John Davidson Rockefeller
John Davison Rockefeller
nació en Richford (Nueva York), el 8 de julio de 1839, en una familia de clase
media descendiente de inmigrantes alemanes que se trasladaron a Alemania en el
siglo XVII. Su madre, Eliza, era una mujer muy organizada y dedicada a atender
a su familia; y su padre, William Avery Rockefeller, un vendedor ambulante,
no fue precisamente un modelo de fidelidad conyugal ni un ejemplo para sus seis
hijos. Alejado del seno familiar por largos periodos, cuando volvía sus bolsillos por lo
general estaban llenos de dinero e increíblemente volvía cargado de regalos
para su mujer y sus hijos. Mucho más tarde, John descubriría que su padre no
era más que un impostor, que visitaba las reservas indígenas vendiéndoles a sus
moradores toda suerte de objetos, negocio que posteriormente fue mucho más
rentable cuando se dedicó a la venta de productos farmacéuticos, que se
anunciaban como panacea para cualquier dolencia.
De su madre Eliza heredó
no solo el físico, sino también la estricta moral calvinista, además de muchos
de los principios básicos de su vida, entre ellos el orden y la dedicación.
John Davison demostró
ser desde muy joven inteligente y aplicado. Se mudó con su familia a Cleveland,
Ohio, donde su padre había conseguido una mejor oportunidad de trabajo. Allí
estudió en varios colegios públicos.
Ya desde muy joven
Rockefeller mostró gran interés por los negocios. De hecho, recolectaba piedras
para pintarlas y luego venderlas a sus compañeros, cuyos pagos depositaba en un
frasco azul, que él mismo denominó más tarde como su primera «caja fuerte», que
guardaba celosamente en su habitación, logrando, a la larga, amasar la pequeña
fortuna de 50 dólares, que para la época representaba una suma de dinero
considerable. Rockefeller recordaba posteriormente que fue entonces cuando pudo
aprender una de las lecciones más valiosas de su vida, cuando un día un amigo
de su padre fue a su casa a pedirle un préstamo para saldar un par de deudas
que estaban a punto de vencer. Su padre no tenía el dinero, pero él sí, y
acordó prestárselo con un interés del 7%. Rockefeller se sorprendería
posteriormente cuando, al cabo de un año, recibió una suma monetaria muy
superior a la que había dado originalmente.
De allí en adelante,
todas sus ganancias serían religiosamente contabilizadas en una libreta llamada
«el registro A» y comenzó a fundamentar la mentalidad que lo llevaría a
triunfar años más tarde.
Carrera
temprana
Su innato gusto por los
negocios lo estimuló aún más la escuela comercial de Cleveland, de donde salió
a los dieciséis años. Ese mismo año obtuvo su primer empleo en una empresa de
corredores y comerciantes en granos, donde trabajó con general beneplácito sin
fijarse en horarios, perdido en ese mar de cifras que tanto lo apasionaba. Por
la noche, en la cama, repasaba mentalmente las operaciones financieras del día,
tratando de descubrir en qué podría haber obtenido mejores ganancias.
Ya a sus dieciséis años,
John Davison Rockefeller era contador en Cleveland y mostraba gran competencia
en esta rama, trabajando para la firma Hewit and Tuttl y otras empresas,
llegando al punto de que, al tercer año en el susodicho sector, ya ganaba 600
dólares anuales (una suma considerablemente alta, teniendo en cuenta que era el
año 1857), pero cuando le negaron un aumento de 200 dólares, decidió instalar
un negocio por cuenta propia. Tenía ahorrados 800 dólares, pero aún le faltaban
otros 1000 para crear su primera firma de corretaje. Su padre se los adelantó
con un interés anual del 10 %, hasta que alcanzara la mayoría de edad. Así
fundó, con su socio M. B. Clark, la firma Clark & Rockefeller, que obtuvo,
en el primer año, beneficios por 4000 dólares y en el segundo cuadruplicó la
suma.
Pero a pesar de la gran
cantidad de dinero que ganaba, no se sentía complacido, pues deseaba llegar
mucho más lejos y estaba decidido a lograrlo.
Cleveland
en 1857
El estallido de la
Guerra Civil en 1861 fue la llave de su fortuna. Al igual que muchos norteños
acaudalados que evitaron el combate, Rockefeller contrató a soldados sustitutos
para que ocuparan su lugar en el ejército, y dio dinero a la causa de la Unión.
Mientras su hermano Frank luchaba en la Guerra Civil, John se ocupó de sus
propios negocios. Siendo un convencido abolicionista que había votado por el
presidente Abraham Lincoln, apoyó al entonces nuevo Partido Republicano.
Como dijo, "Dios me dio dinero", y no se disculpó por ello, asumiendo
la frase del predicador metodista John Wesley: "Gana todo lo que puedas,
guarda todo lo que puedas y da todo lo que puedas".
En 1862, Rockefeller
tenía veintitrés años, e invirtió 4000 dólares como socio comanditario en la
nueva firma Clark, Andrews & Co. En su primer año de negocios, Clark y
Rockefeller obtuvieron unas ganancias de 4400 dólares (con casi medio millón de
dólares en negocios), que se convirtieron en 17.000 dólares al año siguiente.
Sus beneficios se dispararon con el auge de la Guerra Civil, debido a las
grandes cantidades de alimentos y de suministros requeridos por el Ejército de
la Unión. Dos años antes del final Guerra Civil (que finalizaría en 1865), y
con la perspectiva de que las ganancias del período de guerra se iban a
terminar, Clark y Rockefeller centraron su atención en el refinado del petróleo
crudo.
En aquella época, el
gobierno federal estaba subsidiando la explotación del petróleo, aumentando el
precio de 0,35 dólares por barril en 1862 hasta los 13,75 dólares. Esto creó un exceso de perforación petrolera, con miles
de especuladores que intentaron hacer fortuna. La mayoría fracasó, pero los que
encontraron petróleo
ni siquiera tuvieron que ser eficientes. Hacían agujeros en el suelo
y recogían el petróleo como podían, haciendo que arroyos y ríos fluyeran con el
petróleo desperdiciado en vez de con agua.
Existía un mercado para
el petróleo refinado en forma de queroseno. El carbón se había utilizado
previamente para extraer queroseno, pero su tedioso proceso de extracción y su
alto precio impidieron su uso generalizado. Incluso con los altos costos del
transporte de carga y un impuesto del gobierno durante la Guerra Civil (el
gobierno impuso un impuesto de veinte centavos por galón al petróleo refinado),
las ganancias de la venta del producto refinado eran grandes. El precio del
petróleo refinado en 1863 era de alrededor de 13 dólares por barril, con un
margen de beneficio de alrededor de 5 a 8 dólares por barril. Los gastos de
capital para una refinería en ese momento eran pequeños: entre 1 y 1,5 dólares
por barril, y requerían solo unos pocos hombres para operar.
En este ambiente de auge
derrochador, los socios cambiaron del comercio de alimentos al del petróleo,
construyendo una refinería en 1863 en "The Flats", más adelante en la
floreciente área industrial de Cleveland. La refinería era propiedad directa de
Andrews, Clark & Company, que
estaba compuesta por Clark y Rockefeller,
el químico
Samuel Andrews y los dos hermanos de M. B. Clark. El negocio petrolero
comercial estaba entonces en su infancia. El aceite de ballena se había vuelto
demasiado caro para las masas, y se necesitaba un combustible de iluminación de
uso general más barato.
Mientras que otras refinerías
transformaban un 60 % del petróleo en queroseno, arrojando el 40% restante en ríos
y grandes balsas de lodos, Rockefeller siguió siendo tan económicamente eficaz como
siempre, utilizando la gasolina para alimentar la refinería y vendiendo el resto
como aceite lubricante, vaselina y cera de parafina y otros subproductos. El
alquitrán se utilizaba para pavimentar, y la nafta se enviaba a las plantas de
gasificado. Del mismo modo, las refinerías de Rockefeller contrataron a sus
propios instaladores de tuberías, reduciendo a la mitad su costo. Los barriles
que costaban 2,50 dólares cada uno, terminaron en tan solo 0,96 dólares cuando
Rockefeller compró la madera y los hizo construir directamente en su empresa.
Al negarse su socio
Clark a expandir la firma (le atemorizaba el pasivo de 100 000 dólares),
decidieron subastar la empresa. El 2 de febrero de 1865, la compañía salió a
subasta, y las pujas subieron rápidamente. Clark, decidido a quedarse con la
firma, ofreciendo 72 000 dólares. Pero Rockefeller, imperturbable, respondió
con 72 500 dólares y se quedó con la compañía. El negocio, que en adelante se
llamaría Rockefeller & Andrews, pasando a ser la mayor refinería de
Cleveland, con una capacidad de 500 barriles por día.
En 1867, Henry Morrison
Flagler se convirtió en socio, y se fundó la firma Rockefeller, Andrews &
Flagler. Al año siguiente, con la práctica continua de prestar dinero y
reinvertir las ganancias, controlar los costos y usar los subproductos de su
actividad, la compañía pasó a poseer dos refinerías de Cleveland y una
subsidiaria de comercialización en Nueva York, y se había convertido en la
refinería de petróleo más grande del mundo. La empresa Rockefeller, Andrews
& Flagler fue la predecesora de la Standard Oil Company.
En aquella época, se
decía que John Davison Rockefeller solo tenía que mostrarles a sus competidores
su cartera de inversiones y propiedades, para que estos decidieran venderle o
negociar con él. De lo contrario podían estar seguros de que Rockefeller se encargaría
de quebrarlos y llevarlos a la bancarrota. Después de todo, dejaba muy en clara
su visión del negocio con la frase:
Ya desde entonces Rockefeller mostraba su mentalidad de hombre
de negocios depredador, buscando la expansión de sus empresas, el aumento de
sus inversiones y la eliminación progresiva de la competencia a toda costa. El
astuto e inteligente empresario haría en el futuro muchas maniobras que
reflejarían su visión y en más de una ocasión demostraría su efectividad a la
hora de sobreponerse a los demás.
Rockefeller
en 1875
Al final del Guerra de
Secesión, Cleveland era uno de los cinco principales centros de refinación en los
Estados Unidos (además de Pittsburgh, New York y la región del noroeste de
Pensilvania, de donde procedía la mayor parte del petróleo). Hacia 1869, la
capacidad de refinación de queroseno era el triple de la necesaria para
abastecer el mercado, y la capacidad se mantuvo en exceso durante muchos años.
El siguiente paso de
Rockefeller fue negociar en secreto con el ferrocarril tarifas preferenciales,
y ese descuento fue un arma esencial para fundar el 10 de enero de 1870 una
nueva sociedad, con 1 millón de dólares de capital: la Standard Oil, que absorbió
a la empresa Rockefeller & Andrews, que venía de una rápida expansión.
Debido a que la Standard Oil había sido creada por Rockefeller, su hermano
William y varias personas más, Rockefeller pasó a liderar la compañía.
Los ferrocarriles
competían ferozmente por el tráfico del petróleo y, en un intento de crear un
cártel para controlar las tarifas de flete, formaron la South Improvement
Company, ofreciendo ofertas especiales a clientes a granel como la Standard
Oil. El cártel ofreció a la compañía un trato preferencial como expedidor de
gran volumen, que incluía importantes descuentos y rebajas de hasta el 50 %
para sus productos, de los que no disfrutaban los productos de la competencia.
Parte de este acuerdo
fue el anuncio de un fuerte aumento del precio general de los fletes. Esto
desencadenó una tormenta de protestas de propietarios independientes de pozos
petrolíferos, incluidos boicots y vandalismo, lo que condujo al descubrimiento
de la participación de la Standard Oil en el acuerdo. Una importante refinería
de Nueva York, encabezada por Charles Pratt y Henry Huttleston Rogers, lideró
la oposición a este plan, y los ferrocarriles pronto retrocedieron. El estado
de Pensilvania revocó el acuerdo del cártel y, por el momento, se
restablecieron las tasas no preferenciales. Si bien sus competidores pudieron
sentirse perjudicados, los manejos de Rockefeller hicieron que los consumidores
estadounidenses obtuvieran queroseno y otros derivados del petróleo más baratos. Antes de
1870, la luz de los quinqués estaba solo al alcance de los ricos, provista por
el costoso aceite de ballena. Durante la década siguiente, el queroseno se
convirtió en un producto asequible para las clases trabajadoras y medias.
Ahora John Davison
Rockefeller controlaba una vasta red de refinerías. Además, como él mismo había
determinado que el negocio del petróleo podía generar ganancias desde más de un
enfoque, llevó a la empresa a desarrollar sistemas propios de extracción y
transporte del crudo como los oleoductos,
controlando así todos los aspectos de la producción petrolera.
En 1870 la Standard Oil
era una de las mayores refinerías del centro de los Estados Unidos y ya en
1872, junto con dos de los más importantes refinadores de Pittsburg y
Filadelfia, pudieron manejar a su antojo las tarifas con los ferrocarriles. La
Standard Oil refinaba un cuarto de toda la producción de petróleo del país, y
eliminando paso a paso a la competencia, se convirtió en un poderoso monopolio
que refinaba el 95 % de la capacidad total de los Estados Unidos.
Su equipo directivo estaba formado por un conjunto de los más capaces financieros
del país.
Todos eran millonarios. Para Rockefeller, la elección del personal siempre
había
sido un ingrediente importantísimo; elegía a los más capaces y entusiastas.
Rockefeller se había
convertido en la práctica en "el dueño de la industria petrolera de
Estados Unidos".
La
Standard Oil Trust, monopolio total
Como consecuencia de
todas estas maniobras, Rockefeller había instaurado su poder sobre la industria
petrolera, pero ahora deseaba afianzarlo de forma total. Para ello decidió
proceder a la creación de la Standard Oil Trust.
Esta sería
una especie de extraordinario holding empresarial que concentraría diversas
inversiones en el mundo del petróleo y los combustibles, no solo en Estados
Unidos sino en varios otros países del mundo.
La creación de esta
entidad, se basó en una idea que Rockefeller creó, para evitar ser acusado de
monopolio por las autoridades, dado que ya por entonces el gobierno comenzaba a
intervenir en la reglamentación de la libre competencia entre empresas. Debido
a ello, Rockefeller no podía adquirir de la forma habitual todas las empresas
que deseaba controlar, porque de hacerlo, las autoridades podrían intervenir
impidiendo las adquisiciones. La solución fue la creación del Trust, término
que en inglés significa: «confianza», y que se refería a una concentración de
empresas bajo una misma dirección. El control legal de las sociedades
constituyentes se confería a la junta de administradores, cambiándose las
acciones de las compañías por los certificados del trust. De esta manera,
Rockefeller lograba reunir a distintas empresas bajo una misma dirección
central, con la finalidad de ejercer un control de las ventas y la comercialización
del petróleo.
La idea de Rockefeller
se materializó en 1882, creándose así la Standard Oil Trust, que fue el primer
monopolio del mundo, abarcando toda la industria petrolera estadounidense,
controlando los procesos de extracción, refino, transporte, distribución y
venta de todos los productos derivados del 90% de todo el petróleo de Estados
Unidos y sosteniendo operaciones, inversiones y actividades en decenas de otros
países.
El vasto imperio
estadounidense de la compañía incluía 20.000 pozos, 6400 km de oleoductos, 5000
cisternas para el transporte ferroviario y más de 100.000 empleados. Su
participación
en el refinado mundial del petróleo superaba el 90%, pero lentamente cayó a aproximadamente el 80%
durante el resto del siglo. A pesar de la formación del fideicomiso y de
su inmunidad ante cualquier competencia, en la década de 1880 la Standard Oil
había alcanzado su pico de poder sobre el mercado mundial del petróleo.
Rockefeller finalmente abandonó su sueño de controlar todas las refinerías de
petróleo del mundo; más tarde admitió: "Nos dimos cuenta de que el sentimiento
público estaría en nuestra contra si realmente refináramos todo el petróleo."
Con el tiempo, la competencia extranjera y los nuevos hallazgos de petróleo en otras partes del
mundo erosionaron su dominio. A principios de la década de 1880, Rockefeller
creó una de sus innovaciones más importantes. En lugar de tratar de influir
directamente en el precio del petróleo crudo, la Standard Oil había estado
ejerciendo un control indirecto alterando los costos del almacenamiento del
petróleo para adaptarse a las condiciones del mercado. Luego ordenó la emisión
de certificados contra el petróleo almacenado en sus plantas de refinado. Estos
certificados fueron comercializados por los especuladores, creando así el
primer mercado de futuros de petróleo que estableció efectivamente los precios
del mercado a partir de ese momento. La Bolsa Nacional del Petróleo se abrió en
Manhattan a finales de 1882 para facilitar el comercio de futuros de petróleo.
Aunque el 85% de la
producción mundial de crudo todavía provenía de Pensilvania en la década de
1880, el petróleo de los pozos perforados en Rusia y Asia comenzó a llegar al
mercado mundial. Robert Nobel había establecido su propia
empresa de refinado en los abundantes y más baratos campos petroleros rusos, incluido
el primer oleoducto de la región y el primer buque petrolero del mundo. Los
Rothschild de París se introdujeron en el negocio, proporcionando financiación.
Se descubrieron campos adicionales en Birmania y Java. Aún más crítico, la invención de la bombilla
eléctrica comenzó a erosionar gradualmente el dominio del queroseno para la
iluminación. Standard Oil se adaptó desarrollando una presencia en Europa,
expandiéndose a la producción de gas natural en los EE. UU. y luego produciendo
gasolina para automóviles, que hasta entonces se había considerado un producto
de desecho.
Este fue el epítome de
la extraordinaria carrera empresarial de Rockefeller, que fue el hombre más
acaudalado de Estados Unidos y posiblemente del mundo.
Estados
Unidos contra Rockefeller
Ya a finales de la
década de 1880, el gobierno de los Estados Unidos, estaba centrando su atención
en el inmenso desarrollo del sector privado del país. En ese momento, el
gobierno de los EE. UU. estaba decidido a reglamentarlo, para permitir el
desarrollo equilibrado y justo de las inversiones y las compañías, buscando
establecer la libre competencia, en un país donde tal cosa no existía. Por
supuesto, para llevar a cabo tal proyecto de reforma era necesario demostrar que
no se permitirían monopolios, y la única forma de probarlo era suprimiendo al
más grande y poderoso de todos, la Standard Oil, que gracias a la Standard Oil
Trust, a sus múltiples inversiones y a su dominio de la industria, controlaba
casi en su totalidad el petróleo estadounidense y gran parte del petróleo del
mundo.
El gobierno debió
enfrentarse a Rockefeller para poder aplicar las nuevas medidas anti-monopolio
que planteaban
De esta manera, el
gobierno se preparó para enfrentarse al hombre más poderoso de Norteamérica,
Rockefeller, y llevarlo ante los tribunales. A pesar de que fueron muchos los
periodistas e investigadores, tanto públicos como privados, los que expusieron al
monopolio de Rockefeller, al gobierno le resultó muy difícil hacer frente al
poderoso magnate y a su imperio. Fueron necesarios años enteros de litigios
solo para llevarle ante tribunales, pues John D. Rockefeller dispuso de su
ejército de abogados para defender sus intereses.
Chevron mantiene en su
logo una referencia a su antecesora, Standard Oil
Finalmente, se planteó
el caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Ohio, que decretó a la
Standard Oil Trust como un monopolio ilegal y ordenó su disolución por violar
la Ley Sherman Antitrust. Para entonces, la compañía todavía poseía una
participación del 70% del mercado de petróleo refinado, pero solo el 14% del
suministro de petróleo crudo de EE. UU.
La decisión
fue apelada por Rockefeller, pero perdió. Aun así, con todo y las exigencias de
la corte, el monopolio no se disolvió como tal hasta 1899, dado que, si bien
accedió a desactivar la Standard Oil Trust, el imperio petrolífero de
Rockefeller ya estaba más que afianzado, y ese año John Davison Rockefeller
estableció la Standard Oil Company en Nueva Jersey, siendo su presidente hasta
su jubilación en 1911. Este mismo año la empresa se dividió en 37 diferentes
corporaciones por orden del Tribunal Superior de Justicia de Estados Unidos,
que consideró a la compañía demasiado grande y poderosa en la industria como
para continuar unida. Aun así, Rockefeller continuó manteniendo el 30% de las
acciones de todas esas compañías y su familia continuó manteniendo la mayoría
del resto de las acciones, por lo que su fortuna no se vio afectada.
Tanto Rockefeller como
todos los demás accionistas recibieron un pago proporcional por su
participación en cada una de las 34 compañías. Como consecuencia, el control de
Rockefeller sobre la industria petrolera se redujo algo, pero en los siguientes
diez años, la ruptura también le resultó inmensamente rentable. El patrimonio
neto combinado de las empresas se multiplicó por cinco y la riqueza personal de
Rockefeller aumentó a 900 millones de dólares.
Cabe destacar que el
listado de empresas que surgieron como descendientes de la Standard Oil hoy en
día son las principales compañías petroleras, no solo de Estados Unidos sino
del mundo, contándose en la lista compañías como la Exxon Mobil, que es la
multinacional petrolera más grande del mundo, Chevron, que es otra de las
grandes multinacionales petrolíferas, ConocoPhillips, Amoco (que fue absorbida
por British Petroleum en el año 2000) y Standard Oil of Ohio, previamente
conocida como Sohio.
En vista del renombre
que poseen estas compañías hoy en día, no es difícil imaginar cuán poderoso fue
el monopolio que ejerció Rockefeller y cuán extenso resultó, dado que todas
estas son empresas que nunca faltan en ningún listado de corporaciones de gran
importancia. Pensar que todas ellas estuvieron cohesionadas por el deseo de un
solo hombre de dominar una industria, es algo que quizá resulte imposible de
concebir hoy en día. Pero lo fue, y lo más increíble se mantuvo así a lo largo
de más de cuatro décadas.
En consecuencia, se
puede afirmar que la actual estructuración de las principales compañías del
sector petrolífero es en su mayoría heredera del inmenso monopolio de
Rockefeller, testimonio del gran poder que ejerció y de la extensa influencia
que poseyó y que marcó a esta industria.
Vida
privada
En lo que respecta a su
vida privada, de Rockefeller se puede decir que gozó de la ventaja del
anonimato de aquella época. Su nombre era reconocido, pero no se vio envuelto
en ningún tipo de escándalo personal ni sufrió la persecución directa de los
periodistas, que sin embargo criticaron sistemáticamente las despiadadas
prácticas de sus empresas, críticas que finalmente contribuyeron de manera
decisiva al decreto de las leyes que le obligaron a disgregar su monopolio.
Desde joven, John Davison Rockefeller mostró un carácter reservado. Siempre se
esforzaba al máximo en lo que hacía y su inteligencia para los negocios era
innegable, pero manteniéndose en un discreto segundo plano.
Es considerado el hombre
estadounidense más rico de la historia, evaluándose su fortuna en 1400 millones
de dólares o el 1,53 % del PIB estadounidense de la época, lo que ajustado a la
inflación equivaldría en 2007 a 663 400 millones de dólares estadounidenses.
Matrimonio
Rockefeller se casó con
Laura Celestia Spelman, una profesora de Nueva York, con la que estuvo casado
hasta su muerte y con quien tuvo cinco hijos: Elizabeth, Alice, Alta, Edith y
un único hijo varón, John Davison Rockefeller Jr., quien heredaría su vasto imperio
tras su muerte. Su vida familiar transcurrió entre sus múltiples residencias y
en su casa de nueve plantas en Nueva York, que fue donde más tiempo pasó.
Final
de su vida
A los cincuenta y tres
años de edad, su salud comenzó a empeorar. Con varias enfermedades digestivas,
perdió el cabello, adelgazó y se le hundieron los hombros. Con la espalda
encorvada, llegó
a tener la apariencia de un hombre mucho mayor de lo que en realidad era.
Apenas podía
mantenerse en pie. Con sus recursos económicos buscó tratamientos costosos pero
su salud no mejoró. Fue entonces cuando empezó a bajar su ritmo de trabajo, a
descansar más y a alimentarse mejor. De este modo, su salud fue mejorando.
Rockefeller, tras la
separación en treinta empresas diferentes de su gigantesca petrolera Standard
Oil, y tras su retiro como presidente de su vasto imperio en 1911, centró su
atención sobre todo en sus actividades filantrópicas y en su más ambicioso
proyecto en el ámbito inmobiliario, la construcción del Rockefeller Center.
Sería su hijo, John Davison Rockefeller Jr., quien gestionaría y completaría la
construcción del proyecto, que sería el mayor y más importante centro
empresarial del país y probablemente del mundo en su momento, siendo todavía
hoy en día un activo inmobiliario de primer orden.
John D. Rockefeller
nunca pudo ver terminado el Centro que lleva el nombre de la familia, debido a
su muerte el 23 de mayo de 1937 en su residencia de Ormond Beach, Florida, a
los noventa y ocho años de edad. Fue enterrado en el Lake View Cemetery, en
Cleveland, la ciudad que vio nacer su inmenso imperio.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/John_D._Rockefeller
Comentarios
Publicar un comentario