Silvio Rodríguez
Silvio
Rodríguez Domínguez nació en el barrio de La Loma ubicado en San Antonio de los
Baños, pueblo que pertenecía entonces a la Antigua provincia de La Habana y que
hoy se ubica en la Provincia de Artemisa, a 26 kilómetros al sur de La Habana.
Se crio en una familia campesina de escasos recursos. Su padre, Víctor
Dagoberto Rodríguez Ortega, fue un campesino agrícola, quien en su juventud
trabajó como tallador de diamantes y luego como tapicero, carpintero y
ebanista; su madre, Argelia Domínguez León, además de dedicarse a las
labores domésticas,
compartió
durante su adolescencia un dúo
de canto con su hermana Orquídea
Domínguez,
con el cual participó en emisoras de radio y eventos culturales. La primera
canción que recuerda haber escuchado de su madre es «El colibrí», de la
tradición popular y que más adelante haría suya en diversas giras
internacionales. Uno de sus tíos, Ramiro Domínguez, era músico de profesión, y
participaba en la agrupación Jazz Band Mambí. Este ambiente musical,
iniciado por su abuela María
León
y su esposo Félix
Domínguez,
amantes de la trova, motivaría
el gusto musical de Silvio desde su niñez.
Desde
los dos años de edad ya cantaba para los amigos de su padre. A los pocos años
participó en el concurso musical Buscando una estrella para la hoy desaparecida
emisora radial cubana CMQ, siendo invitado luego de unos días a otro concurso
musical infantil de dicha radio, esta vez dirigido por el conocido locutor
Germán Pinelli. En aquella ocasión Silvio ganó el primer lugar interpretando el
bolero «Viajera».
Gracias
a una posibilidad de un mejor trabajo para su padre en el negocio de la
tapicería, al cumplir cinco años de edad, Silvio se traslada con su familia a
La Habana, un año después del nacimiento de su hermana María de los Ángeles. En
la capital participó en un evento radial con el tema «We are happy today», y
recibió de su tío Ramiro una tumbadora, que sería su primer instrumento
musical, a través del cual imitaría los ritmos de Benny Moré y Orquesta Aragón.
En
1953, a la edad de siete años y a comienzos de la Revolución cubana, su padre
lo inscribió en el Conservatorio La Milagrosa, logrando cursar en solo seis
meses tanto el preparatorio como el primer curso de piano, dictado por
Margarita Pérez
Picó.
Sin embargo, pese al entusiasmo de su profesora, Silvio perdió el interés y
abandonó sus clases al poco tiempo. A los nueve años y motivado por su padre,
quien le leía poemas de José Martí y Rubén Darío,
entre otros, comenzó
a interesarse por la literatura, llamándole la atención la obra de ambos
poetas, además del género de la ciencia ficción. Varios años más tarde, la obra
El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, formaría parte de sus libros
favoritos hasta su adultez.
A
la edad de diez años sus padres se divorciaron, regresando temporalmente con su
madre y su hermana a su pueblo natal. Los dos años que siguen a este evento
quedarían más adelante inmortalizados en diversas canciones publicadas entre
1969 y 1984, tales como «El Papalote» o «Me veo claramente». Sin embargo, en
1958 sus padres se reconcilian y deciden regresar a la capital, específicamente
a la Calle San Miguel 530, en el centro de la ciudad.
El
1 de enero de 1959, el Ejército Rebelde liderado por Fidel Castro termina con
la dictadura de Fulgencio Batista, acontecimiento que marcaría la vida y obra
musical del cantautor, y que se correspondería con la transición de su infancia
a la adolescencia. Rodríguez, aunque viajaba por ese entonces regularmente cada
fin de semana a su pueblo natal, se alistó en las Juventudes Socialistas de San
Antonio de los Baños, ingresando al año siguiente a la Asociación de Jóvenes
Rebeldes (AJR) creada por el Che Guevara. En paralelo a su participación en la
AJR, Silvio comenzó sus estudios vespertinos de bachillerato en la escuela
Carlos J. Finlay, donde entablaría amistad con Vicente Feliú, otro futuro
exponente de la Nueva Trova.
Al
año siguiente, inmersos en una tensión social debida a la nacionalización de
las empresas por parte de Cuba y el bloqueo comercial de Estados Unidos, sus
padres volvieron a separarse, esta vez definitivamente. Argelia, que entonces
trabajaba en casa como peluquera, se volvió a casar con un hombre llamado
Rolando, domiciliándose en la calle Gervasio 456, muy cerca de Dagoberto. Por
ese entonces Silvio comenzó a interesarse por la música clásica.
En
enero de 1961, Cuba rompe relaciones diplomáticas con Estados Unidos, liderado
por el recién electo presidente John F. Kennedy, quien autoriza a la CIA a
invadir el país. El 15 de abril se inician los bombardeos a La Habana, Santiago
de Cuba y San Antonio de los Baños, ciudad adonde regresó nuevamente la
familia, instigados por la madre, y a pesar de la negativa de Rodríguez, quien
ya estaba alistado en la milicia de su escuela. El retorno a su ciudad natal
fue para Silvio una ocasión
de asumir nuevas tareas y responsabilidades, pasando con ello de la
adolescencia a la juventud.
Juventud
Uno
de los primeros objetivos sociales de la Revolución cubana fue el disminuir
drásticamente el analfabetismo del país. En un año se logró disminuir la tasa
desde un 23,6% a un 3,9%. Silvio Rodríguez, todavía menor de edad, participó
como colaborador en las Brigadas de Alfabetización Conrado Benítez, en las
montañas del Escambray. Allí ayudó a impartir a los campesinos clases de
historia, geografía, gramática, matemáticas, además de explicarles elementos
del nuevo régimen, tales como la nueva Reforma Agraria. En 1961 y con solo 16
años, en una de estas campañas, Rodríguez se intoxicó con una planta venenosa,
sufriendo quemaduras de segundo grado y debiendo por ello regresar a La Habana.
Nuevamente
en la capital, conoció a los caricaturistas Virgilio Martínez y José Luis
Posada de la revista comunista Mella, para la cual empezó a colaborar a
principios de 1962. Allí conoció a los escritores Víctor Casaus y Luis Rogelio
Nogueras (Wichy el Rojo), quienes más tarde escribirían un libro sobre el cual
se basaría el guion de la película homónima Silvio: que levante la mano la
guitarra, y se inició en las obras de Lorca,
Neruda, Guillén,
Poe y Whitman. En la revista Mella el futuro cantautor se hizo conocido por su
trabajo como dibujante en la serie El hueco, y conoció además a su colega Lázaro Fundora, guitarrista
aficionado quien le enseñó a Silvio sus primeros acordes en este instrumento
musical que resultaría clave para su obra venidera.
En
1963, junto con el nacimiento de su segunda hermana, Anabell López, hija de su
madre y Rolando, Rodríguez inició estudios de pintura en la Escuela de San
Alejandro, en La Habana, y retomó las clases de piano que había abandonado en
su niñez, esta vez bajo la supervisión de Elvira Fabre Obregón.
Sin
embargo, al año siguiente y con todavía 17 años, debió incorporarse al servicio
militar obligatorio (SMO) en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde
conocería a Esteban Baños, compañero de unidad que lo instruyó en la guitarra.
Es en el campamento militar de Managua donde Silvio compuso sus primeras
canciones, interpretándolas a sus compañeros de servicio. Sus primeros temas,
entre 1964 y 1965, fueron el bolero «Saudade» y «La cascada», ambas dedicadas
al amor; «Atavismo», y luego «Nuestra ciudad», «Es sed», «Te vas» y «La otra
presencia». Su interés por el canto social vendría poco después. Paralelamente
trabajaba como dibujante en la sección de divulgación «Arte y Ciencia» de la
revista Venceremos de la Sección Política del Ejército de Occidente, puesto que
dejó en 1965 para trasladarse a la revista Verde Olivo, en la que se quedaría
hasta el final del servicio militar, trabajando en ella durante el día y
permitiéndose estudios autodidactas de guitarra por las noches.
En
1967, justo antes de acabar el servicio militar, ganó la primera mención del
concurso literario de la FAR con su libro de poemas Horadado Cuaderno Una vez
terminada esta etapa, Silvio comienza su prolífica
carrera musical.
Carrera
musical
El
debut musical de Rodríguez hacia el público general se efectuó el martes 13 de
junio de 1967 en el programa de televisión «Música y estrellas», al cual asistió como invitado de su
conductor musical Mario Romeu. En dicha ocasión Silvio interpretó sus temas «Es
sed», «Sueño del colgado y la tierra» y «Quédate». Esta última canción
aparecería mucho más adelante en su álbum Expedición, del año 2002.
Entre
noviembre de 1967 y mediados de 1968, trabajó como conductor del programa de
televisión Mientras tanto, transmitido los sábados por la noche y llamado así
por su canción homónima. El programa reunía a artistas plásticos, escritores,
cineastas y músicos consagrados e incipientes. Por este programa pasaron Bola
de Nieve, Omara Portuondo y Elena Burke, entre otros, y además le permitió
conocer a Pablo Milanés y Noel Nicola. El programa finalizaba con su canción «Y
nada más», que aparecería en su álbum Mujeres de 1978. A este período
pertenecen sus canciones «¿Por qué?» y «La leyenda del águila», canciones
protesta escritas luego de la muerte del Che Guevara en 1967. También de esta
época son sus canciones «Ay de mí», «Debajo del cañón», «Déjame regresar», «En
busca del tiempo perdido», «En ti», «Graciela», «Grita más», «Hay un grupo que
dice», «Los funerales del insecto», «María», «Muerto», «Oye», «Quién va a
pensar en algo más», «Si se va la esperanza», «Tema de la adolescencia», «Tengo
que estar en ti», «Treinta años», «Tu beso» y «Y anoche», algunas de las cuales
estaban dedicadas a Emilia, considerada por el propio cantautor como su primer
amor importante.
El
propio Silvio afirma que siempre ha sentido un cierto pánico hacia las luces y las
cámaras. Sin embargo, a pesar de su notorio nerviosismo como conductor
televisivo, su programa consiguió una notable recepción por parte del público.
La
Nueva Trova
Paralelamente,
por estos años, Rodríguez comenzó a dar sus primeros recitales en solitario y
como telonero del músico y compositor cubano César Portillo de la Luz.
A mediados de 1968, participó
en el Festival de la Canción
Protesta, festival internacional organizado por la Casa de las Américas
(fundada y dirigida por Haydée Santamaría), donde coincidió nuevamente con
Milanés y Nicola.
Este
tipo de festivales musicales, en los cuales primaba la guitarra y la voz, se
venían desarrollando desde principios de la década de 1960. A este fenómeno se
sumó la creación en 1966 de La Casa de la Trova, entidad fundada en Santiago de
Cuba y posteriormente en Camagüey, Las Tunas, Pinar del Río y La Habana,
organizando así a los cantautores que gestarían la llamada Nueva Trova, de la
cual Silvio Rodríguez sería uno de sus fundadores.
De
esta época son los temas «Fusil contra fusil» y «La era está pariendo un
corazón». Esta última canción fue interpretada por
Omara Portuondo, a quien conoció en su programa Mientras tanto.
En
abril de 1969, por iniciativa de Haydée Santamaría y Alfredo Guevara, el
Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) fundó el Grupo de
Experimentación Sonora del ICAIC (GESI) que, dirigido por Leo Brouwer,
funcionaba a manera de taller de aprendizaje para el desarrollo de bandas sonoras
y conciertos, fusionando la música pop y la electrónica con la música
tradicional cubana y la incipiente Nueva Trova.
Además
de Rodríguez, Milanés y Nicola, el grupo estuvo también conformado por Sara
González, Emiliano Salvador, Sergio Vitier, Eduardo Ramos, Norberto Carrillo,
Carlos Averof, Leoginaldo Pimentel, Pablo Menéndez y Ana Besa, así como por los
más experimentados Leonardo Acosta y Lucas de la Guardia. Las clases eran
impartidas por Federico Smith, Juan Elósegui y el mismo Leo Brouwer.
En
esta etapa Silvio Rodríguez lanzó su primer EP, Pluma en ristre, conformado por
cuatro canciones, y compuso varias otras,
tales como la conocida «Canción del elegido», además de «Balada de Elpidio Valdés», «Canción de la Columna Juvenil
del Centenario»
—en
conjunto con Pablo Milanés
para el documental Columna Juvenil del Centenario—, «Canción de la nueva escuela» —para la película No
tenemos derecho a esperar—, «Canción del pasado», «Canción del viejo obrero»,
«Canción infantil» —para una obra de teatro infantil de teatro comunitario en
Sierra Maestra—, «No hay» y «Cuba va» —ambas para el documental Cuba va, esta
última junto a Milanés y Nicola—, «El Rey de las flores», «Hubo un país» —para
el documental Columna Juvenil del Centenario—, «Madre», «Tema de los doce»
—final de la obra colectiva Granma—, «Un hombre se levanta» —para la teleserie
Los comandos del silencio, interpretada por Sara González— y «El hombre de
Maisinicú», esta última perteneciente a la banda sonora del documental
homónimo, compuesta por Rodríguez junto a Brouwer. Estas canciones se
divulgaron principalmente a través
del Noticiero ICAIC dirigido por el cineasta Santiago Álvarez, en películas
cubanas y posteriormente en álbumes recopilatorios de las obras del GESI.
Según
algunas referencias, el grupo funcionó hasta 1976, a pesar de que según recuerda Silvio lo hizo
solo hasta 1974. En cualquier caso, dejó un prolífero legado musical para el
cine cubano.
Todavía
en 1969, y como sucesos paralelos a la actividad del Grupo de Experimentación
Sonora, Silvio Rodríguez fue despedido por el Gobierno de su programa de
televisión Mientras tanto, debido a unas declaraciones suyas relacionadas con
la música de la agrupación inglesa The Beatles, cuyos integrantes por entonces
estaban en Estados Unidos.
Con
su trabajo musical obstaculizado, decidió embarcarse en un viaje por mares
extranjeros, idea que ya había conversado unos meses atrás con Alberto
Rodríguez Arufe, secretario de Cultura, Deportes y Recreación de la Unión de
Jóvenes Comunistas (UJC). Zarpó desde La Habana en el barco arrastrero Playa
Girón el 26 de septiembre de
1969, con otros cien hombres de edad promedio veinte años, miembros novatos de la
Flota Cubana de Pesca, con rumbo inicial a la Isla de Terranova, de aguas frías y abundantes en
bacalao. Sin embargo, el destino cambió antes de la partida, hacia las islas de
Cabo Verde y la senegalesa ciudad de Dakar, en África Occidental.
Lista
de las sesenta y dos canciones
La
travesía duró ciento veinticinco días. Francisco León, un amigo de Rodríguez
del ICAIC que había vivido en Francia, le regaló antes del viaje una pequeña
grabadora Philips junto con tres casetes de noventa minutos, gracias a los
cuales el cantautor pudo grabar las sesenta y dos canciones que se le
ocurrieron en la nave, de las cuales solo catorce acabaron editadas, y solo
siete tenían que ver con su vida a bordo del Playa Girón, así como del regreso
en la nave Océano Pacífico. «Ojalá», «Resumen de noticias», «Cuando digo futuro» y «Playa Girón» son algunos de sus temas
compuestos en estos cuatro meses y dos días de viaje.
Primeras
giras internacionales
Ya
de regreso en La Habana, y con veinticuatro años de edad, Silvio retomó su
trabajo musical con el Grupo de Experimentación Sonora. En febrero de 1970
realizó además presentaciones en la Sala Hubert de Blanck, y meses después
participó regularmente en el programa radial Lunes Culturales de los
Trovadores, de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y bajo la colaboración del
Consejo Nacional de Cultura (CNC).
En
febrero de 1972 dio su primer concierto en el extranjero, junto con Eduardo
Ramos y Augusto Blanca, en el III Festival de la Canción Política, organizado
por la Juventud Libre Alemana (FDJ) y celebrado en el Berlín de la República
Democrática Alemana. Luego viajó al Moscú de la Unión Soviética donde participó
en otros programas de radio y televisión.
A
su regreso a Cuba nació Violeta, su primera hija. Más tarde volvió a partir al
extranjero, esta vez a Chile, acompañado por sus amigos Pablo Milanés y Noel
Nicola, que habían sido invitados por las Juventudes Comunistas de Chile
(JJ.CC.) a través de la cantautora Isabel Parra, hija de Violeta Parra. En
Chile, que por entonces era gobernado por el Presidente socialista Salvador
Allende, representante de la Unidad Popular, la Nueva Canción Chilena estaba en
su mayor auge, con reconocidos artistas como Isabel y Ángel Parra,
Inti-Illimani, Quilapayún o Víctor Jara. Tanto este último como Allende
morirían al año siguiente, producto del Golpe de Estado y posterior comienzo de
la dictadura militar de Augusto Pinochet, eventos que influirían profundamente
en la Nueva Trova.
Luego
de este concierto en Chile, los lazos se afianzaron y ese mismo año el GESI
invitó a La Habana a los cantautores Víctor Jara, Isabel Parra y su hija Tita
al Primer Encuentro de Música Latinoamericana. En la isla, Isabel grabó su
disco Isabel Parra y parte del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC,
acompañada por algunos músicos del GESI, incluidos Pablo Milanés, Sergio Vitier
y Silvio Rodríguez, quien además de aportar con su voz y guitarra, hizo los
arreglos musicales del tema «La compañera rescatable».
En
1973, con el GESI el músico continuó su trabajo como realizador de bandas
sonoras, en paralelo a sus participaciones con Milanés, Nicola, Vicente Feliú,
Sara González y Augusto Blanca, entre otros, en diversos conciertos en
distintos lugares no convencionales de su país, tales como fábricas, liceos,
escuelas, estadios, universidades, e incluso en la Sierra Maestra.
Al
año siguiente, junto con Noel Nicola representaron a Cuba en el Festival
Internacional de la Nueva Canción Siete Días con el Pueblo celebrado en
República Dominicana. Este festival de grandes proporciones, en el cual también participaron otros
connotados artistas, tales como Mercedes Sosa, Ana Belén, Víctor Manuel, Pi de
la Serra, Los Guaraguao, Danny Rivera, Roberto Darvin, Sonia Silvestre, Víctor
Víctor, Guadalupe Trigo y Expresión Joven, fue la primera presentación de
Silvio ante un público multitudinario.
Sus
primeros discos
En
1974, Silvio comenzó a grabar en el estudio de grabación de la Orquesta EGREM
lo que sería su primer álbum oficial, que se lanzaría en 1975 bajo el nombre de
Días y flores. Fue producido por el pianista y compositor Frank Fernández y
dedicado a su hija Violeta. Tanto en España como en Chile, en medio de las
dictaduras de Francisco Franco y Augusto Pinochet, el disco fue parcialmente
censurado, eliminándose los temas «Días y flores» y «Santiago de Chile»,
este último
en franca oposición
con la dictadura militar iniciada dos años atrás.
Debido a la ausencia de la canción
que da nombre al disco, este cambió
su nombre en dichos países
por el de Te doy una canción.
En
1976, se alistó como combatiente en las brigadas internacionalistas cubanas
para participar en la Guerra Civil Angoleña, en medio de la invasión del
apartheid sudafricano en Angola. Rodríguez estuvo en dos ocasiones en el frente
de combate, colaborando como músico para las tropas cubanas y angoleñas.
Luego
de dejar Angola realizó giras por distintos lugares de Europa y América,
algunas de ellas junto con la Orquesta Afrocuba, el grupo de jazz Irakere y
Diákara, con los cuales hizo algunas grabaciones, y cuya unión luego se
retomaría a fines de 1980 y principios de 1990. Además, colaboró con trabajos
de Camerata Brindis de Salas y la Orquesta Sinfónica Nacional.
En
1977 publicó un su primer álbum recopilatorio, compuesto por diez canciones
grabadas a principio de los años 1970 con el GESI y en distintos EP, denominado
Cuando digo futuro. La canción que da el nombre al disco fue versionada con
arreglos más modernos en 1986, para el álbum Causas y azares. Además aparecen
versiones de temas que serían publicados en su siguiente álbum oficial.
En
Madrid, en una España ya sin dictadura, grabó su segundo disco oficial, Al
final de este viaje, en dos sesiones de trabajo y acompañado solo por
instrumentos acústicos. Este álbum se lanzó en 1978 e incluye algunas de sus
primeras canciones, como «Ojalá», «La era está pariendo un corazón» y «Canción
del elegido».
Ese
mismo año viajó por primera vez a Estados Unidos, donde actuó junto a Pete
Seeger, y posteriormente a
Dinamarca, Noruega y Suecia, invitado a este último
país
por Olof Palme, líder
del Partido Socialdemócrata.
También
en 1978 aparece Antología, su segundo disco recopilatorio, donde aparecen los
temas «Mariposas», retomado para el álbum homónimo de 1999; «El papalote»,
publicado en su álbum Érase que se era, y «El rey de las flores» grabado por la
cantante Soledad Bravo en su álbum Canciones de la nueva trova cubana.
Su
siguiente disco, Mujeres, apareció a fines de ese año, y también está grabado
solo con su guitarra, aunque con una técnica más depurada. Este álbum, dedicado
a la mujer en general, es uno de los favoritos del cantautor por su fuerte
carga nostálgica. A este trabajo pertenecen los temas «Qué hago ahora», «Y nada
más» y «A dónde van».
En
1980 se lanzó Rabo de nube, su cuarta placa oficial, dedicada al vigésimo
aniversario de la Revolución cubana, y con la participación de su amigo, el
músico Frank Fernández, así
como de su hermana Anabell López
en el tema «Te
amaré»,
y de Tita Parra, hija de Isabel Parra, en «Testamento».
Ese mismo año
realizó
una nueva gira por Estados Unidos junto a Pablo Milanés, país al que no
regresaría sino hasta treinta años después.
Álbumes
orquestados y consagración
En
1982, a dos años de Rabo de nube, apareció su quinto álbum oficial, Unicornio,
que incluye su famoso tema homónimo, y donde está acompañado, a diferencia de
en sus álbumes anteriores, por una orquesta en la cual destacan los
instrumentos de cuerda. Es a través de este disco, que
incluye «Canción urgente para Nicaragua», en homenaje a la
Revolución
Sandinista, que Silvio Rodríguez
adquirió
notoriedad internacional, en especial en los países de habla hispana.
Al
año siguiente, colaboró en el álbum de Luis Eduardo Aute Entre amigos, cantando
en la canción «Dentro». Un año después, en 1984, visitó por primera vez Argentina
junto a Pablo Milanés,
en el contexto de la recién acabada dictadura que vivió dicho país entre 1976 y
1983. De dicho concierto surgió el álbum En vivo en Argentina, donde
colaboraron los músicos argentinos Víctor Heredia, Cuarteto Zupay, Piero, León
Gieco, Antonio Tarragó Ros y César Isella.
Ese
mismo año lanzó el álbum triple Tríptico, originalmente como tres volúmenes
independientes, pero que más tarde se comercializarían también juntos. En este
disco colaboraron, entre otros, su hermana Anabell López, Pancho Amat, Frank Fernández,
el Grupo Manguaré y Pablo Milanés junto a su banda.
El disco está
dedicado al vigésimo
quinto aniversario de la Revolución
cubana.
En
1985 colaboró en el álbum Querido Pablo de Milanés, y comenzó una gira con la
Orquesta Afrocuba dirigida por Oriente López, conformada por poco más de una
decena de músicos. A fines de ese año tocaron en el Palacio de
Deportes de la Comunidad de Madrid, en España.
Al año
siguiente, Silvio y Afrocuba grabaron en Madrid el séptimo álbum de Rodríguez, el disco doble
Causas y azares, dedicado al poeta cubano
Luis Rogelio Nogueras.
En
1987 lanza en Cuba junto al cantautor puertorriqueño Roy Brown y Afrocuba el
álbum Árboles, incluyendo dos temas de
su autoría.
El álbum
sería
más
tarde en 1996 relanzado en España
como disco compacto.
No
será hasta 1988 en que aparecería su nuevo disco oficial, también doble, ¡Oh,
melancolía!, grabado nuevamente en compañía de Afrocuba y grabado en Londres y
La Habana. Su tema «Yo soy de donde hay un río» fue escogida para la banda
sonora de una película española del mismo nombre.
Desde
1989 comenzó a colaborar con varios artistas emergentes, tales como los
españoles Taller Canario y algunos músicos de la llamada Novísima Trova Cubana,
como es el caso de su compatriota Carlos Varela.
En
1990 partió a una nueva gira, esta vez con el grupo Irakere y el pianista
Chucho Valdés. Tras el término de la dictadura en Chile, realizaron en este
país un concierto en el Estadio Nacional de Santiago, ante ochenta mil
personas, del cual saldría el primer álbum en directo que sería considerado
como oficial en su discografía, un álbum triple (doble como CD) titulado Silvio
Rodríguez en Chile, que incluye canciones inéditas tales como «Venga la
esperanza» o «El hombre extraño», dedicada a Víctor Jara.
Durante
1992 realizó una nueva gira con Diákara, agrupando músicos tanto de Afrocuba
como Irakere, en lo que sería su preparación para su serie de álbumes de la
nueva década, que destacarían por una importante mejora en su calidad de
grabación.
La
trilogía y el fin de siglo
En
1992 apareció su noveno álbum de estudio, Silvio, como primera parte de la
trilogía que se completaría con Rodríguez (1994) y Domínguez (1996) y que se
extendería a una tetralogía con Descartes (1998), disco que incluiría aquellos
temas que se descartaron para los tres anteriores. Rodríguez está dedicado a su
padre Dagoberto Rodríguez, fallecido ese mismo año (1923-1994), mientras que
Domínguez está dedicado a su madre Argelia Domínguez. Descartes, por su parte,
está dedicado para ambos.
Esta
trilogía estaba pensada para regresar al sonido acústico sin el uso de
orquestas, y destaca por su buena calidad de sonido. Finalmente incluiría casi
exclusivamente el uso de guitarra, con algunos acompañamientos de percusión y
elementos eléctricos en Domínguez, en el que participaron su madre Argelia,
cantando «El viento eres tú», y su hermana Anabell López, en «Si seco un
llanto». En el cuadernillo de los discos, Silvio explica el origen de algunas
de sus canciones. El tema «Debo» de Rodríguez sería el tema principal de la
película
argentina de 1995 Fotos del alma, del director Diego Musiak.
Entre
los dos primeros discos de la trilogía, grabó además con Luis Eduardo Aute en
1993 en España el álbum en directo Mano a mano.
Acabada
la tetralogía, en 1993 asumió su primer cargo político, como diputado de la
Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, cargo que ocuparía durante quince años.
Un
año después, editó junto con el guitarrista Rey Guerra el disco Mariposas, con
la colaboración de la compañera de Silvio, la flautista y clarinerista Niurka
González, tocando la flauta en dos temas. Este álbum
no alcanzó
el impacto de los anteriores, y su nombre fue escogido por ser el símbolo de las almas
guerreras según
la mitología
de los nahuas, etnia precolombina que habitaba la zona del Valle de México.
Ya
pronto al cambio de milenio, fue elegido en Cuba junto a Ernesto Lecuona como
el mejor compositor cubano del siglo XX. Además, junto a Joan Manuel Serrat,
recibió el premio al mejor cantautor hispanoamericano de la segunda mitad de
siglo.
En
el siglo XXI
Participó
del documental Van Van, empezó la fiesta (2001). Aprovechando un período sin
giras musicales, Rodríguez retomó su discografía en 2002, con el álbum
orquestado Expedición, donde participaron miembros de la Orquesta Nacional de
Cuba y estudiantes de música, además de otros artistas tales como su hermana
Anabell, su pareja Niurka, Pancho Amat, Yanela Lojos y algunos miembros de
Diákara.
https://www.youtube.com/watch?v=xVZXqSYk9D4
Un
año después lanzó Cita con ángeles, con la colaboración nuevamente de Niurka y
Amat, además de su antiguo maestro Leo Brouwer en la guitarra, Vicente Feliú,
Frank Fernández, Juan Formell, Tata Güines, Noel Nicola, Amaury Pérez, La Mala
Rodríguez, Chucho Valdés y José María Vitier, entre otros.
El disco está
dedicado a sus hijos y a su primer nieto, Diego, e incluye temas que hacen
alusión
a la situación
actual del mundo, como una canción
dedicada a la Guerra de Irak, y la misma «Cita
con ángeles» que da nombre al disco.
En dicha canción se enumeran diversos acontecimientos trágicos ocurridos a lo
largo de la historia, como la muerte en la hoguera de Giordano Bruno, los
asesinatos de Federico García Lorca, Martin Luther King y John Lennon o la
efeméride del 11 de septiembre en homenaje a Salvador Allende
y el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York.
En
2006 editó Érase que se era, álbum doble con temas compuestos entre los años
1968 y 1970, en su mayoría inéditos hasta el momento. En él colaboraron una vez
más Pancho Amat y Niurka González, entre otros artistas. La obra termina con un
video de la canción Epistolario del subdesarrollo, donde muestra y se lamenta
de la realidad social de Cuba en la actualidad.
Al
año siguiente emprendió una gira por varios países de Latinoamérica y luego
España, junto a Niurka González, el Trío Trovarroco y el percusionista Oliver
Valdés. En febrero de ese año,
en la ciudad de Lima, en su primer concierto luego de veintiún años de ausencia en Perú, recibió el grado de doctor
Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, «en mérito
a su excelencia artística». El 30 de abril, se presentó en el Estadio Quisqueya
de Santo Domingo de manera gratuita —lo
que ya había
hecho en dicho país
hacía veinte años—, con motivo del Día del Trabajador en un concierto llamado «Silvio,
al pueblo trabajador».
El
año 2009 planeó viajar a Estados Unidos, atendiendo a una invitación desde
Nueva York para participar en el concierto en conmemoración del cumpleaños
noventa de Pete Seeger, con quien el cantautor tocó en su primera visita a ese
país en 1978. Sin embargo, la visa le fue negada, a lo que Rodríguez respondió
con una declaración pública lamentando el hecho en estos términos:
«La
actitud del Departamento de Estado es muy contradictoria con el deseo expresado
por el presidente Obama de un acercamiento con Cuba».
Silvio
Rodríguez, mayo de 2009
A
pesar de lo anterior, la visa le sería admitida al año siguiente, luego de
varios intentos infructuosos, pudiendo así realizar conciertos en Nueva York y
San Juan de Puerto Rico, luego de treinta años de ausencia en los Estados
Unidos.
En
agosto del mismo año visitó Paraguay por primera vez, siendo invitado por el
presidente Fernando Lugo. La gira por dicho país comenzó el 1 de agosto en el
Palacio de los López de Asunción.
Poco
más tarde, el 20 de septiembre se realizó la segunda versión del concierto
gratuito Paz sin fronteras organizado por el cantante colombiano Juanes, y
realizado ese año en la Plaza de la Revolución, en La Habana, Cuba. Allí
participó Silvio Rodríguez junto con otros artistas como Luis Eduardo Aute,
Olga Tañón, Víctor Manuel, Danny Rivera y Miguel Bosé, entre otros,
calculándose
un público
total de más
de un millón
de asistentes.
Durante
2010, el 1 de julio participó en la inauguración del III Congreso
Iberoamericano de Cultura en Medellín, Colombia, ante unos cinco mil
asistentes. Meses después,
el 24 de noviembre fue galardonado junto al escritor venezolano Luis Britto
García con la cuarta entrega de los Premios ALBA.6
Ese mismo año,
además,
recibió
su segunda distinción
de doctor Honoris Causa, por parte de la Universidad Veracruzana de México,8
a la que se sumaría
un año
después
la otorgada por la Universidad Nacional de Córdoba, en una gira realizada por
Argentina y Uruguay, nuevamente acompañado por Trío Trovarroco y Niurka
González, promocionando su disco Segunda cita En Buenos Aires, en un
concierto de casi tres horas ininterrumpidas de duración, interpretó el tema
«Todavía cantamos» acompañado por su compositor, Víctor Heredia, en respaldo de
las Abuelas de Plaza de Mayo, y también dedicó un momento a cinco cubanos
presos en los Estados Unidos durante más de trece años y acusados de espionaje.
El
25 de octubre de 2014 realizó un multitudinario concierto en el Estadio de
béisbol de la ciudad de Baní, República Dominicana, junto a la cantante
dominicana Maridalia Hernández, en ocasión del 250.º aniversario de la
fundación de dicha ciudad. En dicha ocasión el cantautor le dedicó una canción
a cinco cubanos presos en Estados Unidos.
En
2015, en el marco de la VII Cumbre de las Américas en la ciudad de Panamá,
ofreció un concierto gratuito al aire libre en los terrenos de la Universidad
de Panamá. En mayo de 2016, volvió a realizar otro concierto
gratuito, esta vez a beneficio de los damnificados en el terremoto de Ecuador,
en Villa de Vallecas, Madrid, junto a los cantautores españoles Ismael Serrano y Luis
Eduardo Aute.
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