Napoleón Bonaparte
Nacido Napoleone di
Buonaparte, solo un año después de que Francia comprara la isla de Córcega a la
República de Génova. Napoleone, años después, cambió su nombre por el
afrancesado Napoléon Bonaparte. El registro más antiguo de este nombre aparece
en un informe oficial fechado el 28 de marzo de 1796.
Su familia formaba parte
de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte, abogado, fue nombrado en 1778
representante de Córcega en la corte de Luis XVI, lugar donde permaneció
durante años, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino, la figura
fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que sus ocho hijos se
bañaran a diario, cuando lo común era una vez al mes. Napoleón, huraño y
taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le gustaba estar solo para
meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a quienes acusaba de
ser los opresores de los corsos. No era buen estudiante y solo le preocupaban
las matemáticas, en las que progresaba. Se dedicó a la lectura de obras
clásicas, como la Historia universal de Polibio, las Vidas paralelas de
Plutarco o la Expedición de Alejandro de Arriano de Nicomedia, que tuvieron una
profunda influencia en su espíritu.
Su padre consiguió que
Napoleón y su hermano José se trasladaran a la Francia continental, para
estudiar en la escuela militar francesa de Brienne-le-Château a la edad de 10
años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que habló con un marcado
acento italiano por el resto de su vida. Obtuvo notas destacadas en Matemáticas
y Geografía, y consiguió las necesarias para aprobar las demás materias. Tras
su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París.
Aunque había buscado en un principio una formación naval, terminó estudiando
artillería en la École Militaire. Después de su graduación en septiembre de
1785, fue comisionado como teniente segundo de artillería. Tomó sus nuevas
obligaciones en enero de 1786, a los 16 años.
Napoleón sirvió en la
guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de la Revolución francesa
(aunque se tomó casi dos años de licencia en Córcega y París durante este
lapso). Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se encontraba en
Córcega. Apoyó la facción jacobina y obtuvo el rango de comandante segundo de
la Guardia Nacional de Voluntarios de la isla. Después de entrar en conflicto
con el líder nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de Napoleón), Bonaparte
y su familia fueron obligados a huir a Francia, donde llegaron en junio de
1793.
Campañas
iniciales
Gracias a la ayuda del
compañero Saliceti, se convirtió en comandante de artillería de las fuerzas
francesas que sitiaban la fortaleza realista de Tolón, que se había amotinado
contra el terror republicano y había permitido el desembarco de una fuerza angloespañola.
Napoleón definió y ejecutó una estrategia basada en el emplazamiento de
baterías artilleras que crearan una superioridad total de fuego previa a los
asaltos a los diferentes fuertes que protegían Tolón, que fue evacuada por la
armada angloespañola.
Su determinación, su
capacidad de trabajo y su frialdad bajo el fuego le convirtieron en el héroe
del sitio, tras lo cual fue nombrado general de brigada. Cuando fue enviado a
Génova por órdenes superiores en una misión secreta hacia julio de 1794, cayó
Maximilien Robespierre, y Napoleón se convirtió en blanco de sospechas
originadas por su amistad íntima con Augustin Robespierre, hermano menor de
Maximilien. Por ese motivo, estuvo arrestado durante dos semanas, y fue
liberado por falta de pruebas.
En 1795, Bonaparte se
encontraba en París cuando el 3 de octubre realistas y contra-revolucionarios
organizaron una protesta armada contra la Convención, sus excesos y su gobierno
tiránico. A Bonaparte se le encomendó dirigir a un improvisado ejército en la defensa
de la Convención en el Palacio de las Tullerías. Obtuvo algunas piezas de
artillería con la ayuda de un joven oficial de caballería, Joachim Murat, que
se convertiría en su cuñado, y logró repeler a los insurgentes. Este triunfo le
dio gran fama y poder sobre el nuevo Directorio, en particular sobre su líder,
Paul Barras. Semanas después, el 9 de marzo de 1796, se casó con la amante de
Barras, Josefina de Beauharnais.
Campaña
de Italia de 1796-1797
Días después de su
matrimonio, Bonaparte tomó el mando del Ejército francés en Italia, que llevó
con éxito a la invasión de dicho país. Antes de partir, arengó a sus tropas con
estas palabras: «Soldados: estáis mal vestidos y mal alimentados. El gobierno
os debe mucho. Grandes provincias y ciudades serán vuestras. Allí hallaréis
gloria y riqueza». Por aquella época ganó el apodo de «Pequeño Cabo» en virtud
de su buena relación con la tropa. Logró sacar a las fuerzas austriacas de
Lombardía con su victoria en la batalla del puente de Arcole y derrotó al
ejército de los Estados Pontificios.
A raíz de la protesta
del papa Pío VI por la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió
anexionándose dos pequeños territorios papales. Sin embargo, Bonaparte desoyó
las órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al Papa. Un año
después el general Berthier tomó Roma y apresó al Papa, quien falleció por una
enfermedad en su cautiverio.
En 1797, Bonaparte, al
mando del ejército, derrotó a cuatro generales austríacos cuyas tropas eran
superiores en número y forzó a Austria a firmar un acuerdo de paz. El
resultante Tratado de Campoformio dio a Francia el control de la mayor parte
del norte de Italia, así como el de los Países Bajos y el área del Rín. Una
cláusula secreta prometía otorgar Venecia a Austria. Bonaparte marchó contra
Venecia, ocupándola y acabando con más de 1000 años de independencia. Ese año,
organizó los territorios ocupados en Italia en lo que se conoció como la
República Cisalpina.
Bonaparte logró absorber
los conocimientos militares esenciales de su época y aplicarlos con éxito. Como
planificador en el campo de batalla fue bien conocido por su creatividad en las
tácticas de movilización de la artillería. Sin embargo, su éxito no se debía
solo a su carácter innovador, sino a su profundo conocimiento e inteligente
aplicación de las tácticas militares convencionales. Como él decía: «He peleado
en sesenta batallas y no he aprendido nada que no supiera anteriormente». Como
oficial de artillería, desarrolló nuevas tácticas y empleó la artillería como
una fuerza móvil para respaldar los ataques de la infantería, beneficiándose de
la ventaja tecnológica de Francia en materia de armamento. Fue conocido como un
comandante agresivo, que contaba con la lealtad de soldados muy motivados. Fue
el primero que usó sistemas de telecomunicación, la llamada «línea Chappe de
semáforos», implantada en 1792. Maestro del espionaje y el engaño, ganó
batallas al conocer de antemano el movimiento enemigo.
Durante su campaña de
Italia, se convirtió en una figura influyente en la política francesa. Publicó
dos periódicos para sus tropas, pero que circulaban también por Francia. En
mayo de 1797 fundó un tercer periódico, publicado en París, Le Journal de Bonaparte
et des hommes vertues. Las elecciones de 1797 dieron a los realistas mayor
poder, lo que alarmó a Barras y sus aliados en el Directorio. Los monárquicos,
por su parte, comenzaron a criticar a Bonaparte acusándole de haber saqueado
Italia y de haberse excedido en su autoridad al negociar con Austria (todo era
cierto). Bonaparte envió con prontitud al general Augereau a París para dar un
golpe de Estado el 18 de fructidor (4 de septiembre), eliminando de la política
a los realistas. Esto devolvió a Barras el control, pero ahora dependiendo de
Bonaparte para permanecer en su cargo. Finalizadas sus negociaciones con
Austria, Napoleón regresó a París en diciembre, fue recibido como un héroe
conquistador y la fuerza dominante en el gobierno, mucho más popular que sus
directores.
Expedición
a Egipto
En marzo de 1798
Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en aquel
entonces una provincia otomana, con el objetivo de proteger los intereses
comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. El
Directorio, aunque preocupado por el alcance y el coste de la expedición,
aprobó la empresa dado que significaba sacar a Bonaparte del centro del poder.
El aspecto más inusual
de dicha expedición es la inclusión de un buen número de científicos, lo cual,
según algunos, reflejaba la devoción de Bonaparte por los principios e ideas
entonces en boga de la Ilustración. Otros, sin embargo, lo vieron como una
maniobra propagandística que solo buscaba ocultar las intenciones imperialistas
de Napoleón. Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se presentaba
como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando los
preceptos del islam. Esta maniobra no fue exitosa dado que el pueblo egipcio
siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.
De camino a Egipto, la
expedición conquistó a traición Malta el 9 de junio, expulsando a la Orden
Hospitalaria. Desembarcó en Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo de
momento a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron la decisiva batalla
de las Pirámides (con 25 000 hombres enfrentados a 100 000 del enemigo), toda
la flota francesa (a excepción de dos naves) fue destruida por el almirante
Nelson en la batalla del Nilo. Con su ejército atrapado en Egipto, el objetivo
de Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si
bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes diversas
revueltas populares. Ordenó que en Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen
abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Bonaparte fue
llamado por los egipcios Sultán Kebir. La situación propició el desarrollo de
importantes estudios sobre el antiguo Egipto, entre los que se destaca el
descubrimiento de la Piedra de Rosetta.
A comienzos de 1799
condujo al ejército francés sobre la provincia otomana de Siria y derrotó a las
fuerzas superiores despachadas por la Sublime Puerta en diferentes batallas,
pero su ejército sucumbió ante las plagas (en especial la peste bubónica) y la carencia
de suministros. Napoleón dejó un contingente de 13 000 soldados para apoderarse
de las ciudades costeras de Jaffa, El Harish, Gaza y Haifa.
El asalto de Jaffa fue
brutal: Aunque los franceses se apoderaron de la ciudad tras unas pocas horas
de combate, los soldados de la República asesinaron a bayonetazos a 2000 turcos
de la guarnición que trataban de rendirse; se ensañaron durante tres días con
la población civil, robaron y mataron a hombres, mujeres y niños. La matanza
culminó cuando Bonaparte ordenó la ejecución de 3000 prisioneros turcos.
Con su ejército
debilitado, e incapaz de tomar la fortaleza de Acre, Bonaparte se vio obligado
a volver a Egipto en mayo de 1799. Con objeto de acelerar su marcha, los
prisioneros fueron ejecutados y los enfermos abandonados a una muerte segura.
De vuelta al país del Nilo, el 25 de julio derrotó a los otomanos en su intento
de desembarco en Abukir. Con la situación en Egipto estancada y la cada vez
mayor inestabilidad en Francia, Bonaparte abandonó el país en una goleta rumbo
a Francia, dejando al mando al general Kléber.
La
Francia napoleónica
Durante su estancia en
Egipto, Bonaparte siguió de cerca los asuntos europeos, obteniendo información
de los periódicos y despachos que le llegaban cada tanto. El 23 de agosto de
1799, aprovechó una relajación temporal del bloqueo a los puertos franceses por
parte de la flota británica y embarcó hacia Francia.
Aunque luego fue acusado
por sus oponentes políticos de abandonar a sus tropas, su partida había sido
autorizada por el Directorio, que había sufrido una serie de derrotas militares
contra las fuerzas de la Segunda Coalición, formada por la alianza de Gran
Bretaña con Austria, Rusia, Nápoles y Portugal, y que temían una inminente
invasión.
Cuando llegó a París en
octubre, la situación militar había mejorado tras varias victorias sobre el
enemigo. La República, sin embargo, estaba en bancarrota y el Directorio,
corrupto e ineficiente, estaba en su nivel más bajo de popularidad.
Uno de los Directores,
Sieyes, pidió a Bonaparte su respaldo para ejecutar un golpe de Estado contra
la Constitución existente. La trama involucraba también al hermano de
Bonaparte, Lucien, quien se desempeñaba como cabeza del Consejo de los
Quinientos, a otro Director, Roger Ducos, y a Talleyrand. El 9 de noviembre (18
de Brumario) y también durante el día siguiente, tropas dirigidas por Napoleón
tomaron el control y dispersaron a los consejos legislativos, de forma que
Bonaparte, Sieyes y Ducos quedaron como cónsules provisionales que regirían al
gobierno. Si bien Sieyes pretendía dominar el nuevo régimen, Bonaparte se le
adelantó, redactando la Constitución del Año VIII, lo que aseguraba su elección
como Primer Cónsul. Esto le convirtió en la persona más poderosa de Francia,
poder que se incrementaría en la Constitución del Año X, cuando logró nombrarse
Primer Cónsul vitalicio.
En 1803, el ejército de
Bonaparte fue derrotado en Santo Domingo, combinándose la fiebre amarilla con
la tenaz resistencia de Toussaint Louverture. Ante el escenario de indefensión
de las posesiones francesas en Norteamérica, Napoleón decide la venta de
Luisiana, un territorio de aproximadamente dos millones de km² que, habiendo
pertenecido por cesión de Francia a la España borbónica en 1765, era ahora recabado
por Francia en decisión unilateral. Estados Unidos buscaba, por su parte, la
manera de controlar la navegación sobre el río Misisipi. La Compra de la
Luisiana fue uno de los sucesos más significativos que tuvieron lugar durante
el gobierno napoleónico, aun cuando en su momento pasó relativamente
inadvertido. El precio establecido fue de 7,40 $ por km².
En el año X (1802), otra
constitución dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio a su consulado y
sirvió como preámbulo para su autoproclamación como monarca del Primer imperio
francés. Apoyado por buena parte de la aristocracia, en una ceremonia realizada
en la catedral Notre Dame de París, y ante la presencia del papa Pío VII,
Napoleón se coronó a sí mismo, lo cual dio origen a la creencia popular de que
ese acto fue una demostración de negación a la autoridad pontificia, lo cual no
es cierto. La ceremonia estaba acordada con el papa en forma anticipada, aunque
se avisó al papa del acto de la autocoronación según se acercaba a la
ceremonia.
Napoleón reorganizó la
administración del estado y el sistema judicial, tipificó la legislación civil
francesa con el Código napoleónico y con otros seis códigos que garantizaban
los derechos y libertades conquistados durante el período revolucionario, así
como la igualdad ante la ley y la libertad de culto. También sometió las
escuelas a un control centralizado.
Imperio
Con la esperanza de
consolidar su puesto, Fouché le sugirió a Bonaparte que la mejor forma de
apaciguar conspiraciones sería transformar el consulado vitalicio en un imperio
hereditario, el cual, dado que tendría un heredero, quitaría toda esperanza de
cambiar el régimen por asesinato. Bonaparte acoge la sugerencia y el 28 de mayo
de 1804 se proclama emperador.
Guerra
contra Reino Unido
A pesar de que el
emperador procuraba la paz interna y externa, enviando cartas con proposiciones
de paz a los gobiernos que habían conformado la Coalición, estaba claro que el
Reino Unido no deseaba la paz (a menos que fuera bajo sus propios términos).
Tras el interludio de paz de Amiens, a partir de 1805 empezaría la fase más
intensa de las guerras napoleónicas —que culminaría en 1815—. En este periodo
los monarcas europeos no se cansarían de hacer la guerra al Imperio francés.
Contra la voluntad de
todo el continente, la Gran Bretaña reanudó la guerra naval con Francia en
abril de 1803. Hasta 1805 Napoleón solo tuvo que batallar contra los
británicos. En este año, Rusia, Suecia, Austria y Nápoles se unieron a Gran
Bretaña en la antifrancesa Tercera Coalición.
Para atacar a Gran
Bretaña, el problema era el mismo de 1798: para cruzar el canal de la Mancha,
los franceses tenían que tomar el control del mar.
Napoleón descartó su
plan de invadir Gran Bretaña que consistía en un ataque de 2000 navíos entre
Brest y Amberes y la concentración de su Grande Armée en el campo de Boulogne
(1803).
Muy inferior a la Marina
británica, la flota francesa necesitaba la ayuda de los españoles; e incluso
unidas las dos flotas no podían esperar derrotar más de uno de los escuadrones
británicos. España fue obligada a declarar la guerra a Gran Bretaña en
diciembre de 1804 y se decidió que los escuadrones españoles y franceses
concentrados en las Antillas como señuelo pusieran una trampa, atrayendo así a
un escuadrón británico a estas aguas con el fin de equilibrar las fuerzas entre
el navío franco-español y el británico. Entonces se podría librar una batalla
en la entrada al canal con posibilidades de éxito.
El plan falló tras la
dramática derrota naval de Trafalgar, donde la flota británica mandada por el
almirante Nelson destruyó gran parte de las flotas de Francia y España.
Napoleón dirigió
entonces, sorpresivamente, a sus ejércitos contra las fuerzas austriacas que
ocupaban Baviera, a las que derrotó en la batalla de Ulm. Siguiendo su avance
hacia el encuentro con el ejército ruso, despedazó a los coaligados en la
batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805.
Ocupación
de España
No habiendo podido
vencer a los británicos militarmente, Napoleón impuso el bloqueo sobre las
mercancías británicas con el propósito de arruinar su comercio. Portugal fue
una de las naciones que no se plegó al bloqueo, razón por la cual Napoleón
buscó una alianza con España para invadir a Portugal. Debido a la debilidad
militar española en el momento y tras la pérdida de su armada en la batalla de
Trafalgar, se firmó el tratado de Fontainebleau, en el que se permitía a
Napoleón entrar en España con su ejército para derrotar a Portugal y cerrar las
rutas comerciales británicas. Tras cruzar la frontera española y ocupar la
capital portuguesa, sus tropas ocuparon varias ciudades españolas, lo que
generó una rebelión popular que inició la Guerra de Independencia Española
entre las tropas francesas y las españolas, en las que tuvo un papel
fundamental la lucha de guerrillas.
Napoleón decidió incluir
a España en su imperio y nombró rey de ese país a su hermano José en el trono
de España, dejando Nápoles como una monarquía manejada por su cuñado, Joachim
Murat. Tras la primera derrota importante de sus fuerzas en la batalla de
Bailén, el mismo Napoleón comandó las fuerzas que invadieron España y
derrotaron al ejército de este país; luego también derrotó al ejército
británico que vino en ayuda de España.
Europa
Central
Por otra parte, Austria
rompió el pacto con Francia y Napoleón se vio obligado a comandar sus fuerzas
en los frentes del Danubio y Alemania. En la batalla de Aspern-Essling (21 y 22
de mayo de 1809), cerca de Viena, Napoleón estuvo a punto de perder su
ejército, sin que el enemigo tampoco lograra un triunfo. Tras una tregua de
casi dos meses, nuevamente se enfrentaron ambos ejércitos, pero esta vez el
ejército francés derrotó al austríaco en la batalla de Wagram, el 6 de julio de
1809.
Tras este triunfo,
Francia convirtió los territorios conquistados en las provincias ilirias (en la
actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y
Montenegro) y conquistó los Estados pontificios. Tras aliarse nuevamente con
Austria, Napoleón contrajo matrimonio con María Luisa de Habsburgo-Lorena, hija
del monarca austríaco, Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de
Habsburgo, una vez repudiada Josefina al no poder darle un heredero. Con este
enlace vinculaba su dinastía a la más antigua de la casas reales de Europa, con
la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de rey de
Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado por las monarquías
reinantes.
El Imperio alcanzó su
máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck y otros
territorios del norte de Alemania, así como con el reino de Países Bajos,
después de obligar a abdicar a su hermano, que había adoptado el título de Luis
I Bonaparte.
El Código Napoleónico
fue introducido en todos los nuevos Estados creados bajo el Imperio francés. Se
abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto
(salvo en España). A cada Estado le fue otorgada una constitución en la que se
concedía el sufragio universal masculino, una declaración de derechos y la
creación de un parlamento. Fue instaurado el sistema administrativo y judicial
francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y
se amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera
acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social
o religión. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la
promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo
de los investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de
gobiernos constitucionales siguió siendo solo una promesa, pero el progreso y
eficacia de la gestión fueron un logro real.
Ocaso
y caída de Napoleón
Si bien el Congreso de
Erfurt había preservado la alianza entre Napoleón y el zar Alejandro I, en 1811
las tensiones comenzaron de nuevo entre ambas naciones. A pesar de ser un gran
admirador de Napoleón desde su encuentro en 1807, Alejandro I era presionado
por la aristocracia rusa para romper la alianza, ya que consideraba insultado
el honor ruso.
La primera señal de que
la alianza se deterioraba fue la forma no muy entusiasta y débil con que Rusia
aplicó el Bloqueo Continental. Esto enfureció a Napoleón, quien tenía simpatía
hacia el Zar, lo que le hizo sentirse defraudado y traicionado. En 1812 los
consejeros del Zar le indicaron que una vasta revolución estaba fermentando por
toda Prusia y que era el momento propicio para atacar al Imperio francés y
recuperar Polonia.
Gran número de tropas se
desplazaron a la frontera con Polonia (más de 300 000 soldados de un ejército
total de 410 000). Napoleón, sin embargo, se anticipó y comenzó a expandir su
ejército hasta lograr un contingente de 600 000 hombres (adicionales a los 300
000 que se encontraban en la península ibérica). Napoleón ignoró los consejos
de no invadir suelo ruso y el 23 de junio de 1812 procedió.
En un esfuerzo por ganar
apoyo de los nacionalistas y patriotas polacos, la denominó «Segunda guerra
polaca» (la «Primera guerra polaca» era la liberación de Polonia de Rusia,
Prusia y Austria). Los patriotas polacos deseaban incorporar la parte rusa de
Polonia al Gran Ducado de Varsovia y crear un nuevo Reino de Polonia, aunque
esta idea fue rechazada por Napoleón, que temió que podía motivar a Prusia y
Austria a declarar la guerra a Francia. Napoleón también rechazó liberar a los
siervos rusos, pues temía que esto podría provocar una reacción conservadora a
sus espaldas.
Tierra
arrasada
La tierra arrasada fue
la técnica militar que usaron los rusos contra los franceses, la cual consistía
en retroceder y no pelear de frente con los soldados de la Grande Armée y arrasar
las tierras abandonadas a los franceses para que estos no pudieran abastecerse
del terreno invadido. Pero el zar, muy molesto con el hecho de que los
franceses siguieran avanzando por tierra rusa, destituyó a Mijaíl Barclay de
Tolly y lo reemplazó por el general Smoronski; así al enfrentarse a los
franceses el 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras victorias, los franceses
siguieron su avance. Los rusos evitaron batallar en repetidas ocasiones contra
la Grande Armée, aunque en algunos casos solo porque Napoleón dudó en atacar
cuando la oportunidad se le presentó.
Otra batalla de la
campaña a Rusia fue la batalla de Borodinó, que significó un gran triunfo para
los franceses y es conocida como la batalla del río Moscova.
Los rusos se replegaron
y Napoleón entró a Moscú asumiendo que Alejandro I negociaría una paz. Sin
embargo, las órdenes del gobernador del ejército y comandante en jefe, Fiódor
Rostopchín, era la de incendiar la ciudad. Tras un mes, temeroso de perder el
control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.
Los
Cien Días
París fue ocupada el 31
de marzo de 1814. El 3 de abril fue depuesto por el Senado, y bajo la presión
de sus mariscales, Napoleón abdicó salvaguardando los derechos de su hijo el 4
de abril, pero ante la imposibilidad de emprender una ofensiva sobre París por
la defección de Marmont, abdicó el 6 de abril, esta vez sin poner condiciones,
y así
negociar con los aliados. El 11 de abril, el tratado de Fontainebleau
estableció la renuncia de soberanía en Francia e Italia para sí y su familia, y
su exilio a la isla de Elba, una isla pequeña a 20 km de la costa italiana,
manteniendo su título de emperador de manera vitalicia.
El rey Luis XVIII envió
al Quinto Regimiento de Línea, comandado por el mariscal Michel Ney, que había
servido a Napoleón en Rusia. Al encontrárselo en Grenoble, Napoleón se acercó
solo al regimiento, se apeó de su caballo y, cuando estaba en la línea de fuego
del capitán Randon, gritó: «Soldados del Quinto, ustedes me reconocen. Si algún
hombre quiere disparar sobre su emperador, puede hacerlo ahora». Tras un breve
silencio, los soldados gritaron: «¡Vive l'Empereur!» y marcharon junto con
Napoleón a París. Llegó el 20 de marzo, sin disparar ni un solo proyectil y
aclamado por el pueblo, levantando un ejército regular de 140 000 hombres y una
fuerza voluntaria que ascendió a 200 000 soldados. Era el comienzo de los Cien
Días.
Establecido de nuevo en
París, promulgó una nueva constitución, de carácter más democrático y liberal
que la vigente durante el Imperio. Muchos veteranos acudieron a su llamada,
comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la
campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18
de junio de 1815.
El pueblo de París lo
apoyaba en la lucha, pero los políticos le retiraron su respaldo, por lo que
abdicó en favor de su hijo Napoleón II. Marchó a Rochefort, donde capituló ante
el capitán del buque británico Bellerophon.
Exilio
y muerte
Napoleón fue encarcelado
y desterrado por los británicos a la isla de Santa Elena, en el Atlántico, el
15 de julio de 1815. Allí, con un pequeño grupo de seguidores, dictó sus
memorias y criticó a sus aprehensores.
Enfermo del estómago,
aquejado de una continua pesadez y un dolor en el costado derecho, los médicos
creían que era una afección hepática, pero él sospechó que estaba atacado de la
misma dolencia de su padre, un cirro en el píloro o cáncer de estómago,
pero no se lo dijo a nadie hasta que estuvo seguro.
Sin embargo, recientes
investigaciones realizadas a muestras de su cabello (cortado poco después de
morir) que habían estado guardadas en un sobre vacío, revelan que estaban
impregnadas con arsénico a tal punto que se necesitaban dosis altamente
peligrosas para lograr aquella concentración. Esto sugiere que pudo morir
envenenado (lo que también concordaría con sus síntomas), ya sea de forma
intencionada o no.
Bonaparte murió el 5 de
mayo de 1821 a las 17:49. Sus últimas palabras fueron: «France, l'armée,
Joséphine» («Francia, el ejército, Josefina») o, según la versión de las
memorias de Santa Elena «...tête...armée...Mon Dieu !». Tenía 51 años.
Había dispuesto en su
testamento el deseo de ser enterrado a las orillas del Sena, pero se le dio
sepultura en Santa Elena. En 1840, a instancias del gobierno de Luis Felipe I,
sus restos fueron repatriados. Trasladados en la fragata Belle-Poule, se
depositaron en Les Invalides (París). La llegada de los restos de Napoleón fue
muy esperada en Francia. Durante su funeral sonó el Réquiem de Mozart. Millones
de personas han visitado su tumba.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte
Comentarios
Publicar un comentario