares, la gente moría de hambre y frío en las calles. Hepburn y muchos
otros hacían harina a partir de tulipanes con los que podían cocinar galletas y
tartas. La ciudad neerlandesa de Arnhem fue devastada durante el bombardeo
aliado, como parte de la fallida operación Market Garden. Su tío Otto van
Limburg y un primo de su madre fueron fusilados como miembros de la
resistencia, su hermano Ian fue capturado y estuvo en un campo de trabajo. Las
carencias alimenticias se hicieron patentes y Hepburn sufrió anemia y problemas
respiratorios. En 1991 Hepburn dijo: «Tengo recuerdos. Recuerdo estar en la
estación de tren viendo cómo se llevaban a los judíos, y recuerdo en particular
a un niño con sus padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le
quedaba muy grande, entrando en el tren. Yo era una niña observando a un niño».
Hepburn también notó las
semejanzas entre ella y Ana Frank. «Tenía exactamente la misma edad que Ana
Frank. Ambas teníamos diez años cuando empezó la guerra y quince cuando acabó.
Un amigo me dio el libro de Ana en neerlandés en 1947. Lo leí y me destruyó. El
libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no solo
como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a
ser la misma, me afectó profundamente».
«Vimos fusilamientos. Vimos
a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y
después la volvían a abrir y podías pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un
lugar en el diario, en el cual Ana (Frank) dice que han fusilado a cinco
rehenes. Ese fue el día en que fusilaron a mi tío. En las palabras de esa niña
yo leía lo que aún sentía en mi interior. Esa niña que había vivido entre
cuatro paredes había hecho un reportaje completo de todo lo que había vivido y
sentido». Vivían además en uno de los puntos neurálgicos de la guerra, en
Arnhem, escenario de una de las batallas más cruentas del conflicto:
Nos manteníamos con una
rebanada de pan hecho con cualquier cereal y un plato de sopa aguada elaborada
con una sola patata.
Pero esos terribles años no
eran del todo malos, y Hepburn podía vivir algo su niñez. Siguiendo con los
paralelismos con la vida de Anne Frank, dice: «El espíritu de
supervivencia es muy fuerte en las palabras de Ana Frank. En un momento dice
“estoy deprimida” y al siguiente te habla de que quiere montar en bici. Ella es
la muestra de una infancia en terribles circunstancias».
Una manera con la cual
Audrey Hepburn pasaba el tiempo era dibujando. Algunos de sus dibujos pueden
verse hoy día.
El país fue liberado por
las fuerzas aliadas y la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio
y la Rehabilitación intervino en el mismo. Hepburn dijo en una entrevista que
entonces se comió un paquete entero de leche condensada y se puso enferma por
el exceso de azúcar. Estas experiencias contribuyeron a que Audrey Hepburn
estuviera siempre al lado de Unicef durante el resto de su vida.
Formación como
bailarina
En 1945, al finalizar la
guerra, Hepburn abandonó el conservatorio de Arnhem y se mudó a Ámsterdam donde
tomó clases de ballet con Sonia Gaskell. En 1948 se fue a Londres y siguió
estudiando ballet, esta vez de mano de la reconocida Marie Rambert, profesora
de Vaclav Nizhinsky, uno de los mayores bailarines de la historia de la danza.
De vez en cuando Hepburn le preguntaba a Rambert sobre su futuro, a lo que ella
le respondía que podría seguir allí y tener una gran carrera, pero el hecho de
que fuera relativamente alta (1,67 m), sumado a su delgadez a causa de la
malnutrición durante la ocupación alemana no le permitiría tener un buen futuro
como primera bailarina. Pero Hepburn quería sobresalir, así que confió en su
mentora e intentó la actuación.6 Además, la situación
económica de la familia Hepburn no le permitiría continuar con sus estudios, y
Audrey, necesitada de dinero, se replanteó el empezar a actuar, ya que esta
profesión estaba mejor pagada que la de bailarina. Rambert dijo después sobre
Hepburn: «Era una estudiante maravillosa; si hubiera seguido, podría haberse
convertido en una bailarina excepcional». Al hambre de la guerra y las miserias
afectivas se sumó el perfeccionismo de la disciplina de la danza, lo que derivó
en una anorexia nerviosa que siempre se esforzó por ocultar; en sus Memorias José Luis Vilallonga afirma que
sus almuerzos no pasaban de un ala de pollo y una hoja de lechuga. Su hijo Sean
declaró que llegó a comer
galletas de perro para combatir el hambre.
Primeros años
de actriz
Su primer papel de
importancia fue en la película Secret People, en el cual realizaba el papel de
una bailarina prodigio. Naturalmente, Hepburn hizo todas las escenas de baile.
Pero el papel que la catapultó a la fama, además de ser su primer papel en
Hollywood, fue, junto a Gregory Peck, en Vacaciones en Roma (Roman Holiday), de
William Wyler.
Vacaciones en
Roma
En un primer momento los
productores querían a Elizabeth Taylor para el papel protagonista, pero el
director William Wyler quedó impresionado por la prueba de cámara de Audrey, en
la cual se dejó la cámara quieta y se le empezaron a realizar una serie de
preguntas a la actriz, que no sabía que la cámara estaba grabando. Sus
respuestas y sinceridad demostraron su enorme talento y Wyler no dudó en
contratarla. Wyler dijo: «Tiene todas las cosas que busco: encanto, inocencia y
talento. Además es muy divertida. Es absolutamente encantadora. No dudamos en
decir que es nuestra chica». Su compañero de reparto, Gregory Peck, ya era una
estrella consagrada y en el póster de la película su nombre tenía más
importancia que el «presentando a Audrey Hepburn». Cuando acabó el rodaje, Peck
llamó a su agente e hizo que le dieran la misma importancia a los dos nombres.
Peck predijo que ella ganaría el Óscar. Ambos, Hepburn y Peck, conectaron
durante el rodaje, incluso hubo rumores de que tuvieron una relación amorosa,
rumores desmentidos por ambos. Sin embargo, Audrey añadió: «En realidad,
sientes algo de amor por tu pareja en la película. Si vas a interpretar un
romance, tienes que sentirlo. No lo puedes hacer de otra manera. Pero no lo
lleves más allá del plató». Debido al gran éxito de Vacaciones en Roma, Hepburn
fue portada de la revista Time el 7 de septiembre de 1953.
Su interpretación recibió las
alabanzas de los críticos. «Aunque no es precisamente una recién llegada al
mundo de la interpretación, Audrey Hepburn, la actriz británica que se mete en
la piel de la princesa Anne, está espléndida, bellísima, alternando sus escenas
de la realeza y las más infantiles durante su búsqueda de placeres básicos y
del amor. Aunque sonríe al final de la película, ella sigue siendo una persona
lamentablemente sola que hace frente a un futuro difícil».10 Hepburn se refirió en el futuro a Vacaciones
en Roma como su película más querida, ya que fue la que la hizo una estrella.
Después de los cuatro meses
de rodaje de Vacaciones en Roma viajó a Nueva York para seguir con las
funciones de Gigi. Antes de incorporarse al rodaje de Vacaciones en Roma,
Audrey estuvo actuando con el musical en Los Ángeles y San Francisco. Esto fue
posible ya que tenía un contrato con Paramount que le permitía tener doce meses
entre película y película para dedicarse al teatro.
Audrey con su glamour y su
belleza, demostró en Vacaciones en Roma que también valía como actriz y con su
"I wanna say thank you to..." recibió el Oscar a la Mejor Actriz, el
único que recibiría en toda su carrera.
Estrella de
Hollywood
Después de Vacaciones en
Roma, trabajó con Humphrey
Bogart y William Holden en la comedia romántica de Billy Wilder,
Sabrina. Audrey fue enviada al diseñador Hubert de Givenchy
para que decidiera su vestuario en la película. Cuando le dijeron a
Givenchy que «Miss Hepburn» venía a verlo, pensó en Katharine Hepburn, no en
Audrey. En un primer momento, rechazó vestirla, pero al final rectificó. Audrey
y Givenchy mantuvieron una fuerte amistad durante el resto de sus vidas.
Durante la filmación de Sabrina, Audrey y William Holden mantuvieron una
relación amorosa. Su papel de Sabrina le valió una nominación al Óscar, premio
que finalmente fue a parar a manos de Grace Kelly.
En 1954, Hepburn volvió a
los escenarios para protagonizar Ondine, de Jean Giraudoux, junto al que más
tarde sería su marido, Mel Ferrer. Siguió protagonizando la obra durante el
resto del año. Ese mismo año recibiría el Globo de Oro a la mejor actriz y el
Óscar por su papel en Vacaciones en Roma. Seis semanas después de recibir el
Óscar, Hepburn recibió el premio Tony por su obra Ondine, convirtiéndose así en
una de las tres únicas actrices en ganar el Óscar y el Tony el mismo año —las
otras dos son Shirley Booth y Ellen Burstyn—.
Siendo ya una de las
actrices más taquilleras de Hollywood, Audrey Hepburn contó con compañeros de
reparto de la talla de Humphrey Bogart (Sabrina), Fred Astaire (Funny Face),
Maurice Chevalier y Gary Cooper (Love in the Afternoon), William Holden
(Encuentro en París), George Peppard (Breakfast at Tiffany's), Cary Grant
(Charada), Rex Harrison (My Fair Lady), Peter O'Toole (Como robar un millón
y...) y Sean Connery (Robin y Marian). Muchos de estos actores se convirtieron
en personas muy cercanas a la actriz. Rex Harrison la llamó su «principal dama»
—Hepburn se hizo muy amiga de la bailarina británica Kay Kendall, que era la
mujer de Harrison—; Cary Grant amaba el sentido del humor de Hepburn. «Todo lo
que pido por Navidad es otra película junto a Audrey Hepburn» dijo una vez; y
Gregory Peck se convirtió en uno de sus amigos más íntimos. Después de la
muerte de la actriz, Peck fue a la cámara y recitó su poema favorito, Unending
Love de Rabindranath Tagore. Algunos creen que Audrey y Humphrey no mantuvieron
su amistad, pero era falso. Como ella después diría: «A veces los tipos más
duros resultan ser los más sensibles, como Bogey lo es conmigo».
En 1957 actuó en Una cara
con ángel, una de sus películas favoritas debido a que conseguía bailar con
Fred Astaire. A esta la siguió Historia de una monja, uno de sus papeles más
dramáticos y atrevidos. Sobre este papel Films in Review dijo: «Su papel
callará a todos los que dijeron que es solo un símbolo de mujer sofisticada. Su
interpretación de la hermana Luke es una de las mejores actuaciones del cine».
Audrey recibió una nominación a los Óscar por este papel. Simone Signoret fue
la agraciada con el galardón en esta ocasión.
Breakfast at Tiffany's
Su interpretación de Holly
Golightly en Breakfast at Tiffany's (1961) la convirtió en un icono del cine
americano. Ella definió su papel como «el más jazz de mi carrera». Cuando fue
interrogada sobre su nuevo papel dijo: «Soy introvertida. Actuar para ser una
chica extrovertida es la cosa más difícil que he hecho en mi vida». El elegante
vestuario que usó en la película estaba diseñado por Givenchy. Además, se puso
mechas rubias en el cabello, look que también conservó fuera de la pantalla.
Este papel, sin lugar a dudas el más popular de su carrera, estaba
originariamente pensado para Marilyn Monroe. Truman Capote, el autor de la
novela en que se basa la película, además de guionista, era un gran amigo de la
polémica actriz. Cuando Marylin rechazó el papel debido a que quería dejar de
interpretar a «chicas ingenuas» y este le llegó a Audrey, el personaje de Holly
sufrió varios cambios; entre ellos, el personaje dejaba de ser bisexual para
ser heterosexual. Además, su trabajo de prostituta de lujo queda mucho más
difuso y en ningún momento se hace la más mínima referencia a este hecho. Su
magnífica interpretación recibiría otra nominación a los Óscar, pero el premio
fue a parar a la italiana Sophia Loren por Dos mujeres.
Hepburn se había
estabilizado como una de las actrices más populares de Hollywood. En 1963 le
cantó el «Feliz cumpleaños» al presidente Kennedy como Marilyn Monroe había
hecho un año antes. A pesar de todo ello, Audrey vivió una vida mucho más
reservada y humilde que la mayoría de las estrellas hollywoodienses, como
demuestra el hecho de que viviera en casas, no en mansiones, y que cultivaba su
propio huerto, además de su vocación por Unicef y sus múltiples viajes
humanitarios a África.
Con Shirley MacLaine protagonizó en 1961 La Calumnia, dirigido por William
Wyler, uno de sus trabajos más complicados y polémicos al tratar el tema del
lesbianismo. William Wyler, para recibir la aprobación de la Motion Picture
Production Code, cortó gran parte del material en el que se hacía referencia
implícita o explícita a la homosexualidad de Martha, el personaje interpretado
por McLaine, pues entonces estaba prohibida cualquier referencia a la
homosexualidad. Tal vez debido a la represión sexual de la época, la película y
la actuación de Hepburn pasaron prácticamente inadvertidas tanto por la crítica
como por el público.
En 1963 protagonizaría
junto a Cary Grant Charada, excelente parodia de las películas de suspense de
Alfred Hitchcock.
A este papel lo siguió el
de My Fair Lady, de George Cukor, de la que se dijo que era la película más
esperada desde Lo que el viento se llevó. Eligieron a Audrey como protagonista
por encima de la por entonces desconocida Julie Andrews, quien había
protagonizado el mismo papel en el musical de Broadway. La decisión de no
contar con Andrews se tomó antes de contratar a Hepburn, quien en un principio
rechazó el papel y pidió que se lo dieran a Julie Andrews, pero cuando se
enteró de que iba a ir a manos de Elizabeth Taylor, quien también competía por
ser la protagonista del filme, lo aceptó. Los productores estaban de acuerdo en
que Hepburn era la opción perfecta. La polémica elección de Hepburn sobre
Andrews también provocó la ira del actor Rex Harrison, quien había actuado
junto a Andrews en la obra musical original. Harrison se encontraba molesto con
la decisión del papel de Eliza alegando: «Se supone que Eliza Doolittle se
sintiera incómoda en los bailes europeos. La maldita Audrey jamás ha pasado su
vida fuera de los bailes europeos». Harrison, en una entrevista después, se
arrepintió de lo dicho y cuando le preguntaron quién fue su mejor acompañante
durante su carrera sin pensarlo dijo: «Audrey Hepburn». Julie Andrews tenía que
filmar Mary Poppins, que fue estrenada el mismo año que My Fair Lady. En un
primer momento, se decidió que Audrey Hepburn rodaría las escenas musicales de
la película, pero no las cantaría. De eso se encargaba Marni Nixon, quien dobló
todas sus canciones. Pero aun así, Hepburn grabó las canciones. En el montaje
final de la película se optó por las de Marni Nixon, que también están
recogidas en los CD, y no las de Hepburn, que están presentes en documentales y
material extra en los DVD. solo varios números pertenecen a la actriz, como
Just You Wait y I Could Have Danced All Night. Cuando le preguntaron por los
cambios de voz de los números musicales de la película, simplemente respondió:
Se notaba ¿no? Y ahi estaba Rex, grabando todas sus canciones mientras
actuaba... la próxima vez y no dijo más. Dejando a un lado el doblaje, la
actuación de Audrey era excelente, «Audrey Hepburn está magnífica, ella es la
“Eliza” que se recordará», dijo Gene Ringgold, crítico de cine.
La polémica sobre el
reparto de la película alcanzó su cenit en la temporada de los Oscar de
1964-1965, cuando Audrey no estaba nominada por su papel de Eliza, pero sí lo
estaba Julie Andrews por Mary Poppins. Los medios hicieron referencia a la
rivalidad entre las dos actrices, cuando incluso ellas mismas la negaban. El
Óscar finalmente recayó en Julie Andrews.
Audrey Hepburn es la actriz
que ha presentado más veces el premio Oscar a la mejor película durante la
ceremonia de entrega, cuatro en total.
Matrimonios,
familia y últimos papeles
Hepburn estuvo casada en
dos ocasiones, la primera con el actor Mel Ferrer, con el que tuvo un hijo,
Sean, que actualmente gestiona la fundación Audrey Hepburn Childhood, y la
segunda con Andrea Dotti, un médico italiano con quien tuvo su segundo hijo,
Luca. El padrino de Sean es el autor escocés, A. J. Cronin. Hepburn confesó que
el fracaso de estos dos matrimonios le hizo sufrir mucho. En los últimos años
mantuvo una relación con Robert Wolders, un neerlandés con el que compartía
labores humanitarias y su gusto por las cosas sencillas.
A partir de 1967, después
de quince años de éxitos sobresalientes en el cine, comenzó a participar en
películas únicamente de forma ocasional. Hay que destacar el thriller Wait
Until Dark (1967), donde encarnaba a una mujer ciega acosada por criminales, y Robin
y Marian (1976) con Sean Connery. Su último papel lo interpretó en 1988, en la
película Always, de Steven Spielberg, donde daba vida a un ángel, poco antes de
ser nombrada embajadora especial de Unicef.
Su última aparición en el
cine se produjo en 1989. Desde entonces y hasta su muerte en 1993, Hepburn
colaboró activamente con Unicef, convirtiéndose en embajadora de buena
voluntad.
Trabajo para
Unicef
Una de las cosas que más
destacaron en sus últimos años fue la dedicación, por encima de su salud, a las
causas del sida o la malnutrición de los niños en todo el mundo. En 1992, tres
meses antes de su muerte y ya desahuciada, Hepburn hizo su último viaje a
Somalia, un acto que siempre fue muy agradecido por Unicef y que engrandecía
aún más su ya sencilla y humana forma de entender la vida. A través de esta
organización, Hepburn dedicó el resto de su vida a ayudar a los niños
necesitados en los países más pobres.12 En Unicef
todavía recuerdan su
dedicación y entrega a
la causa, que databa desde el año 1955 y que,
poco a poco, fue ganando peso en su vida. Cabe destacar su estatua en la sede
Unicef de Nueva York, inaugurada en el año 2000.
Defunción
Falleció de pseudomixoma
peritoneal en su casa de Tolochenaz, en Suiza, el 20 de enero de 1993 a los 63
años de edad. Ese mismo día, Elizabeth Taylor dijo que «Dios estará contento de
tener un ángel como Audrey con Él».
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Audrey_Hepburn
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