Lucas Alamán
Alamán formó parte de una
prestigiosa y adinerada familia española. Sus padres fueron Juan Vicente Alamán y María Ignacia de
Escalada y Madroñero, descendiente
de los marqueses de San Clemente.
Estudió en el Real Seminario de
Minería de la Nueva España, donde destacó en disciplinas como mineralogía,
física, química y botánica. Viajó con frecuencia por varios y diferentes países
participando como científico y diplomático, convirtiéndose en uno de los
hombres con mejor educación en el virreinato. Salió de Veracruz en
enero de 1814 llegando a Cádiz, en el Reino
de España, para después tratar con personas de peso político de su tiempo como el dominico Servando Teresa de
Mier. Las relaciones que había establecido en
el extranjero le permitieron ser un hombre culto y crítico de su realidad
novohispana. De igual forma las relaciones le abrieron espacios en puestos
públicos de gran importancia.
La juventud de Lucas Alamán tiene
también un hecho histórico que lo marcó para definir en su vida futura sus
ideales. En 1810 las tropas insurgentes de Miguel Hidalgo lograron llegar a
Guanajuato para atacar la Alhóndiga de Granaditas donde se resguardaban las
familias adineradas. Los disturbios estaban cerca de su casa, misma que no fue
atacada por órdenes de Miguel Hidalgo, siendo testigo del saqueo y elevada
violencia de algunos miembros del ejército insurgente.
Muy diversos son los juicios que
Lucas Alamán expresó sobre la guerra de Independencia. Sin embargo, cuando aún
vivían las ilusiones de su primer ideario político, teñido de liberalismo, se
expresó con cuidado en defensa de la Independencia. Pero como todo hombre
critico, con el tiempo y su devenir durante diversos periodos administrativos
en que colaboró (hasta 1832) externó en diversos escritos y documentos
diplomáticos su adhesión franca a este suceso. De la misma forma se puede
advertir en ciertos escritos suyos un cambio de postura en torno al proceso de
Independencia, donde domina una pluma amarga y con violento resentimiento
contra una causa antes elogiada: Pareciera que ese torrente desbordado de
pasiones populares que llegó de repente a ese joven Lucas Alamán, el cual no
estaba consiente del pueblo, quedó impregnado en su ideario por la toma de
Guanajuato, suceso que lo persiguió toda la vida y que se encuentra presente en
sus escritos de juventud y vejez, en menor y mayor medida.
Por otra parte, estudiar el concepto
que tenía Lucas Alamán sobre las diversas formas de gobierno es enfrentarse a
uno de los puntos básicos de su pensamiento político. Basta un examen
superficial del tema para que desde luego, se pueda señalar el cambio de su
actitud según la diferente posición desde la cual contemplaba los problemas. Le
parecía imposible que el sistema representativo, republicano, democrático y
federal, existiera en un país con las características como el nuestro, de ahí
que en el desenvolvimiento de los sucesos cotidianos encontrara múltiples
ejemplos que precian probar su tesis. La cuestión planteada dentro de la lógica
de Lucas Alamán era muy simple, imposible adaptarse a instituciones
completamente ajenas a las condiciones peculiares de la realidad mexicana. Era
preciso que la forma de gobierno fuera resultado natural de la realidad
histórica, esto quería decir que habían de hacerse gradualmente las reformas
aún siendo urgentes.
Fue Lucas Alamán el organizador y
fundador del Partido Conservador. Su ideal político en muchos de los aspectos
fue el de Inglaterra, donde encontraba el lento y seguro desenvolvimiento de la
tradición en su sentido más progresista con una serie de pesos y contrapesos de
conservadurismo y liberalismo. Y fue así como con el transcurso de los años la
transformación del país y sus diversos tropiezos y fracasos, hicieron que se
fuera madurando el ideario del partido conservador.
Polemizar en torno a la cuestión de
Educación que Lucas Alamán llevo a cabo durante su vida nos deja ver que las
diversas ocasiones que ocupó el Ministerio dirigió sus mejores esfuerzos a
favor de la educación popular, técnica y superior. Lucas Alamán, recién llegado
del viejo continente opinaba que sin instrucción no habría libertad, y cuanto
más difundida estuviera esta libertad, más solida y consolidada se hallaría
dicha instrucción. A su vez refería que la enseñanza de la instrucción pública
seria pilar fundamental para comprender de mejor manera todos los problemas que
giraban en torno a las funciones del Estado. Dicha preocupación, sin duda se
puede encontrar en diversos documentos donde, de manera reiterativa,
manifestaba su gran interés en la educación. Dicho con otras palabras, Lucas
Alamán quería que la educación tuviese un objeto más amplio que la escritura y
la lectura misma, donde el objeto principal de la enseñanza pública fuera la
educación moral y política.
Este gran proyecto que Lucas Alamán
impulso y que pugnaba tenía una serie de dificultades ya que, para que fuera
sólida y fructífera, era necesario que la instrucción religiosa estuviera en su
base para crear hábitos de trabajo y de moralidad, sin los cuales Lucas Alamán
consideraba era imposible avanzar con reformas sustanciales. Es sin duda que
con esta base Lucas Alamán aseguraba que el impulso de la educación permitiría
que se formaran ciudadanos útiles y virtuosos. Y efectivamente Lucas Alamán no
descansó hasta ver logrado en el gobierno de Bustamante gran parte de este
proyecto, reformando la enseñanza superior de acuerdo a los criterios antes
mencionados.
Es muy importante mencionar que
durante su primer periodo ministerial reorganizó el Jardín Botánico, estableció
el Museo de Historia Natural y de Antigüedades, fundó el Archivo General, ayudó
a la Academia de San Carlos. Y quizá uno de sus principales proyectos fue la
fundación de la Universidad de Guanajuato y de dos escuelas más, una de
agricultura en Celaya y otra de Comercio en la Ciudad de México.
Durante el mandato de Bustamante
rediseñó la instrucción en general, dividiendo en cuatro bloques la enseñanza,
en un primer bloque se encontraban las ciencias eclesiásticas, en un segundo
derecho, política y literatura clásica, en un tercero las ciencias físicas y
naturales, y en un cuarto las ciencias médicas. Con este diseño se destinó el
Seminario Conciliar a estudio de las ciencias eclesiásticas; el Colegio de San
Ildefonso a la enseñanza del Derecho, las Ciencias Políticas y Económicas y la
Literatura Clásica; el Colegio de Minería a las Ciencias Físicas y Matemáticas
y el del San Juan de Letrán a las Ciencias Medicas. Pero por si no fuera poco
estableció una escuela de Artes y Oficios a la que consideró de tanta
importancia como las anteriores.
Considero que el mérito principal de
este enorme trabajo que Lucas Alamán desarrollo a lo largo de su vida, pero
principalmente en la consolidación de la educación en México, sin duda
consistió en un ingenioso y majestuoso plan que dividió y clasificó la
enseñanza en una especie de ramificación, que ayudó en gran medida a la plena
identificación de los elementos esenciales de cada una de las disciplinas, cosa
que no estaba diferenciada tiempo atrás, pasando como disciplinas desconocidas
y sin objeto en sí, dentro del sistema colonial.
Lucas Alamán tenía muy claro el
alcance de esta organización, tan necesaria dentro de este naciente modelo, que
sin duda alguna se enfrentaba a un proceso en el cual el pueblo debía ya de
gobernarse por sí mismo, y con el paso del tiempo, generar a hombres de Estado.
Sin embargo, como todo proyecto y modelo es grato mencionar que dicho modelo
tenia defectos, algunos muy visibles, como la no existencia de un fondo para
pagar la enseñanza, el no acceso de las masas a este gran beneficio que se
proyectó y sobre todo de la suerte que corría la existencia misma de la Universidad.
En 1821, antes de la consumación de
la independencia de México, Alamán fue diputado ante las cortes del Trienio
Liberal (el parlamento nacional español) con la representación de la provincia
de Nueva Galicia (actualmente: Jalisco, San Luis Potosí, Nayarit, Sonora,
Sinaloa, entre otros estados) en la Nueva España. Para llevar a cabo este
cargo, tuvo que viajar a la península ibérica. El tiempo que estuvo allá,
escribió uno de los más importantes textos de su carrera: Ensayo sobre la
decadencia de la minería en la Nueva España. Esto provocó que se dieran algunos
decretos que beneficiaran en el aspecto minero al país por la Junta Provisional
Gubernativa.
También propuso que la corona
española para crecer debía constituirse como imperio, permitiendo que príncipes
de linaje español tomaran el trono en México, Perú y la Nueva Granada. Esta fue
una de las razones por las cuales se le propuso un lugar en la corte, pero él
no lo aceptó. Viajó a París, después a Londres, y allí fundó la Compañía Unida
de Minas, que inició una explotación en Durango, en el Cerro del Mercado.
Después de la independencia de la
Nueva España, Alamán regresó a México y se convirtió en uno de los políticos
más influyentes en el naciente país. Fue cofundador y miembro permanente del
Partido Conservador Mexicano, que apoyó la organización centralista de México.
Se dijo que había sido uno de los organizadores del asesinato del héroe de la
independencia Vicente Guerrero, pero fue llevado a juicio y se comprobó que se
le acusaba injustamente, por lo que quedó libre.
En la junta que gobernó México tras
la caída del Emperador Agustín de Iturbide, Alamán tuvo de 1823 a 1825 el
puesto de ministro del Interior y de Relaciones Exteriores. Fue miembro de la
junta que gobernó brevemente en 1829, después de que se ejecutara el Plan de
Jalapa, el cual tenía como objetivo la instalación de Anastasio Bustamante como
presidente. Después de lo que se vio como el desastre del despojo de Texas en
1836, Alamán se retiró en gran medida de la política, aunque siguió promoviendo
los intereses del país como director de la Junta de Fomento de la Industria
(Dirección de la Promoción de la Industria) desde 1839 hasta su muerte.
En la década de 1840 se dedicó
principalmente a escribir la historia de México desde la perspectiva de un
conservador. Sus principales obras fueron Disertaciones sobre la Historia de la
República Mejicana en tres volúmenes, escritos y publicados de 1844 a 1849, y
sus cinco volúmenes de Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que
prepararon la independencia en el año de 1808 hasta la época presente,
entendiendo por época presente la etapa en la que vivió el autor, quien publicó
dichos volúmenes en México de 1849 a 1852. Esta historia fue una de las grandes
producciones intelectuales del Partido Conservador de México del siglo XIX que,
junto a las obras de Carlos Pereyra, ya en el siglo XX, es una de las pocas
historias escritas por autores mexicanos que consideran la presencia española
en el país de manera favorable.
Otros trabajos y muerte
Aunque en el ámbito político Alamán
fue un conservador a ultranza, en los ámbitos industrial y económico, en
cambio, se comportó como un auténtico progresista, desarrollando en tales
ámbitos una amplia actividad. Después de un largo tiempo presentó lo siguiente:
Uno de sus aportes representativos
fue el conocido “Pacto de Familia”, un proyecto de integración cuyo fin era
fortalecer la posición de la región en el mundo. El objetivo era reavivar la
solidaridad continental, y promover una nueva asamblea hispanoamericana como
espacio fundamental para alcanzar acuerdos, Lucas Alamán envió dos
plenipotenciarios —Manuel Díez de Bonilla y Juan de Dios Cañedo— a Centro y
Sudamérica. El “Pacto de familia”, fue la esencia de una ambiciosa propuesta
regional que suponía la conversión de México en la “Metrópoli de toda la
América”. Su intención consistía en enviar plenipotenciarios a los países del
sur para invitarlos a participar en la conformación de un sistema
hispanoamericano que les permitiera hacer frente a problemas comunes, que
incrementara el peso del conjunto de países en la escena internacional y que
estrechara sus vínculos en forma permanente a través de la cooperación.
Fundó varios periódicos, entre los
que estuvieron El Tiempo y El Universal, órganos que sirvieron para la
formación de una ideología conservadora en México y que aparecieron justamente
en el momento en que Alamán componía su Historia de Méjico (el nombre del país:
México, se escribía así en aquellos años). También escribió el texto Semblanzas
e ideario.
Entre sus acciones más importantes
se encuentran la creación en la Ciudad de México, a partir del Gabinete de
Historia Natural, del «Museo Nacional Mexicano» (hoy en día desde hace ya
tiempo escindido en dos museos separados: el Museo de Historia Natural y el
Museo Nacional de Antropología) y la fundación del Archivo General de la
Nación. Este último ha sido muy importante para el aprendizaje de los
acontecimientos históricos en México y la comprensión de los procesos políticos
de la República mexicana. También fundó y dirigió una empresa minera,
estableció la primera fundición independiente en México en 1825, administró los
bienes de los descendientes de Hernán Cortés, y se desempeñó como gobernador de
la ciudad de México en 1849.
Alamán envío al Congreso un nuevo
proyecto que contemplaba la creación de un banco diseñado especialmente para
fomentar la industria nacional: el Banco de Avío. Las operaciones del Banco de
Avío ofrecerían préstamos a compañías o particulares a un interés razonable. Él
estaba convencido de la necesidad de construir una industria nacional como una
vía necesaria para consolidar la independencia y caminar por el rumbo del
progreso.
El fortalecimiento industrial para
Lucas Alamán se vinculaba estrechamente con su idea de la soberanía nacional.
Lamentablemente el fracaso del Banco de Avío se explica por diversas razones,
entre las que destacan la falta de experiencia de sus directores y la situación
precaria de la Hacienda Pública.
Volvió al servicio público nacional
en 1851, cuando Santa Anna lo nombró por última vez para el cargo de secretario
de Relaciones Exteriores, en el cual realizó su trabajo hasta el día de su
muerte (a causa de neumonía), el 2 de junio de 1853.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Lucas_Alam%C3%A1n
https://regeneracion.mx/opinion-sobre-la-nocion-de-educacion-de-lucas-alaman/
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