Erasmo de Róterdam
Desiderius Erasmus fue llamado desde
su nacimiento Erasmus. Debe su nombre a que su padre Gerard era devoto de San Erasmo,
muy popular en el siglo XV. Como religioso desde temprana edad, salió de su ciudad natal, Róterdam, convirtiéndose la denominación de su pueblo
natal en parte de su propio nombre. Él mismo definió su nombre en latín como
Desiderius Erasmus Roteradamus en 1506, con las variaciones de la escritura
típica de aquellos años.
Aunque no queda constancia oficial
de su año de nacimiento, sí se sabe que nació en la madrugada del 28 de
octubre. En su estatua en Róterdam, figura el
año de nacimiento 1467, pero tras las
investigaciones realizadas por Harry Vredeveld en 1993, hoy en día se considera
a 1466 como el año más aceptable. Fue hijo bastardo de Gerard, un
sacerdote de Gouda, y su sirvienta Margaretha Rogerius (Rutgers), algo que narró Charles Reade en su famosa novela histórica El claustro y el hogar (1861). A los nueve años
fue enviado a la escuela de Deventer de los Hermanos de la Vida Común, donde
tuvo sus primeros contactos con el movimiento espiritual de la devotio moderna y aprendió latín y algo de
griego con los revolucionarios métodos educativos
de su director y maestro, el humanista Alexander Hegius von Heek.
Con dieciocho años de edad entró en
el monasterio de Emmaus de Steyn (cerca de Gouda) de los Canónigos Regulares de
San Agustín, monasterio que participaba igualmente de la espiritualidad de la
devotio moderna. En 1488 hizo la profesión religiosa y cuatro años después fue
ordenado sacerdote. Poco después de su ordenación, obtuvo de sus superiores el
permiso para trabajar como secretario del obispo de Cambrai, Enrique de Bergen,
quien le dio una beca, hacia 1495, para estudiar teología en la Universidad de
París, institución que en ese momento se encontraba viviendo con gran fuerza el
Renacimiento de la cultura de Grecia y Roma. Allí hizo amistad con el célebre
asceta Juan Momber y con uno de los primeros humanistas de París, Roberto
Gaguin. Posiblemente en esta etapa se encuentren los comienzos del pensamiento
humanista de Erasmo, que convirtieron al joven en un pensador libre y profesor
de ideas independientes.
Erasmo nunca retornó a la vida
monástica. aunque la Iglesia regularizó su situación en 1517 cuando ya era un
autor famoso y una personalidad pública.
Viaje a Inglaterra: docencia y los
"Adagios"
Entre 1499 y 1500 viajó a Londres,
donde tuvo la oportunidad de escuchar a John Colet dando una gran exposición
sobre la vida de san Pablo en la Universidad de Oxford. Una vez terminada,
Erasmo se acercó a John Colet y mantuvo con él una larga conversación sobre el
modo de efectuar una lectura verdaderamente humanista de la Biblia que marcó
profundamente su pensamiento. Tanta era su admiración hacia Colet, que «Erasmo
que no reconocía otro maestro que a sí mismo, dio solo a él el título de preceptor
unicus».
En ese mismo año de 1500, y con la
colaboración de Publio Fausto Andrelini, Erasmo escribió sus Adagios, que son
más de 690 refranes y moralejas de las tradiciones de las antiguas Grecia y
Roma, junto con comentarios sobre su origen y su significado. Algunos de esos
refranes se siguen utilizando en el día de hoy. Trabajó en los Adagios durante
el resto de su vida, hasta tal punto que la colección había crecido y ya
contenía 3400 en 1521, siendo 4500 en el momento de su muerte. El libro se
vendió con éxito y llegó a contar con más de 60 ediciones.
Empezó a dictar una cátedra como
profesor titular de teología en la Universidad de Cambridge en Inglaterra,
durante el reinado de Enrique VIII, donde hizo amistades que le duraron toda la
vida: el ya citado John Colet, Tomás Moro, Thomas Linacre y John Fisher,
«hombres de un gran humanismo cristiano y una teología fundada en la Biblia y
en los padres de la Iglesia». Se le ofreció un trabajo
vitalicio en el Queen's College de la Universidad de Cambridge y es posible
que, de desearlo, habría podido pasar el
resto de su vida enseñando ciencias
sagradas a lo mejor de la realeza y la nobleza inglesas. Sin embargo, su
naturaleza inquieta y viajera y su espíritu curioso, junto con un incontrolable
rechazo a todo lo que significara rutina, lo hicieron declinar ese cargo y
todos los que le ofrecieron posteriormente.
Viaje a Italia
Entre 1506 y 1509 vivió en Italia,
la mayor parte del tiempo trabajando en una imprenta. En 1506 recibió el título
de doctor en teología. Varias veces más se le
ofrecieron trabajos serios y bien pagados, especialmente como profesor, a lo
cual él respondía que prefería no aceptarlos, porque lo que ganaba en la
imprenta, si bien no era mucho, le resultaba suficiente.
A partir de estas conexiones con
universidades y con escritores que iban a la imprenta, Erasmo comenzó a rodearse
de quienes pensaban igual que él y rechazaban los abusos del clero y de los
monjes ignorantes. Su fama se extendió progresivamente
por toda Italia, y sus ideas sobre la elevación intelectual y
religiosa empezaron a conocerse y discutirse; sin embargo, no todos
simpatizaban con Erasmo, pues había quienes rechazaban sus ideas, y estos
opositores empezaron a criticarlo tanto en público como en privado. Aunque
gozaba de la admiración de los cardenales Giovanni de Medici, posterior papa
León X, y Domenico Grimani, estos «no pudieron convencerle de que fijara su
residencia en Roma y rehusó las ofertas de promociones eclesiásticas»,
regresando a Inglaterra.
La lucha contra la disciplina y las
instituciones
No sabemos cuál de las tres
instituciones educativas en las que estuvo internado Erasmo fue la causante del
profundo rechazo que sintió toda su vida hacia el autoritarismo que impedía
pensar libremente. Pudo ser la escuela primaria (de los 8 a los 13 años), el
convento agustino (de los 16 a los 22) o la Universidad de París (a mediados de
la década de 1490), cuando tenía más de 24 años.
Como resultado de su estancia en
alguna de ellas, o en las tres, Erasmo desarrolló un sentimiento de rechazo
frente a la institución y llegó a la conclusión de que tanto los colegios como
las Universidades y, en general, muchas veces la misma Iglesia, impedían pensar
libremente. Desde entonces se opuso a cualquier tipo de autoridad y buscó mayor
libertad leyendo a los escritores clásicos griegos y latinos. Quizá fueran los
métodos de disciplina que en las tres escuelas se aplicaban a los alumnos, lo
que lo llevó a distanciarse de las autoridades. Lo que nadie podía prever era
que la voluntad de Erasmo se resistiría a ser "quebrada" hasta el
mismísimo día de su muerte. Por otra parte, se enfurecía al ver la disciplina
que se aplicaba con los alumnos.
En la universidad se dio cuenta de
que, en vez de enseñarse las nuevas ideas, se seguía practicando con mucha
importancia la discusión escolástica, reclamando el retorno a las fuentes
genuinas, a través de la aplicación rigurosa del método histórico crítico.
Erasmo decidió pronto que podía
hacer algo para revertir la situación: con las ideas de sus amigos de los
monasterios agustinos y algunas otras ideas de John Colet, comenzó a analizar
detenidamente los libros más importantes de las antiguas civilizaciones griega
y romana, tratando de modernizar sus contenidos e intentando
aplicarlos a la vida de la sociedad en la que él vivía, intentando extraer lo más significativo de los mismos, para que cualquier
persona pudiera entenderlas y penetrar en su significado.
Nunca dejó de luchar contra la
cárcel espiritual que él observaba en todas partes, en todas las instituciones
educativas, intelectuales, políticas y sociales de su época. Esto le acarrearía
numerosos problemas a lo largo de su carrera.
Fama y productividad literaria
Al regresar a Inglaterra hacia 1509,
Erasmo escribió una de sus obras más famosas, Elogio de la locura que en poco
tiempo alcanzó siete ediciones. La idea era distribuirla solo en círculos
privados, «por sus críticas a los abusos y locuras de las varias clases de la
sociedad, especialmente la Iglesia». Su fama alcanzaría a ser conocida en toda
Europa, de todas partes le llegaría correspondencia con la intención de verse
aconsejados por él.
Fue allí donde quizás alcanzó su
mayor productividad literaria. Lo hizo a una edad ya madura y tardía para lo
normal en aquella época, porque consideraba que quien no sabe escribir bien,
siempre se equivoca al expresarse o transmitir un mensaje. Por eso, se preocupó
primero de convertirse en un verdadero maestro en el uso de la prosa en lengua
latina. Fue el idioma más claro que encontró, el más apropiado para transmitir
ideas complejas, y el más útil para transmitir sus ideas a toda Europa.
Hallándose en la ciudad imperial de
Basilea, donde se vio obligado a retirarse a causa de la insostenible situación
de Lovaina en el Brabante Flamenco, su anterior domicilio como empleado del
emperador Carlos V, Erasmo sintió la calidez del
lugar, que lo recibió con hospitalidad
y cordiales atenciones, y una vez más se rodeó de amigos y seguidores que
habían comenzado a creer en él y en sus ideas. Allí se dedicó a la edición
crítica del Nuevo Testamento, hacia 1516. Halló en Juan Froben un impresor y
editor competente para su obra, que llamará Novum Instrumentum.
Si se considera que la convicción de
Erasmo era educar, para que el estudiante pudiese dudar de la administración y
los asuntos públicos de la Iglesia y del gobierno, sus aparentes
contradicciones desaparecen y empieza a visualizarse con claridad la enorme
coherencia de su obra, mantenida con firmeza a través de los años y las
décadas.
Erasmo y Martín Lutero
Erasmo no conoció personalmente a
Martín Lutero, ni se adhirió a la Reforma protestante; sin embargo, Lutero dijo
en muchas ocasiones que una de sus fuentes de inspiración era la traducción que Erasmo había hecho del Nuevo Testamento; esa traducción había llamado de
inmediato la atención del gran
reformador y la analizó detalladamente
hasta el final de su vida. El amor de Lutero por esta versión desató una
catarata de traducciones, que por primera vez puso al Nuevo Testamento al
alcance de la gente que no sabía leer el latín. En 1522, seis años después de
la publicación de Erasmo, Lutero tradujo la Biblia por primera vez al alemán. A
su vez, la versión alemana de Lutero fue la base de la primera traducción de
William Tyndale al inglés en 1526.
Los seguidores de Martín Lutero se
propagaron por toda Europa un año después de la publicación del Nuevo
Testamento en griego de Erasmo de Róterdam, lo que puso al traductor en una
difícil situación de exposición pública. Lutero clamó a los cuatro vientos que
el trabajo de Erasmo le había ayudado a ver la verdad, por lo que la mirada de
la Iglesia comenzó a caer sobre Erasmo, que supuestamente había dado el paso
inicial de la Reforma que terminaría por dividir al cristianismo. Esta
situación no fue fácil para Erasmo, siendo como era su carácter y la poca
simpatía que sentía por la Iglesia y por el Papa. El conflicto entre la Iglesia
y los luteranos se hizo evidente para todo el mundo, y ambos bandos exigieron
de inmediato, a quienes no habían tomado partido, que eligiesen un bando. Lo
que ni Lutero ni el Papa comprendían era que, en la mentalidad individualista
del sabio, ponerse del lado de católicos o de protestantes le resultaba
igualmente repugnante. No estaba dispuesto a colaborar con ninguno de los dos
bandos, porque le importaba más su libertad de pensamiento y su independencia
individual e intelectual, creía que esa libertad se perdería si se unía a
cualquiera de los bandos, por eso se negó a tomar partido.
El conflicto religioso
A través de toda su vida, Erasmo
había sido consecuente en sus críticas a los poderes establecidos y a los
abusos que los malos religiosos hacían de ellos. Al verse involucrado en la
trampa de tomar partido, tuvo que dar explicaciones y decir públicamente que
sus ataques jamás se habían dirigido contra la Iglesia como institución ni
menos contra Dios como fuente de inteligencia y justicia, sino sólo a los malos
obispos y frailes que ganaban dinero vendiendo el paraíso y cometían otros
delitos religiosos como la simonía.
Erasmo pudo salirse con la suya y le
creyeron, principalmente porque su trabajo con la Biblia confirmaba su fe y su
enorme difusión pública lo había convertido en un personaje querido y admirado
por católicos y protestantes por igual. Sin embargo, Erasmo estaba de acuerdo
con algunas ideas de Lutero, especialmente en las críticas sobre el modo de
administrar la Iglesia. El reformador alemán, por su parte, siempre defendió
las ideas de Erasmo argumentando que eran el resultado de un trabajo limpio y
de una mente superior.
Martín Lutero empezó pronto a
presionar a Erasmo para que se presentara como la cara visible de los
reformistas, a lo que el neerlandés se negó completamente. Por su parte, el
papado también presionaba a Erasmo para que escribiera contra los protestantes.
La negativa de trabajar para uno u otro bando fue interpretada por ambos como
cobardía y deslealtad. La Iglesia lo acusó con una frase célebre:
"Usted puso el huevo y Lutero lo empolló", a lo que
el teólogo respondió con la no menos conocida ironía: "Sí, pero yo
esperaba un pollo de otra clase".
La discusión doctrinal
Sin que lo quisiera, el apoyo de
Erasmo al desarrollo del Luteranismo tuvo en la religión un efecto contrario al
que él deseaba. Al revivir los ideales del santo fundador de la orden de los
agustinos, el protestantismo daba un gran impulso al interés y compromiso
personal de los fieles en la religión.
Pero Erasmo siempre había luchado
por cambiar los abusos que los monjes, eclesiásticos y príncipes hacían de las
ideas cristianas, pero no las ideas mismas. Él afirmaba que la reforma podía
hacerse perfectamente sin recurrir a cambios doctrinales. Sólo dos veces en su
vida permitió que se lo involucrara en polémicas sobre asuntos de doctrina, ya
que las consideraba ajenas a la verdadera tarea de su vida. Uno de los temas
que trató con gran profundidad fue el de la libertad, el cual era más próximo a
las ideas de la reforma de Lutero que al rigorismo característico de la espiritualidad
católica del tiempo. En 1524, Erasmo reconoce y ataca las exageraciones
de Lutero acerca de la libertad humana en el texto De libero arbitrio diatribe
[Discusión sobre el libre albedrío].
Con el ansia de verdad científica
que guiaba su obra y el deseo de pacificar los bandos, Erasmo analiza los
argumentos contrarios de los católicos y termina concluyendo que ambas posturas
contienen partes de verdad. Erasmo afirma que, en verdad, el hombre nace atado
al pecado, pero que también dispone de las formas adecuadas para solicitar a
Dios que le permita desatarse y depende del pecador saberlas aprovechar. A esta
obra De libero arbitrio diatribe [Discusión sobre el libre albedrío] Martín
Lutero respondió con otro libro titulado De servo arbitrio [De la libertad
esclava]; y Erasmo a su vez respondió con su obra en dos volúmenes titulada
Hyperaspistes.
Los últimos años
Erasmo pasó los últimos años de su
vida acosado por católicos y reformadores. Fueron tiempos amargos por las duras
disputas con hombres a los que Erasmo había querido y respetado en el pasado,
pero que no le perdonaron el hecho de que no hubiese querido tomar partido e
intentaban desprestigiarlo en su ancianidad.
La disputa verbal más notable fue la
que sostuvo con Ulrich von Hutten, un estudioso brillante, pero de carácter
inestable, que se había volcado al luteranismo con toda la fuerza de su
corazón. Hutten dijo que "Erasmo, si le queda algo de decencia, tiene que
hacer lo mismo". En su libro "Spongia adversus adspergines
Hutteni" de 1523 acusa a Hutten de haberlo malinterpretado acerca de su
apoyo a la Reforma y reafirma su férrea determinación de no tomar partido en la
disputa, cualesquiera que fuesen los argumentos que las partes en pugna intentaran
utilizar para convencerlo.
La ciudad suiza de Basilea, donde
residía Erasmo desde 1521, se adhirió oficialmente en 1529 a la Reforma
protestante, por lo que se alejó de allí y estableció su residencia en la
ciudad imperial de Friburgo de Brisgovia, donde continuó con su actividad
literaria, llegando a concluir la obra más importante de este período: el
Eclesiástico, paráfrasis del libro bíblico del mismo nombre, donde el autor
afirma que la labor de predicar es el único oficio verdaderamente importante de
la fe católica. En 1521 conoció a Johannes a Lasco, el futuro reformador de
Frisia, que se convirtió en uno de sus alumnos preferidos. La última obra del
pensador, titulada Preparación para la muerte, asegura que haber llevado una
vida íntegra, proba y honesta es la única condición para alcanzar una
"muerte feliz".
El papa Paulo III le concedió en
1534 una renta en el priorato de Deventer, por ello decidió regresar a su
patria con la intención de pasar allí los últimos años de su vida. Sin embargo,
por motivos laborales —Johann Froben seguía publicando sus obras— se desplazó
una vez más a Basilea en 1535 poco después de la publicación del libro del
Eclesiástico, pero por causa de un fuerte mal de gota, que no le permitió
emprender el viaje, se vio obligado a quedarse en la ciudad.
Murió en Basilea en la noche del 11
al 12 de julio de 1536. Gozaba de bastante respeto entre las comunidades
protestantes y por eso, pese a ser un sacerdote católico, fue enterrado en la catedral de Basilea. Parte
de su legado se expone en el Museo de Historia de Basilea.
El lema de toda su vida fue: «Cuando tengo un poco de dinero, me
compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida.»
Pensamiento
Erasmo quería utilizar su formación
universitaria y su capacidad para transmitir ideas, para aclarar las doctrinas
católicas y hacer que la Iglesia permitiera más libertad de pensamiento. Pero
estos objetivos no eran compartidos por muchos obispos del siglo XVI. Es
importante tener en cuenta que su "guerra" no era contra los dogmas
de la Iglesia, sino contra la vida moral y las prácticas piadosas externas de
las personas, muchas veces incoherentes, en especial de los eclesiásticos.
Desde su trabajo de académico
versado tanto en la doctrina como en la vida monacal, Erasmo creyó que su
obligación era liberar a la Iglesia de la parálisis a que la condenaban la
rigidez del pensamiento y las instituciones de la Edad Media, ya que él creía
que el Renacimiento era una manera de pensar fundamentalmente nueva. Buscaba purificar
el cristianismo de lo accesorio y pegadizo que se la había ido adhiriendo a
través del tiempo, por medio de una espiritualidad auténtica y no formalista,
despojada de ritos agobiantes. En definitiva, para él, la práctica de la
religión debe ser iluminada con las fuentes originales: la Palabra de Dios y
los Padres de la Iglesia. Sobre esa base recondujo, al menos teóricamente, la
vida espiritual del cristiano al bautismo, «que introduce al hombre en un horizonte
de libertad y de amor».
Para Erasmo la vida consagrada no
añade nada al cristiano, no representa un grado de vida superior, porque no es
el lugar (monasterio o convento) el que cambia la condición del hombre, sino la
condición de bautizados.
Reforma de la teología
Para el humanista de Róterdam, la
finalidad de la teología es descubrir a Cristo, de ahí su lucha contra la
escolástica basada, según él, en «discusiones vacías que no contribuyen en nada
a la conversión del hombre». Por eso el evangelio debe ser accesible a todas
las personas y en todas las lenguas, con la razón de ayudar a los cristianos a
volver a una religión interior, centrada en la imitación de Cristo.
Legado: Obras
·
En 1503 publicó el primero de sus libros más
importantes: el Enchiridion militiis christiani (Manual del soldado cristiano,
llamado a veces La daga de Cristo). En este pequeño volumen Erasmo explica los
principales aspectos de la vida cristiana, que luego pasaría el resto de su
vida desarrollando y profundizando.
·
La clave de todo, dice en el libro, es la sinceridad.
El Mal se oculta dentro del formalismo, dentro del respeto ciego por la
tradición, dentro del consumo innecesario, dentro de las organizaciones que se
niegan a cambiar, pero nunca en la enseñanza de Cristo.
·
Durante su estancia en Inglaterra comienza un estudio
profundo de los libros del Nuevo Testamento, para preparar una nueva edición en
traducción latina y su Nuevo Testamento en griego. Publicada por Johann Froben
en Basilea en 1516, la versión erasmiana de esos libros hizo que se
profundizaran los estudios bíblicos durante el proceso de la reforma
protestante. De hecho, en esta nueva traducción se basó Martín Lutero para
llevar a cabo su trascendental estudio científico de la Biblia, del cual
sacaría el fundamento para sus ideas posteriores. Por eso el trabajo de Erasmo
tuvo consecuencias históricas que continúan hasta el día de hoy y se le
encuentra en la misma génesis del protestantismo y de las nuevas iglesias
cristianas.
·
La versión griega que Erasmo hizo del Nuevo Testamento
es la base de la versión inglesa, conocida como King James Bible (lit.
"del rey Jacobo", por Jacobo I de Inglaterra, a veces llamada del rey
Jaime). Tiene la virtud de representar la primera aproximación desde tiempos de
la versión de la Vulgata de un académico para traducir con certeza el contenido
de la Biblia. En un gesto que suele interpretarse como de profunda ironía,
Erasmo dedicó su versión de la Biblia al papa León X, que representaba todo lo
que el escritor odiaba en la Iglesia y el Estado.
·
Apenas publicado el texto, Erasmo acometió de
inmediato la escritura de su sorprendente "Paráfrasis del Nuevo
Testamento", la que en varios tomos y en un lenguaje sencillo y popular
pone al alcance de cualquiera que sepa leer los contenidos completos de los
Evangelios, profundizando con precisión incluso en sus ideas más complejas. El
impacto de la obra de Erasmo, a pesar de estar escrita en latín, fue enorme en
la sociedad renacentista y, por ello, de inmediato se tradujo a todas las
lenguas vulgares de los países europeos. A Erasmo le gustaron y agradeció estas
traducciones, porque comprendía que pondrían su obra al alcance de muchísima
gente, algo que nunca podría lograr el original en lengua latina.
·
Entre las principales obras de Erasmo de Róterdam,
sin ser una lista exhaustiva, se encuentran las siguientes:
·
Adagios (primera edición en 1500; edición corregida y
aumentada por el autor en 1508, 1518, 1520, 1523, 1526, 1528, 1533 y 1536)
·
Enchiridion militiis christiani (Manual del caballero
cristiano) (1503)
·
De ratione studii (Sobre el método de estudio) (1511)
·
Enchomion moriae seu laus stultitiae (Elogio de la
locura) (1511)
·
Institutio principis christiani (Educación del
príncipe cristiano) (1516) dedicada a Carlos V
·
Novum Instrumentum (Nuevo Testamento en griego
-llamado Textus Receptus- y su traducción al latín) (1516)
·
Paráfrasis del Nuevo Testamento (1516)
·
Colloquia (1517), edición no autorizada. Sucesivas
ediciones corregidas y aumentadas por el autor en 1519, 1522, 1526, 1530
·
Spongia adversus aspergines Hutteni (1523)
·
De libero arbitrio diatribe ("Discusión acerca
del libre albedrío") (1524) que desencadenó la contestación de Lutero con
su "De servo arbitrio"
·
Primer tomo de Hyperaspistes (Superescudo) (1526),
réplica al De servo arbitrio de Lutero
·
Segundo tomo de Hyperaspistes (1527)
·
De pueris statim ac liberaliter instituendis (Sobre
la enseñanza firme pero amable de los niños) (1528)
·
Ciceronianus, sive de optimo dicendi genere (El
Ciceroniano) (1528)
·
Utilissima consultatio de bello turcis inferendo
(Utilísima consulta sobre si se ha de hacer la guerra a los turcos) (1530)
·
Ecclesiastes (tratado de predicación) y Preparatio ad
mortem (Preparación para la muerte) (1534)
Cartas
Las cartas de Erasmo son
interesantes: hay en ellas 500 hombres de los más destacados del mundo de la
política y el pensamiento que le escribían para pedir su ayuda, su apoyo o su
consejo. Muchos de ellos respetaron la palabra de Erasmo, pero no todos.
A pesar de su magnífica variedad,
cantidad y calidad, lo más interesante de la correspondencia de Erasmo es su
interminable intercambio con el líder protestante Martín Lutero.
Desde el mismo inicio de su
relación, Erasmo y Lutero intercambiaron multitud de cartas, que se conservan y
arrojan una importante luz sobre sus caracteres y el tipo de relación que los
unió.
En los primeros mensajes, el
reformador no se cansa de alabar exageradamente el trabajo realizado por Erasmo
a favor de una mayor y mejor Cristiandad, pero sin hacer mención a la Reforma
que él mismo pensaba emprender. Más adelante, comienza a rogar y luego a exigir
a Erasmo que abandone el catolicismo y que se una al recién formado bando
protestante.
Erasmo responde con palabras de
comprensión, respeto y simpatía hacia la causa reformista, pero —como era
habitual en él— se negaba amablemente a comprometerse con ningún tipo de
actitud partidista. Explica a Lutero que el hecho de convertirse en un líder
religioso a su lado, destruiría su reputación como estudioso y pondría en
peligro sus obras de pensamiento puro, un trabajo que le había llevado décadas
y que era su único interés y el objetivo de su existencia.
Lutero le responde que, al revés de
lo que opina Erasmo, la única manera de poder efectuar una reforma real y
completa de la Iglesia es abandonando los libros y convirtiéndose de hecho en
un líder espiritual del pueblo.
Erasmo reconoce que el gran aporte
de Lutero ha sido reunir y organizar los hasta entonces desparramados intentos
de reforma, le agradece sus desvelos y su valentía, pero se niega
definitivamente a unirse a él en su tarea.
Censura
Erasmo censurado por la Congregación
del Índice.
Todas las obras de Erasmo fueron
censuradas e incluidas en el "Índice de Obras Prohibidas" por el
Concilio de Trento. De manera similar fueron denunciadas por la mayoría de los
pensadores protestantes.
Influjo en España
La influencia de Erasmo en España
fue estudiada por Marcel Bataillon en Érasme et l'Espagne (1937), traducido al
español por Antonio Alatorre y publicado en México en 1950. El libro tuvo mucha
influencia entre hispanistas, como Albert Sicroff; pero durante el franquismo,
como tantos otros libros, no pudo editarse en España.
Homenajes póstumos
Erasmo ha sido homenajeado
innumerables veces. Existen multitud de escuelas, colegios y universidades que
llevan su nombre, comenzando por la Universidad de Róterdam.
La Red de la Comunidad Europea para
Intercambios Académicos lleva asimismo el nombre de Programa Erasmus en
homenaje al carácter multinacional y europeísta del filósofo humanista.
Erasmo en el arte
Erasmo, en un retrato de Quentin
Metsys (Palacio Barberini, Roma).
Erasmo fue representado en retratos
por diversos pintores; algunos llegaron a conocerlo, pero otros tuvieron que
recurrir a imágenes ajenas. Entre sus primeros retratistas se cuenta Quentin
Metsys; una efigie pintada por él fue tomada como modelo por Durero para un
retrato grabado de Erasmo, nada fiel a sus rasgos según él mismo juzgó.
Hans Holbein el Joven fue el
principal retratista de Erasmo; pintó diversas versiones de su efigie y a
cambio Erasmo le dio cartas de recomendación para que obtuviese un buen empleo
en Londres. Hacia 1630, Anton van Dyck se basó en uno de estos retratos, de
1530, para un grabado destinado a su serie Iconografía. Si bien no completó el
grabado por deficiencias técnicas, la plancha llegó a imprimirse en varias
ediciones que son ahora muy cotizadas. Otro grabado fue realizado en fechas
próximas por Lucas Vorsterman I.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Erasmo_de_R%C3%B3terdam
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