Mahatma Gandhi
Gandhi nació el 2 de
octubre de 1869 en Porbandar, una ciudad costera del pequeño estado principesco
de Kathiawar, actualmente en el estado de Guyarat (India). Su familia era de la
casta vaisia (comerciante). Fue el hijo de Karamchand Gandhi, el diwan (primer
ministro) de Porbandar. Su madre, Putlibai, la cuarta esposa de su padre, tuvo
una gran influencia en su niñez, cuando Gandhi aprendió a muy temprana edad a
no hacer daño a ningún ser viviente, a ser vegetariano, a ayunar para
purificarse, y a ser tolerante con otros credos religiosos. Fue el menor de
tres hermanos, Laksmidas y Karsandas (varones) y una hermana de nombre
Raliatbehn.
A sus trece años, sus
padres arreglaron su matrimonio con Kasturba Makharji, de la misma edad y
casta, con quien tuvo cuatro hijos.
En su juventud, Gandhi
fue un estudiante mediocre en Porbandar. Posteriormente en Rajkot, en 1887,
logró pasar a duras penas el examen de admisión de la Universidad de Mumbai,
matriculándose en la Escuela de Samaldas, en Bhavnagar. No estuvo mucho tiempo
allí, porque aprovechó la oportunidad que se le presentó de estudiar en
Inglaterra, país al que consideraba como «cuna de filósofos y poetas, el centro
de la civilización». Estudió Derecho en la University College de Londres.
Regresó a la India después de lograr su licenciatura para ejercer la abogacía
en la India.
Trató de establecerse
como abogado en Bombay, pero no tuvo éxito, pues en aquel entonces la profesión
de abogado estaba sobresaturada y Gandhi no era una figura dinámica en los tribunales.
Regresó a Rajkot ejerciendo la modesta labor de preparar peticiones de
litigantes. Tuvo que dejar esta tarea tras un altercado con un oficial
británico, en un incidente en el que trató de abogar por su hermano mayor.
Trabajo
en Sudáfrica
En 1893 aceptó un
contrato de trabajo por un año con una compañía india que operaba en Natal
(Sudáfrica). Se interesó por la situación de los 150 000 compatriotas que residían ahí, luchando
contra las leyes que discriminaban a los indios en Sudáfrica mediante la
resistencia pasiva y la desobediencia civil.
El incidente que
serviría como un catalizador de su activismo político ocurrió dos meses después
de su llegada a Sudáfrica, cuando viajando a Pretoria, fue sacado forzosamente
del tren en la estación de Pietermaritzburg porque se negó a mudarse de la
primera clase a la tercera clase, que se destinaba a la gente negra. Más tarde,
viajando en una diligencia, fue golpeado por el conductor porque se negó a
ceder su asiento a un pasajero de piel blanca. Además, en este viaje, sufrió
otras humillaciones al serle negado alojamiento en varios hoteles debido a su
raza. Esta experiencia le puso mucho más en contacto con los problemas que
sufría cotidianamente la gente negra en Sudáfrica. Asimismo, después de haber
sufrido el racismo, prejuicio e injusticia en Sudáfrica, comenzó a cuestionar
la situación social de sus coterráneos y de él mismo en la sociedad de ese
país.
Cuando se terminó su
contrato, se preparó para volver a la India. En la fiesta de despedida en su
honor en Durban, hojeando un periódico se informó de que se estaba elaborando
una ley en la Asamblea Legislativa de Natal para negar el voto a los indios.
Pospuso su regreso a la India y se dedicó a la tarea de elaborar diversas peticiones,
tanto a la asamblea de Natal como al gobierno británico, tratando de evitar que
dicha ley fuese aprobada. Si bien no logró su objetivo, ya que la ley fue
promulgada, logró, sin embargo, llamar la atención sobre los problemas de
discriminación racial contra los indios en Sudáfrica.
Amplió su estancia en
este país, fundando el Partido Indio del Congreso de Natal en 1894. A través de
esta organización pudo unir a la comunidad india en Sudáfrica en una fuerza
política homogénea, inundando a la prensa y al gobierno con denuncias de
violaciones de los derechos civiles de los indios y pruebas de la
discriminación por los británicos en Sudáfrica.
Gandhi regresó a la
India por un breve periodo para llevar a su esposa e hijos a Sudáfrica. A su
regreso, en enero de 1897, un grupo de hombres blancos lo atacó y trató de
lincharlo. Como clara indicación de los valores que mantendría por toda su
vida, rehusó denunciar ante la justicia a sus atacantes, indicando que uno de
sus principios era el no buscar ser resarcido en los tribunales por los daños
infligidos a su persona.
Al principio de la
guerra anglo-bóer en Sudáfrica, Gandhi consideró que los indios debían
participar en dicha guerra si aspiraban legitimarse como ciudadanos con plenos
derechos. Así, organizó cuerpos de voluntarios no combatientes que asistieran a
los británicos. Sin embargo, al terminar la guerra, la situación de los indios
no mejoró; de hecho, continuó deteriorándose.
En 1906 el gobierno de
Transvaal promulgó una ley que obligaba a todos los indios a registrarse. Esto
originó una protesta masiva en Johannesburgo, donde por primera vez Gandhi
adoptó la plataforma llamada satyagraha (‘apego o devoción a la verdad’) que
consistía en una protesta no violenta.
Gandhi insistió en que
los indios desafiaran abiertamente, pero sin violencia, la ley promulgada,
sufriendo el castigo que el gobierno quisiera imponer. Este desafío duró siete
años en los que miles de indios fueron encarcelados (incluyendo a Gandhi en varias
ocasiones), azotados e incluso fusilados por protestar, rehusar registrarse,
quemar sus tarjetas de registro y cualquier otra forma de rebeldía no violenta.
Si bien el gobierno logró reprimir la protesta de los indios, la denuncia en el
exterior de los métodos extremos utilizados por el gobierno de Sudáfrica
finalmente obligó al general sudafricano Jan Christian Smuts a negociar una
solución con Gandhi.
Inspiración
Durante sus años en
Sudáfrica, Gandhi se inspiró en la Bhagavad-guita y en los libros de León
Tolstói, particularmente en El Reino de Dios está en Vosotros. En la década de
1880, Tolstói se había convertido profundamente a la causa del anarquismo
cristiano. Gandhi tradujo otro libro de Tolstói llamado Carta a un indio
(1908), en respuesta a los nacionalistas indios que apoyaban la violencia.
Gandhi permaneció en contacto con Tolstói hasta la muerte de este en 1910.
La carta de Tolstói se
basa en las doctrinas hinduistas y las enseñanzas del dios Krisna en relación
con el creciente nacionalismo indio. Gandhi también se inspiró en el escritor
estadounidense, y también anarquista, Henry David Thoreau que escribió el
famoso ensayo La desobediencia civil. El mismo Gandhi, en parte, se ha
convertido en un referente muy representativo del anarquismo pacifista.
Igualmente, la
influencia de Henry S. Salt sobre Gandhi fue muy notable, y en especial su obra
A plea for vegetarianism, tal y como él mismo expresó en su discurso en la reunión
de la Vegetarian Society en 1931.
Sufragismo
En el artículo que
publicó en "Indian Opinión" titulado "Hechos mejor que
palabras" relató lo sucedido a 20 mujeres que fueron encarceladas por
acosar a miembros de la Cámara de los Comunes y por causar daños materiales. Se
trataba de mujeres pertenecientes al movimiento sufragista inglés, que se
negaron a pagar la multa como consecuencia de lo cual ingresaron en prisión.
Gandhi dijo sentirse atraído por este movimiento, que le sirvió de inspiración,
citándolo como referente para los indios de Transvaal.
Sin embargo, años
después, en 1926, identificó como resistencia pasiva al movimiento sufragista y
puso especial empeño en que no se confundiera con su satyagraha.
... mientras en la resistencia pasiva había lugar para el
odio, siempre tenía intención de hostigar al adversario o podía ser una
preparación para el uso futuro de la fuerza; en la satyagraha solo había
espacio para el amor, no existía la más remota intención de dañar al otro
bando, postulaba la conquista del adversario mediante el sufrimiento propio o
no admitía nunca el uso de la fuerza.
Regreso
a la India
Gandhi regresó a la
India en 1915. En esta época ya había cambiado sus hábitos y estilo de vida
adoptando los más tradicionales de la India. Al principio trató de lanzar un
nuevo periódico y de practicar la abogacía, pero fue disuadido por Gopal Krisna
Gokhale, que lo convenció para que se dedicase a labores de mayor importancia
nacional.
Gandhi y su esposa
Kastūrbā viajaron por toda la India. Mantenía una copiosa correspondencia con
diferentes personajes de su país y continuaba experimentando con su dieta y
profundizando sus conocimientos sobre religión y filosofía, pero, sobre todo,
prestó principal atención a la política.
Marcha
de la sal
Del 12 de marzo al 6 de
abril de 1930 protagonizó una importante protesta no violenta, conocida como
marcha de la sal (salt satiagraha), que serviría de inspiración a movimientos
como el del estadounidense Martin Luther King.
La
Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra
Mundial estalló el 1 de septiembre de 1939, cuando la Alemania nazi invadió
Polonia. Inicialmente, Gandhi había favorecido la política de indiferencia y no
violencia contra los británicos, pero la inclusión unilateral de la India en la
guerra, sin la consulta de los representantes del pueblo, ofendió a otros
líderes del Congreso. Todos los miembros del Congreso eligieron dimitir en masa.
Después de largas
deliberaciones, Gandhi declaró que la India no podría ser partidaria de una
guerra que, aparentemente, era una lucha para la libertad democrática, mientras
que esa misma libertad le era negada a la India.
Mientras progresaba la
guerra, Gandhi intensificó su reclamo de independencia, bosquejando un
llamamiento para que los británicos abandonasen la India. La rebelión de Gandhi
y la más definitiva del Partido del Congreso tuvieron como objetivo el asegurar
la salida británica de la India.
En el congreso del
partido en 1942, Gandhi fue criticado por algunos miembros del mismo y por
otros grupos políticos indios, favorables a los británicos y opuestos a la
posición de Mohandas. Opinaban que el no apoyo a Gran Bretaña en su lucha a
vida o muerte contra el nazismo era inmoral.
Para la India fue el
movimiento más poderoso de la historia de su lucha, con detenciones y violencia
en una escala sin precedentes. Millares de combatientes por la libertad
murieron o cayeron heridos por el fuego de la policía, y cientos de miles
fueron arrestados.
Gandhi y sus partidarios
tuvieron claro que no apoyarían el esfuerzo de la guerra a menos que le fuera
concedida la independencia inmediata a la India. Él incluso tuvo claro que esta
vez el movimiento no pararía, aunque fueran cometidos actos individuales de
violencia, y ordenó decir que «la anarquía» alrededor de él era «peor que la
anarquía verdadera». Él invitó a todos los miembros del Congreso e indios a
mantener la disciplina vía ahimsa (no violencia), y karó ia maró (‘hecha o
dada’) en la causa última de la libertad.
Los británicos
arrestaron a Gandhi y a todo el comité de trabajo del congreso en Bombay el 9
de agosto de 1942. Retuvieron a Gandhi durante dos años en el palacio de Aga
Khan en Pune. Fue entonces cuando Gandhi sufrió dos golpes terribles en su vida
personal. Su secretario Mahadev Desai (de 42 años) murió de un ataque al
corazón seis días después y su esposa Kasturbá murió tras 18 meses de
encarcelamiento, en febrero de 1944; Gandhi sufrió seis semanas más adelante un
ataque grave de malaria. Lo liberaron antes de finalizar la guerra, el 6 de
mayo de 1944, debido a su débil estado de salud y a la necesidad de curarse. El
Raj británico no quería que él muriera en prisión y que eso produjera odio en
la nación.
Aunque el movimiento no
violento de la India tuvo moderados éxitos en su objetivo, la despiadada
represión del movimiento trajo el orden a la India a finales de 1943. Con el
final de la guerra, el imperio británico dio indicaciones claras de que el
poder sería transferido a manos indias. En este punto Gandhi ordenó suspender
la lucha, consiguiendo que liberaran a alrededor de 100 000 presos políticos,
incluyendo la dirección del Partido del Congreso.
Partición
de la India (1945-1947)
Gandhi recomendó al
Congreso rechazar las propuestas del Plan de la Misión del Gabinete creado por
los británicos en 1946. Desconfiaba de la idea de compartir el poder con la
Liga Musulmana y las divisiones y descentralización que proponían los
británicos.
Entre 1945 y 1947, más
de 5000 personas murieron en enfrentamientos entre hinduistas y musulmanes. La
Liga era popular en las regiones donde había una mayoría musulmana, como
Panyab, Bengala, Sindh, NWFP y Baluchistán.
El plan de la división
de la India fue aprobado por el Congreso como una forma de evitar una guerra
civil hinduista-musulmana a gran escala. Los líderes del Congreso sabían que,
si bien Gandhi era visceralmente opuesto a la partición de la India, también
era prácticamente imposible aceptar el plan sin la aprobación de Gandhi, porque
el respaldo de que gozaba en toda la India era muy fuerte. Sadar Patel, persona
de confianza de Gandhi, fue el encargado de lograr su consentimiento al plan de
división.
Gandhi gozaba de gran
influencia en las comunidades hinduistas y musulmanas. Su mera presencia
evitaba y paraba desórdenes y motines. Se oponía vehementemente a cualquier
plan que implicara la partición de la India. Por otra parte, la Liga Musulmana
argumentaba que la superioridad numérica de los hinduistas oprimiría
sistemáticamente a la minoría musulmana en una India unida y que una nación
musulmana separada era la única solución. Sin embargo, muchos musulmanes en la
India vivían junto a hinduistas, sijes, budistas, cristianos, yainas, parsis y
judíos y eran partidarios de la unidad de la India.
Pero Muhammad Ali
Jinnah, líder de la Liga Musulmana tenía un amplio respaldo en Panyab
Occidental, Sindh, NWFP y Bengala Oriental, es decir todo lo que forma hoy en
día Pakistán y Bangladés. El día de la transferencia del gobierno, Gandhi no lo
celebró como en el resto de la India y estuvo solo ese día en su residencia en
Calcuta.
Asesinato
y sus últimas palabras
El 30 de enero de 1948,
cuando Gandhi se dirigía a una reunión para rezar, fue asesinado en Birla
Bhavan (Birla House) en Nueva Delhi por Nathuram Godse, un radical hinduista
aparentemente relacionado con grupos ultraderechistas de la India, como el
partido hinduista Hahasabha, quienes le acusaban de debilitar al nuevo gobierno
con su insistencia en que le fuera pagado el dinero prometido a Pakistán.
Godse y su cómplice
Narayan Apte fueron juzgados y condenados a muerte. Su ejecución se realizó el
15 de noviembre de 1949. Sin embargo, el que se considera como instigador del
asesinato, el presidente del partido Hahasabha, Vinaiak Dámodar Savarkar, quedó
libre sin cargo alguno por falta de pruebas.
Una prueba de la lucha
de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir:
«¡Hey, Rama!». Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como
su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. Estas palabras están escritas
en el monumento erigido en su honor en Nueva Delhi.
Su
pensamiento sobre la salud y la alimentación
Uno de los aspectos
menos conocidos de Gandhi, pero más importante para él, es el de la autogestión
de la salud:
Aunque he tenido dos
enfermedades graves en toda mi vida, creo que el hombre no tiene prácticamente
necesidad alguna de tomar medicinas. De mil casos, novecientos noventa y nueve
pueden tratarse con una dieta bien equilibrada, un tratamiento a base de tierra
y agua y similares tratamientos caseros. Quien acude de inmediato al médico, al
vaidya [médico ayurvédico ―el antiguo sistema hinduista de medicina―] o al
hakim [arábigo, doctor o médico, en todos los países orientales, médico unani
―método griego de medicina―] por cualquier molestia, no sólo pone en peligro su
vida, sino que se convierte en un esclavo de su cuerpo, en lugar de seguir
siendo su amo, por lo que pierde el control de sí mismo y deja de ser un
hombre.
Mahatma
Gandhi: Gandhi’s Health Guide [‘guía de Gandhi para la salud’]. California: The
Crossing Press. Hay versión en español: Gandhi; sus propuestas sobre la
medicina, la salud y la sexualidad (pág. 224). Barcelona: Amat, 2005.
Vale la pena analizar
por qué escogemos la profesión médica. No cabe duda de que no se escoge para
servir a la humanidad. Nos convertimos en médicos para obtener honores y
riqueza. Me he empeñado en demostrar que en esta profesión no hay un verdadero
servicio a la humanidad y que es nociva para todos los seres humanos. Los
médicos hacen gala de sus conocimientos y cobran sumas exorbitantes. Sus
preparados, que tienen un coste intrínseco de unos pocos peniques, cuestan
chelines. El pueblo, con su credulidad y su deseo de librarse de algunas
enfermedades, permite que lo estafen. ¿No son entonces mejores los curanderos,
a quienes conocemos, que los médicos que se las dan de humanitarios?
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 30
Hemos adquirido el
hábito de llamar al médico por la más trivial de las enfermedades y, donde no
hay médicos, se busca el consejo de simples curanderos. Vivimos con la fatal
ilusión de que ninguna enfermedad puede curarse sin medicamentos. Esta creencia
ha hecho más daño a la humanidad que cualquier otro mal. No cabe duda de que
tenemos que curarnos las enfermedades, pero no son los medicamentos los que las
curan. Y no sólo son estos sencillamente inútiles, sino que a veces son
decididamente nocivos. El hecho de que un hombre enfermo tome pócimas y
medicamentos es tan tonto como intentar cubrir la mugre que se ha acumulado en
el interior de una casa. Cuanto más se la cubre, más rápido será el proceso de
putrefacción. Y lo mismo sucede con el cuerpo humano. La enfermedad o el malestar
es sólo la advertencia que nos hace la Naturaleza acerca de que hemos acumulado
inmundicias en alguna parte del cuerpo: sin duda, sería sabio dejar que la
Naturaleza la removiera, en lugar de cubrirla con la ayuda de medicamentos.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 30
Gandhi era un
experimentador y promotor del crudiveganismo:
Del examen del cuerpo
humano se deduce que el hombre está condicionado por la Naturaleza para
alimentarse sólo de vegetales. Existe la mayor afinidad entre los órganos del
cuerpo humano y los de los animales que se alimentan de frutos. El mono, por
ejemplo, es muy similar al hombre en cuanto a forma y estructura, y es un
animal que se alimenta de frutos.
Mahatma
Gandhi: Gandhi’s Health Guide [‘guía de Gandhi para la salud’]. California: The
Crossing Press.
Hay versión en español:
Gandhi; sus propuestas sobre la medicina, la salud y la sexualidad (pág. 141).
Barcelona: Amat, 2005.
Yo siempre he propiciado
la dieta puramente vegetariana, pero la experiencia me ha enseñado que, a fin
de mantenerme en perfecta forma, esa dieta debe incluir leche y ciertos
productos lácteos, como la cuajada, la mantequilla y la ghee. Esto significa un
desvío de mi idea original. […] Pero estoy convencido de que en el vasto reino
vegetal debe haber alguno que, a la vez que sustituya las sustancias necesarias
que extraemos de la leche y de la carne, no tenga los inconvenientes de estas,
ni éticos ni de ninguna otra clase.
Mahatma
Gandhi, ibídem. pág. 143.
No considero necesario
que el hombre coma carne en ningún lugar y en ningún clima en los que pueda
vivir de ordinario un ser humano. Sostengo que comer carne es inadecuado para
nuestra especie.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 144.
La dieta vegetariana no
tiene precio para mí. Siento que el progreso espiritual demanda en algún
momento que dejemos de matar a nuestros prójimos para satisfacer nuestros
deseos corporales.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 146.
Por tanto, la única base
para tener una población vegetariana y proclamar el principio vegetariano es y
debe ser la moral.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 148.
El valor ético de los
alimentos crudos no tiene parangón. Desde el punto de vista económico, estos
alimentos tienen posibilidades que no ofrece ningún alimento cocido. En
consecuencia, procuro obtener la generosa ayuda de todos los médicos y los
legos interesados en reformar dietas.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 161.
Como investigador de la
Verdad, considero necesario encontrar la alimentación perfecta para que el
hombre pueda mantener en buen estado el cuerpo, la mente y el alma. Creo que la
búsqueda sólo puede tener éxito con una alimentación cruda, y que en el reino
vegetal hay un sustituto efectivo de la leche que, como todo médico reconoce,
tiene sus desventajas, y que la Naturaleza no ha destinado para el hombre, sino
para los bebés y los cachorros animales. No creo que ningún precio sea
demasiado caro para seguir buscando lo que, a mi juicio, es tan necesario desde
más de un punto de vista. Por tanto, buscaré que almas afines me den
información y orientación.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 176.
En Inglaterra hay muchos
hombres que han hecho una dieta exclusivamente a base de frutas y que han
dejado constancia de los resultados de sus experiencias respectivas. Hubo
quienes la adoptaron no por cuestiones religiosas, sino de salud. Un médico
alemán, llamado Just, ha escrito un tomo voluminoso al respecto, estableciendo
el valor de una dieta a base de frutas con muchos argumentos y pruebas. El
médico, que ha curado muchas enfermedades con esa dieta, combinándola con la
vida al aire libre, llega a decir que los habitantes de cualquier país pueden
encontrar los elementos de nutrición en los frutos de sus propios territorios.
En este sentido, quizá corresponda que cite aquí mi propia experiencia. En los
últimos seis meses he comido sólo frutas -he rechazado tanto la leche como la
cuajada-. Mi dieta actual consiste en plátanos, cacahuetes, dátiles y aceite de
oliva, con algún que otro fruto cítrico, como la lima. Aunque no puedo decir
que mi dieta sea un éxito total, un período de seis meses es demasiado corto
para alcanzar conclusiones definitivas sobre un tema tan vital como el cambio
total de dieta. No obstante, sí puedo decir que durante ese período he podido
mantenerme sano, mientras que otros eran atacados por distintas enfermedades, y
que mi fuerza física y mental es mayor que antes. Tal vez no pueda levantar
cosas muy pesadas, pero puedo trabajar durante más tiempo sin fatigarme.
También puedo hacer más tareas mentales y con mayor persistencia y decisión. He
probado la dieta de frutas y frutos en muchos enfermos e invariablemente les ha
hecho bien. Mi propia experiencia, así como los estudios que he hecho del tema,
me han confirmado la creencia de que es la mejor dieta para nosotros, los
humanos.
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 181.
La dieta de frutas
resultó de lo más conveniente. Prácticamente no cocinábamos nada, puesto que lo
que comíamos, por lo general, eran cacahuetes, plátanos, dátiles, limas y
aceite de oliva. En los cinco años que hice esa dieta nunca me sentí débil y
nunca enfermé. También durante ese período mi cuerpo funcionó a su máxima
capacidad, tanto que un día caminé más de 80 kilómetros, cuando lo habitual en
mí eran 60 kilómetros en un día.9
Mahatma
Gandhi, ibídem, pág. 232.
Gandhi llevó una vida
sencilla. Confeccionaba sus propias piezas de ropa y se oponía radicalmente al
maltrato de los animales:
Siento que el progreso
espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos,
criaturas de Dios, y solo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales
apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo
avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino
cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor
duda, una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu.
Gandhi
Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que
trata a sus animales.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mahatma_Gandhi
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