Adolfo Ruiz Cortines

 

De ascendencia andaluza según Krauze,​ se cuenta que además descendía de personajes célebres del siglo XIX como Francisco Zarco, y por vía materna de Ignacio Manuel Altamirano.​ Nació como Adolfo Tomás Ruiz Cortines a las 3:00 p.m. del lunes 30 de diciembre de 1889 en el número 15 de la calle Zamora en el puerto de Veracruz, lugar donde sus padres vivían con su abuelo paterno.​ Su padre fue el alvaradeño Adolfo Ruiz Tejeda, un exfuncionario del Ayuntamiento y más tarde agente de la aduana de Veracruz, que murió antes de su nacimiento. Su madre, la jalapeña María Cortines Cotera era hija del comerciante Diego Francisco Cortines​ y de su esposa María Dolores Damiana Cotera,​ quienes eran miembros de una de las familias más antiguas y respetadas avecindadas en México durante el virreinato novohispano: los de la Cotera Salmón Rivascacho.

 

Luego de la muerte de su padre; su madre, Adolfo y su hermana María se fueron a vivir a la casa de su tío José Gabriel Cotera Calzada, un hermano de su abuela materna que era artesano veracruzano con modestos recursos económicos. Ruiz Cortines diría más tarde que su tío Gabriel le había enseñado “lo valioso de la pulcritud personal, la admiración por los hombres de la Reforma, y la necesidad del orden en todos los aspectos de la vida”.​

 

Contando también con el apoyo de sus tías Elena Josefa​ y Juana Octaviana Cotera Calzada, ​ María Cortines logró sacar adelante a su familia. El abuelo paterno de Ruiz Cortines, el profesor José Ruiz Parra, quien en tiempos de la Intervención Francesa hacía rifas benéficas en su casa con el fin de reunir fondos para los soldados mexicanos, contribuyó con la manutención de sus nietos María y Adolfo hasta el momento de su fallecimiento, ocurrido cuando Ruiz Cortines tenía cinco años. Su abuelo lo registró un par de semanas más tarde, el 12 de enero de 1890, mientras que su madre y algunas amigas tardaron más de medio año para bautizarlo, el 8 de junio, siendo sus padrinos su tía Octaviana Cotera y su esposo Benito Pendás Escalada.

 

Los Ruiz Cortines eran de extracción acomodada y de maneras aristocráticas, aunque con la repentina muerte del padre ocurrida el 13 de septiembre de 1889, la familia conoció la pobreza con todas sus angustias y deseos de superación. Un día Ruiz Cortines oyó decir a su madre: “No te preocupes Adolfo, tu hermana tejió un chal y ya tenemos para comer”. Como muchos de sus biógrafos afirman, su madre María Cortines fue quien cimentó en él los principios y valores de conducta y proceder, que fueron irreductibles durante toda su vida.

 

“En don Adolfo, la imagen de su madre fue algo de lo más íntimamente querido y su amor silencioso y reverente guardó siempre un cuadro al óleo de doña María Cortines vestida de negro con amplia falda, donde solo la punta del calzado asoma y la manga larga del blanco puño […] y cuello de alamares. Sentada en una silla de mimbre y sosteniendo en sus brazos a la nieta.”

 

Educación

El joven Adolfo Tomás Ruiz Cortines en sus años de estudiante en el colegio jesuita del cura Joaquín Díaz, quien le enseñó el esmero formal del lenguaje y le inculcó un gran sentido de honestidad y responsabilidad.

 

Su madre le enseñó las primeras letras en su casa a los tres años de edad. En 1894, por costumbre de seguir a todos lados a su hermana María, asistió a la denominada “Escuela Amiga”, institución educativa fundada bajos las normas pedagógicas de Enrique C. Rébsamen. ​ La escuela estaba situada en un local anexo al templo de La Pastora. Luego pasó al colegio de los jesuitas, ubicado en la calle Manuel Gutiérrez Zamora número 15, dirigido por el sacerdote Joaquín Jerónimo Díaz y el profesor Florencio Veyro. El 21 de septiembre de 1901, sin haber cumplido los 12 años, se inscribió en el Instituto Veracruzano, donde hizo estudios de contabilidad. ​ Ahí serían sus maestros Esteban Morales, José Miguel Macías, Cayetano Rivera y Julio S. Montero.

 

De sus maestros, Ruiz Cortines aprendió mucho. El sacerdote Jerónimo Díaz le enseñó que “lo supremo en la vida es el ser honrado y honesto"; el español Esteban Morales lo orientó respecto al “significado del liberalismo y de la lucha del pueblo para modernizar al país” y el cubano Cayetano Rivera le enseñó “consideraciones relativas al valor del uso racional e inteligente del dinero, de los prejuicios familiares y sociales y del despilfarro y, en contraparte, de los efectos constructivos de la voluntad del ahorro en beneficio personal y de la familia”; enseñanzas que llevaría a la práctica durante toda su vida.

 

Aunque siempre le atrajo la idea de hacer una carrera profesional, las circunstancias no se lo permitieron. A fines de 1905, a los 16 años, abandonó el Instituto Veracruzano para responsabilizarse del sostenimiento económico de su familia, que atravesaba por una difícil etapa de restricción monetaria. Entró a trabajar como ayudante de contador en la empresa comercial de ropa propiedad del español Julián Aragón y Sobrino en Veracruz, donde aprendió a conciencia la teneduría de libros​ y donde laboró hasta finales de 1912.

 

Juventud

En sus tiempos de estudiante en el Instituto Veracruzano, además de lecciones morales, el profesor cubano Cayetano Rivera, un intenso practicante del béisbol, transmitió a Ruiz Cortines su afición por el juego. De él, el joven Adolfo aprendió los secretos del béisbol, las estrategias de las jugadas, la unidad, la importancia de estar “en el lugar adecuado” que marca la jugada.​

 

Durante el tiempo que fue empleado del almacén de Aragón, solía ir con un grupo de compañeros de trabajo a La Sirena, ubicado en la esquina de Aquiles Serdán y Zaragoza, un lugar donde servían el famoso café de ‘Greca´. Asistía a las tertulias de la época y después, comenzó a asistir al café La Parroquia, donde empezó aficionarse por el dominó. El pintor David Alfaro Siqueiros lo describe como “un embrión de dandy porteño” en esta etapa de su vida.​ Ruiz Cortines frecuentaba los prostíbulos del puerto, donde lo conocían como “El Faquir”, y bailaba danzón en el salón Villa del Mar, donde lo apodaban “El Cintura Brava”.

 

Carrera militar

En 1908, el libro La sucesión presidencial en 1910 de Francisco I. Madero, lo motivó a reconsiderar la situación política imperante. La Revolución Mexicana estalló el 20 de noviembre de 1910, los nombres de Abraham González, Francisco Villa y Pascual Orozco cobraban fama en el norte del país. Desde el malecón, Ruiz Cortines presenció el embarque del derrocado presidente Porfirio Díaz hacia el exilio a bordo del buque alemán “Ypiranga”.

 

En 1912, a los 23 años, abandonó el puerto de Veracruz y marchó a la ciudad de México, donde alquiló un pequeño cuarto en una casa de huéspedes en el número veinte de la calle de los Medina en el Centro Histórico. Durante su estancia en la capital, a Ruiz Cortines lo sorprendió la Decena Trágica de 1913.

 

Luego de la caída y asesinato de Francisco I. Madero, y con el ascenso de Victoriano Huerta al poder, Ruiz Cortines se enroló a las filas revolucionarias por la vía civil bajo las órdenes del ingeniero Alfredo Robles Domínguez, a quien Venustiano Carranza había nombrado para organizar las fuerzas constitucionalistas en el centro y el sur de la República.​ El 18 de agosto de 1914, Carranza nombró al ingeniero Robles Domínguez gobernador del Distrito Federal. Ruiz Cortines, ya con el grado de capitán segundo, formó parte de su cuerpo de ayudantes. Después continuó con las mismas funciones con el general Heriberto Jara, gobernador sustituto de Robles Domínguez nombrado el 19 de septiembre del mismo año.​ En noviembre de 1914 acompañó a Jara para ocupar la plaza de Veracruz que abandonaban las tropas estadounidenses.​

 

Se afirma que Ruiz Cortines había trabajado en la Aduana de Veracruz durante la intervención norteamericana, al servicio de las tropas invasoras. La firma de un Adolfo Ruiz C. entre los pagadores que sirvieron a las fuerzas de ocupación le atrajo ataques a lo largo de su vida política, sobre todo cuando resultó candidato presidencial en 1952.​ Militando bajo las órdenes del general Jacinto B. Treviño, Ruiz Cortines asistió a la Batalla de El Ébano, donde combatieron las tropas villistas. El 31 de diciembre de 1915 contrajo matrimonio en la ciudad de México con Lucía Carrillo Gutiérrez, con quien tuvo tres hijos: María Cristina, Lucía y Adolfo.​ Pasó a ser ayudante del Estado Mayor de la brigada del general Francisco de Paula Mariel, donde sirvió como pagador del ejército.

 

Fue ascendido a capitán primero y participó en la campaña de Tehuantepec contra las tropas del traidor Alfonso Santibáñez. En 1917 fue nombrado ayudante del general Heriberto Jara, entonces Gobernador y Comandante Militar de Veracruz con residencia en Orizaba. De 1917 a 1919 se desempeñó como secretario particular de Treviño, entonces diputado a la XXVII Legislatura Federal. En 1920 se unió al Plan de Agua Prieta. El 19 de mayo de ese mismo año, y con el derrocamiento del gobierno de Venustiano Carranza, el Mayor Adolfo Ruiz Cortines marchó desde Aljibes hasta la ciudad de México custodiando el tesoro nacional (150 millones de pesos oro) en el Tren Olivo. Ruiz Cortines se encargó de entregárselo notarialmente al nuevo presidente de México, Adolfo de la Huerta.

 

Para 1926, desempeñándose como pagador de la Comandancia Militar de México, a los 37 años de edad, Ruiz Cortines pidió su retiro del ejército. Él fue el último presidente en participar en la Revolución Mexicana. Ese mismo año fue distinguido con la condecoración de "Veteranos de la Revolución, segundo periodo: años de 1913-1916".​

 

Carrera política

Durante la breve estancia del general Jacinto B. Treviño en la Secretaría de Industria y Comercio, Ruiz Cortines ocupó la secretaría particular. En 1922 entró a trabajar para el sonorense Manuel Padrés en la oficina de reorganización de los Ferrocarriles Nacionales de México. En esa época, el presidente Álvaro Obregón creó el Departamento Autónomo de Estadística Nacional que fue presidido por Padrés. En 1925 tomó durante tres meses un curso de estadística impartido por el economista Daniel Cosío Villegas. En 1926 es ascendido a director de Estadística Nacional. Más tarde trabajó en la Comisión Revisora de Hojas de Servicio Militar, de la que era jefe el general Treviño.

 

A principios de los años 30, Ruiz Cortines participó en una Convención Nacional de Migración. Entre 1934 y 1935, se dedicó a la redacción de varios artículos técnicos en la revista Crisol y en el diario "El Nacional", donde escribía sobre la deseable autonomía política del Departamento de Estadística, la necesidad de descongestionar las grandes metrópolis y la importancia de crear una conciencia demográfica a los habitantes del país.

 

En 1930, Ruiz Cortines escribió para Crisol “Nuestras reuniones de estadística”, “Conozcamos nuestra agricultura y ganadería” y “La sociedad gravita sobre un tercio de sí misma”. En 1931 fueron publicadas sus columnas “Nuestra decantada criminalidad es un mito”, “Dónde hay un pan, hay un hombre” y “Autonomía indispensable para el Departamento de Estadística”. En 1932 escribió “La población y su política” y en 1934 “México y la política de población”.​ En 1935, el VII Congreso Científico Americano premió su trabajo estadígrafo titulado "Necesidad de una sabia política de población".​ Como recordara su amigo Hesiquio Aguilar Marañón, "Ruiz Cortines era afecto a dar estadísticas de todo."

 

Oficial Mayor del Departamento del Distrito Federal, 1935

Siendo Oficial Mayor del Departamento del Distrito Federal, Ruiz Cortines conoció y se hizo amigo de Miguel Alemán, entonces magistrado del Tribunal Superior de Justicia.

En 1935, se divorció de su esposa Lucía. Ese mismo año, a los cuarenta y cinco años, Ruiz Cortines comenzó su carrera política como Oficial Mayor del Departamento del Distrito Federal. Además de los asuntos administrativos, técnicos y políticos, en el DDF tuvo que enfrentarse con 73 organizaciones burocráticas.

 

Fue en el DDF donde conoció y entabló amistad con Miguel Alemán Valdés, un joven abogado que se desempeñaba como Magistrado del Tribunal Superior de Justicia, y a quien él había conocido por medio del licenciado Fernando López Arias. A la larga, Alemán se convertiría en un pilar importante en la carrera administrativa de Ruiz Cortines.

 

Participación en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, 1937-1944

Ruiz Cortines fue tesorero durante la campaña presidencial de Manuel Ávila Camacho, quién al asumir la Presidencia de la República, lo nombró Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación.

 

En 1936, Ruiz Cortines perdió la precandidatura para la gubernatura de Veracruz. Al año siguiente contendió con éxito para diputado al Congreso de la Unión, en la XXXVII Legislatura, por el distrito de Tuxpan. Durante las elecciones el ingeniero Enrique Barón, candidato de oposición, lo acusó de haber servido a las fuerzas de ocupación estadounidenses en Veracruz durante 1914, algo que el candidato Ruiz Cortines desmintió públicamente. ​En 1939, se desató la lucha por la sucesión presidencial. El Partido de la Revolución Mexicana postuló al general Manuel Ávila Camacho como su candidato; el entonces gobernador Miguel Alemán pidió licencia al estado para dirigir el Comité Pro Ávila Camacho e invitó a Adolfo para encargarse de la tesorería de la misma. Cuando Alemán dejó el cargo, el licenciado Fernando Casas Alemán quedó en su lugar; a fines de enero de 1940 Ruiz Cortines fue nombrado Secretario de Gobierno de Veracruz.

 

El 1 de diciembre de 1940 el general Manuel Ávila Camacho asumió la presidencia de la República y designó a Miguel Alemán Secretario de Gobernación, y este, por su parte, nombró a Ruiz Cortines Oficial Mayor en dicha secretaría, donde laboró hasta abril de 1944. A principios de 1941 contrajo matrimonio con María Izaguirre, viuda y divorciada de su segundo matrimonio.

 

Gobernador de Veracruz, 1944-1948

En la Convención del Partido de la Revolución Mexicana, celebrada el 20 de abril de 1944, en el Cine Radio de la ciudad de Xalapa, Ruiz Cortines protestó como candidato a gobernador de Veracruz. Visitó todas las regiones y pueblos del territorio veracruzano. El 1 de diciembre de ese mismo año, con el lema de "Unidad Veracruzana", tomó posesión del Gobierno de Veracruz. Durante su gestión, entre otras acciones de su gobierno, nacieron las juntas de Mejoramiento Moral, Cívico y Material.

 

"Se le ocurrió que pidiendo la cooperación ciudadana se podían hacer muchas cosas, y comenzó diciéndoles: organícense en juntas de vecinos, en grupos para que las obras más urgentes [...] el gobierno no puede solo [...] cooperen con trabajo, con materiales [...] por cada peso que ustedes pongan y administren, el estado coopera con otro peso [...] Fue un gran acierto [...] en Veracruz las juntas no han desaparecido nunca."

 

Durante su administración, el gobernador Ruiz Cortines:

Creó el Departamento para Estudios Técnicos.

Instituyó el Departamento de Antropología.

Estableció el sistema de riego en La Esperanza y la Comisión de Zonificación y Planificación del Estado.

Reglamentó los fraccionamientos urbanos.

Creó plazas de agrónomos regionales.

Propuso una reforma a la Constitución local para que la mujer participara en la función electoral y municipal.

Pacificó el campo veracruzano, construyó escuelas, carreteras y revisó los sistemas impositivos.

Erradicó la corrupción y duplicó los fondos fiscales. ​

Secretario de Gobernación, 1948-1951

El primer Secretario de Gobernación de Miguel Alemán, el doctor e historiador Héctor Pérez Martínez, falleció sorpresivamente de un padecimiento cardiaco el 12 de febrero de 1948. A su muerte, Ruiz Cortines pidió licencia en su estado y ocupó la secretaría. Su recomendación venía del expresidente Manuel Ávila Camacho, quien sentía por él gran aprecio.​ Durante su paso por la Secretaría de Gobernación, Ruiz Cortines atendió a las diferentes organizaciones privadas, empresarios, gobernadores, senadores, líderes agrarios, obreros, profesionistas y diputados locales y federales. Conocía a fondo las necesidades de los diferentes sectores sociales, logrando con ello llevar a cabo grandes resultados en materia de política interior.​

 

Elecciones presidenciales de 1952

El general Miguel Henríquez Guzmán, candidato de oposición cuya candidatura era respaldada por el Partido Constitucionalista Mexicano y la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano. Tras la derrota en los comicios de 1952, promovió manifestaciones entre sus partidarios, mismas que fueron sofocadas con violencia por el gobierno de Miguel Alemán.

 

Desde mediados de 1949 comenzó a sentirse la agitación con motivo de la sucesión presidencial. El presidente en turno Miguel Alemán tenía la idea de reelegirse o de extender su mandato presidencial, tal y como lo hiciera Plutarco Elías Calles. Cuando los generales Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho en voz de Abelardo Rodríguez declararon el 3 de agosto de 1951 para “Excélsior” que no creían que “sea conveniente para el país la ampliación del periodo presidencial ni la reelección.”

 

El líder sindicalista Vicente Lombardo Toledano, candidato postulado por el Partido Popular y apoyado por el Partido Comunista Mexicano. Recibió el apenas 1.98% de los votos emitidos en las elecciones del 6 de julio de 1952.

 

Ante la negativa de muchos políticos importantes y de colaboradores cercanos a él, Miguel Alemán parecía inclinarse por la candidatura de Fernando Casas Alemán, posibilidad que fue rechazada por algunos hombres públicos con quien el candidato se había enemistado. Según comenta Daniel Cosío Villegas “la selección final no se realizó entre el grupo mayor del gabinete, sino dentro del reducidísimo de los amigos íntimos.”

 

Miguel Alemán terminó por inclinarse hacia la candidatura de Ruiz Cortines, su Secretario de Gobernación quien, aunque no pertenecía al grupo de los presidenciables,​ no se creía que tuviera posibilidades por su avanzada edad y porque se consideraba que no tenía un buen estado de salud física.

 

En sus propias palabras, el propio Ruiz Cortines afirmó alguna vez que Alemán lo había escogido como candidato porque pensaba que por su edad, podía morir en cualquier momento del sexenio, dejando de esta manera libre al expresidente Miguel Alemán para reanudar funciones como Jefe del Ejecutivo.​

 

El 14 de octubre de 1951, Ruiz Cortines rindió la protesta como candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional, PRI, en una ceremonia en el Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes a la que asistieron cerca de cien mil espectadores. Se lanzó a recorrer la República Mexicana adoptando el lema de “Austeridad y Trabajo” ​ Durante su estadía en Yucatán como candidato, tuvo un efímero romance con Flor Campos, unión de la cual nació su hija Flor Ruiz Campos a principios de la década de 1950.

 

A lo largo de su campaña pronunció 34 discursos, donde en 21 ocasiones trató el tema de las mujeres y sus derechos electorales. A Ruiz Cortines le preocupaba consolidar la unidad de los mexicanos, quería moralizar la administración pública para lograr la confianza de los mexicanos en el Poder Ejecutivo. Prometía elevar el nivel de vida del pueblo, combatir los monopolios, los acaparamientos, la escasez, la carestía de los productos, imponer sanciones penales a los corruptos, conseguir la disminución del precio de la ropa y resolver el problema de la vivienda.

 

Estaba decidido a multiplicar el trabajo y aumentar la riqueza nacional, impulsar la producción agrícola y ganadera, conservar los recursos naturales y lograr la industrialización del país. Prometía combatir el analfabetismo y atender la superación de los maestros.

 

Para las elecciones de 1952, los candidatos de oposición eran el general Miguel Henríquez Guzmán, cuya candidatura fue respaldada por el Partido Constitucionalista Mexicano y la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano, creada en enero de 1951. Por el Partido Acción Nacional estaba el licenciado Efraín González Luna y el sindicalista Vicente Lombardo Toledano, quien fue postulado por el Partido Popular y apoyado por el Partido Comunista.

 

Las elecciones se llevaron a cabo el 6 de julio de 1952 en medio de una estricta vigilancia militar. En el Distrito Federal la mayoría de los representantes de la oposición no fueron aceptados por los presidentes de casilla, casi siempre aduciendo que su nombramiento no estaba debidamente acreditado; en muchos casos, las autoridades de las casillas realizaron el conteo de los votos sin permitir el acceso a la oposición y/o sin darle a sus representantes copia de las actas de escrutinio, especialmente cuando la votación favorecía a la oposición, ocurrieron bloqueos de carreteras para evitar el voto de los henriquistas, el robo y la falsificación de actas electorales y el relleno de urnas.​ Al concluir la jornada electoral, el PRI anunció su triunfo en las elecciones y los henriquistas protestaron con una manifestación que fue violentamente sofocada por órdenes del presidente Miguel Alemán. Finalmente, ese mismo día por la noche, los organismos electorales de la Secretaría de Gobernación informaron que el ganador era Adolfo Ruiz Cortines.

 

Ruiz Cortines tomó posesión del cargo la mañana del lunes 1 de diciembre de 1952 en el Palacio de Bellas Artes.

"Era costumbre que el presidente entrante recibiera del saliente la banda presidencial, tomara la protesta de rigor, pronunciara un discurso inaugural y alabara al régimen que salía. [...] Ruiz Cortines [...] pronunció un discurso que, por su tono, era [...] una corrección del triunfalismo alemanista [...] Señalando repetida y admonitoriamente a Alemán con el dedo, empleó palabras graves: 'no permitiré que se quebranten los principios revolucionarios ni las leyes que nos rigen [...] seré inflexible con los servidores públicos que se aparten de la honradez y de la decencia'. Algunos testimonios coinciden en que Alemán 'odió' desde ese momento 'al viejo'."

 

Ruiz Cortines ocupó la silla presidencial a los 62 años de edad. Tomó posesión del cargo la mañana del lunes 1 de diciembre de 1952 en una ceremonia austera, principal característica de él, celebrada en el Palacio de Bellas Artes convertido en recinto oficial. Después de la ceremonia resonaron veintiún cañonazos y a las 12:30 p.m. inició un desfile militar en el que quince mil hombres, entre los que destacaban cadetes del Colegio Militar, desfilaron por las principales avenidas de la capital rumbo a la Plaza de la Constitución, hasta llegar al balcón central del Palacio Nacional. ​

 

Ahí Ruiz Cortines se encontraba acompañado de su gabinete, las delegaciones y embajadas extranjeras que vinieron a la ceremonia, representantes de los poderes Legislativo y Judicial y altos jefes del Ejército y la Armada. La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México hizo sonar sus campanas. Durante dos horas sobrevolaron la ciudad dieciséis escuadrillas y dos escuadrones de la Fuerza Aérea Mexicana para mostrarle su apoyo al nuevo presidente.

 

En su discurso inaugural, Ruiz Cortines habla sobre la justicia social. Recordó la "escasez de los recursos nacionales y la necesidad de usarlos con razonada moderación." Destacó las carencias de los ciudadanos y habló de un plan de emergencia "para poner al alcance del pueblo el maíz, el frijol, el azúcar o el piloncillo, las grasas comestibles, la manta, la mezclilla y el percal" y afirmó que sus colaboradores "se sujetarían a patrones de honestidad administrativa y preocupación patriótica más rígidos que nunca."

 

Gabinete

La misma mañana de la toma de posesión, su secretario particular dio a conocer el nombre de sus colaboradores para los siguientes seis años. Su gabinete no lo integró con jóvenes o profesionistas, si no por hombres experimentados y capaces, ajenos al ex presidente Miguel Alemán. Ruiz Cortines buscaba en ellos una cualidad: la cultura de servir al pueblo y no servirse de él.

 

Bienes patrimoniales

El doctor Gustavo Baz fue el encargado en practicarle a Ruiz Cortines una cirugía de apéndice en diciembre de 1952.

Al día siguiente de anunciar su gabinete, el 2 de diciembre de 1952, Ruiz Cortines ordenó publicar la lista completa de sus bienes personales:

Una casa en la ciudad de México.

Un rancho en Veracruz del que era copropietario.

Un automóvil marca Lincoln modelo 1948.

El coche de su esposa, unos ahorros modestos en el banco y su mobiliario.

El valor total de sus propiedades ascendía a $34,000 dólares. Ruiz Cortines exigió a los 250 mil funcionarios públicos que hicieran sus declaraciones patrimoniales, mismas que se verificaron al inicio y al término del sexenio en 1958.

 

Problemas de salud

Adolfo Ruiz Cortines no se había distinguido por un estado físico saludable. Solo un reducido grupo de personas se enteró que, cinco semanas después de su toma de posesión, fue intervenido quirúrgicamente al realizársele una extracción del apéndice por el doctor Gustavo Baz, y a quien le negó que le aplicara anestesia general. Para que no se diera cuenta la prensa ni sus gobernados, Ruiz Cortines mandó a improvisar un quirófano en su residencia de San José Insurgentes, donde tuvo su convalecencia.

 


Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Ruiz_Cortines

 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jacques de Vaucanson

Martin Luther King Jr.

Milton Friedman