Eusebio Francisco Kino
Orígenes
La epopeya del Padre
Kino (Kuehn) comenzó en Segno, actualmente perteneciente al municipio de
Predaia, una pequeña población de las montañas del Tirol italiano, no lejos de
la histórica ciudad de Trento. Allí nació el 10 de agosto de 1645 en una típica
habitación de piedra y madera.
Estudios
El joven Eusebio
Francisco, habiendo mostrado muy pronto dotes de inteligencia excepcional, fue
enviado por sus padres al colegio de los jesuitas en Trento, donde fue iniciado
en el conocimiento de las letras y las ciencias. De allí continuó al colegio
jesuita de Hall, cerca de Innsbruck, Austria, para seguir cultivando su interés
por las ciencias y las matemáticas. A los veinte años de edad, Kino inició el
largo camino de la típica formación de los miembros de la Compañía de Jesús.
Al concluir sus estudios
teológicos, el duque de Baviera le invitó a desempeñar las cátedras de ciencias
y matemáticas en la Universidad de Ingolstadt. Sin embargo, Kino había
solicitado años antes ser enviado a China cuando concluyera sus estudios. Tocó
en suerte que solo había dos misiones disponibles, una para Filipinas y la otra
para México. A fin de decidirse quién iría a Asia y quién se quedaba en América
se efectuó un sorteo, y al Padre Kino le tocó esta última.
Partida
desesperante
A mediados de junio de
1678, con otros dieciocho compañeros se embarcó en el puerto de Génova rumbo a
Cádiz. Esperaban abordar la flota que, por verano, salía para el Nuevo Mundo.
Niebla, corrientes y vientos al acercarse a Gibraltar indujeron a error al
piloto italiano, que solo pudo llegar a la costa cercana a Ceuta. El error les
hizo perder un tiempo precioso, pues al acercarse a la bahía de Cádiz el 13 de julio,
la flota imperial española acababa de zarpar rumbo a la Nueva España.
El Padre Kino y sus
compañeros tuvieron que esperar dos años para poder obtener un nuevo pasaje.
Sin embargo, aprovecharon el tiempo en el aprendizaje del idioma español y en
otros preparativos.
Por fin, los misioneros
jesuitas pudieron obtener lugar en el Nazareno, galeón en el que embarcaron en
julio de 1680. La flota levó anclas rumbo a la Nueva España, pero esta vez el
buque encalló en el banco de arena del «Gran Diamante», a la salida de la bahía
de Cádiz. La embarcación pronto fue batida y destrozada por la furia del viento
y de las olas. Completamente desanimado y sin equipaje, Kino esperó otros seis
meses en Cádiz, que aprovechó en estudiar el gran cometa de 1680, sobre el cual
escribió y publicó luego un famoso opúsculo,
hasta que por fin pudo surcar el dilatado Atlántico y llegar a su
destino.
En
el virreinato de Nueva España
La península de Baja
California constituyó el primer territorio misionero de Kino. Aunque la
colonización del territorio se había intentado varias veces desde los días
memorables de Hernán Cortés, ninguna expedición española a la inasequible
península había tenido éxito hasta entonces. Pero esta vez, por fin la
expedición —al mando del Almirante Isidro de Atondo y Antillón— desembarcó en
1683 en La Paz. Como ya se había previsto, la península resultó hostil a los
colonizadores, quienes se vieron obligados a retornar a Sinaloa, de donde
habían partido. Kino se encontraba profundamente disgustado por la exasperada
conducta de los soldados hacia los indios, así como por la decisión de los
colonos de abandonar la ciudad de La Paz, decisión motivada por el hostigamiento
de los nativos.
Durante su estadía
escribió una Exposición astronómica, en respuesta al Manifiesto filosófico en
contra de los cometas (1681) de Carlos de Sigüenza y Góngora, que intentaba
demostrar la falta de relación entre los hechos humanos y los cometas como
fenómenos cósmicos. Kino le respondió con una severa exposición del dogma
tomista, a la cual Sigüenza dedicó a su vez una nueva y final refutación, en su
famosa Libra astronómica (1690), desde los saberes científicos más
actualizados, de los que Kino no tenía mayor conocimiento.
De
regreso en Baja California
En el otoño del mismo
año (1683) regresó la expedición a la península californiana. Esta vez
erigieron su primera misión, San Bruno, cerca de la actual Loreto. Desde la
nueva estación la expedición se abrió paso poco a poco a través de la rocosa
sierra de la Giganta. A los cuatro meses de iniciada la exploración el Padre
Kino alcanzó finalmente las costas del Mar del Sur (Océano Pacífico). Esta vez
se logró la amistad de los nativos: sus lenguajes serían objeto de estudio y se
administraba el bautismo a los pequeños y a los moribundos. Tras un año de
esfuerzos parecía consolidada la misión en la Baja California.
Pero en San Bruno, una
aciaga sequía en 1685 destruyó las cosechas. Con ello, el gran sueño también se
agotó. El Almirante Antillón sometió entonces a votación el abandono de aquella
real empresa, con órdenes de salvar a bordo de los navíos cuanto se pudiera.
Los tibios vientos alejaron las embarcaciones de la inhóspita península,
quedando atrás el sueño de Kino de crear un rosario de misiones en la Baja
California. Otros misioneros, años más tarde, serían quienes con la cruz en la
mano colonizarían la península.
El interés del Padre
Kino en la evangelización de la Baja no fue vano. Sus informes dieron lugar a
que el virrey Conde de Paredes constituyera, a principios de 1686, una junta
que estudiara la colonización de aquella tierra, solo nominalmente española.
Dicha junta estaba integrada por el Almirante Antillón, el propio Padre Kino y
el fiscal de la Real Audiencia. Acordaron solicitar a la Compañía de Jesús que
se hiciera cargo del proyecto, ofreciéndosele la suma de treinta mil pesos
anuales. Con todo, la Compañía de Jesús rechazó la invitación de manejar bienes
temporales, si bien se mostró dispuesta a cooperar en lo espiritual y enviar
los sacerdotes que fueran necesarios. Ante la negativa de su Orden, el Padre
Kino emprendería el viaje rumbo a la Pimería Alta, donde comenzó sus trabajos
apostólicos.
Kino ya no volvería a la
Baja California, aun cuando se dispusiera por tercera vez a formar parte de una
expedición hacia tal destino. En efecto, se dispuso que Kino, acompañado del
Padre Juan María de Salvatierra, encabezara la expedición. Mas ya prestos a
zarpar, el otoño de 1697 estallaría una rebelión nativa en el norte de Sonora,
lo que impidió a Kino emprender el viaje, pues prefirió permanecer in situ para
contribuir a la pacificación. La expedición, tras surcar el alongado golfo
conocido como Mar de Cortés, desembarcó y fundó la Misión de Nuestra Señora de
Loreto en la población hoy homónima. Esta Misión, fundada por el Padre Juan
María de Salvatierra, sería llamada «Cabeza y Madre de las Misiones de la Alta
y Baja California», y desde allí se iniciaría en firme la colonización de
dichas regiones.
Padre
de la Pimería Alta
El Padre Kino, entonces
un misionero sin misión, sugirió a su jefe provincial que le enviara a trabajar
entre las tribus seris de Sonora, así al menos estaría cerca de la península de
Baja California. El provincial estuvo de acuerdo y el Padre Kino cabalgó hacia
la que sería la misión de su vida.
El padre Manuel
González, visitador de las misiones del noroeste, había oído hablar del misionero
italiano, reconocía en él un talento privilegiado y pensó que había un lugar
que convenía al espíritu de Kino, la Pimería Alta, es decir, la parte norte de
Sonora y sus inexplorados desiertos ubicados al noroeste de la Nueva España.
El Padre Kino llegó a
Sonora en 1687 y hasta su muerte en 1711 cabalgó fundando misiones por todo el
norte del actual estado mexicano de Sonora y sur del actual estado de Arizona,
Estados Unidos. Durante su epopeya atravesó el gran desierto de Sonora hasta
topar con el río Colorado en la confluencia con el río Gila (Arizona), trató de
encontrar una ruta terrestre para viajar hacia la península de Baja California
y atender a los nativos de aquella zona. Asimismo, recorrió gran parte de lo
que hoy se conoce como el estado de Arizona, evangelizando, explorando y
tomando apuntes.
Empezó a explorar esta
región entrando en el valle del río Alisos, donde empezó a congregar a los
indígenas en las misiones de San Ignacio de Cabórica, San José de Imuris,
Nuestra Señora del Pilar, Santiago de Cocóspera y Santa María de Magdalena.
También estableció la misión de Nuestra Señora de los Remedios, al norte de
Dolores, sobre el curso del río San Miguel, un río de los Estados Unidos,
afluente del río Dolores y éste del río Colorado. El apoyo del padre Antonio de
Rojas fue muy importante para llevar a cabo este trabajo, ya que donó granos y
ganado y también facilitó la colaboración de indígenas cristianos para auxiliar
a Kino en la labor de catequistas. El trabajo del padre Kino causó controversia
entre los españoles hacendados y otros religiosos de la región, puesto que se
mostraban escépticos acerca de la posibilidad de civilizar a los Pimas. Esto
causó que el padre Juan María Salvatierra fuera enviado a Sonora desde la Nueva
España para observar la situación. El reporte resultó favorable al padre Kino,
y se alió con Salvatierra con el fin de colonizar California, quien partió a la
Nueva España para promover la idea, mientras que Kino se comprometió a buscar
rutas por mar y tierra para llevar a cabo dicha misión.
En 1691, fundó el pueblo
de Bisanig, al igual que la misión de Guevavi en el río Santa Cruz. El
siguiente año continuó recorriendo este río hacia el norte, estableciendo las
misiones San Javier del Bac, con su pueblo de visita, San Cosme del Tucsón, hoy
Tucson, Arizona. La labor de Kino se dificultaba por la falta de misioneros que
pudieran ayudarle; en 1689, por ejemplo, recibió 4 auxiliares que pronto le
abandonaron. En 1693 llegó el padre Agustín de Campos, quien le ayudaría bastante,
convirtiéndose en su amigo. Para el año de 1694 el padre Kino inició la
exploración de las "tierras incógnitas", donde logró ver, junto con
su acompañante el capitán Juan Mateo Manje (quien le llamaría así a dichas
tierras), la costa de California desde la cima del monte Nazareno, donde
desemboca el río Magdalena.
Entre 1694 y 1695 el
padre Eusebio Kino llevó a cabo una exploración de los territorios del Norte
del Reyno de la Nueva Vizcaya, acompañado del padre jesuita Antonio de Heredias
Pacheco, contaría con la ayuda, como guía, del jefe Concho Phelipe, siendo
escoltado por fuerzas presidiales del General Juan Isidro Pardinas Villar de
Francos, quedando al mando el Capitán Francisco Ramírez de Salazar, la
expedición saldría del Presidio de Sinaloa, de este largo hizo un informe
geográfico, los recursos naturales existentes, regiones habitadas por las
diversas naciones indígenas, su recorrico lo llevó al Valle de Casas Grandes, a
la región de Cuquiarachi, el pueblo de San Matheo, la región de Santo Domingo,
la región Moqui del Territorio de Nuevo México, las regiones de Taravilla, Bera
de Guaches, Santa Maria, Dolores, del río de San José de Terenate, Becanueche,
Tunicache, pasando por el Presidio de Janos, las villas de Llerena, San Diego
del Monte, El Cerro de Nacore, por el Presidio de Cuencamé, el Presidio del río
Conchos... retornando desde el Presidio del Parral hacia Sinaloa. Este
recorrido permitió al padre Eusebio Kino contactar con los indígenas de las
naciones de los: Janos, Jocomes, Opatas, Pimas, Pimas del Oriente, Sobajiquris,
Tarahumaras, Conchos, Apaches y diversos grupos de Chichimecos. Su informe
serviría para establecer las actividades de control de todos estos pueblos,
dado que desde la década de los 1640’s muchos de estos pueblos estaban en
franca resistencia a la pretensión española de dominarlos y apoderarse de sus
tierras, en este sentido los españoles eran unos claros invasores de los
territorios donde vivían más de 200 naciones de indígenas.
Con el fin de cruzar el
brazo de mar que le separaba de California, comenzó la construcción de un barco
en la misión de Caborca. Ese mismo año viajó a las riveras del río Gila.
En 1695 las misiones de
la Pimería Alta se independizaron de la autoridad del rector de las misiones
del río Sonora y río San Miguel. Con esta acción, Kino logró mejorar la
administración de este distrito de misiones, el cual se nombró Nuestra Señora
de los Dolores. Ese mismo año se registró la primera rebelión de indígenas. El movimiento
empezó en Tubutama y se extendió hasta Caborca. Tuvo como consecuencia el
asesinato del jesuita Francisco Javier Saeta y sus dos ayudantes ópatas. En
respuesta, el alcalde mayor de Sonora, el capitán Domingo Gironza Petrís de
Cruzat, reprimió fuertemente a los rebeldes. Hechos de este tipo dificultaban
el trabajo del padre Kino, ya que tenía que ganar de nuevo la confianza de los
indígenas.
Entre 1697 y 1702 Kino
realizó muchas expediciones en la región en búsqueda de rutas para llegar a
California (lo que hoy conocemos como Baja California). A él se le atribuye
haber descubierto que California estaba unida por tierra con el resto del
continente, gracias a una expedición realizada en la sierra del Álamo, cercana
Caborca. Durante este tiempo, fundó las misiones de San Marcelo de Sonoyta en
1698, en lo que hoy se conoce como Sonoyta; ese mismo año creó las misiones de
San Ambrosio del Búsanic y Tucubavia en el río Altar. Fue en 1702, durante su
último viaje al río Colorado, cuando Kino quedó convencido de que había
encontrado un camino por tierra para llegar a California; así lo informó a sus
superiores, quienes lo pusieron en conocimiento del rey Felipe V.
En la primera mitad de
1704 Eusebio Francisco Kino encabezaría otra expedición, esta hacia la región
de la Pimería Alta para verificar los levantamientos de Pima, en esta acción se
produjeron la muerte de dos padres cerca de Cocospera, atribuidas a Apaches,
spbre estos Kino informó que tenían una constante acción de espías de Apache en
Terenate. Pero también se constató que parte de los pueblos estaban en vida
pacífica, en este sentido destacó que el en pueblo indio de San Ignacio las
tropas presididales fueron recibidas amistosamente, las que pasaron por dos
filas de pimas- mujeres de un lado, hombres del otro. Kino rendiría su informe
señalando los principales accidentes geográficos, montañas, ríos, arroyos,
bosques, animales terrestres, aves, peces de los que se alimentaban los Pimas,
también logró obtener datos sobre las formas de vida, las costumbres, las ideas
y cantidades de habitantes de los diversos pueblos visitados, lo que resultó
ser un excelente documento de importancia etnográfica e histórica.
Su
apostolado
El Padre Kino construyó
misiones en Sonora y Arizona, introdujo la ganadería y los métodos de cultivo
modernos; exploró una región vastísima, comprobó que la Baja California es una
península y no una isla como pensaban algunos en esa época, bautizó a millares
de nativos (gentiles), desbarató intrigas, obtuvo privilegios para sus queridos
indios, predicó el evangelio, fue un diplomático prudente, realizó
observaciones astronómicas (había sido nombrado cosmógrafo real), aprendió las
lenguas nativas, enseñó a leer y a escribir a miles de personas; amansó
espíritus, tierras y caballos, y también supo hallar tiempo para escribir. En
su libro Favores celestiales narra las aventuras y desventuras de su vida desde
1687 hasta 1706, cinco años antes de su muerte.
En
su prolífica vida de misionero el Padre Kino fundó:
·
La Misión de Nuestra Señora de los
Dolores (1687) (Sonora, México)
·
La Misión de Nuestra Señora de los
Remedios (1699) (Sonora, México)
·
La Misión de Nuestra Señora del
Pilar y Santiago de Cocóspera (Sonora, México)
·
La Misión de San Ignacio de Cabórica
(Sonora, México)
·
La Misión de San Pedro y San Pablo
de Tubutama (Sonora, México)
·
La Misión de La Purísima Concepción
de Nuestra Señora de Caborca (Sonora, México)
·
La Misión de San Diego del Pitiquí.
Pitiquito (Sonora, México)
·
La Misión de San Cayetano de
Tumacácori (Arizona, Estados Unidos)
·
Las Misiones del Alto Santa Cruz.
Pequeñas misiones repartidas entre Sonora y Arizona
·
Las Visitas del Río Altar (Sonora,
México)
·
La Misión de San Xavier del Bac
(Arizona, Estados Unidos)
·
Y muchas pequeñas misiones llamadas
Visitas, que se encuentran a ambos lados de la actual frontera entre EE. UU. y
México.
El Padre Kino murió casi
a la medianoche del 15 de marzo de 1711 en el pueblo de Santa María Magdalena,
la actual Magdalena de Kino, Sonora. Había ido al pueblo a la dedicación de una
capilla en honor a San Francisco Javier, que su amigo el padre Campos había
construido. Durante la celebración se sintió enfermo y falleció durante la
noche; allí fue sepultado.
Durante casi 250 años,
se desconocía
el lugar exacto de su sepulcro, durante muchos años del siglo pasado sus restos
fueron infructuosamente buscados por antropólogos e historiadores mexicanos y
estadounidenses.
El 19 de mayo de 1966,
sus restos fueron encontrados bajo la plaza de armas de Magdalena de Kino,
gracias a las investigaciones que mandara hacer el entonces Gobernador de
Sonora, Luis Encinas Johnson, y el entonces Alcalde de Magdalena Sonora,
Gerardo Nava García. Sus restos descansan hoy en el mismo lugar en que fue
sepultado, bajo un Mausoleo que se le dedicó.
El estado de Sonora ha
honrado su memoria de muchas maneras: nombró a la bahía en la cual un lejano
día desembarcó el Padre Kino, como Bahía de Kino y a la población en donde
falleció como Magdalena de Kino, en tanto que el estado de Arizona en 1961
decidió honrar la memoria del Padre Kino pidiendo al Congreso de los Estados
Unidos que aceptara la estatua de Kino como la segunda escultura representativa
del estado de Arizona en el National Statuary Hall del Capitolio de los Estados
Unidos, lugar en el que cada estado de la Unión Americana puede colocar las
estatuas de dos de sus ciudadanos distinguidos (prominent citizens).
Respecto
al autonombrado "Fransisco"
Se dice que, dentro del
periodo en que Kino habitó Europa (es decir, antes de viajar para evangelizar
América) oró a San Francisco Javier para que le librara de una enfermedad
mortal. Después de un tiempo, se curó de la enfermedad y añadió "Francisco"
a su nombre, entre su nombre de nacimiento (Eusebio) y sus apellidos.
Además de esto, se
evidencía en numerosas obras y trabajos la admiración que Kino sentía por este
mismo santo.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Eusebio_Francisco_Kino
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