Mariano Arista
Primeros
años y formación
Arista nació en la
ciudad y estado de San Luis Potosí el 26 de julio de 1802. Fue el cuarto de los
cinco hijos nacidos dentro del matrimonio del Coronel español Pedro García de
Arista Sánchez y su esposa María Juana Nuez Arruti, originaria de Puebla.
El coronel Arista fue
secretario de la comandancia de Puebla, donde nacieron sus tres primeros hijos
Carlos (1792), José María (1794) y Juan Nepomuceno (1798); más tarde, la
familia pasó a vivir a San Luis Potosí, donde el Arriaga era Ayudante Mayor del
Regimiento Provincial de Dragones de San Carlos. Ahí nacieron Mariano y María
Dolores, el 7 de octubre de 1806.
En la familia de Arista
había militares; empezando por sus abuelos, Juan Francisco García de Arista y
Félix Nuez, originario de Aragón y quien fue teniente veterano del Regimiento
de Dragones Provinciales de la Reina. Los varones Arista Nuez optaron por la
carrera de las armas; Mariano recibió instrucción militar y a los 15 años
ingresó como cadete en el Regimiento de Provinciales de Puebla. Más tarde, pasó
al de Lanceros de Veracruz y, por último, al Regimiento de Dragones de la
Ciudad de México.
Carrera
militar y política
Sirvió al ejército
realista hasta el mes de junio del año de 1821, cuando siendo teniente coronel,
se puso a las órdenes del emperador Agustín de Iturbide. Tuvo participación en
el sitio de México dentro de la primera división establecida frente a la Villa
de Guadalupe; donde se distinguió por su entrega y empeño bajo el mando del
brigadier Pedro Zarzosa. Ascendió a General Brigadier; fue desterrado en 1833 a
Estados Unidos por intervenir en un pronunciamiento durante la presidencia del
general Antonio López de Santa Anna y por arrestarlo. Al triunfo del Plan de
Cuernavaca, regresó a México en 1834 y apoyó la deposición del gobierno radical
de Valentín Gómez Farías. Retomó su carrera militar y ocupó diversos cargos a
partir de entonces; fue miembro del Tribunal de Guerra, de la Junta del Código
Militar e inspector de la milicia.
Comandante
del Ejército del Norte (1846)
En 1839, fue nombrado
comandante en jefe de Tamaulipas; donde pasó muchos años. Se le ordenó marchar
a la recuperación de Texas, pero fue retirado del frente, después de reiterados
y extraños fracasos. En 1846, quizás por su amplio conocimiento militar, fue
nombrado comandante del Ejército del Norte durante la invasión estadounidense.
El 8 de mayo perdió la Batalla de Palo Alto, cerca de Matamoros, donde sus
tropas sufrieron grandes pérdidas en un enfrentamiento con los estadounidenses.
Arista retiró sus fuerzas armadas para sufrir otra derrota al día siguiente en
la Batalla de la Resaca de Guerrero, donde ni siquiera salió de su tienda de
campaña. Sus tropas perdieron todas sus municiones y artillería, y los enemigos
pudieron tomar la ciudad de Matamoros fácilmente. Es destituido del mando y es
reemplazado por el general Francisco Mejía.
Secretario
de Guerra (1848-1851)
Su historial militar
pasó a ser tema de importancia durante la campaña electoral, pero no le impidió
ser nombrado ministro de Guerra durante la administración de José Joaquín de
Herrera del 12 de junio de 1848 al 15 de enero de 1851. Arista pronto se dio a
conocer como un hombre de personalidad vigorosa, enérgico, ambicioso y cruel, a
quien se le conoció como la figura dominante del gabinete. Los éxitos del
gobierno de Herrera, se debe en gran parte, a los esfuerzos de Arista. Durante
su estancia en la secretaría; Arista reformó al ejército. Aunque fue plan del
presidente Herrera, el ministro Arista lo ejecutó e introdujo los cambios más
radicales desde la guerra de independencia.
El ejército se redujo a
un máximo de 10 000 hombres, quienes serían reclutados por voluntad propia.
Arista inició además un programa de cambio en relación con el entrenamiento,
los ascensos, el equipo y el bienestar del personal militar, de acuerdo con el
deseo de Herrera de un ejército pequeño, pero más eficaz, a las órdenes del
poder civil. Al mismo tiempo se implementó una nueva Guardia Nacional, formada
por voluntarios, con énfasis en el reclutamiento en los estados. Ninguna
rebelión militar durante el gobierno de Herrera resultó victoriosa; Arista tuvo
éxito para reprimir los diferentes pronunciamientos encabezados por algunos
rivales militares.
Elecciones
presidenciales (1850) Los candidatos
Para las elecciones a la
Presidencia de la República en 1850 se presentaron por lo menos 15 candidatos;
nominados algunos por uno o más periódicos, o apoyados y defendidos por sus
amistades o por sus partidos. Los candidatos que la prensa mexicana de la época
nominó fueron Ramón Adame; Juan Nepomuceno Almonte; Arista; Francisco Berduzco;
Nicolás Bravo; José Bernardo Couto; Gregorio Dávila; Valentín Gómez Farías;
Manuel Gómez Pedraza; Domingo Ibarra; Antonio López de Santa Anna; A.G.
Iturbide; J.F. Ramírez; Luis de la Rosa y Ángel Trías Álvarez.
La
campaña
Pese a contar con el
apoyo de varios periódicos del Distrito Federal, San Luis Potosí, Veracruz,
Matamoros, Monterrey, Oaxaca, Saltillo, Puebla, Tampico, Sonora, Guadalajara y
Xalapa; para Arista, fue una campaña muy difícil. Durante su campaña, fue
acusado de haber destruido al ejército con sus reformas, y en consecuencia, de
haberlo dejado sin defensa alguna. Lo acusaron de ser un hombre sin principios
que había apoyado la condena del destierro de su propio padre, cuando los
españoles residentes en México fueron expulsados. Asimismo, dijeron que forzó
ilegalmente la renuncia del ayuntamiento de la ciudad. Lo tacharon de corrupto
y de inmoral.
La conducta de Mariano
Arista durante la guerra contra Estados Unidos la investigó el Tribunal
Militar, lo exoneró y publicó, convenientemente, los resultados de su labor a
la mitad de la campaña presidencial el 1 de julio de 1850. De hecho, el
ministro logró obtener una excepción a favor de su padre en las leyes de
expulsión de españoles residentes en México, pero en 1831 apoyó un
pronunciamiento a favor de la expulsión.
El cargo de inmoralidad
contra Arista hacía referencia al hecho, del dominio público, de que él se
había divorciado y había mantenido una relación ilícita con una mujer casada
durante su estancia en Monterrey. Su amante lo había seguido hasta la capital,
donde la relación continuaba existiendo. El cargo de adulterio no fue de
ninguna manera el más serio en su contra. A lo largo de 1850, varios personajes
importantes fueron asesinados, entre ellos el general Francisco Vital Hernández
y el estadista Juan de Dios Cañedo; ambas muertes fueron adjudicadas a Arista.
Se le acusó del asesinato de Cañedo pues este poseía pruebas incriminatorias y
las iba a presentar ante el Congreso, por lo que sería un obstáculo en la campaña
de Arista.
Quien acusó al entonces
ministro de Guerra de tal hecho fue el director del periódico El Huracán, que
favorecía a Santa Anna y que culpó abiertamente a Arista de complicidad. El
ministro entabló una demanda en contra del director de "El Huracán"
por difamación de honra. José Guadalupe Perdigón Garay mantuvo las mismas
acusaciones; había emprendido una campaña en contra de Arista que duró muchos
meses. Lo atacaba en folletos y lo acusaba de todo tipo de males. Perdigón fue
culpado de tramar una revuelta por Arista y fue arrestado. Fue absuelto por la
justicia y siguió sus ataques hacia la campaña del general, quien nuevamente
ordenó su arresto y lo acusó de difamación. Perdigón apeló en el Congreso y,
entre muchos cargos, acusó a Arista de haber ordenado el asesinato.
La propaganda en contra
del ministro se hacía feroz. El 27 de julio, los jefes de la redacción de ocho
periódicos de la capital publicaron una protesta en contra de la candidatura de
Arista, a quien acusaban de abuso de poder, falto de principios, malogro al
enfrentar los cargos de traición en la guerra contra Estados Unidos, cobardía
en la misma, subversión del orden público y uso indebido de los fondos públicos.
En respuesta, Arista arrestó y encarceló a los jefes de redacción y al director
de la imprenta que había estampado la protesta.
Resultados
El 11 de agosto se
efectuaron las elecciones primarias en los estados. Estas se realizaron a lo largo
del país, como estaba programado, y debido a la espera de los resultados que
tenían que llegar de regiones distantes, se suscitó un periodo de relativa
calma. Los resultados de las elecciones primarias dejaron ver que ningún
candidato había ganado. La segunda etapa se realizó el 8 de septiembre; los
resultados indicaban que Arista iba a la cabeza. Estos hechos dieron
importancia a las elecciones primarias del Distrito Federal del 29 de
septiembre. Los conservadores recurrieron nuevamente a su campaña en contra de
Arista diciendo que él y sus seguidores eran culpables de corrupción. Decían
que Arista mandaba traer a personajes importantes de los alrededores a la
capital para convidarles todo un festín de comida y bebida; y que los miembros
de la Guardia Nacional eran hospedados en la capital, a cuenta del gobierno,
para que votaran por él.
El 14 de noviembre de
1850, el periódico El Monitor Republicano proclamó la victoria del general
Mariano Arista. Los votos de 20 estados y territorios habían sido deliberados.
Las cifras finales fueron las siguientes:
Arista: Chiapas,
Coahuila, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Oaxaca,
Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz.
Juan N. Almonte:
Guerrero, Yucatán y Zacatecas.
Luis De la Rosa: Durango
y Nuevo León
Manuel Gómez Pedraza:
Michoacán.
Mújica y Osorio: Puebla.
Arista contaba con 13
votos de estados y territorios, mismos que le daban la mayoría requerida. Los
resultados en la capital fueron los siguientes:
Mariano Arista; 42
votos.
Nicolás Bravo; 90 votos.
Juan N. Almonte; 3
votos.
Y en la República
Mexicana...
Arista: 79 votos.
Juan N. Almonte: 19
votos.
Manuel Gómez Pedraza: 15
votos.
Luis De la Rosa: 12
votos.
Nicolás Bravo: 10 votos.
Mariano Riva Palacio: 6
votos.
Otros candidatos: 6
votos.
El 8 de enero de 1851 el
Congreso federal revisó todos los resultados de las elecciones, los cuales
habían sido enviados en sobres sellados. Estos fueron abiertos alrededor de las
dos de la tarde y 17 miembros del Congreso, uno por cada estado, revisó los
resultados de las elecciones. La sesión se suspendió a las seis de la tarde
cuando la comisión presentó un dictamen: el general y entonces ministro de
Guerra Mariano Arista, de 48 años, se convirtió en el Presidente Constitucional
de los Estados Unidos Mexicanos.
Presidencia
(1851-1853)
Fue uno de los escasos
presidentes de la primera mitad del siglo XIX que llegaron al poder por la vía
electoral. Asumió su cargo el 15 de enero de 1851. En medio de una severa
crisis económica, poco pudo hacer su administración. Formó su gabinete con
elementos moderados, liberales puros y conservadores.
Intento imponer orden en
las finanzas y combatir la corrupción, aunque en su vida personal se mostraba
diferente: se había separado de su esposa y vivía con otra mujer en Palacio
Nacional, lo que le acarreaba serias dificultades ya que ponían en duda su
capacidad y honestidad, además de que el pueblo no olvidaba que las dos
primeras derrotas de México en la guerra con Estados Unidos el jefe militar
había sido Arista. No obstante, logra la realización de algunas obras
materiales que provocaron admiración en la sociedad: estableció la primera
línea telegráfica entre la capital y el puerto de Veracruz, otorgó la primera
concesión para la construcción del ferrocarril en esa misma ruta, trasladó la
estatua ecuestre de Carlos IV - el caballito - a la entrada del Paseo de
Bucareli, hizo abrir una tercera puerta en el Palacio Nacional (Puerta Mariana)
y promovió las ascensiones en globo. Con el país en bancarrota, Arista intentó
impulsar la minería, la agricultura y la incipiente industria mexicana.
Últimos
años Renuncia (1853)
La terrible situación
financiera desencadenó una revuelta que pretendía elevar nuevamente a Santa
Anna al poder. Continuando con las disposiciones disciplinarias iniciadas por
el presidente José Joaquín de Herrera, el nuevo presidente reordenó la hacienda
pública y trató de sanear al ejército; pero los militares reaccionaron
secundando en 1852 el Plan del Hospicio, lanzado en Guadalajara para traer de
regreso a Santa Anna.
El gobierno mostró su
incapacidad para enfrentar este tipo de conflictos ya que había de gastar el
reducido erario disponible para sofocar los frecuentes levantamientos. El
presidente Arista se vio obligado a solicitar al Congreso facultades
extraordinarias con el fin de establecer el orden en el país. El Congreso le
negó esta concesión, por lo que decidió presentar su renuncia al cargo el 5 de enero
de 1853.
Muerte
A su renuncia, dejó el
poder al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan Bautista
Ceballos. Mientras obtenía el pasaporte para salir al extranjero, se retiró a
su hacienda de Nanacamilpa. Por fin abandonó el país con destino a Europa, a
donde partió sin su familia, y se estableció en España. La salud de Arista se
fue deteriorando poco a poco. A bordo del vapor inglés "Tagus", que
zarpó de Lisboa con destino a Marsella, murió el general Mariano Arista, a los
53 años de edad la noche del 7 de agosto de 1855. Fue sepultado en el
cementerio de San Juan en Lisboa; pero su corazón fue traído a México.
En 1856 fue declarado
Benemérito de la Patria y en 1881, gracias a un acuerdo establecido por el
general Ignacio Comonfort durante su administración, sus restos fueron
trasladados a la Ciudad de México durante la presidencia de Porfirio Díaz y
colocados en la capilla del Colegio de Minería. Su cuerpo fue inhumado en la
Rotonda de las Personas Ilustres el 8 de octubre de 1881.
Actualmente en San Luis
Potosí existe una logia que en su honor lleva su nombre. Es una Logia fundada
el 7 de agosto de 1891, por lo que el año 2006, en su 115 aniversario fue
designada como Benemérita, Leal y Centenaria Respetable Logia Simbólica
"Mariano Arista" N° 2.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mariano_Arista
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