Montesquieu
Su pensamiento debe ser enmarcado dentro
del espíritu crítico de la Ilustración francesa, patente en rasgos como la
tolerancia religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad
en el sentido cívico, si bien se desmarcará de otros autores de la época por su
búsqueda de un conocimiento más concreto y empírico en oposición a la
abstracción y método deductivo dominantes. Podemos decir que como difusor de la
Constitución inglesa y teórico de la separación de poderes se encuentra muy
cercano al pensamiento de Locke, en tanto que como autor de las Cartas persas
podría situarse próximo a Saint-Simon. Sin embargo, el pensamiento del señor de
La Brède es complejo y tiene esa personalidad propia que le convierte en uno de
los pensadores más influyentes en el seno de la historia de las doctrinas
políticas.
Nació el 18 de enero de 1689 en el
castillo de la Brede, a pocos kilómetros de Burdeos, Francia. Hijo de Jacques
de Secondat y Marie-Francoise de Pesnel, su familia pertenecía a la llamada
nobleza de toga. Su madre, que murió cuando Charles de Secondat tenía siete años
de edad, era la heredera de una importante fortuna que aportó el baronazgo de
La Brède a la familia Secondat. En ese mismo año, el parlamento inglés, a
través de Bill of Rights impone definitivamente una monarquía constitucional en
Inglaterra, mientras que en Francia el largo reinado de Luis XIV parece
asegurar el poder absoluto del rey, pese a la crisis y el descontento que se
manifiesta a su muerte en 1715 a los 76 años.
Estudió en la escuela católica de Juilly
y posteriormente la carrera de derecho siguiendo la tradición familiar, primero
en la Universidad de Burdeos y más tarde en París, entrando en contacto con los
intelectuales de la capital francesa. En 1714, tras la muerte del padre, vuelve
a La Brède donde ingresa como consejero en el Parlamento de Burdeos. Pasa a
vivir bajo la protección de su tío, el barón de Montesquieu. En 1715 contrae
matrimonio con Jeanne Lartigue, una protestante que le aporta una importante
dote cuando él contaba con 26 años. Al año siguiente, hereda una fortuna a
causa del fallecimiento de su tío, como también el título de barón de
Montesquieu y Président à Mortier en el Parlamento de Burdeos (1716-1727).
Para esta época, Inglaterra se había auto
proclamado una monarquía constitucional a consecuencia de su Revolución Gloriosa
(1688-1689), y se había unido con Escocia en la Unión de 1707 para formar el
Reino de Gran Bretaña. En 1715 fallece Luis XIV que había reinado por mucho
tiempo y es sucedido por Luis XV que contaba con 5 años de edad. Estas
transformaciones nacionales causaron un gran impacto en Montesquieu; él se
referirá a las mismas en forma repetida en sus escritos.
Al poco tiempo, recibe reconocimiento
literario por la publicación de su obra Lettres persanes (Cartas persas, 1721),
una sátira basada en la correspondencia imaginaria entre un visitante persa de
paseo por París, que hace notar los absurdos de la sociedad contemporánea.
Luego publica Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et de
leur décadence (Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de
los romanos, 1734), considerada por algunos estudiosos como una transición
entre Las cartas persas a su obra maestra. De l'Esprit des Lois (El espíritu de
las leyes) fue originalmente publicada en forma anónima en 1748 y rápidamente se
elevó a una posición de gran influencia. En Francia, tuvo una recepción fría
tanto de los que apoyaban como los que estaban en contra del régimen. La
Iglesia católica prohibió l'Esprit
—junto con muchos de los escritos de Montesquieu— en 1751 y lo incluyó
en el Index Librorum Prohibitorum. Recibió los mayores elogios del resto de
Europa, especialmente de Gran Bretaña.
Montesquieu también era tenido en alta
estima en las colonias británicas en América como un campeón de la libertad
británica (aunque no de la independencia Norteamericana). El estudioso de la
política Donald Lutz ha descubierto que Montesquieu era la persona más
comúnmente citada en temas de gobierno y política en la América británica
colonial pre-revolucionaria, siendo citado por los fundadores norteamericanos
más que ninguna otra fuente con excepción de la Biblia. Luego de la Revolución estadounidense,
las obras de Montesquieu continuaron ejerciendo una poderosa influencia en
muchos de los pensadores y fundadores de los Estados Unidos, particularmente
James Madison de Virginia, uno de los padres de la Constitución. La filosofía
de Montesquieu en el sentido que «debe establecerse un gobierno de forma tal
que ningún hombre tenga miedo de otro» fueron un recordatorio para Madison y
otros que un cimiento libre y estable para su nuevo gobierno nacional requería
de poderes separados claramente definidos y balanceados.
Durante esa época y como miembro de la
Academia de Ciencias de Burdeos, presentará varios estudios sobre las glándulas
suprarrenales, la gravedad y el eco. Su función de magistrado le aburre, por lo
que termina vendiendo el cargo y dedicándose a viajar por Europa observando
costumbres e instituciones de los diferentes países, pasa por Austria y
Hungría, permanece un año en Italia y 18 meses en Inglaterra antes de regresar
a Francia. Además de trabajar en varias obras adicionales sobre sociedad y
política.
Sufre de una severa reducción de su
vista, al momento de su fallecimiento el 10 de febrero de 1755 en París a la
edad de 66 años, estaba completamente ciego. Su cuerpo se encuentra enterrado
en la Iglesia de Saint-Sulpice en París.
Filosofía de la
historia
La filosofía de la historia de
Montesquieu minimiza el papel de los individuos y los eventos. Presenta su
punto de vista en Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et
de leur décadence ("Origen de las causas de la grandeza y decadencia de
Roma") que cada evento histórico fue inspirado por un evento, movimiento,
en especial. «Si una causa en particular, tal como el resultado accidental de
una batalla, ha arruinado a un estado, entonces existió una causa general que
fue la que determinó la caída de dicho estado como consecuencia de una sola
batalla».
Montesquieu ejemplificaba este principio
con situaciones de la historia de Roma. Al analizar la transición de la
República al Imperio, Montesquieu sugería que si César y Pompeyo no hubieran trabajado
para usurpar el gobierno de la República, otros hombres lo habrían hecho. La
causa no fue la ambición de César o Pompeyo, sino la ambición del hombre.
Visión política y
legado
Montesquieu desarrolló las ideas de John
Locke acerca de la división de poderes. En su obra El espíritu de las leyes
manifiesta admiración por las instituciones políticas inglesas y afirmó que la
ley es lo más importante del Estado. Fue uno de los filósofos y ensayistas
ilustrados más relevantes, en especial por la articulación de la teoría de la
separación de poderes, que ha sido introducida en algunas constituciones de
varios Estados, con mayor influencia en la Constitución de los Estados Unidos:
«En cada Estado existen tres clases de
poderes: la potestad legislativa, la potestad ejecutiva de las cosas que
proceden del derecho de gentes y la potestad ejecutiva de aquellas que dependen
del derecho civil.»
«En virtud de la primera, el Príncipe o
Magistrado hace leyes transitorias o definitivas, y enmienda o deroga las
existentes. Por la segunda, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadas,
establece la seguridad pública y previene las invasiones. Por la tercera,
castiga a los criminales, o determina las disputas que surgen entre los
particulares. Se dará a esta última el nombre de potestad de juzgar, y la otra,
simplemente, la potestad ejecutiva del Estado”.»
«Cuando en la misma persona o en el mismo
cuerpo de magistratura, la potestad legislativa y la potestad ejecutiva están
reunidas, no puede haber libertad; porque se puede temer que el mismo monarca o
senado pueda hacer leyes tiránicas, para ejecutarlas tiránicamente.»
«De nuevo, no hay libertad, si la
potestad de juzgar no está separada de la potestad legislativa y de la
ejecutiva. Si estuviese unido a la potestad legislativa, el poder sobre la vida
y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario; debido a que el juez sería el
legislador. Si se uniera a la potestad ejecutiva, el juez podría tener la
fuerza de un opresor.»
«Todo estaría perdido, cuando el mismo
hombre, o el mismo cuerpo, ya sea de los nobles o del pueblo, ejerza esos tres
poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas, y el
de juzgar los crímenes o las diferencias entre los particulares.»
«La potestad ejecutiva debe estar entre
las manos de un monarca, porque esta parte del gobierno, que tiene casi siempre
necesidad de una acción momentánea, está mejor administrada por uno que por
varios; mientras que lo que depende de la potestad legislativa está mejor
ordenada por varios que por uno solo.»
«Pero si no hubiera monarca y la potestad
ejecutiva fuera confiada a un cierto número de personas sacadas del cuerpo
legislativo, no habría ya libertad, porque los dos poderes estarían unidos, ya
que las mismas personas tendrían a veces, y podrían siempre tener, parte la una
en la otra.»
Montesquieu, El espíritu de las leyes,
Libro XI.34
Las Cartas Persas se publican en 1721,
con 32 años, y su éxito es fulminante en la sociedad francesa en la época de la
regencia de Luis XV de Francia. Ingresa en la Academia Francesa en 1727 y se
traslada a Inglaterra en 1729 siendo elegido miembro de la Royal Society. Sus
tres años en Inglaterra resultan cruciales para su desarrollo intelectual.
En 1734 publicó las Consideraciones sobre
las causas de la grandeza y decadencia de los romanos. Pero su obra magistral
fue El espíritu de las leyes, que publicó en Ginebra en 1748, después de
catorce años de trabajo. Esta obra sufrió duras críticas, sobre todo por los
jansenistas y los jesuitas. A estos ataques Montesquieu replicó, en 1750, con
una defensa de esta obra, lo que no evitó que, más tarde, fuera censurada por
Roma en 1751. Los últimos años de su vida, Montesquieu los dedicó a viajar de
París a Burdeos y a terminar alguna de sus obras empezadas.
Dos son fundamentalmente los puntos en
que los diferentes autores insisten al señalar la aportación original de
Montesquieu al estudio científico de las sociedades humanas:
·
Montesquieu acomete la tarea científica de describir la
realidad social según un método analítico y «positivo» que no se detiene en la
pura descripción empirista de hechos, sino que intenta organizar la
multiplicidad de datos de la realidad social en un reducido número de tipos.
·
Dar una «respuesta sociológica» a la aparente diversidad de
los hechos sociales, bajo el supuesto de que existe un orden o causalidad de
estos hechos susceptible de una interpretación racional.
Se le considera uno de los precursores
del liberalismo y fue quien elaboró la teoría de la separación de poderes. La
teoría sobre la división de poderes encontró en Montesquieu a su máximo
exponente, desarrollando este una célebre tesis que serviría como modelo y
punto de partida a los gobernantes posteriores de los siglos XVIII y XIX,
aunque su teoría no sea la única realizada para tratar el tema. La estructura
que presenta Montesquieu sobre la división de poderes está influenciada por la
práctica constitucionalista británica donde existen sistemas de frenos,
contrapesos y controles que esta utiliza según un modelo racionalista.
Montesquieu atribuye al Parlamento el poder legislativo con la sanción real de
la ley, el ejecutivo al gobierno, y el judicial a los tribunales de justicia.
Obras
Portada de La defensa de «El espíritu de
las leyes».
Discours sur la cause de l'écho
Les glandes rénales
La cause de la pesanteur des corps
La damnation éternelle des païens (1711)
Système des Idées (1716)
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Montesquieu
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