Iván Pávlov
Era hijo de Peter
Dmitrievich Pávlov (1823-1899), un sacerdote de la Iglesia ortodoxa de Rusia, y
Varvára Uspénskaya (1826-1890).
Comenzó
a estudiar teología,
pero la dejó
para empezar medicina y química en la Universidad de San
Petersburgo, siendo su principal maestro Vladímir Béjterev. Tras terminar el
doctorado en 1883, amplió sus estudios en Alemania, donde se especializó en
fisiología intestinal y en el funcionamiento del sistema circulatorio, bajo la
dirección de Ludwid y Haidenhein.
En 1890 obtuvo la plaza
de profesor de fisiología en la Academia Médica Imperial y fue nombrado
director del Departamento de Fisiología del Instituto de Medicina Experimental
de San Petersburgo. En la siguiente década centró su trabajo en la
investigación del aparato digestivo y el estudio de los jugos gástricos, El
científico dedicó más de 10 años a aprender a hacer orificios en el tracto
intestinal. Era una operación muy complicada, ya que el jugo gástrico al salir
del intestino corroía los tejidos de este y los de la pared abdominal. La
técnica de Pávlov se basaba en introducir un tubo metálico por una pequeña
incisura. Era imprescindible una sutura habilidosa de la piel y de la membrana
mucosa y cerrar la salida de la cánula con un tapón. De esta manera pudo
obtener jugo gástrico de cualquier parte del tracto intestinal, desde las
glándulas salivales hasta el intestino grueso, trabajos por los que ganó el
premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1904, convirtiéndose así en el primer
ruso que recibió esta distinción, Los resultados de las investigaciones de
Pávlov fueron publicadas en 1897 en el libro The Work of the Digestive Glands.
Pávlov es conocido sobre
todo por formular la ley del reflejo condicional que, por un error en la
traducción de su obra al idioma inglés, fue llamada «reflejo condicionado», la
cual desarrolló a partir de 1901 con su asistente Iván Filíppovich Tolochínov,
al tiempo que en EE. UU. Edwin Burket Twitmyer realizaba observaciones
similares. Pávlov observó que la salivación de los perros que utilizaban en sus
experimentos se producía ante la presencia de comida o de los propios
experimentadores, y luego determinó que podía ser resultado de una actividad
psicológica, a la que llamó «reflejo condicional». Esta diferencia entre
«condicionado» y «condicional» es importante, pues el término «condicionado» se
refiere a un estado, mientras que el término «condicional» se refiere a una
relación, que es precisamente el objeto de su investigación.
Realizó el conocido
experimento consistente en hacer sonar un metrónomo (a 100 golpes por minuto,
aunque popularmente se cree que empleó una campana) justo antes de dar alimento
en polvo a un perro, llegando a la conclusión de que, cuando el perro tenía
hambre, comenzaba a salivar nada más al oír el sonido del metrónomo (aparato
que en ocasiones usan los músicos para marcar el ritmo). Tolochinov, que llamó
al fenómeno «reflejo a distancia», comunicó los primeros resultados en el
Congreso de Ciencias Naturales en Helsinki en 1903. Posteriormente ese mismo año, Pávlov realizó una exposición detallada de los
resultados en el 14º
Congreso Médico
Internacional en Madrid, donde leyó su trabajo bajo el título The Experimental
Psychology and Psychopathology of Animals.
La Guerra civil rusa y
la llegada de los bolcheviques no influyeron en sus investigaciones. A pesar de
no sentir simpatía por el nuevo régimen, no sufrió represalias por parte de los
comunistas. Después de la Revolución de Octubre fue nombrado director de los laboratorios
de fisiología en el Instituto de Medicina Experimental de la Academia de
Ciencias de la URSS.
En la década de 1930,
volvió a destacarse al anunciar el principio según el cual la función del
lenguaje humano es resultado de una cadena de reflejos condicionados que
contendrían palabras.
La fundación del
conductismo como tal ha sido criticada por algunos filósofos y psicólogos al
considerarla una escuela de la Psicología que se centra en la interacción entre
el comportamiento y el ambiente, y cómo se puede aprender.
En agosto de 1935 la
Unión Soviética celebró el Congreso Mundial de Fisiología en Moscú y Leningrado
con la asistencia de más de 900 científicos del mundo. Fue nombrado el
fisiólogo más importante del mundo. Clausuró las jornadas con un emotivo
discurso: "Mi vida entera se compone de experimentos, nuestro gobierno
también experimenta, solo que a más alto nivel".
El 27 de febrero de 1936
Iván Pávlov murió de neumonía. Está enterrado en San Petersburgo.
Estudios
de Pávlov
Las observaciones
originales de Pávlov eran simples. Si se ponen alimentos o ciertos ácidos
diluidos en el hocico de un perro hambriento, este empieza a segregar un flujo
de saliva procedente de determinadas glándulas. Este es el reflejo de
salivación, pero eso no es todo. Pávlov observó que el animal también salivaba
cuando la comida todavía no había llegado al hocico: la comida simplemente
vista u olida provocaba una respuesta semejante. Además, el perro salivaba ante
la mera presencia de la persona que por lo general le acercaba la comida o
cualquier otro estímulo que sistemáticamente la anunciara. Esto llevó a Pávlov
a desarrollar un método experimental para estudiar la adquisición de nuevas
conexiones de estímulo-respuesta. Indudablemente, las que había observado en
sus perros no podían ser innatas o connaturales de esta clase de animal, por lo
que concluyó que debían ser aprendidas (en sus términos, condicionales). El
primer paso, cuando se realiza este experimento, es familiarizar al perro con
la situación experimental que va a vivir, hasta que no dé muestras de
alteración, sobre todo cuando se le coloca el arnés y se lo deja solo en una
sala aislada. Se practica una pequeña abertura o fisura en la quijada del
perro, junto al conducto de una de las glándulas salivares. Luego, se le coloca
un tubito (cánula) de cristal para que salga por él la saliva en el momento en
que se activa la glándula salivar. La saliva va a parar a un recipiente de
cristal con marcas de graduación, para facilitar su cuantificación.
Uno de sus textos
fundamentales, Reflejos condicionados, se publicó en español en 1929 (Javier
Morata, Madrid) con prólogo de Gregorio Marañón y unas palabras del propio
autor para la edición española. En 1997 apareció una nueva edición de este
texto (Editorial Morata, Madrid).
Estímulo-respuesta
La magnitud de las
respuestas a los diferentes estímulos puede medirse por el volumen total o el
número de gotas segregadas en una determinada unidad de tiempo. Desde la
habitación contigua, y a través de un cristal, el experimentador puede observar
el comportamiento del perro, aplicando los estímulos y valorando las
respuestas. Antes de empezar el experimento, Pávlov midió las reacciones de
salivación a la comida en el hocico, que fue considerable, mientras que salivó
muy poco sometido al estímulo del sonido. A continuación, inició las pruebas de
condicionamiento. Hizo sonar el metrónomo (estímulo neutral), e inmediatamente
después presentó comida al animal (estímulo incondicional), con un intervalo
muy breve. Repitió la relación entre este par de estímulos muchas veces durante
varias semanas, siempre cuando el perro estaba hambriento. Después, transcurridos
varios días, hizo sonar solamente el metrónomo y la respuesta salival apareció
al oírse el sonido, a pesar de que no se presentó la comida.
Se había establecido una
relación condicional entre la respuesta de salivar y el sonido que
originalmente no provocaba la salivación. Se dice entonces que la salivación
del perro ante la comida es una respuesta incondicional; la salivación tras oír
la campana es una respuesta condicional que depende de la relación que en la
historia del sujeto ha existido entre el sonido y la comida. El estímulo del
sonido del metrónomo que originalmente era neutro funciona ahora como un
estímulo condicional. Este estímulo condicional (sonido), funciona para el
sujeto con esa historia como una señal que avisa que el estímulo incondicional
(comida), está a punto de aparecer.
Finalmente, se llamó
refuerzo al fortalecimiento de la asociación entre un estímulo incondicional
con el condicional. El reforzamiento es un acontecimiento que incrementa la
probabilidad de que ocurra una determinada respuesta ante ciertos estímulos. La
definición de condicionamiento clásico o respondiente es la formación (o
reforzamiento) de una asociación entre un estímulo originalmente neutro y una
respuesta (por lo general un reflejo o una secreción glandular, como en el caso
de la salivación).8Los principios
del condicionamiento respondiente se utilizan, entre otros, para la adquisición de hábitos como el control de
esfínteres.
Los estímulos
pueden clasificarse en sensoriales, propioceptivos y verbal.
Primer
sistema de señales
Así denominó a la
relación por la cuál en el sistema nervioso central, en especial en el cerebro
se establece una asociación, por ejemplo, entre un sonido, con el posible
alimento: el sonido (u otro estímulo sustitutivo) funciona como una señal.
Pávlov consideró que la mayoría de los animales se rige por un «pensamiento»
basado en este sistema de sustituciones reflejas, un primer sistema de señales.
Segundo
sistema de señales
Pero, a diferencia de
otros autores, Pávlov consideró que muchos «comportamientos humanos» son más
complejos que un sistema de reflejos condicionales simples en un modelo
«estímulo/respuesta» lineal. En el Homo sapiens, Pávlov consideró que se
produce un salto cualitativo respecto al primer sistema de señales; en el
humano la cuestión ya no se restringe solamente a reflejos condicionales o a
estímulos que funcionan de manera sustitutiva directa de la realidad. La
complejidad de las funciones psicológicas humanas facilita un segundo sistema
de señales que es el lenguaje verbal o simbólico. En este las sustituciones a
partir de los estímulos parecen ser infinitas y, sin embargo, altamente
ordenadas (lógicas). En gran medida Pávlov postula tal capacidad del segundo
sistema de señales porque considera que en el ser humano existe una capacidad
de autocondicionamiento (aprendizaje dirigido por uno mismo) que, aunque
parezca contradictorio, le es liberador: el ser humano puede reaccionar ante
estímulos que él mismo va generando y que puede transmitir (ver información).
La psicología
preeminentemente experimental de Pávlov y sus epígonos se denomina
reflexología, lo que lleva a confusión a algunas personas, que la confunden con
la reflexogenoterapia, una forma de terapia a veces llamada «reflexología».
Otras
investigaciones
Pávlov ha influido en su
país, durante el siglo XX, de un modo determinante sobre otros importantes
investigadores de la Psicología: Lúriya, Leóntiev, Vygotski, Béjterev,
Shaunyán, etc. Fuera de Rusia, Watson incorporó a su propia obra la terminología
y conceptos pavlovianos. Algunas de las partes de la obra de Pávlov, que por lo
general han permanecido ignoradas consistieron en las variaciones sistemáticas
que introdujo en sus experimentos.
Por ejemplo, mostró que
el intervalo óptimo entre la presentación del estímulo condicional y el
incondicional para favorecer el aprendizaje (es decir, la presentación de una
respuesta condicional) es de 0.5 segundos. Intervalos mayores o menores entre
los estímulos requerían mayor cantidad de ensayos para que se diera el
aprendizaje, y con frecuencia las respuestas son más débiles.
De manera semejante,
mostró que el orden en la secuencia de presentación de los estímulos era
crucial. Si intentaba lograr el establecimiento de nuevas relaciones
condicionales presentando primero el estímulo incondicional y luego el neutro
(al cual se intentaba que funcionara como condicional), el aprendizaje no
ocurría.
Mostró asimismo que no
todas las relaciones entre estímulos generaban nuevas respuestas, pues en caso
de reflejos, como el rotuliano (estirar la pierna ante un ligero golpe en
cierta región de la rodilla), no se aprendía a responder ante los estímulos que
«anunciaban» el golpe (Millenson, 1974).
Pávlov también estudió
fenómenos como la "generalización", es decir, la presentación de
respuestas condicionales ante estímulos parecidos al estímulo condicional
original. Descubrió que, a diferencia de los reflejos incondicionales (no
aprendidos), la magnitud de la respuesta no era directamente proporcional a la
intensidad de los estímulos (es decir, a mayor intensidad del estímulo, dentro
de ciertos límites, se presenta una mayor magnitud en la respuesta), sino que,
en el caso de las relaciones condicionales, la mayor magnitud en la respuesta
depende de qué tanto se parezca el estímulo que se presenta respecto al
estímulo condicional original. Esto da lugar a una graduación (a veces llamada
gradiente), de modo que estímulos ligeramente de menor o mayor intensidad
respecto al estímulo condicional original dan lugar a respuestas condicionales
de mayor magnitud que las que se presentan ante estímulos de mayor intensidad
que el estímulo condicional, aunque la mayor magnitud de la respuesta
condicional siempre se da ante el estímulo condicional original (Millenson,
1974).
Por otra parte, Pávlov
estudió igualmente la «discriminación de estímulos», esto es, que tanto el
sujeto aprende a comportarse de manera diferente ante estímulos distintos que
anuncian a otros estímulos. En uno de los ejemplos más conocidos, logró que sus
sujetos salivaran ante círculos que anunciaban la presencia de comida y se
comportaran de la manera típica de su especie ante estímulos aversivos, tales
como descargas eléctricas, en presencia de elipses. Es decir, los perros
brincaban, aullaban, se tensaban, etc., ante elipses, pero salivaban ante
círculos, si en su historia, cada uno de esos estímulos se presentaba
consistentemente como «anuncio» de los estímulos incondicionales
correspondientes (choques eléctricos ante las elipses y comida ante los
círculos) (Millenson, 1974).
Pávlov estudió muchos
otros aprendizajes, tanto en animales como en seres humanos, incluyendo lo que
se denominó la inducción de «neurosis experimental», y prácticamente fundó el
estudio experimental del comportamiento considerado «anormal» o
«psicopatológico», así como su contraparte para modificar varios
comportamientos indeseables, incluyendo fobias, tics y comportamientos
«neuróticos», de manera que los sujetos aprendieran comportamientos adaptables
y eliminaran la ansiedad y otras reacciones indeseables (Sandler y Davidson,
1980).
Pávlov es un ejemplo de
que los grandes descubrimientos científicos con frecuencia incluyen una
combinación de eventos «accidentales» y una observación de los mismos por
personas con suficiente preparación como para no considerarlos como fallas o
excepciones, sino como objetos de interés por sí mismos, los cuales son función
de su relación con una o más variables independientes.
Uno de estos casos, de
acuerdo con Sandler y Davidson (1980), ocurrió cuando una fuerte inundación
puso en peligro la integridad de los perros con los que Pávlov experimentaba,
pues el sótano en el que se encontraban sus jaulas comenzó a llenarse de agua.
Pávlov y algunos de sus ayudantes fueron al laboratorio a pesar de las
condiciones ambientales y pusieron a salvo a los perros. El hecho pudo no haber
trascendido, pero ocurrió que, cuando se intentó reinstalar a los perros en el
sótano, varios aspectos de su comportamiento presentaron variaciones
«extrañas». Aunque antes se habían comportado de manera dócil ante los
investigadores, ahora eran hostiles; además, dejaron de comer con regularidad,
se aislaron, dejaron de tener relaciones sexuales y con frecuencia aullaban
como si hubiera otros perros o personas, aunque no estuvieran ahí. Este
comportamiento se podría considerar como «neurótico». Por otra parte, dicho
comportamiento se aminoraba cuando los perros eran trasladados a ambientes muy
diferentes al del sótano. Pávlov razonó, en sus términos, que la presencia
intempestiva e intensa de fuertes estímulos aversivos había ocasionado un
condicionamiento ante los estímulos que estaban presentes en el sótano.
Después de reflexionar
sobre esto, instauró una manera sistemática para revertir los efectos de ese
condicionamiento. Empezó dejando a los perros en un ambiente bastante diferente
al del sótano y, cuando los perros se comportaron de manera «normal», comenzó a
sustituir de manera cuidadosa y gradual distintos estímulos del nuevo ambiente
(desvanecimiento por sustracción) por otros que habían estado presentes en el
sótano (desvanecimiento por adición). Al final, los perros pudieron regresar al
sótano, mientras su comportamiento permaneció completamente «normal».
Pávlov también notó que
podía inducir comportamientos «neuróticos» al presentar discriminaciones muy
difíciles. En el caso mencionado del círculo (ante el cual se presentaba
comida) y la elipse (ante la que se presentaba una descarga eléctrica), los
sujetos se comportaban de manera apropiada ante cada uno, después de una serie
de ensayos (digamos, por ejemplo, 50 ensayos). Sin embargo, cuando el círculo y
la elipse se hicieron cada vez más semejantes, llegó un punto en el cual los
sujetos se comportaban de manera semejante a la de los perros que habían
sufrido la experiencia aversiva en el sótano. Pero al restablecer las
condiciones originales respecto al círculo y la elipse, los sujetos volvieron a
comportarse gradualmente del modo adecuado ante cada uno, aunque el número de
ensayos requeridos era aproximadamente el doble que el original (digamos, 100
ensayos). A medida que los sujetos discriminaron adecuadamente el círculo de la
elipse, su comportamiento fuera de la situación experimental también cambió de
«neurótico» a «normal».
El razonamiento de
Pávlov fue del tipo: si se pudo inducir un comportamiento neurótico bajo
ciertas condiciones (neurosis experimental), también se puede modificar si se
cambian las variables independientes de las cuales es función. Pávlov de esta
manera inauguró lo que se puede considerar la modificación experimental del
comportamiento en Rusia.
Tanto el estudio
científico del comportamiento «anormal», como su modificación, fueron influidos
de manera notable por el tipo de hallazgos y razonamientos de Pávlov.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Iv%C3%A1n_P%C3%A1vlov
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