Adolfo Ruiz Cortines
De
ascendencia andaluza según Krauze, se cuenta que además descendía de
personajes célebres del siglo XIX como Francisco Zarco, y por vía materna de
Ignacio Manuel Altamirano. Nació como Adolfo Tomás Ruiz Cortines a las 3:00
p.m. del lunes 30 de diciembre de 1889 en el número 15 de la calle Zamora en el
puerto de Veracruz, lugar donde sus padres vivían con su abuelo paterno. Su
padre fue el alvaradeño Adolfo Ruiz Tejeda, un exfuncionario del Ayuntamiento y
más tarde agente de la aduana de Veracruz, que murió antes de su nacimiento. Su
madre, la jalapeña María Cortines Cotera era hija del comerciante Diego
Francisco Cortines y de su esposa María Dolores Damiana Cotera, quienes eran
miembros de una de las familias más antiguas y respetadas avecindadas en México
durante el virreinato novohispano: los de la Cotera Salmón Rivascacho.
Luego
de la muerte de su padre; su madre, Adolfo y su hermana María se fueron a vivir
a la casa de su tío José Gabriel Cotera Calzada, un hermano de su abuela
materna que era artesano veracruzano con modestos recursos económicos. Ruiz
Cortines diría más tarde que su tío Gabriel le había enseñado “lo valioso de la
pulcritud personal, la admiración por los hombres de la Reforma, y la necesidad
del orden en todos los aspectos de la vida”.
Contando
también con el apoyo de sus tías Elena Josefa y Juana Octaviana Cotera
Calzada, María Cortines logró sacar adelante a su familia. El abuelo paterno
de Ruiz Cortines, el profesor José Ruiz Parra, quien en tiempos de la
Intervención Francesa hacía rifas benéficas en su casa con el fin de reunir
fondos para los soldados mexicanos, contribuyó con la manutención de sus nietos
María y Adolfo hasta el momento de su fallecimiento, ocurrido cuando Ruiz
Cortines tenía cinco años. Su abuelo lo registró un par de semanas más tarde,
el 12 de enero de 1890, mientras que su madre y algunas amigas tardaron más de
medio año para bautizarlo, el 8 de junio, siendo sus padrinos su tía Octaviana
Cotera y su esposo Benito Pendás Escalada.
Los
Ruiz Cortines eran de extracción acomodada y de maneras aristocráticas, aunque
con la repentina muerte del padre ocurrida el 13 de septiembre de 1889, la
familia conoció la pobreza con todas sus angustias y deseos de superación. Un
día Ruiz Cortines oyó decir a su madre: “No te preocupes Adolfo, tu hermana
tejió un chal y ya tenemos para comer”. Como muchos de sus biógrafos afirman,
su madre María Cortines fue quien cimentó en él los principios y valores de
conducta y proceder, que fueron irreductibles durante toda su vida.
“En
don Adolfo, la imagen de su madre fue algo de lo más íntimamente querido y su
amor silencioso y reverente guardó siempre un cuadro al óleo de doña María
Cortines vestida de negro con amplia falda, donde solo la punta del calzado
asoma y la manga larga del blanco puño […] y cuello de alamares. Sentada en una
silla de mimbre y sosteniendo en sus brazos a la nieta.”
Educación
El
joven Adolfo Tomás Ruiz Cortines en sus años de estudiante en el colegio
jesuita del cura Joaquín Díaz, quien le enseñó el esmero formal del lenguaje y
le inculcó un gran sentido de honestidad y responsabilidad.
Su
madre le enseñó las primeras letras en su casa a los tres años de edad. En
1894, por costumbre de seguir a todos lados a su hermana María, asistió a la
denominada “Escuela Amiga”, institución educativa fundada bajos las normas
pedagógicas de Enrique C. Rébsamen. La escuela estaba situada en un local
anexo al templo de La Pastora. Luego pasó al colegio de los jesuitas, ubicado
en la calle Manuel Gutiérrez Zamora número 15, dirigido por el sacerdote
Joaquín Jerónimo Díaz y el profesor Florencio Veyro. El 21 de septiembre de
1901, sin haber cumplido los 12 años, se inscribió en el Instituto Veracruzano,
donde hizo estudios de contabilidad. Ahí serían sus maestros Esteban Morales,
José Miguel Macías, Cayetano Rivera y Julio S. Montero.
De
sus maestros, Ruiz Cortines aprendió mucho. El sacerdote Jerónimo Díaz le
enseñó que “lo supremo en la vida es el ser honrado y honesto"; el español
Esteban Morales lo orientó respecto al “significado del liberalismo y de la
lucha del pueblo para modernizar al país” y el cubano Cayetano Rivera le enseñó
“consideraciones relativas al valor del uso racional e inteligente del dinero,
de los prejuicios familiares y sociales y del despilfarro y, en contraparte, de
los efectos constructivos de la voluntad del ahorro en beneficio personal y de
la familia”; enseñanzas que llevaría a la práctica durante toda su vida.
Aunque
siempre le atrajo la idea de hacer una carrera profesional, las circunstancias
no se lo permitieron. A fines de 1905, a los 16 años, abandonó el Instituto
Veracruzano para responsabilizarse del sostenimiento económico de su familia,
que atravesaba por una difícil etapa de restricción monetaria. Entró a trabajar
como ayudante de contador en la empresa comercial de ropa propiedad del español
Julián Aragón y Sobrino en Veracruz, donde aprendió a conciencia la teneduría
de libros y donde laboró hasta finales de 1912.
Juventud
En
sus tiempos de estudiante en el Instituto Veracruzano, además de lecciones
morales, el profesor cubano Cayetano Rivera, un intenso practicante del
béisbol, transmitió a Ruiz Cortines su afición por el juego. De él, el joven
Adolfo aprendió los secretos del béisbol, las estrategias de las jugadas, la
unidad, la importancia de estar “en el lugar adecuado” que marca la jugada.
Durante
el tiempo que fue empleado del almacén de Aragón, solía ir con un grupo de
compañeros de trabajo a La Sirena, ubicado en la esquina de Aquiles Serdán y
Zaragoza, un lugar donde servían el famoso café de ‘Greca´. Asistía a las
tertulias de la época y después, comenzó a asistir al café La Parroquia, donde
empezó aficionarse por el dominó. El pintor David Alfaro Siqueiros lo describe
como “un embrión de dandy porteño” en esta etapa de su vida. Ruiz Cortines
frecuentaba los prostíbulos del puerto, donde lo conocían como “El Faquir”, y
bailaba danzón en el salón Villa del Mar, donde lo apodaban “El Cintura Brava”.
Carrera
militar
En
1908, el libro La sucesión presidencial en 1910 de Francisco I. Madero, lo
motivó a reconsiderar la situación política imperante. La Revolución Mexicana
estalló el 20 de noviembre de 1910, los nombres de Abraham González, Francisco
Villa y Pascual Orozco cobraban fama en el norte del país. Desde el malecón,
Ruiz Cortines presenció el embarque del derrocado presidente Porfirio Díaz hacia
el exilio a bordo del buque alemán “Ypiranga”.
En
1912, a los 23 años, abandonó el puerto de Veracruz y marchó a la ciudad de
México, donde alquiló un pequeño cuarto en una casa de huéspedes en el número
veinte de la calle de los Medina en el Centro Histórico. Durante su estancia en
la capital, a Ruiz Cortines lo sorprendió la Decena Trágica de 1913.
Luego
de la caída y asesinato de Francisco I. Madero, y con el ascenso de Victoriano
Huerta al poder, Ruiz Cortines se enroló a las filas revolucionarias por la vía
civil bajo las órdenes del ingeniero Alfredo Robles Domínguez, a quien
Venustiano Carranza había nombrado para organizar las fuerzas
constitucionalistas en el centro y el sur de la República. El 18 de agosto de
1914, Carranza nombró al ingeniero Robles Domínguez gobernador del Distrito
Federal. Ruiz Cortines, ya con el grado de capitán segundo, formó parte de su
cuerpo de ayudantes. Después continuó con las mismas funciones con el general
Heriberto Jara, gobernador sustituto de Robles Domínguez nombrado el 19 de
septiembre del mismo año. En noviembre de 1914 acompañó a Jara para ocupar la
plaza de Veracruz que abandonaban las tropas estadounidenses.
Se
afirma que Ruiz Cortines había trabajado en la Aduana de Veracruz durante la intervención
norteamericana, al servicio de las tropas invasoras. La firma de un Adolfo Ruiz
C. entre los pagadores que sirvieron a las fuerzas de ocupación le atrajo
ataques a lo largo de su vida política, sobre todo cuando resultó candidato
presidencial en 1952. Militando bajo las órdenes del general Jacinto B.
Treviño, Ruiz Cortines asistió a la Batalla de El Ébano, donde combatieron las
tropas villistas. El 31 de diciembre de 1915 contrajo matrimonio en la ciudad
de México con Lucía Carrillo Gutiérrez, con quien tuvo tres hijos: María
Cristina, Lucía y Adolfo. Pasó a ser ayudante del Estado Mayor de la brigada
del general Francisco de Paula Mariel, donde sirvió como pagador del ejército.
Fue
ascendido a capitán primero y participó en la campaña de Tehuantepec contra las
tropas del traidor Alfonso Santibáñez. En 1917 fue nombrado ayudante del
general Heriberto Jara, entonces Gobernador y Comandante Militar de Veracruz
con residencia en Orizaba. De 1917 a 1919 se desempeñó como secretario
particular de Treviño, entonces diputado a la XXVII Legislatura Federal. En
1920 se unió al Plan de Agua Prieta. El 19 de mayo de ese mismo año, y con el
derrocamiento del gobierno de Venustiano Carranza, el Mayor Adolfo Ruiz
Cortines marchó desde Aljibes hasta la ciudad de México custodiando el tesoro
nacional (150 millones de pesos oro) en el Tren Olivo. Ruiz Cortines se encargó
de entregárselo notarialmente al nuevo presidente de México, Adolfo de la
Huerta.
Para
1926, desempeñándose como pagador de la Comandancia Militar de México, a los 37
años de edad, Ruiz Cortines pidió su retiro del ejército. Él fue el último
presidente en participar en la Revolución Mexicana. Ese mismo año fue
distinguido con la condecoración de "Veteranos de la Revolución, segundo
periodo: años de 1913-1916".
Carrera
política
Durante
la breve estancia del general Jacinto B. Treviño en la Secretaría de Industria
y Comercio, Ruiz Cortines ocupó la secretaría particular. En 1922 entró a
trabajar para el sonorense Manuel Padrés en la oficina de reorganización de los
Ferrocarriles Nacionales de México. En esa época, el presidente Álvaro Obregón
creó el Departamento Autónomo de Estadística Nacional que fue presidido por
Padrés. En 1925 tomó durante tres meses un curso de estadística impartido por
el economista Daniel Cosío Villegas. En 1926 es ascendido a director de
Estadística Nacional. Más tarde trabajó en la Comisión Revisora de Hojas de
Servicio Militar, de la que era jefe el general Treviño.
A
principios de los años 30, Ruiz Cortines participó en una Convención Nacional
de Migración. Entre 1934 y 1935, se dedicó a la redacción de varios artículos
técnicos en la revista Crisol y en el diario "El Nacional", donde
escribía sobre la deseable autonomía política del Departamento de Estadística,
la necesidad de descongestionar las grandes metrópolis y la importancia de
crear una conciencia demográfica a los habitantes del país.
En
1930, Ruiz Cortines escribió para Crisol “Nuestras reuniones de estadística”,
“Conozcamos nuestra agricultura y ganadería” y “La sociedad gravita sobre un
tercio de sí misma”. En 1931 fueron publicadas sus columnas “Nuestra decantada
criminalidad es un mito”, “Dónde hay un pan, hay un hombre” y “Autonomía
indispensable para el Departamento de Estadística”. En 1932 escribió “La
población y su política” y en 1934 “México y la política de población”. En
1935, el VII Congreso Científico Americano premió su trabajo estadígrafo
titulado "Necesidad de una sabia política de población". Como
recordara su amigo Hesiquio Aguilar Marañón, "Ruiz Cortines era afecto a
dar estadísticas de todo."
Oficial
Mayor del Departamento del Distrito Federal, 1935
Siendo
Oficial Mayor del Departamento del Distrito Federal, Ruiz Cortines conoció y se
hizo amigo de Miguel Alemán, entonces magistrado del Tribunal Superior de
Justicia.
En
1935, se divorció de su esposa Lucía. Ese mismo año, a los cuarenta y cinco
años, Ruiz Cortines comenzó su carrera política como Oficial Mayor del
Departamento del Distrito Federal. Además de los asuntos administrativos,
técnicos y políticos, en el DDF tuvo que enfrentarse con 73 organizaciones
burocráticas.
Fue
en el DDF donde conoció y entabló amistad con Miguel Alemán Valdés, un joven
abogado que se desempeñaba como Magistrado del Tribunal Superior de Justicia, y
a quien él había conocido por medio del licenciado Fernando López Arias. A la
larga, Alemán se convertiría en un pilar importante en la carrera
administrativa de Ruiz Cortines.
Participación
en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, 1937-1944
Ruiz
Cortines fue tesorero durante la campaña presidencial de Manuel Ávila Camacho,
quién al asumir la Presidencia de la República, lo nombró Oficial Mayor de la
Secretaría de Gobernación.
En
1936, Ruiz Cortines perdió la precandidatura para la gubernatura de Veracruz.
Al año siguiente contendió con éxito para diputado al Congreso de la Unión, en
la XXXVII Legislatura, por el distrito de Tuxpan. Durante las elecciones el
ingeniero Enrique Barón, candidato de oposición, lo acusó de haber servido a
las fuerzas de ocupación estadounidenses en Veracruz durante 1914, algo que el
candidato Ruiz Cortines desmintió públicamente. En 1939, se desató la lucha
por la sucesión presidencial. El Partido de la Revolución Mexicana postuló al
general Manuel Ávila Camacho como su candidato; el entonces gobernador Miguel
Alemán pidió licencia al estado para dirigir el Comité Pro Ávila Camacho e
invitó a Adolfo para encargarse de la tesorería de la misma. Cuando Alemán dejó
el cargo, el licenciado Fernando Casas Alemán quedó en su lugar; a fines de
enero de 1940 Ruiz Cortines fue nombrado Secretario de Gobierno de Veracruz.
El
1 de diciembre de 1940 el general Manuel Ávila Camacho asumió la presidencia de
la República y designó a Miguel Alemán Secretario de Gobernación, y este, por
su parte, nombró a Ruiz Cortines Oficial Mayor en dicha secretaría, donde
laboró hasta abril de 1944. A principios de 1941 contrajo matrimonio con María
Izaguirre, viuda y divorciada de su segundo matrimonio.
Gobernador
de Veracruz, 1944-1948
En
la Convención del Partido de la Revolución Mexicana, celebrada el 20 de abril
de 1944, en el Cine Radio de la ciudad de Xalapa, Ruiz Cortines protestó como
candidato a gobernador de Veracruz. Visitó todas las regiones y pueblos del
territorio veracruzano. El 1 de diciembre de ese mismo año, con el lema de
"Unidad Veracruzana", tomó posesión del Gobierno de Veracruz. Durante
su gestión, entre otras acciones de su gobierno, nacieron las juntas de
Mejoramiento Moral, Cívico y Material.
"Se
le ocurrió que pidiendo la cooperación ciudadana se podían hacer muchas cosas,
y comenzó diciéndoles: organícense en juntas de vecinos, en grupos para que las
obras más urgentes [...] el gobierno no puede solo [...] cooperen con trabajo,
con materiales [...] por cada peso que ustedes pongan y administren, el estado
coopera con otro peso [...] Fue un gran acierto [...] en Veracruz las juntas no
han desaparecido nunca."
Durante
su administración, el gobernador Ruiz Cortines:
Creó
el Departamento para Estudios Técnicos.
Instituyó
el Departamento de Antropología.
Estableció
el sistema de riego en La Esperanza y la Comisión de Zonificación y
Planificación del Estado.
Reglamentó
los fraccionamientos urbanos.
Creó
plazas de agrónomos regionales.
Propuso
una reforma a la Constitución local para que la mujer participara en la función
electoral y municipal.
Pacificó
el campo veracruzano, construyó escuelas, carreteras y revisó los sistemas
impositivos.
Erradicó
la corrupción y duplicó los fondos fiscales.
Secretario
de Gobernación, 1948-1951
El
primer Secretario de Gobernación de Miguel Alemán, el doctor e historiador
Héctor Pérez Martínez, falleció sorpresivamente de un padecimiento cardiaco el
12 de febrero de 1948. A su muerte, Ruiz Cortines pidió licencia en su estado y
ocupó la secretaría. Su recomendación venía del expresidente Manuel Ávila
Camacho, quien sentía por él gran aprecio. Durante su paso por la Secretaría
de Gobernación, Ruiz Cortines atendió a las diferentes organizaciones privadas,
empresarios, gobernadores, senadores, líderes agrarios, obreros, profesionistas
y diputados locales y federales. Conocía a fondo las necesidades de los
diferentes sectores sociales, logrando con ello llevar a cabo grandes
resultados en materia de política interior.
Elecciones
presidenciales de 1952
El
general Miguel Henríquez Guzmán, candidato de oposición cuya candidatura era
respaldada por el Partido Constitucionalista Mexicano y la Federación de
Partidos del Pueblo Mexicano. Tras la derrota en los comicios de 1952, promovió
manifestaciones entre sus partidarios, mismas que fueron sofocadas con
violencia por el gobierno de Miguel Alemán.
Desde
mediados de 1949 comenzó a sentirse la agitación con motivo de la sucesión
presidencial. El presidente en turno Miguel Alemán tenía la idea de reelegirse
o de extender su mandato presidencial, tal y como lo hiciera Plutarco Elías
Calles. Cuando los generales Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho en voz de
Abelardo Rodríguez declararon el 3 de agosto de 1951 para “Excélsior” que no
creían que “sea conveniente para el país la ampliación del periodo presidencial
ni la reelección.”
El
líder sindicalista Vicente Lombardo Toledano, candidato postulado por el
Partido Popular y apoyado por el Partido Comunista Mexicano. Recibió el apenas
1.98% de los votos emitidos en las elecciones del 6 de julio de 1952.
Ante
la negativa de muchos políticos importantes y de colaboradores cercanos a él,
Miguel Alemán parecía inclinarse por la candidatura de Fernando Casas Alemán,
posibilidad que fue rechazada por algunos hombres públicos con quien el
candidato se había enemistado. Según comenta Daniel Cosío Villegas “la
selección final no se realizó entre el grupo mayor del gabinete, sino dentro
del reducidísimo de los amigos íntimos.”
Miguel
Alemán terminó por inclinarse hacia la candidatura de Ruiz Cortines, su
Secretario de Gobernación quien, aunque no pertenecía al grupo de los
presidenciables, no se creía que tuviera posibilidades por su avanzada edad y
porque se consideraba que no tenía un buen estado de salud física.
En
sus propias palabras, el propio Ruiz Cortines afirmó alguna vez que Alemán lo
había escogido como candidato porque pensaba que por su edad, podía morir en
cualquier momento del sexenio, dejando de esta manera libre al expresidente
Miguel Alemán para reanudar funciones como Jefe del Ejecutivo.
El
14 de octubre de 1951, Ruiz Cortines rindió la protesta como candidato a la
presidencia por el Partido Revolucionario Institucional, PRI, en una ceremonia
en el Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes a la que asistieron cerca
de cien mil espectadores. Se lanzó a recorrer la República Mexicana adoptando
el lema de “Austeridad y Trabajo” Durante su estadía en Yucatán como
candidato, tuvo un efímero romance con Flor Campos, unión de la cual nació su
hija Flor Ruiz Campos a principios de la década de 1950.
A
lo largo de su campaña pronunció 34 discursos, donde en 21 ocasiones trató el
tema de las mujeres y sus derechos electorales. A Ruiz Cortines le preocupaba
consolidar la unidad de los mexicanos, quería moralizar la administración
pública para lograr la confianza de los mexicanos en el Poder Ejecutivo.
Prometía elevar el nivel de vida del pueblo, combatir los monopolios, los
acaparamientos, la escasez, la carestía de los productos, imponer sanciones
penales a los corruptos, conseguir la disminución del precio de la ropa y
resolver el problema de la vivienda.
Estaba
decidido a multiplicar el trabajo y aumentar la riqueza nacional, impulsar la
producción agrícola y ganadera, conservar los recursos naturales y lograr la
industrialización del país. Prometía combatir el analfabetismo y atender la
superación de los maestros.
Para
las elecciones de 1952, los candidatos de oposición eran el general Miguel
Henríquez Guzmán, cuya candidatura fue respaldada por el Partido
Constitucionalista Mexicano y la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano,
creada en enero de 1951. Por el Partido Acción Nacional estaba el licenciado
Efraín González Luna y el sindicalista Vicente Lombardo Toledano, quien fue
postulado por el Partido Popular y apoyado por el Partido Comunista.
Las
elecciones se llevaron a cabo el 6 de julio de 1952 en medio de una estricta
vigilancia militar. En el Distrito Federal la mayoría de los representantes de
la oposición no fueron aceptados por los presidentes de casilla, casi siempre
aduciendo que su nombramiento no estaba debidamente acreditado; en muchos
casos, las autoridades de las casillas realizaron el conteo de los votos sin
permitir el acceso a la oposición y/o sin darle a sus representantes copia de
las actas de escrutinio, especialmente cuando la votación favorecía a la
oposición, ocurrieron bloqueos de carreteras para evitar el voto de los
henriquistas, el robo y la falsificación de actas electorales y el relleno de
urnas. Al concluir la jornada electoral, el PRI anunció su triunfo en las
elecciones y los henriquistas protestaron con una manifestación que fue
violentamente sofocada por órdenes del presidente Miguel Alemán. Finalmente,
ese mismo día por la noche, los organismos electorales de la Secretaría de
Gobernación informaron que el ganador era Adolfo Ruiz Cortines.
Ruiz
Cortines tomó posesión del cargo la mañana del lunes 1 de diciembre de 1952 en
el Palacio de Bellas Artes.
"Era costumbre que el presidente entrante recibiera del
saliente la banda presidencial, tomara la protesta de rigor, pronunciara un
discurso inaugural y alabara al régimen que salía. [...] Ruiz Cortines [...]
pronunció un discurso que, por su tono, era [...] una corrección del
triunfalismo alemanista [...] Señalando repetida y admonitoriamente a Alemán
con el dedo, empleó palabras graves: 'no permitiré que se quebranten los
principios revolucionarios ni las leyes que nos rigen [...] seré inflexible con
los servidores públicos que se aparten de la honradez y de la decencia'.
Algunos testimonios coinciden en que Alemán 'odió' desde ese momento 'al viejo'."
Ruiz
Cortines ocupó la silla presidencial a los 62 años de edad. Tomó posesión del
cargo la mañana del lunes 1 de diciembre de 1952 en una ceremonia austera,
principal característica de él, celebrada en el Palacio de Bellas Artes
convertido en recinto oficial. Después de la ceremonia resonaron veintiún
cañonazos y a las 12:30 p.m. inició un desfile militar en el que quince mil
hombres, entre los que destacaban cadetes del Colegio Militar, desfilaron por
las principales avenidas de la capital rumbo a la Plaza de la Constitución,
hasta llegar al balcón central del Palacio Nacional.
Ahí
Ruiz Cortines se encontraba acompañado de su gabinete, las delegaciones y
embajadas extranjeras que vinieron a la ceremonia, representantes de los
poderes Legislativo y Judicial y altos jefes del Ejército y la Armada. La
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México hizo sonar sus campanas. Durante
dos horas sobrevolaron la ciudad dieciséis escuadrillas y dos escuadrones de la
Fuerza Aérea Mexicana para mostrarle su apoyo al nuevo presidente.
En
su discurso inaugural, Ruiz Cortines habla sobre la justicia social. Recordó la
"escasez de los recursos nacionales y la necesidad de usarlos con razonada
moderación." Destacó las carencias de los ciudadanos y habló de un plan de
emergencia "para poner al alcance del pueblo el maíz, el frijol, el azúcar
o el piloncillo, las grasas comestibles, la manta, la mezclilla y el
percal" y afirmó que sus colaboradores "se sujetarían a patrones de
honestidad administrativa y preocupación patriótica más rígidos que
nunca."
Gabinete
La
misma mañana de la toma de posesión, su secretario particular dio a conocer el
nombre de sus colaboradores para los siguientes seis años. Su gabinete no lo
integró con jóvenes o profesionistas, si no por hombres experimentados y
capaces, ajenos al ex presidente Miguel Alemán. Ruiz Cortines buscaba en ellos
una cualidad: la cultura de servir al pueblo y no servirse de él.
Bienes
patrimoniales
El
doctor Gustavo Baz fue el encargado en practicarle a Ruiz Cortines una cirugía
de apéndice en diciembre de 1952.
Al
día siguiente de anunciar su gabinete, el 2 de diciembre de 1952, Ruiz Cortines
ordenó publicar la lista completa de sus bienes personales:
Una
casa en la ciudad de México.
Un
rancho en Veracruz del que era copropietario.
Un
automóvil marca Lincoln modelo 1948.
El
coche de su esposa, unos ahorros modestos en el banco y su mobiliario.
El
valor total de sus propiedades ascendía a $34,000 dólares. Ruiz Cortines exigió
a los 250 mil funcionarios públicos que hicieran sus declaraciones
patrimoniales, mismas que se verificaron al inicio y al término del sexenio en
1958.
Problemas
de salud
Adolfo
Ruiz Cortines no se había distinguido por un estado físico saludable. Solo un
reducido grupo de personas se enteró que, cinco semanas después de su toma de
posesión, fue intervenido quirúrgicamente al realizársele una extracción del
apéndice por el doctor Gustavo Baz, y a quien le negó que le aplicara anestesia
general. Para que no se diera cuenta la prensa ni sus gobernados, Ruiz Cortines
mandó a improvisar un quirófano en su residencia de San José Insurgentes, donde
tuvo su convalecencia.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Ruiz_Cortines
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