Luis Buñuel
Nació en la localidad
turolense de Calanda el 22 de febrero de 1900. Su padre, Leonardo Manuel Buñuel
González, originario del mismo pueblo, fue militar en Cuba y fue propietario de
una ferretería y de una empresa naviera, por las que consiguió una considerable
fortuna. Tras la guerra hispano-estadounidense, liquidó sus negocios y volvió a
su pueblo natal, donde se casó el 10 de abril de 1899 con María Portolés
Cerezuela, de diecisiete años, veintiocho más joven que él, con la que tuvo
siete hijos: Luis (1900), María
(1901), Alicia (1902), Concepción
(1904), Leonardo (1907, pediatra y radiólogo), Margarita (1912) y Alfonso (1915),
este último arquitecto y diseñador con inquietudes
artísticas que destacó como autor de collages surrealistas.
A los tres años del
nacimiento de su primogénito, la familia se trasladó a vivir a Zaragoza y a
partir de entonces pasó a repartir sus vacaciones entre Calanda (donde
regresaban en Semana Santa y a veranear) y en ocasiones a San Sebastián. En una
de estas ocasiones, cuando contaba con dieciséis años, le presentaron en un baile a una
jovencísima Concha Méndez, dos años mayor que él, y que por entonces
también pasaba los veranos en
San Sebastián, con la que inicia un noviazgo que durará siete años. Así deja
constancia la escritora del 27 en unas grabaciones registradas en 1981
depositadas en la fonoteca de México: "Un verano en San Sebastián, conocí
a un chico aragonés que me presentó, en uno de los bailes, a otro chico, que
resultó ser Luis Buñuel, el director de cine. En aquel tiempo este solo se
interesaba por los insectos. Y nos pusimos de relaciones. (...) estuvimos
juntos siete años." Una relación de la que conocemos pocos detalles porque
Buñuel siempre la mantuvo en la sombra y se negaba a que Concha conociera a
todos sus amigos, como sigue relatando ella misma en las grabaciones:
"Nunca nos reunimos juntos con los chicos de la Residencia de Estudiantes.
(...) Me hablaba de ellos, pero nunca me los presentó. Me preguntó cómo podía
conciliar ambos mundos; uno más frívolo, nuestra vida en común, y el otro
artístico, en el que se filtraban ya rasgos surrealistas."
Luis pasó toda su
infancia y adolescencia en Zaragoza, donde cursó la educación primaria y
secundaria, primero en Corazonistas (con mayoría de franceses) y en 1908,
durante siete años, en el colegio jesuita de El Salvador, al comienzo del paseo
de la Constitución, donde hoy se encuentra la sede principal de Ibercaja, cerca
de la plaza de Aragón; como alumno a media pensión, no vestía el uniforme
completo de los internos, sino solamente la gorra con un galón. Sus notas eran
generalmente excelentes.
Lo que se sabe sobre las
primeras películas que vio procede de las declaraciones del propio Buñuel, y
son imprecisas y contradictorias. En 1975 dijo a Pérez Turrent y José de la
Colina que había visto de niño «cine parlante y en colores, en la sala Coine
[sic], de Zaragoza», aludiendo al cinema parlante que Ignacio Coyne Lapetra regentó
entre 1905 y 1909; recordaba una película donde «se veía un cerdo, con faja de
comisario de policía y sombrero de copa, cantando una canción. Era un dibujo
animado con colores muy malos que salían de las figuras, y el sonido venía de
un gramófono», pero también a los mismos autores les comunicó que en la primera
película que vio había un asesinato cruento.
Por otro lado, en sus memorias, tituladas Mi último suspiro, afirmaba que en 1908
asistió por primera vez al cine
Farrucini [sic], que remite a la barraca de feria Nuevo Metensmograf
Cinematógrafo Farrusini del feriante barcelonés Enric Farrús, quien se
estableció en Zaragoza en 1908 al calor de la Exposición Hispano-Francesa de
ese año que conmemoraba el centenario de los sitios de Zaragoza. Recordaba,
asimismo, haber visto en esa época muchas películas cómicas de André Deed, que
en España era conocido como Toribio, y el Viaje a la Luna de Georges Méliès.
En Calanda daba
funciones con un teatrillo de personajes de cartón que sus padres habían comprado
en París y espectáculos de sombras chinescas con una linterna mágica. Acudía
regularmente al teatro y a la ópera, pues los Buñuel tenían, como familia
acomodada que era, palco en abono en el Principal, uno de los cuatro que
entonces había en la capital aragonesa. Su niñera le llevaba también al teatro
Circo que ofrecía comedias, dramas de detectives, melodramas, farsas, sainetes
y zarzuelas; posiblemente allí contemplaría una opereta basada en Los hijos del
capitán Grant, que Buñuel tenía como uno de sus mejores recuerdos, por la
espectacularidad de su escenografía. Ya de adolescente, en 1915, asiste en el
teatro Principal a numerosas funciones de teatro y ópera La vida es sueño, El
alcalde de Zalamea, Don Álvaro o la fuerza del sino, La Favorita, Lucía de
Lammermoor, el Fausto de Gounod, Rigoletto, El barbero de Sevilla, Carmen...
Desde los diez o doce
años comenzó a tocar el violín y a estudiarlo desde los trece. Al año siguiente
salió por primera vez de Aragón y viajó a Vega de Pas (Cantabria) y San
Sebastián, donde veranearía a menudo. En 1915 fue expulsado por los jesuitas
del colegio y se matriculó en el Instituto de Enseñanza Media de Zaragoza (más
tarde llamado «Goya») como alumno libre. En esa época leyó El origen de las
especies de Darwin, además de libros de la nutrida biblioteca de su padre
Leonardo, como el Jean-Christophe de Romain Rolland, obras de los
librepensadores franceses Rousseau, Diderot o Voltaire y clásicos españoles
como Quevedo o Benito Pérez Galdós, además de novelas de detectives (Nick
Carter, Dick Turpin) y una novela que le dejará huella: Robinson Crusoe.
Juventud.
Madrid y la Residencia de Estudiantes
A los diecisiete años,
terminado el bachillerato, partió a Madrid para cursar estudios universitarios.
En la capital se alojó en la recién creada Residencia de Estudiantes, fundada
por la Junta para la Ampliación de Estudios, heredera del espíritu del
krausismo pedagógico y la Institución Libre de Enseñanza, donde permaneció siete años. Su propósito, inducido por su
padre, era estudiar Ingeniería
Agrónoma. En esta época se interesó por el naturismo y llevó una alimentación y
vestimenta espartanas, gustando de lavarse con agua helada. Tomó parte en las
actividades del cine-club de la Residencia y trabó amistad, entre otros, con
Salvador Dalí, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pepín Bello y Juan Ramón
Jiménez. También participó en las tertulias ultraístas y, todos los sábados
desde 1918 hasta 1924, en las del Café Pombo, dirigidas por Ramón Gómez de la
Serna.
En 1920 inició, con el
doctor Ignacio Bolívar, estudios de entomología, que abandonó para matricularse
en Filosofía y Letras, rama de Historia, ya que se había informado de que
varios países ofrecían trabajo como lector de español a licenciados en
Filosofía y Letras, lo que suponía una oportunidad de cumplir su deseo de salir
de España.
Con sus compañeros de la
Residencia hizo sus primeros ensayos de puesta en escena, con versiones
delirantes del Don Juan Tenorio en las que actuaban Lorca, Dalí y otros
compañeros.
En 1921 visitó por
primera vez Toledo, ciudad que causó una profunda impresión en Buñuel y sus
amigos. También tuvo conocimiento en estos años de las tendencias
internacionales más importantes del pensamiento y del arte, y mostró interés
por el dadaísmo y la obra de Louis Aragon y André Bretón. Y, por supuesto,
siguió asistiendo con regularidad al cine.
Desde 1922 escribe
poemas, prosas poéticas y cuentos en diversas revistas literarias de la época,
fundamentalmente aquellas que sirvieron de vehículo para el ultraísmo y la
generación del 27, como Vltra, Horizonte, Alfar, Helix o La Gaceta Literaria.
De esta época son también sus primeros proyectos cinematográficos. En 1926, la
Junta Magna del Centenario de Zaragoza le encargó una película sobre el pintor
Francisco de Goya. El guion fue finalmente desechado por la Junta, aduciéndose
cuestiones económicas. En 1927 Buñuel le propuso a Ramón Gómez de la Serna la
realización de una película. Esta se inspiraría en ocho cuentos del escritor,
que quedarían unidos a través de diferentes noticias publicadas en un periódico
leído por el protagonista.
En 1923 murió su padre
en Zaragoza, inició el servicio militar y publicó su primer artículo, al que
siguieron cuentos y poemas en revistas de vanguardia e incluso preparó un libro
que los recopilaba bajo el título Un perro andaluz. Muchas de las imágenes de
sus escritos de estos años, previos al surrealismo francés, pasaron a su cine.
El día de San José de ese mismo año de 1923 fundó la paródica Orden de Toledo y
se nombró a sí mismo condestable. Para ser caballero había que emborracharse y estar
toda la noche sin dormir. A ella pertenecieron, entre otros, Dalí, Pepín Bello,
Alberti...
En 1924, año en que Dalí
le realiza su primer retrato, se licenció en Historia y renunció al doctorado,
decidido a marcharse a París, la que por entonces era capital cultural de
occidente.
París
y el surrealismo
En enero de 1925,
después de asistir a la conferencia que dio Louis Aragon en la Residencia de
Estudiantes, Buñuel abandonó Madrid rumbo a París. En la capital francesa
asistió a las tertulias de los inmigrantes españoles y se acerca cada vez más
al grupo surrealista. Su afición por el cine se intensificó y veía
habitualmente tres películas al día, una por la mañana (generalmente
proyecciones privadas, gracias a un pase de prensa), otra por la tarde en un
cine de barrio y otra por la noche.
El pianista Ricardo
Viñes le propuso la dirección escénica de El retablo de Maese Pedro, de Manuel
de Falla, que, estrenada en Ámsterdam el 26 de abril de 1926 y representada
también al día siguiente, supuso un importante éxito. Esta experiencia le llevó
a escribir una pieza de teatro de cámara de vanguardia titulada Hamlet en 1927,
que fue representada en el Café Sélect de París.
Su conversión total al
cine se produjo tras ver la película Las tres luces (Der müde Tod), de Fritz
Lang. Varias semanas después se presentó en un rodaje al conocido director de
cine francés Jean Epstein y se ofreció a trabajar en cualquier labor a cambio
de aprender todo lo que pudiera acerca del cine, y Epstein acabó permitiéndole
desempeñar el cargo de ayudante de dirección en el rodaje de sus películas
mudas Mauprat (1926) y La caída de la casa Usher (La chute de la maison Usher),
de 1928.
Comenzó a colaborar como
crítico en varias publicaciones de cine y arte, en las que dejó constancia de
sus iniciales concepciones cinematográficas, como la francesa Cahiers d'Art y
la española La Gaceta Literaria, de la que fue director de su sección de cine
desde 1927. El director de esta revista, Ernesto Giménez Caballero, le propuso fundar
un cine-club en la Residencia de Estudiantes. La idea se llevó a cabo y Buñuel,
viajando ocasionalmente a Madrid, promovió en España el cine de vanguardia y
las ideas surrealistas.
También en estos años
colaboró como actor en pequeños papeles, como el de contrabandista en la
película Carmen (Jacques Feyder, 1926) con Raquel Meller, y en La sirène des
tropiques (Henri Étiévant y Mario Nalpas, 1927) con Joséphine Baker. Todo este
bagaje le familiarizó con el oficio cinematográfico y le permitió conocer a
buenos profesionales y actores que después habrían de colaborar con él en Un
perro andaluz y La edad de oro, sus dos primeras películas. Como crítico,
elogió el cine de Buster Keaton y atacó, por considerarla pretenciosa, la
vanguardia cinematográfica francesa, en cuyas filas militaba el propio Jean
Epstein. Es conocida su ruptura con este al negarse el aragonés a trabajar en
el nuevo proyecto del más reputado de los directores vanguardistas franceses,
Abel Gance, de cuyo Napoleón había escrito Buñuel recientemente una crítica muy
dura.
Cada vez más interesado
por el grupo surrealista de Breton, comenzó a trasladar a sus compañeros de la
Residencia de Estudiantes las novedades de esta tendencia, escribiendo poemas
de un surrealismo ortodoxo e instando a Dalí a que se trasladase con él a París
para conocer el nuevo movimiento. En 1927 escribía un libro de poesía
surrealista, que no llegó a editar, cuyo título inicialmente era Polismos y más
tarde Un perro andaluz, que fue el que más tarde recibiría su primera película.
En 1928 preparó un guion
cinematográfico sobre Francisco de Goya con motivo del centenario de su
fallecimiento, patrocinado por una comisión zaragozana. El proyecto no llegó a
buen término por falta de presupuesto, como tampoco otro basado en un guion de
Ramón Gómez de la Serna que iba a titularse El mundo por diez céntimos, en el
que el hilo conductor iban a ser los sucesivos cambios de dueño de una moneda,
o bien, diferentes narraciones que se hallaban en un periódico. Gómez de la
Serna le envió finalmente el guion de Caprichos (su nuevo título), aunque no se
ha conservado, ya que entre octubre y noviembre de ese año abandonaría el
proyecto al comenzar a trabajar con Dalí en el de Un perro andaluz.
Un chien andalou y L'Âge d'or
En enero de 1929, Buñuel
y Dalí, en estrecha colaboración, ultimaron el guion de un filme cuyo proyecto
se titularía sucesivamente El marista en la ballesta, Es peligroso asomarse al
interior y, por fin, Un perro andaluz, una vez desechada la publicación con
este título de su proyectado poemario surrealista. La película se comenzó a
rodar el 2 de abril con un presupuesto de 25 000 pesetas aportadas por la madre
de Buñuel. Se estrenó el 6 de julio en el Studio des
Ursulines, un cine-club parisino, en el que alcanzó un clamoroso éxito entre la
intelectualidad francesa, y permaneció en exhibición nueve meses consecutivos
en el Studio 28.
A partir de la
proyección de Un chien andalou, Buñuel fue admitido de lleno en el grupo
surrealista, que se reunía diariamente en el Café Cyrano para leer artículos,
discutir sobre política y escribir cartas y manifiestos. Allí, Buñuel forjó
amistad con Max Ernst, André Breton, Paul Éluard, Tristan Tzara, Yves Tanguy,
Magritte y Louis Aragon, entre otros.
A fines de 1929 se
volvió a reunir con Dalí para escribir el guion de lo que sería más tarde L'Âge
d'or, pero la colaboración ya no resultó tan fructífera, pues entre los dos se
interpone el gran amor de Dalí, Gala Eluard. Buñuel comenzó el rodaje de la
película en abril de 1930, cuando el pintor se encontraba disfrutando de unas
vacaciones con Gala en Torremolinos. Cuando descubrió que Buñuel ya había
acabado la película con el sustancioso mecenazgo de los Vizcondes de Noailles,
que deseaban producir una de las primeras películas sonoras del cine francés,
Dalí se sintió marginado del proyecto y traicionado por su amigo, lo que
originó un distanciamiento entre ellos que se fue incrementando en el futuro. A
pesar de aquello, felicitó a Buñuel por el largometraje, asegurando que le
había parecido «una película americana». El estreno tuvo lugar el 28 de
noviembre de 1930. Cinco días más tarde, grupos de extrema derecha atacaron el
cine donde se proyectaba, y las autoridades francesas prohibieron la película y
requisaron todas las copias existentes, comenzando una larga censura que
duraría medio siglo, pues no sería distribuida hasta 1980 en Nueva York y un
año después en París.
Hollywood
y el Madrid de la República. Las Hurdes
En 1930, Buñuel viajó a
Hollywood, contratado por la Metro Goldwyn Mayer, como «observador», con el fin
de que se familiarizara con el sistema de producción estadounidense. Allí
conoció a Charles Chaplin y Serguéi Eisenstein. En 1931 llegó a España, en
vísperas de la proclamación de la Segunda República. La edad de oro se proyectó
en Madrid y Barcelona. En 1932 asistió a la primera reunión de la Asociación de
Escritores Revolucionarios (AERA), se separó del grupo surrealista y se afilió
al Partido Comunista Francés. Contratado por la Paramount, regresó a España y
trabajó como responsable de sincronización.
En abril de 1933,
financiado por su amigo Ramón Acín, comenzó a filmar Las Hurdes, tierra sin
pan, un documental sobre esa comarca extremeña. La derecha y la Falange
Española comenzaban a rebelarse y la película fue censurada por la Segunda
República por considerarla denigrante para España. Ese mismo año firmó un
manifiesto contra Hitler con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Sender,
Ugarte y Vallejo.
En 1934 visitó en París
a Dalí, ya casado con Gala. Dalí se mostró indiferente con Buñuel, con lo que
se incrementó su distanciamiento. El 23 de junio se casó con Jeanne Rucar, a la
que había conocido en casa de su amigo Joaquín Peinado en 1925 cuando estudiaba
anatomía en París, y que había sido medalla de bronce de gimnasia artística en
las Olimpiadas de París de 1924. La boda se celebró en la alcaldía del distrito
XX de la capital francesa, sin invitar a la familia, con tres testigos
improvisados (uno de ellos, un transeúnte desconocido) y, después de comer,
Buñuel volvió a Madrid, ya que había aceptado trabajar para la Warner Brothers
como director de doblaje. La pareja tendría dos hijos, Jean Louis, nacido en
París, y Rafael, que lo haría en Nueva York.
En 1935, con ayuda de
algún dinero familiar, fundó, junto a Ricardo Urgoiti, la productora Filmófono,
que competía con la Cifesa de los hermanos Casanova, principal productora
española de los años treinta. Filmófono produjo películas como Don Quintín el
amargao, donde debutó en el cine la gran bailaora Carmen Amaya, La hija de Juan
Simón, ¿Quién me quiere a mí? o ¡Centinela alerta!, y la única condición de
Buñuel para producirlas era, curiosamente, no aparecer en la ficha técnica,
pues a sus ojos no eran más que "melodramas baratos". Todos estos
largometrajes fueron rentables y supusieron la consolidación de la industria
cinematográfica española de los años treinta. Sin embargo, la Guerra Civil
abortó este proyecto.
La
guerra civil española (1936-1939)
El golpe de Estado de
julio de 1936 sorprendió a Buñuel en Madrid. Así como Dalí se alineó con Franco
y simpatizó con el bando sublevado, Buñuel siempre permaneció fiel a la Segunda
República. No obstante, no dejó por ello de ayudar a amigos suyos del bando
franquista cuando estuvieron en peligro de muerte; así, logró que liberasen a
José Luis Sáenz de Heredia (primo hermano de José Antonio Primo de Rivera,
fundador de Falange, que simpatizaba con Franco, pues habían trabajado juntos
en Filmófono. El 18 de agosto de 1936 fue asesinado Lorca.
En septiembre de 1936
salió de Madrid en un tren abarrotado hacia Ginebra, vía Barcelona. Allí lo
había citado para una entrevista Álvarez del Vayo, ministro de Asuntos
Exteriores de la República, quien lo mandó a París como hombre de confianza de
Luis Araquistáin, embajador en Francia, para realizar diferentes misiones,
principalmente de inteligencia. Supervisó y escribió junto a Pierre Unik el
documental España leal en armas. Realizó su bautismo aéreo en varios viajes
relámpago a España, en misiones de guerra.
Durante 1937 se encargó
de supervisar para el Gobierno republicano el pabellón español de la Exposición
Internacional de París. Dalí le pintó su segundo y último retrato: El sueño. El
16 de septiembre de 1938, ayudado en los gastos de viaje por sus amigos Charles
de Noailles y Rafael Sánchez Ventura, viajó a Hollywood de nuevo, esta vez
encargado por el Gobierno republicano de la supervisión, como consejero técnico
e histórico, de dos películas acerca de la Guerra Civil que se iban a rodar en
Estados Unidos.
En 1941, ya terminada la
guerra, cuando comenzaba el rodaje de Cargo of Innocents, la asociación general
de productores estadounidenses prohibió toda película en contra de Franco, lo
que significó el fin del proyecto en el que estaba implicado Buñuel. Sin trabajo
y con poco dinero, y ya con su mujer e hijos reunidos con él, aceptó el encargo
que le ofrece el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, como productor
asociado para el área documental y supervisor y jefe de montaje de documentales
para la Coordinación de Asuntos Interamericanos, que dirigía Nelson
Rockefeller. Su misión era seleccionar películas de propaganda antinazi; tenía
despacho propio y personal a su cargo. Su primer trabajo para el MoMA consistió
en la reedición de El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl, con el fin
de hacerla más breve y accesible a miembros del Gobierno de Estados Unidos para
que viesen el potencial del cine como instrumento propagandístico. Pero fue
despedido en 1943 a raíz de la publicación del libro La vida secreta de
Salvador Dalí, donde el pintor tachaba a Buñuel de ateo y hombre de izquierdas.
Un periodista del Motion Pictures Herald atacó a Buñuel en un artículo donde
advertía acerca de lo peligroso que resultaba la presencia de este español en
un museo tan prestigioso. Buñuel se reunió con Dalí en Nueva York para pedirle
explicaciones y esa entrevista significó la ruptura de sus relaciones.
Volvió a Hollywood y se
puso a trabajar para la Warner Brothers como jefe de doblaje de versiones
españolas para América Latina. Acabada la colaboración con la Warner en 1946,
se quedó en Los Ángeles en busca de un trabajo relacionado con el cine y en
espera de que le concedieran la nacionalidad estadounidense, que había
solicitado.
Etapa
mexicana
Cuando Luis Buñuel aún
estaba viviendo del dinero que había ahorrado el año anterior, la casualidad
quiso que en una cena en casa del cineasta francés René Clair se encontrara con
Denise Tual, la viuda del actor ruso Pierre Batcheff (protagonista de Un perro
andaluz, quien se había suicidado en 1932). La mujer, que se había vuelto a
casar con el productor francés Ronald Tual, le ofreció trabajar en el nuevo
proyecto que tenía intención de realizar: La casa de Bernarda Alba, que
dirigiría Buñuel. Tual, que había llegado a Los Ángeles con el interés de
conocer mejor la industria estadounidense del cine, tenía intención de realizar
la película entre París y México, para lo cual aprovechó su regreso a París
para hacer escala en México y concretar algunos asuntos con el productor francés
de origen ruso Oscar Dancigers, exiliado en ese país. Una vez allí se enteraron
de que los derechos de la obra habían sido vendidos a otra productora que había
pujado más alto.
Truncado el proyecto,
Luis Buñuel tuvo la suerte de que Dancigers le ofreciera otro trabajo: dirigir
Gran Casino, una película comercial con el conocido cantante mexicano Jorge
Negrete y la primera figura argentina Libertad Lamarque. Buñuel aceptó y, una
vez arreglados todos los papeles de residencia e instalado con su esposa y sus
hijos, ingresó en la industria mexicana del cine. Esta primera película de su
nueva etapa constituyó un rotundo fracaso y durante los tres siguientes años se vio obligado a
mantenerse del dinero que le enviaba su madre todos los meses.
En 1949, a punto de
abandonar el cine, Dancigers le pidió que se hiciera cargo de la dirección de
El gran calavera, ya que Fernando Soler no podía ser a la vez director y
protagonista. El éxito de esta película y la concesión de la nacionalidad
mexicana animaron a Buñuel a plantear a Dancigers un nuevo proyecto más acorde
con sus deseos como cineasta, proponiéndole, bajo el título ¡Mi huerfanito,
jefe!, un argumento sobre las aventuras de un joven vendedor de lotería. A esta
oferta siguió una mejor respuesta por parte de Dancigers, la realización de una
historia sobre los niños pobres mexicanos.
Así, en 1950 Buñuel
realizó Los olvidados, película con fuertes vínculos con Las Hurdes, tierra sin
pan, y que en un primer momento no gustó a los mexicanos ultranacionalistas (Jorge
Negrete el primero), ya que retrataba la realidad de pobreza y miseria
suburbana que la cultura dominante no quería reconocer. No obstante, el premio
al mejor director que le otorgó el Festival de Cannes de 1951 supuso el
reconocimiento internacional de la película, y el redescubrimiento de Luis
Buñuel, y la rehabilitación del cineasta por parte de la sociedad mexicana.
Actualmente, Los olvidados es una de las tres únicas películas reconocidas por
la Unesco como Memoria del Mundo.
En 1951 filmó Susana y
Él ; esta última constituyó un fracaso comercial pero sería valorada en los
años siguientes. En 1952 salió de Ciudad de México para filmar Subida al cielo,
cinta simple donde un sueño del protagonista da el toque surrealista de Buñuel
y que le valió ir nuevamente a Cannes. Ese mismo año filmó Robinson Crusoe,
primera película que se rodó en Eastmancolor (todos los días se enviaban las
copias a California para comprobar los resultados), y, junto con La joven, que
dirigió en 1960, una de las dos únicas películas que rodó en inglés y con
coproducción estadounidense. En 1953 dirigió La ilusión viaja en tranvía, una
de las películas consideradas "menores" pero que por su frescura y
sencillez, y respaldada por escritores como José Revueltas y Juan de la Cabada,
sobrevive al paso de los años.
En 1954 dirigió El río y
la muerte y es elegido miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de
Cannes. En 1955, año en que filmó Así es la aurora en Francia (lo que le brinda
la oportunidad de visitar a su madre en Pau), fiel a sus ideas, firmó un
manifiesto en contra de la bomba atómica estadounidense, lo que, unido a su
apoyo a la revista antifascista España Libre (posicionada en contra de EE.
UU.), supuso su inclusión en la lista negra estadounidense hasta 1975. A partir
de ese momento, cada vez que pasaban por EE. UU., tanto él como su familia eran
interrogados. No obstante, Buñuel dijo que EE. UU. era la tierra más hermosa
que había conocido. Cuando alguien le
preguntaba si era comunista siempre contestaba que era un español republicano.
Tras Ensayo de un crimen
(1955), realizó La muerte en el jardín (1956), con guion de Luis Alcoriza y
Raymond Queneau, que adaptaba la novela homónima de Lacour. The National Film
Theatre of London realizó una retrospectiva de su obra. Nazarín (1958), Premio
Internacional del Festival de Cannes de 1959, es la primera de las tres
películas que realizaría con el actor Paco Rabal. Ese mismo año rodó Los
ambiciosos, cine de compromiso político y social. En 1960 dirigió por última
vez una obra teatral, Don Juan Tenorio, en México, y realizó y estrenó en EE.
UU. La joven.
Fue ganador del Premio
Nacional de Bellas Artes, otorgado por el Gobierno de México en 1977.
En 1962 rodó El ángel
exterminador, una de sus películas más importantes y personales, en la que
aludía a varias bromas privadas de su época de la Residencia de Estudiantes y
del periodo surrealista transcurrido en Francia.
Durante esta etapa, a
Buñuel y a Jean-Claude Carrière les ofrecieron adaptar la novela de Malcolm
Lowry Bajo el volcán en dos ocasiones. Sin embargo, en ambas el cineasta y el
guionista rechazaron la oferta luego de leer la novela y "no encontrar una
película detrás del libro".
Etapa
española
En 1960 Buñuel regresó a
España para dirigir Viridiana, coproducción hispano-mexicana con guion escrito
junto a Julio Alejandro. La película fue producida por Gustavo Alatriste (por
parte mexicana) y por Pere Portabella y Ricardo Muñoz Suay, por parte de las
productoras españolas UNINCI (Unión Industrial Cinematográfica) y Films 59.
Estuvo protagonizada por Silvia Pinal, Francisco Rabal y Fernando Rey.
Viridiana fue presentada
a concurso en el festival de Cannes de 1961 como representante oficial de
España y obtuvo la Palma de Oro, que recogió el entonces director general de
Cinematografía, José Muñoz Fontán. Sin embargo, después de que el periódico
vaticano L'Osservatore Romano condenara la cinta, a la que tachaba de blasfema
y sacrílega, las autoridades españolas la condenaron a una "muerte
administrativa", denegándole el llamado permiso definitivo de rodaje, lo
cual a su vez dio lugar a un conflicto económico entre los productores
españoles y los mexicanos. Viridiana no se pudo proyectar oficialmente en
España hasta 1977.
En 1970 Buñuel volvió a
rodar en España, esta vez en régimen de coproducción hispano-franco-italiana;
se trataba de Tristana, protagonizada por Catherine Deneuve, que ya había
desempeñado el papel principal en Belle de jour, y Fernando Rey.
En 1977, Buñuel puso el
colofón a su obra con Ese oscuro objeto del deseo (Cet Obscur Objet du Désir),
coproducción hispano-francesa parcialmente rodada en España, que recibió el
premio especial del Festival de Cine de San Sebastián. En la película, que
revisa temas tratados anteriormente en Viridiana o Tristana, Carole Bouquet y
Ángela Molina interpretan al alimón el personaje femenino que da réplica a
Fernando Rey.
Además de esas estancias
profesionales en España, Buñuel solía, entre los años 1960 y 1980, pasar temporadas
en Madrid donde residía en un apartamento en la Torre de Madrid. En este
edificio una placa recuerda a Luis Buñuel como «Figura clave del siglo XX».
Etapa
francesa
Ya en su etapa mexicana,
Buñuel había rodado varias películas de producción francesa tras las elogiosas
críticas europeas de Ensayo de un crimen, Así es la aurora o La muerte en el
jardín, pero su verdadera reentrada en la cinematografía francesa se produjo en
1963 con Diario de una camarera (Le Journal d'une Femme de Chambre), adaptación
de la novela de Octave Mirbeau. Comienza así su cooperación con el productor
Serge Silberman y el guionista Jean Claude Carrière.
En 1964 filmó su última
película mexicana, Simón del desierto, que no acabó como estaba proyectada por
falta de presupuesto. Aun así, obtuvo el León de Plata de la Mostra de Venecia
al año 1965, año en que, junto a Carrière, preparó las adaptaciones de El monje
y Là-bas.
En 1966, Dalí le
telegrafió desde Figueras ofreciéndole preparar la segunda parte de Un perro
andaluz. Ese mismo año se estrenó Belle de jour, que obtuvo en 1967 el León de
Oro en la Mostra de Venecia. Esta película obtuvo en Francia un extraordinario
éxito de público y a partir de entonces los estrenos de Buñuel se convirtieron
en acontecimientos culturales, lo que motivó que Silberman le concediera
completa libertad creativa y los recursos suficientes para la producción de sus
filmes, lo que caracterizó la etapa final de su obra. En 1969 la Mostra le
otorgó el gran premio de homenaje por el conjunto de su obra.
En 1972 se convirtió en
el primer director español en conseguir el Óscar a la mejor película de habla
no inglesa, por El discreto encanto de la burguesía (Le Charme Discret de la
Bourgeoisie), película que se iba a rodar en España, lo cual resultó imposible
debido a la censura. Esta película, junto con La Vía Láctea (La Voie Lactée,
1968) y El fantasma de la libertad (Le Fantôme de la Liberté, 1974), conforman
una especie de trilogía que ataca los cimientos del cine de narrativa
convencional y el concepto causa-consecuencia, abogando por la exposición del
azar como motor de la conducta y del mundo. Ese mismo año de 1972 visitó Los
Ángeles, donde vivía su hijo Rafael, y George Cukor ofreció en su casa una cena
en honor de Buñuel a la que asistieron, además de su hijo Rafael y Carrière,
importantes cineastas como Alfred Hitchcock, Billy Wilder, G. Stevens, William
Wyler, R. Mulligan, Robert Wise o Rouben Mamoulian.
En 1980 realizó su
último viaje a España y fue operado de próstata. En 1981, cincuenta años después
de haber sido prohibida, se reestrenó en París La edad de oro, fue
hospitalizado por problemas de la vesícula, Agustín Sánchez Vidal publicó su
obra literaria, el Centro Georges Pompidou de París organizó un homenaje en su
honor y Un perro andaluz se proyectó en una pantalla colocada en el techo de
este centro cultural.
En 1982 publicó sus
memorias, escritas en colaboración con Carrière y tituladas Mi último suspiro.
Muerte
Luis Buñuel falleció en
la Ciudad de México el 29 de julio de 1983 de madrugada, a causa de una
enfermedad hepática y renal provocada por un cáncer. Sus últimas palabras
fueron para su mujer Jeanne: "Ahora sí que muero". Ese mismo año
había sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza. Se
mantuvo fiel a su ideología hasta el final: no hubo ninguna ceremonia de
despedida, siendo en 1997 cuando finalmente fueron esparcidas sus cenizas en el
monte Tolocha, situado en su pueblo natal, Calanda.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Bu%C3%B1uel
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