Frida Kahlo
Familia
y origen
Frida fue la tercera
hija del fotógrafo Guillermo Kahlo, inmigrante alemán nacionalizado mexicano, y
de Matilde Calderón, mexicana. Sus
dos hermanas mayores fueron Matilde (nacida en 1899) y Adriana (nacida en
1902); después
de ellas nació
su único
hermano, Guillermo (nacido en 1906 y que sobrevivió solo unos días). En julio
de 1907 nació Frida y solo once meses después, en junio de 1908, su hermana
menor, Cristina. Ella fue su constante compañera y la única de las hermanas
Kahlo que dejó descendencia. Además, Frida tuvo tres hermanas mayores por parte
del padre: Luisa (nacida en 1894), María (nacida en 1896 y fallecida a los
pocos días de nacer) y Margarita, todas hijas del primer matrimonio de su padre
con María Cardeña Espino (llamada también Cerdeña en algunas fuentes),
fallecida en el parto de Margarita en 1898.
El 21 de febrero de 1898
celebró su matrimonio eclesiástico con Matilde Calderón, la madre de Frida,
unión legitimada civilmente recién el 29 de septiembre de 1904. Ese mismo año,
tres años antes del nacimiento de Frida, la familia se mudó a la localidad de
Coyoacán, en el centro geográfico del D.F., a la muy conocida Casa Azul del 247
de la calle Londres, convertida actualmente en el Museo Frida Kahlo. A
instancias de Matilde, las dos hermanas mayores de Frida (hijas del primer
matrimonio de Guillermo Kahlo) estudiaban internas en la escuela de un
convento, de modo que solo pasaban las vacaciones en casa de la familia
Kahlo-Calderón.
Infancia
La vida de Frida estuvo
marcada desde muy temprana edad por el sufrimiento físico y las enfermedades
que padeció. El primero de estos infortunios consistió en una poliomielitis que
contrajo en 1913, dando inicio a una serie de sucesivas enfermedades, lesiones
diversas, accidentes y operaciones. Esta primera enfermedad la obligó a
permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: la pierna
derecha mucho más delgada que la izquierda. Animada por su padre y como parte
de su rehabilitación, Frida practicó diversos deportes, algunos poco usuales en
la sociedad mexicana de su época para una niña, como fútbol o boxeo.
Sin embargo, la evidente
limitación motriz, así como las constantes operaciones quirúrgicas y
tratamientos médicos hicieron que Frida se desarrollara de modo diferente y con
frecuencia se viera impedida de participar con otros niños. Varios de los
cuadros que luego pintara en su vida adulta reflejan la temática de la soledad
de su infancia. Un ejemplo que se cita con frecuencia es la obra de 1938 Cuatro
habitantes de Ciudad de México,
un óleo
sobre metal de 32,4 x 47,6 cm, que muestra una pequeña niña sentada sobre una
superficie en altura y ataviada con tehuana. La niña parece abandonada y triste,
chupándose el dedo con desolación. Otro cuadro de ese mismo año (Niña con
máscara de muerte o Ella juega sola),
que Frida pintó
en dos versiones, muestra a una pequeña niña de unos cuatro años de edad con una máscara de calavera. Si
bien se trata aquí del Día de los Muertos, una celebración que en México tiene
un carácter de fiesta popular, también se ha comentado el sentimiento de
soledad que a pesar de ello transmite la pequeña de este cuadro, quien se
supone que representa a la propia Frida.
Mientras la ambivalencia
de sentimientos de amor y odio caracterizó el vínculo de Frida con su madre, la
relación con su padre siempre fue de mucho cariño y cercanía. Y se hizo aún más
estrecha tras la enfermedad de poliomielitis de Frida, puesto que fue su padre
quien principalmente la acompañó en sus ejercicios y la guio en los programas
de rehabilitación. Frida, a su vez, fue testigo de los continuos y misteriosos
desmayos de su padre, para los que en su temprana infancia nadie le ofreció
explicación alguna. Se trataba de los frecuentes ataques epilépticos que sufría
su padre como secuela de una temprana lesión cerebral. Con el tiempo, Frida
aprendió a prestarle asistencia en estas circunstancias y finalmente se enteró
de su causa. La experiencia compartida de lidiar contra el infortunio de las
enfermedades unió a padre e hija con un lazo muy fuerte de solidaridad y
empatía.
Juventud
No se ha logrado
identificar con exactitud la escuela a la que concurrió Frida antes de 1922.
Repetidamente se ha señalado, sin embargo, que fue alumna del Colegio Alemán
hasta 1921 y que allí habría obtenido su certificado escolar. Sin embargo, las
actas del colegio no brindan una prueba de ello, ni tampoco tenía Frida el dominio del
idioma alemán
esperable, tal como ella misma escribió en una carta —redactada en idioma
inglés— de 1949 a Hans-Joahim Kahlo, donde intentaba averiguar sobre sus ancestros
y familia en Alemania.
En 1922 ingresó a la
Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, prestigiosa institución educativa
de México, que recientemente había comenzado a admitir estudiantes de sexo
femenino. Eran solo 35 mujeres, de un total de dos mil alumnos.
Entonces aspiraba a estudiar medicina. En esta escuela conoció a futuros intelectuales
y artistas mexicanos, como Salvador Novo, y formó parte de un grupo de alumnos
conocidos como Los Cachuchas, llamados así por las gorras que usaban. A este
grupo solo pertenecían dos mujeres: Carmen Jaime y la propia Frida. Los demás
eran todos hombres que en sus vidas de adulto tuvieron éxito intelectual o
profesional en la sociedad mexicana: Agustín Lira, Miguel Lira, Alfonso Villa,
Manuel González Ramírez, Jesús Ríos y Valles, José Gómez Robleda y quien se
convirtiera en su novio, Alejandro Gómez Arias. Los cachuchas eran rebeldes, se
autodefinían como un grupo político, crítico de la autoridad, protestaban
contra las injusticias y se movilizaban por las reformas del sistema escolar.
Pero además se divertían y gastaban bromas en la escuela con gran entusiasmo.
Su actividad y posición política calzaba en algún espacio entre las ideas
anarquistas y revolucionarias románticas. Más adelante, Frida
plasmaría
sobre la tela una escena típica de sus encuentros con estos amigos.
El óleo,
pintado en 1927 y con estilo cubista, lleva por título Los Cachuchas (o,
alternativamente, Si Adelita...) y transmite, con ayuda de símbolos, la
atmósfera grupal y los intereses de los miembros del grupo.
Accidente
e inicio de su pintura (1925-1928)
El 17 de septiembre de
1925 Frida sufrió un grave accidente cuando el autobús en el que ella viajaba
fue arrollado por un tranvía, quedando aplastado contra un muro y completamente
destruido. Regresaba de la escuela a casa junto a Alejandro Gómez Arias, su
novio de entonces. Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes,
sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso
pélvico. Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se
dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y un pasamanos la atravesó desde la
cadera izquierda hasta salir por la vagina. Al respecto, Kahlo comentaba que
habría sido esta la forma brutal en la que había perdido su virginidad. La
medicina de su tiempo la atormentó con múltiples operaciones quirúrgicas (por
lo menos 32 a lo largo de su vida), corsés de yeso y de distintos tipos, así
como diversos mecanismos de «estiramiento».
A comienzos de 1925,
poco antes de este accidente, había trabajado como aprendiz en el taller de
grabado e imprenta de Fernando Fernández Domínguez, un amigo de su padre que,
en medio del trabajo, le enseñaba a dibujar copiando grabados de Anders Zorn,
dado que creía haber detectado en ella dotes especiales para este arte. Aparte
de esta experiencia, Frida no había mostrado antes de su accidente ningún
interés especial por la pintura. Tampoco seguía con mayor interés la asignatura
de artes plásticas en la escuela. La batalla contra las secuelas de la
poliomielitis la hacían inclinarse más bien por actividades deportivas:
Mientras más se moviera y más ejercicio físico sistemático hiciese, mejores
eran sus posibilidades de recuperación. Tras el accidente, en cambio, trataba
de moverse lo menos posible para ayudar a la sanación. Es así como la pintura
cobra un lugar central en su vida. Durante
su larga convalecencia comenzó a pintar de manera más constante. En septiembre
de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo, que dedicó a Alejandro Gómez
Arias. En esta primera obra emprendió una dinámica que continuaría el resto de su
existencia: reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos
que le producían.
En 1927 su pintura se
volvió más compleja. Ese mismo año pintó el Retrato de Miguel N. Lira, un óleo
sobre lienzo de 99,2 X 67,5 cm donde muestra a su compañero cachucha en un fondo
muy particular y simbólico lleno de objetos y signos que aluden a su nombre.
Apenas un año más tarde realizó el retrato de su hermana Cristina con líneas
muy puras y tonos muy suaves.
Por esta época, Frida ya
había comenzado a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales. A
través de Germán de Campo, un dirigente estudiantil muy admirado por Frida,
conoció al comunista cubano Julio Antonio Mella, quien vivía exiliado en México
con su pareja de origen italiano, la fotógrafa Tina Modotti, a través de
quienes Frida entró en contacto con el pintor Diego Rivera. Frida y Tina
entablaron rápidamente amistad y esta última empezó a llevar a Frida a las
reuniones políticas del Partido Comunista de México, organización de la que ya
formaban parte varios de sus amigos cachuchas y a la que también se incorporó
formalmente Frida. Diego Rivera era militante del Partido Comunista desde 1922.
Primer
matrimonio con Diego Rivera (1929-1939)
Frida conoció a Diego
Rivera a través de Tina Modotti. Anteriormente, en 1922, había tenido ocasión
de observarlo durante la realización de su primer mural en el Anfiteatro Simón
Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria. En 1928 había encontrado
nuevamente a Diego Rivera en algunas veladas y reuniones a las que asistía con
Tina Modotti, pero no había hablado nunca directamente con él. Un día lo visitó
espontáneamente, mientras trabajaba en una serie de murales para el edificio de
la Secretaría de Educación Pública, con el objeto de mostrarle sus propios
trabajos. Diego quedó impresionado con sus cuadros y la animó a seguir
pintando. Desde entonces fue constante invitado a la casa de los Kahlo.
La artista contrajo
matrimonio con Diego Rivera el 21 de agosto de 1929. Su relación consistió en
amor, aventuras con otras personas, vínculo creativo, odio, un divorcio en 1939
y un segundo matrimonio un año después.
Al matrimonio lo
llegaron a llamar la unión entre un elefante y una paloma, pues Diego era
enorme y obeso mientras que ella era pequeña y delgada. Por otra parte, Frida,
debido a sus lesiones, nunca llegó a tener hijos, cosa que tardó muchos años en
aceptar.
En 1930, Frida se
embarazó por primera vez. Sin embargo, debido a la posición anómala del feto y
a las secuelas del accidente de 1925, el embarazo de tres meses debió ser
interrumpido, según decidió el médico Jesús Marín. Por aquel entonces otros
médicos opinaron que probablemente Frida nunca podría tener hijos.
A pesar de las aventuras
de Diego con otras mujeres (que llegaron a incluir a la propia hermana de la
pintora, Cristina) y de las propias
infidelidades de Frida, la pareja lograba complementarse en muchos aspectos.
Los trajes tradicionales
mexicanos, consistentes en largos vestidos de colores y joyería exótica que
vestía Frida, se convirtieron, junto a su semblante cejijunto, en su imagen de
marca. Él amaba su pintura y fue también su mayor admirador. Frida, por su
parte, fue la mayor crítica de Diego.
Residencia
en Estados Unidos (1931-1934)
El ambiente político de
México para los simpatizantes de izquierda se volvió complicado debido al
gobierno de Plutarco Elías Calles. Los encargos de murales a Diego Rivera
iniciados por el ministro de educación José Vasconcelos se paralizaron. Como la
fama y la reputación de Rivera había crecido en los Estados Unidos, le
surgieron encargos en el país vecino, trasladando su residencia allí entre 1931
y 1934 y pasando la mayor parte del tiempo en Nueva York y Detroit.
En 1932 le encargaron a
Diego Rivera unos murales para un Museo de Detroit. En abril de ese año Frida
pintó Aparador en una calle de Detroit, obra muy influenciada por Giorgio de
Chirico. Se vuelve crítica con la forma de vida estadounidense y lo dejó
reflejado en sus pinturas de entonces.
En agosto de ese mismo año
contempló
un eclipse solar, por lo que incorporó a algunos de sus cuadros el dualismo
noche y día,
convirtiéndose
en un elemento iconográfico frecuente y recurrente de su obra.
Encontrándose en esta
ciudad Frida sufrió otro aborto. Durante su recuperación pintó su autorretrato
Aborto en Detroit, realizado en un estilo más penetrante, inspirado en los
pequeños cuadros votivos del arte popular mexicano que recibían el nombre de
retablos. Esta pintura era totalmente independiente de lo que hacía su esposo.
Rivera, consciente del valor de la obra y de este periodo, dijo:
Frida empezó a trabajar en una serie de obras maestras sin
precedentes en la historia del arte, pinturas que exaltaban la cualidad
femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Nunca antes una
mujer había puesto semejante atormentada poesía sobre la tela como Frida en
esta época de Detroit.
Primeras
exposiciones (1935-1939)
Volvieron a México en
1933. Rivera tuvo un romance con Cristina, la hermana menor de Frida.
Anteriormente hubo otras infidelidades por parte de Rivera, pero este lío con
Cristina afectó mucho a Frida y supuso un giro determinante en sus relaciones
de pareja. Aunque llegaron a superar sus desavenencias, Frida inició otras
relaciones amorosas tanto con hombres como con mujeres que continuaron el resto
de su vida. Rivera tuvo violentos celos sobre las relaciones extramatrimoniales
de su esposa, aunque llevaba mejor las relaciones lésbicas de Frida que las
heterosexuales.
Entre 1937 y 1939 el
revolucionario de Ucrania (pero que desarrolló su vida política en Rusia) León
Trotsky vivió exiliado en la casa de Frida en Coyoacán junto a su esposa. Allí
Frida tendría un romance con el líder comunista. Después del asesinato de
Trotsky a manos del miembro de la NKVD estalinista Ramón Mercader, Frida fue
acusada de ser autora del mismo. Esto la llevó a estar arrestada, pero
finalmente fue dejada en libertad al igual que su marido.
En 1938 el poeta y
ensayista del surrealismo André Bretón calificó su obra de surrealista en un
ensayo que escribió para la exposición de Kahlo en la galería Julien Levy de
Nueva York. No obstante, ella misma declaró más tarde: "Creían que yo era
surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia
realidad".
En 1939 Frida Kahlo
terminó un autorretrato, donde reflejaba sus dos personalidades: Las dos
Fridas. En este cuadro, asimilaba la crisis marital, a través de la separación
entre la Frida en traje de tehuana, el favorito de Diego, y la otra Frida, de
raíces europeas, la que existió antes de su encuentro con él. Los corazones de
las dos mujeres están conectados uno al otro por una vena, la parte europea
rechazada de Frida Kahlo amenaza con perder toda su sangre. Ese mismo año
expuso en París en la galería Renón et Collea gracias a Bretón. Esta estancia
en la capital francesa la llevó a relacionarse con el pintor malagueño Pablo
Picasso.
Reconocimiento
artístico (1939-1949)
El 6 de noviembre de
1939 Kahlo y Rivera se divorcian tras una serie de infidelidades, donde el
asunto más doloroso para Frida fue la relación entre Diego y su hermana. Frida
regresó temporalmente a su casa de Coyoacán. Fue un período de ánimo depresivo
en el que la artista consumió alcohol como manera de aliviar sus sufrimiento
físico y psicológico. Hay dos producciones pictóricas importantes en este
período de separación: Las dos Fridas y Dos desnudos en un bosque.
El 24 de mayo de 1940 se
produjo el primer atentado fallido de Siqueiros contra Trotsky, a raíz del cual
se realizó un allanamiento en la Casa Azul y Frida estuvo detenida por la
policía durante algunas horas.
En agosto de este mismo
año Trotsky fue asesinado como consecuencia de un segundo atentado. Frida fue
nuevamente interrogada por la policía. Rivera viajó a San Francisco
(California) en junio de 1940 y Frida lo siguió pocos meses después para
someterse en esa ciudad a una nueva operación quirúrgica con el cirujano Leo
Eloesser, quien ya la había tratado diez años antes, en la primera estadía de
la pareja en San Francisco. Tras recuperarse de esta operación viajó a Nueva
York.
Después del divorcio,
Frida y Diego continuaron compartiendo gran parte de la vida social, artística
y política que los unía. Frida llegó en septiembre a San Francisco y solo dos
meses más tarde, la pareja decidió volver a casarse. El nuevo acuerdo amistoso
consistiría en vivir juntos, compartir los gastos, continuar con la
colaboración artística y excluir de su relación la vida sexual de pareja.
Durante estos años, el
reconocimiento artístico a su obra se fue incrementando, especialmente en
Estados Unidos. Participó en importantes exposiciones colectivas en el Museo de
Arte Moderno de Nueva York, en el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston y
en el Museo de Arte de Filadelfia.
A partir de 1943 dio
clases en la escuela La Esmeralda de la Ciudad de México.
En 1950 debió ser
hospitalizada en la Ciudad de México, permaneciendo en el hospital por un año.
Últimos
años (1950-1954)
En 1953 en la Ciudad de
México se organizó la única exposición individual en su país durante la vida de
la artista. En una de las críticas se dijo: «Es imposible separar la vida y
obra de esta persona... sus pinturas son su biografía». La exposición fue en la Galería de Arte Contemporáneo. La salud de Frida
estaba ya muy deteriorada y los médicos le prohibieron concurrir a la
misma. No obstante, llegó
en una ambulancia, asistiendo a su exposición en una cama de hospital. Los
fotógrafos y los periodistas se quedaron impresionados. La cama fue colocada en
el centro de la galería y Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera.
La exhibición había sido un rotundo éxito.
Ese mismo año le tuvieron
que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de
gangrena. Esto la sumió en una gran depresión que la llevó a intentar el
suicidio en un par de ocasiones, utilizando para ello los opiáceos prescritos.
Durante ese tiempo escribía poemas en sus diarios, la mayoría relacionados con
el dolor y el sufrimiento.
En febrero de 1954 Frida
escribió explícitamente en su diario acerca de sus ideas suicidas. Describiendo
como una gran tortura los dolores físicos y psíquicos de los últimos seis meses
tras la amputación, señaló que, aunque continuaba pensando en quitarse la vida,
lo único que la retenía era Diego Rivera, a quien no deseaba abandonar porque
tenía "la vanidad" de creer que ella le haría falta. El 19 de abril
de 1954 ingresó al hospital inglés tras un intento de suicidio y, aunque
escribió en su diario que había prometido no recaer, el 6 de mayo tienen que
hospitalizarla nuevamente por el mismo motivo. Sin embargo, el ánimo y la
valentía la acompañarían hasta el final: movilizándose en silla de ruedas, el 2
de julio participó, junto a Diego de Rivera y Juan O'Gorman, en una
manifestación de protesta contra la intervención estadounidense en Guatemala.
Muerte
Frida Kahlo murió en
Coyoacán el 13 de julio de 1954. No se realizó ninguna autopsia. Sus restos
fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México y se cubrió
su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano, un hecho que la
prensa nacional criticó profusamente. Su cuerpo fue incinerado en el Crematorio
Civil de Dolores y sus cenizas se conservan en la Casa Azul de Coyoacán, el lugar
que también la vio nacer.
Su último cuadro también
se exhibe en el Museo Frida Kahlo. Se trata de un óleo sobre masonita que
muestra varios cortes de sandías en tonos muy vivos. En uno de estos trozos y
junto a su firma se puede leer «VIVA LA VIDA. Coyoacán, 1954, México». Las
últimas palabras en su diario fueron: "Espero alegre la salida y espero no
volver jamás".
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Frida_Kahlo
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