Ramón López Velarde
Años
de formación
Fue el primero de los
nueve hijos del abogado José Guadalupe López Velarde, originario de Jalisco, y
Trinidad Berumen Llamas, de una familia de terratenientes locales. Nace en
Jerez de García Salinas; posteriormente, su nacimiento será registrado en el
Registro Civil de Jerez. El padre, tras ejercer sin fortuna como abogado, había
fundado un colegio católico en Jerez. En 1900, Ramón fue enviado al Seminario
de Zacatecas, donde permaneció dos años; más tarde, debido a la mudanza de su
familia, se trasladó al Seminario de Aguascalientes. En 1905 eligió abandonar
el Seminario y su posible futuro como sacerdote, optando por la carrera de
Leyes.
Fue enviado a la corte
por un robo a sus padres durante su juventud, López Velarde pasó sus vacaciones
en Jerez. Durante su juventud Ramón fue enviado a una escuela de mujeres por
sus padres, lo que causó primero su molestia, aunque años después estuvo muy
agradecido, pues conoció a mujeres que fueron importantes para él. En esta
época conoció a Josefa de los Ríos, pariente lejana y ocho años mayor que él,
quien le causó una honda impresión. El primer poema que se conoce de López
Velarde, fechado en 1905, parece estar inspirado en ella, a la que luego dará
en su obra el nombre de "Fuensanta".
En 1906 colaboró en la
revista Bohemio, publicada en Aguascalientes por unos amigos suyos, con el
seudónimo de "Ricardo Wencer Olivares". El grupo de Bohemio tomó
partido por Manuel Caballero, católico integrista enemigo del modernismo
literario , con ocasión de la polémica que produjo la reaparición de la Revista
Azul en 1907. Sus intervenciones, sin embargo, tuvieron escaso eco en la vida
literaria mexicana.
En enero de 1908 López
Velarde comenzó sus estudios de Leyes en el Instituto Científico y Literario de
San Luis Potosí. Poco después murió su padre, dejando a la familia, que regresó
a Jerez, en una difícil situación económica. El autor pudo continuar sus
estudios gracias al apoyo de sus tíos maternos. López Velarde continuó
colaborando con diferentes publicaciones de Aguascalientes (El Observador, El
Debate, Nosotros) y luego de Guadalajara (El Regional, Pluma y Lápiz). La
revista Bohemio había dejado de existir en 1907.
En San Luis Potosí leyó
a los poetas modernistas, especialmente a Amado Nervo, a quien llamaría
"máximo poeta nuestro", y al español Andrés González Blanco,
cambiando radicalmente sus opiniones en manera de estética. A partir de este
momento se convierte en defensor ferviente del modernismo, y en 1910 preparó
para su edición un manuscrito, que no llegó a publicarse, que será el germen de
su futuro libro La sangre devota.
Poeta
de la Revolución mexicana
Apoyó abiertamente las
exigencias de reformas políticas de Francisco I. Madero, a quien conoció
personalmente en 1910. En 1911 obtuvo el título de abogado y tomó posesión como
juez de primera instancia en un pequeño pueblo del estado de San Luis, llamado
Venado. Sin embargo, dejó su cargo a finales de año y viajó a la Ciudad de
México, pensando que Madero, nuevo presidente de la República, le daría algún
puesto de confianza, pero no ocurrió así, quizá a causa del catolicismo
militante de López Velarde.
En 1912, Eduardo J.
Correa, antiguo protector suyo, lo llamó para colaborar en el diario católico
de la Ciudad de México La Nación. Para la mencionada publicación, Velarde
escribió poemas, reseñas y muchos artículos políticos sobre la nueva situación
de México. En ellos atacó, entre otros, a Emiliano Zapata. Abandonó el
periódico poco antes de la sublevación del 9 de febrero de 1913 en la Ciudad de
México, que llevaría al poder a Victoriano Huerta, y procuró alejarse de los
desórdenes trasladándose de nuevo a San Luis Potosí, donde puso un bufete. Allí
comenzó a cortejar a María de Nevares, a quien seguiría pretendiendo durante
toda la vida, aunque nunca llegaron a contraer matrimonio.
A principios de 1914 se
instaló definitivamente en la Ciudad de México. A mediados de 1915 se impone en
México el liderazgo de Venustiano Carranza y comienza una época de relativa
tranquilidad. La poesía mexicana de la época estaba dominada por el postmodernista
Enrique González Martínez, escasamente apreciado por López Velarde, como se
evidencia en una reseña que publicó por esos años. En cambio, se siente mucho
más afín a José Juan Tablada, con quien mantuvo una cordial amistad. En estos
años se interesa también mucho por la obra del argentino Leopoldo Lugones,
quien tuvo una decisiva influencia en su obra.
Es a partir de 1915
cuando López Velarde comienza a escribir sus poemas más personales, marcados
por la añoranza de su Jerez natal (al que ya nunca regresaría) y de su primer
amor, "Fuensanta".
En 1916 publica su
primer libro, La sangre devota, que dedica a "los espíritus" de los
poetas mexicanos Manuel Gutiérrez Nájera y Manuel José Othón. El libro recibió
una buena acogida en los medios literarios mexicanos. En La sangre devota está
muy presente -incluso en el título- la liturgia católica, asociada por el autor
al mundo idealizado de su infancia provinciana y única esperanza de refugio
para su atribulada vida ciudadana. El poema "Viaje al terruño" es, en
el fondo, una ensoñación sobre el regreso a la infancia. Sin embargo, esta
nostalgia del pasado no está exenta de un cierto distanciamiento irónico, como
cuando en el poema "Tenías un rebozo de seda..." se recuerda a sí
mismo como un "[...] seminarista / sin Baudelaire, sin rima y sin
olfato". Una de las piezas del libro que mayor interés han concitado es
"Mi prima Águeda", donde también está muy presente la ironía.
En 1917 muere Josefa de
los Ríos, "Fuensanta", su amor de juventud. Por entonces López Velarde
comienza a preparar su próximo poemario, Zozobra, que habrá de aguardar todavía
dos años hasta ser publicado. Entre marzo y julio de 1917 colabora en la
revista Pegaso, junto con González Martínez y, a pesar de recibir algunos
ataques por su interés por el mundo de la provincia y su catolicismo, su
prestigio literario comienza a consolidarse.
Sepulcro de Ramón López
Velarde en la Rotonda de las Personas Ilustres (México)
En 1919 publica Zozobra,
su segundo libro, considerado por gran parte de la crítica como su mejor obra.
En él la ironía es ya el tropo dominante, y, junto a los poemas referidos a la
provincia, aparecen también otros frutos de su experiencia en la capital. Es
evidente la influencia de Leopoldo Lugones en cuanto a la voluntad de evitar los
lugares comunes, la utilización de un vocabulario hasta entonces considerado
antipoético, la adjetivación insólita, las metáforas inesperadas, los juegos de
palabras, la predilección por los vocablos esdrújulos y el uso humorístico de
la rima. En este sentido, su obra se asemeja también a la del uruguayo Julio
Herrera y Reissig. También se encuentran afinidades con el poeta venezolano
Adriano González León, a las que Octavio Paz llamaría "una evolución paralela"
entre los dos poetas. Consta de un total de cuarenta poemas que configuran un
cierto recorrido circular, ya que el libro se abre con "Hoy como
nunca", despedida a Fuensanta y a Jerez, y se cierra con
"Humildemente", que marca una especie de retorno simbólico a sus
orígenes. Zozobra fue criticado duramente por González Martínez.
En 1920 la sublevación
del general Álvaro Obregón supone el final del gobierno de Carranza, que para
Velarde había sido un período de estabilidad y de gran desarrollo creativo. Sin
embargo, tras los primeros momentos de desconcierto, es nombrado secretario de
Educación José Vasconcelos, decidido a lograr una renovación cultural del país.
López Velarde publica artículos en dos revistas promovidas por Vasconcelos,
México Moderno y El Maestro. En este último apareció un breve ensayo muy
significativo de Velarde, "Novedad de la Patria", donde expone las
ideas que desarrollará en su poema más famoso, y que le valió ser considerado
poeta de la Revolución mexicana, La suave patria.
Repercusión
de su obra
A su muerte, a instancias
de José Vasconcelos Calderón, se le tributaron honores como poeta nacional, y
su obra (sobre todo, el poema La suave patria) se exaltó como expresión suprema
de la nueva mexicanidad nacida de la Revolución. La apropiación oficial no
excluyó otras lecturas de su obra: los poetas del grupo Los Contemporáneos
vieron en él, junto a Tablada, el comienzo de la poesía mexicana moderna. En
particular, Xavier Villaurrutia destacó la centralidad de López Velarde en la
historia de la poesía mexicana, y lo comparó con el francés Charles Baudelaire.
El estudio más completo
sobre su figura lo realizó el estadounidense Allen W. Phillips en 1961, dando
pie a un iluminador estudio de Octavio Paz, incluido en su libro Cuadrivio
(1963), en el que hace hincapié en la modernidad del poeta jerezano, al que
relaciona con autores como Jules Laforgue, Leopoldo Lugones o Julio Herrera y
Reissig. En Borges, del argentino Adolfo Bioy Casares, se consignan varias
consideraciones sobre López Velarde, en especial en torno a poemas como “El
retorno maléfico” o La Suave patria, sobre la cual Borges opinaba que «es una
extraordinaria prueba de la variedad lograda por López Velarde con los
endecasílabos». Por su parte, Bioy afirma: «Lo más admirable de López Velarde
es haber logrado, en “La suave patria”, con su modernismo tan barroco y
metafórico, una poesía intensa y fluida. Generalmente es más intensa y fluida
que la de Lugones».
Otros críticos, como
Gabriel Zaid, centraron su análisis en el catolicismo de López Velarde y en sus
años de formación. En 1989, con motivo del centenario de su nacimiento, el
escritor mexicano Guillermo Sheridan escribió una biografía del poeta, titulada
Un corazón adicto: la vida de Ramón López Velarde, quizá la más completa hasta
la fecha.
Su obra, como la de José
Juan Tablada, marca el momento de transición entre el modernismo y la
vanguardia. La eclosión de los ismos en el ámbito hispánico se anuncia ya en su
novedoso tratamiento del lenguaje poético y, al mismo tiempo, la dualidad que
preside su obra (el contraste entre las tradiciones del campo y la turbulencia
de la ciudad, y su propio forcejeo angustiado entre las inclinaciones ascéticas
y sensualidad pagana) tiene un claro carácter romántico-modernista.
Actualmente en la Ciudad
de México se encuentra el museo Casa del Poeta Ramón López Velarde en el cual
fue su morada durante los últimos 3 años de su vida.
Fallecimiento
Murió el 19 de junio de
1921, poco después de cumplir los treinta y tres años. La causa oficial de su
muerte, según el certificado de defunción, fue una bronconeumonía, que se le
complicó debido también a la sífilis que padecía. Dejó un libro inédito, El son
del corazón, que no se publicaría hasta 1932. Un libro de prosa, El minutero,
sería también editado por sus deudos póstumamente, en 1923. El 15 de junio de
1963 sus restos mortales fueron exhumados y trasladados a la Rotonda de las
Personas Ilustres de la Ciudad de México.
Obras de Ramón López
Velarde
Poesía
·
1916 - La sangre devota
·
1919 - Zozobra
·
1921 - La suave patria
·
1932 - El son del corazón
·
1933 - Silabario del corazón (póstumo)
Prosa
·
1923 - El minutero
·
1952 - El don de febrero y otras
prosas
· 1991 - Correspondencia con Eduardo J. Correa y otros escritos juveniles
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ram%C3%B3n_L%C3%B3pez_Velarde
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