Thomas Stearns Eliot
Nació en San Luis,
Misuri, Estados Unidos, el 26 de septiembre de 1888. Su padre, Henry Ware
Eliot, era un importante hombre de negocios, presidente y tesorero de la
Hydraulic-Press Brick Company de dicha ciudad. Su madre, Charlotte Champe
Stearns, tenía aficiones literarias, llegando a publicar algún libro.
El interés por la
literatura se despertó en el poeta debido a varios factores. En primer lugar,
Eliot tuvo que superar algunas limitaciones físicas de niño. Padeció una hernia
doble abdominal de tipo congénito, lo que le impidió practicar muchas
actividades físicas y limitó su relación con sus compañeros. Debido a este
aislamiento se desarrolló su pasión por la literatura. Una vez que aprendió a
leer, el niño inmediatamente se obsesionó con los libros y se absorbió por
entero en los cuentos del Salvaje Oeste, así como en las peripecias del Tom
Sawyer de Mark Twain. En el libro de memorias que le dedicó su amigo íntimo Robert Sencourt,
se lee que el joven Eliot «a menudo se acurrucaba en el alféizar de
la ventana detrás de un enorme libro, refugiándose en la droga de los sueños
contra el dolor de vivir».
En segundo lugar, también
se acreditan los escenarios de su ciudad natal como origen de su visión literaria: «Es evidente que San Luis
me afectó más profundamente que cualquier otro entorno; el hecho de haber
pasado mi infancia al lado del gran río, algo incomunicable para aquellas
personas que no lo han experimentado. Me considero afortunado de haber nacido
aquí, y no en Boston, o Nueva York, o Londres».
Thomas estudió en la
Smith Academy, de Saint Louis, desde 1898 hasta 1905. Pronto destacó en todas
las materias, desde el latín a la física. Empezó a escribir poesía a los
catorce años, bajo la influencia de Edward FitzGerald, sobre todo de su
traducción del Rubaiyat, de Omar Jayam. Eliot afirmaría que el resultado fue
sombrío y desesperado, y que hizo desaparecer todo lo que había escrito.
Su primer poema publicado, "A Fable For Feasters", apareció como ejercicio escolar
en el Smith Academy Record en febrero de 1905.
También
publicó
tres historias breves, entre ellas "The Man Who Was King", que
refleja su visita a la Exposición Universal de San Luis, en 1904.
En 1906 ingresa en la
Universidad de Harvard, donde estudia griego, literatura inglesa, alemán,
historia medieval e historia del arte.
Publica poesía en la
revista de la universidad, interesándose por los poetas simbolistas franceses
(Rimbaud, Verlaine, Corbière, Laforgue, etc.). Bajo este influjo, marcha a
París en 1909, donde asiste a las clases de Henri Bergson y conoce a
Alain-Fournier. Estudia también en profundidad a Dante, a John Donne y a otros
poetas metafísicos ingleses. La recuperación de los metafísicos significó en
Eliot una censura tácita de los presupuestos románticos.
En su ensayo de 1961
Criticar al crítico, declarará las fuentes de su poesía:
He
escrito, sí, sobre Baudelaire, pero no sobre Jules Laforgue, al que debo más
que a ningún otro poeta en cualquier idioma, ni sobre Tristan Corbière, al que
también debo algo. (...) Hay, no obstante, un poeta que me causó profunda
impresión cuando tenía veintidós años (...) un poeta que sigue siendo consuelo
y asombro de mi edad actual (...) el poeta de que hablo es Dante.
De
París, marcha a Múnich e Italia. En 1911 vuelve a Harvard y se doctora en
filosofía con una tesis sobre F. H. Bradley y su "conocimiento y
experiencia". A lo largo de sus estudios universitarios, Eliot estudiará
con George Santayana, Irving Babbitt, Henri Bergson, C. R. Lanman, Josiah
Royce, Bertrand Russell y Harold Joachim. También se decanta por la filosofía y
la filología hinduistas y por el budismo, a cuyos efectos estudió sánscrito y
pali.
En Harvard es nombrado
profesor ayudante de filosofía. Conoce a Bertrand Russell, que ha acudido como
visitante a esa universidad, y este lo juzga su mejor alumno. Marcha becado a
la universidad de Marburg (Alemania), pero, ante el inicio de la guerra, huye
del país, trasladándose a Londres. En este año de 1914, en contra de los deseos
paternos, decide establecerse definitivamente en Inglaterra.
Pronto conoce a Ezra Pound, quien lo introduce en el mundillo literario inglés. En esos años trabará relación igualmente con
Virginia Woolf y su marido, y con el novelista James Joyce, a quien confiesa
admirar.
En 1915 dio clases de
francés, alemán e historia en un instituto, pero pronto lo abandonó: no iba con
él la enseñanza. Contrajo matrimonio con Vivienne Haigh-Wood, que años más
tarde sufrió una enfermedad mental. En 1930 se separaron definitivamente. Sobre
esta triste etapa en la vida de ambos se filmó en 1994 la película Tom & Viv, del
director Brian Gilbert, protagonizada por Willem Dafoe y Miranda Richardson. Al
igual que su mujer, a lo largo de los años Eliot sufrió distintos trastornos
nerviosos. No volvió a casarse hasta muchos años más tarde.
En 1917 aparece su
primer gran poema: La canción de amor de J. Alfred Prufrock. La obra,
probablemente la más citada de Eliot, evidencia ya la intensa vocación
experimental de su autor. Está estructurada como monólogo dramático, a la
manera de Robert Browning, utilizando la técnica del monólogo interior o
"stream of consciousness", que pocos años después pondría muy de moda
James Joyce. Como en trabajos posteriores, Prufrock se halla repleto de citas y
alusiones de todo tipo, con especial atención a Dante y Shakespeare (Hamlet).
En 1920 publicará
Poesías y la colección de ensayos críticos El bosque sagrado. En 1922 (annus
mirabilis de la literatura del siglo xx, con la aparición de Ulises (novela),
de James Joyce, Elegías de Duino, de R. M. Rilke (publicadas un año más tarde),
Tractatus logico-philosophicus, de Ludwig Wittgenstein, Trilce de César
Vallejo, parte importante de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust,
etc.21) aparece el poema que le haría mundialmente célebre, La tierra baldía (The Waste Land), en
cuyo diseño
final había
intervenido su amigo Ezra Pound.
El libro fue compuesto
en una época de graves dificultades personales para el autor, debido a los
problemas nerviosos que aquejaban a su mujer y también a él mismo. Se dice que
es gran exponente del desencanto y el dolor de la generación que había sufrido
la Primera Guerra Mundial. Compuesto en forma de collage, y repleto, como
Prufrock, de citas y referencias de lo más heterogéneo, la crítica en general
lo califica de oscuro, profundo y visionario, por su oscilación entre lo
profético y la sátira, sus continuos y repentinos cambios de voz, de lugar y
tiempo, su vasto y elegíaco repaso en forma distorsionada de múltiples
elementos de la literatura y la cultura universales. En su tiempo constituyó el
epítome de la modernidad, junto a la ya mencionada novela de Joyce, Ulises.
También en 1922, funda
la que sería influyente revista Criterion. Otros libros importantes de esa
etapa son: Los hombres huecos (1925) y Miércoles de ceniza (1930).
En 1927, Eliot da a su
vida un giro muy llamativo, adoptando la nacionalidad británica y
convirtiéndose al anglicanismo: «Es una frase de un prólogo a una pequeña
colección de ensayos titulada For Lancelot Andrewes: decía yo que era clásico
en literatura, monárquico en política y anglocatólico en religión. Debí prever
que frase tan propicia para ser citada iba a perseguirme durante toda la vida.»
Ya separado de su mujer
e integrado en la Iglesia anglicana, se trasladó a vivir a una residencia para
clérigos de Londres, en Gloucester Road, donde rezaba cada madrugada antes de
iniciar su jornada de trabajo en Faber & Faber. Y allí vivió hasta que su amigo,
el erudito John Hayward, confinado en una silla de ruedas, le invitó a
compartir su vivienda, que Eliot no abandonó hasta que se casó con Valérie
Fletcher, en 1957.
En 1943 aparecerá el
libro que él mismo, así como gran parte de la crítica, considera su obra
maestra: Four Quartets (Cuatro cuartetos).
Four Quartets es el nombre que dio el poeta a cuatro poemas separados
relacionados entre sí.
Eliot los republicó
juntos en forma de libro en 1943. Habían sido publicados separadamente de 1935
a 1942. Sus títulos son: "Burnt Norton", "East Coker",
"The Dry Salvages" y "Little Gidding".
El libro parte del
estudio de Eliot, que abarcó treinta años, de la filosofía y el misticismo. La
imaginería cristiana y el simbolismo abundan en los poemas. Eliot se convirtió
al anglicanismo en 1927, y era cristiano practicante. En los poemas, como en
obras anteriores, hay asimismo abundantes referencias a los símbolos y
tradiciones hinduistas, con los cuales él estuvo muy familiarizado desde sus
días de estudiante. Según Andreu Jaume, estos cuartetos son de inspiración
teatral, aunque sin estar destinados a la escena, de manera que amalgaman el
monólogo dramático, la poesía lírica y la meditativa en un equilibrio
contrapuntístico perfecto.2
Los cuatro poemas, de
varios cientos de versos cada uno, se dividen en cinco secciones. Aunque se
resisten a una fácil caracterización, muestran algunas coincidencias. Cada uno
se inicia con un razonamiento lírico ubicado en la localización que le da
título (siempre lugares con significación religiosa); todos meditan acerca de
la naturaleza del tiempo en algún aspecto, teológico, histórico, físico y en su
relación con el ser humano. Finalmente, cada uno de los poemas se asocia a uno
de los elementos clásicos de la naturaleza: el aire, la tierra, el agua y el
fuego. Parecen ensayos en verso que abordan las mismas ideas a través de
variaciones, sin que se llegue a ninguna conclusión definida.
Tiempo presente y tiempo
pasado
se hallan quizá
presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro
dentro del tiempo pasado.
Si todo tiempo es
eternamente presente
todo tiempo es
irredimible.
Lo que pudo haber sido
es mera abstracción
quedando como eterna
posibilidad
solamente en el mundo de
la especulación.
Lo que pudo haber sido y
lo que fue
apuntan a un solo fin,
que está siempre presente.
Burnt Norton
Su poesía no volverá a
alcanzar tales cotas de calidad. Hasta los años 1950 irán apareciendo diversas
piezas teatrales de contenido principalmente moralista o religioso: Asesinato
en la catedral, Reunión familiar, El cocktail...
Eliot también destacó
como ensayista con distintas obras de crítica literaria y temas sociales: El
arte de la poesía y el arte de la crítica, Criticar al crítico, Notas para una
definición de la cultura...
El máximo reconocimiento
le llega con la concesión del Premio Nobel de Literatura y la Orden del Mérito
del Reino Unido, ambos en 1948.
En 1957 contraerá
matrimonio con Valerie Fletcher, su secretaria.
Fallece en Londres, el 4
de enero de 1965, de enfisema pulmonar, generado, parece ser, por su severo
tabaquismo y por la continua exposición a la contaminación londinense, muy
intensa en aquella época. Sus restos fueron incinerados y, de acuerdo con sus deseos,
sus cenizas reposan en East Coker, la villa desde la que sus antepasados
partieron rumbo a Estados Unidos, y que da título a uno de sus grandes poemas.
Polémica de la
correspondencia
El historiador literario
Hugh Haughton, de la Universidad de York, recibió en 2006 el encargo de la
editorial Faber de trabajar en la abundante correspondencia del poeta y Premio
Nobel. Hasta ahora solo se ha publicado un volumen de sus cartas,
correspondiente a los años 1898-1921, en una edición al cuidado de su viuda, Valerie
Eliot. Durante años, esta ha sido una celosa guardiana de la correspondencia y
otros documentos del autor de Cuatro cuartetos, para exasperación de los
biógrafos y analistas de su obra.
Como se ha dicho, Eliot,
ya bien entrada la madurez, se convirtió inopinada y espectacularmente al
anglicanismo; eso explica la importancia del sentimiento religioso en su vida,
que de modo espontáneo trasladaría a su poesía. Dicho trasvase se plasma, de
entrada, a través de la incorporación, aquí y allá, de innumerables citas
tomadas de la Biblia, de obras de santos, del Dante, así como de textos
sagrados orientales. Son frecuentes asimismo las referencias a episodios o
lugares con fuerte significación religiosa, como en la que muchos juzgan su
obra maestra, Cuatro cuartetos (1943). Pero Eliot llegó más lejos. En un tiempo
convulso, cínico y descreído como el que le tocó vivir, marcado además por dos guerras
mundiales, no se abstuvo de sacar a la luz directamente un ramillete de poemas “religiosos”, casi a imitación de la
clerecía medieval: Viaje de los magos (1927), Miércoles de ceniza (1930,
dedicado a la Virgen María), los coros de La piedra (1934, a favor de la
construcción de nuevos templos), etc. Pero el fervor devoto en él —artista
imbuido hasta la médula en el espíritu, dice Valverde, cínico y hueco de su
siglo— muchas veces parece ser solo aparente. Al igual que el español Miguel de
Unamuno, Eliot revela un talante místico al menos titubeante, en el cual la fe
se ha visto considerablemente atemperada o enfriada, si no sustituida, por la
desengañada meditación racional, siempre a vueltas con un tema metafísico de
fondo: en el caso de Eliot, el incomprensible devenir del tiempo (Cuatro
cuartetos).
En efecto, observemos el
inicio de uno de los poemas puramente “religiosos” ya citados, Miércoles de
ceniza:
Porque no tengo
esperanza de volver otra vez
Porque no tengo
esperanza
Porque no tengo
esperanza de volver
Sección que concluye muy
canónicamente:
Ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Estos versos no se sabe
si traslucen fe o desesperanza, si bien el efecto poético de contrastes como
este, unido a los atrevidos recursos formales empleados, lejos de restringir la
intensidad lírica, la amplifica notablemente. Sus composiciones en imágenes
brindan originales resonancias, profundos e inesperados visos espirituales; una
riqueza y variedad de registros rara en la poesía del pasado siglo, si obviamos
a uno de sus grandes contemporáneos, el portugués Fernando Pessoa.
Otros aspectos
importantes en su poesía, ya aludidos, fueron la influencia de los metafísicos
(Donne, Marwell), los simbolistas franceses y la reacción contra el
romanticismo. Según Andreu Jaume, «Para Eliot, el romanticismo significaba
sobre todo individualismo y culto a la personalidad, justo lo contrario de lo
que buscaba en su obra: sentido de la comunidad tradicional e invisibilidad
personal», en referencia a su aspiración a la «huida de la personalidad», en
sus propias palabras, y a su técnica del correlato objetivo.
Eliot
y los poetas españoles
Es difícil imaginar a un
vanguardista español de la época dedicando versos del jaez de Miércoles de
ceniza a la Virgen María. Lo mismo se puede decir de los poetas de la
generación del 50, grandes lectores de Eliot. Uno de los más señalados, Claudio
Rodríguez, llegó a conocerlo en persona, y tradujo su poesía completa del
inglés, aunque posteriormente se distanció ampliamente de su figura y su
poética, más cercanas a los modos de Dylan Thomas, en el sentido que se ha
señalado más arriba. Durante su estancia
en el Reino Unido, Jaime Gil de Biedma también conoció en persona al
angloamericano, cuya obra admiraba profundamente. El poeta barcelonés tradujo
el ensayo de Eliot “Función de la poesía y función de la crítica” y llegó a
plantearse elaborar un estudio serio acerca de la influencia de Eliot en Cernud
Como Gil de Biedma, particularmente en su época de formación, José Ángel Valente tuvo muy
presente el magisterio de Eliot. Poeta más reciente también en la línea de Eliot, es el
salmantino Francisco Castaño (Salamanca, 1951). En Latinoamérica, el autor más
eliotiano, por su dedicación poética y crítica, quizá sea Octavio Paz.
La preocupación por la
trascendencia se halla muy presente en dos importantes poetas españoles
anteriores, de la primera mitad del siglo: el ya citado Unamuno y ese otro gran
meditativo, más joven, llamado Luis Cernuda. En el primero, filósofo
“profesional”, como hubiese podido serlo Eliot (no olvidemos que obtuvo la
titulación de "Master of Philosophy", llegando a convertirse en
alumno aventajado de Bertrand Russell), la duda esencial, la devoción
problemática se traduce en honda frustración, dolor humano, en el “sentimiento
trágico de la vida”, como se aprecia en su poema El Cristo de Velázquez (1920).
Por el contrario, en
Cernuda —asiduo degustador del poeta inglés, según recuerda Octavio Paz en su
ensayo cernudiano La palabra edificante—,35
meramente en frío
desdén
divino, como se advierte en su composición —que parece inspirada en la ya citada de
Eliot—
La adoración
de los magos (1940).
Este poema se cierra:
Y
quisimos ser hombres sin adorar a dios alguno.
Eliot, años antes, había
rematado el suyo de forma no menos pesimista:
Volvimos a nuestros sitios, estos Reinos,
pero ya no más a gusto
aquí, en el viejo estado de cosas,
con una gente extraña
aferrándose a sus dioses.
Me alegraría de otra
muerte.
(Trad. de José María
Valverde).
Pesimismo, decimos,
aunque no olvidemos que el coetáneo James Joyce, formado en el Trinity College,
llegaría en este sentido hasta la sátira (véase el principio de Ulises).
El propio Cernuda, en su
ensayo de 1959 Goethe y Mr. Eliot, calificaba al inglés de
uno
de los mayores poetas hoy vivos [...] un crítico excepcional, a cuya agudeza se
deben puntos de vista nuevos sobre el arte de la poesía en general y sobre la
historia de la poesía inglesa en particular.
Entre Eliot y Cernuda
son apreciables otras divergencias aparte de las expuestas. Los contenidos
orientalizantes están muy presentes en el primero y brillan por su ausencia en
Cernuda. Este, por otra parte, se dejaba llevar con frecuencia por sus venas
sensualista e "historicista", en las antípodas de la poesía ascética
y, por así decir, de circunstancias (o sincrónica, en palabras de su traductor
al castellano José María Valverde)
de Eliot. Y aunque tanto uno como otro evidencian una acusada tendencia
discursiva (incluso argumentativa en algunos casos, sin que ello les hiciera
perder un ápice de elegancia e inspiración), la poética de Eliot posibilitaba
un más variado inventario de registros, visible en técnicas como la del
collage, y en el denominado “correlato objetivo”, en virtud del cual trataba de
mostrar, plasmar de manera muy gráfica, determinadas imágenes o realidades a
fin de suscitar en el lector la emoción y la idea elegidas.
Era, en resumen, esa
original imaginería religiosa, esa entrecortada letanía penitencial, salpicada
de irónica inteligencia, lo que potenciaba hasta el grado máximo sus visiones
apabullantes del absurdo y el desarraigo espiritual tan característicos del
mundo moderno.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/T._S._Eliot
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