Martin Luther King Jr.
Martin Luther King, Jr.
era hijo del pastor bautista Martin Luther King, Sr. y de Alberta Williams
King, organista en una iglesia. Su padre se llamaba al
nacer Michael King; al principio fue nombrado con ese mismo nombre: Michael
King, Jr. Pero en un viaje a Europa que realizó la familia en 1934, el padre,
durante una visita a Alemania, decidió cambiar los nombres por Martin Luther en
honor del reformador protestante Martín Lutero.
Desde pequeño, vivió la
experiencia de una sociedad segregacionista; a los seis años, dos amigos blancos
le anunciaron que no estaban autorizados a jugar con él.
En 1939, cantó con el
coro de su iglesia en Atlanta para la presentación de la película Lo que el
viento se llevó.
King estudió en la
Booker T. Washington High School de Atlanta. No cursó ni el noveno ni el
duodécimo grado, y entró a los 15 años en el Morehouse College, una universidad
reservada a los jóvenes negros, sin haberse graduado en secundaria.
En 1948, se graduó en sociología (Bachelor of Arts) en el Morehouse
y se matriculó
en el Crozer Theological Seminary en Chester, en Pensilvania, de donde salió con un grado de
Bachelor of Divinity (licenciatura en teología) el 12 de junio de 1951. King comenzó en septiembre de ese
mismo año sus estudios de doctorado en Teología sistemática en la Universidad
de Boston, recibiendo el grado de Doctor en Filosofía el 5 de junio de 1955.
Se casó el 18 de junio
de 1953 con Coretta Scott, que tomó su nombre para convertirse en Coretta Scott
King, en el jardín de la casa de sus padres en Heiberger, Alabama.
Tuvieron cuatro hijos: Yolanda King, en 1955, Martin Luther King III, en 1957,
Dexter Scott King, en 1961, y Bernice King en 1963.
King fue nombrado en
1954 pastor de la Iglesia bautista de la Avenida Dexter, en Montgomery, con 25
años de edad.
El sur de los Estados
Unidos se caracterizaba en esa época por la violencia que se ejercía contra los
negros, un racismo que llegaría a provocar en 1955 la muerte de tres
afroamericanos: Emmett Till, un adolescente de 14 años; el pastor activista
George W. Lee y el militante de los derechos civiles Lamar Smith (activista).
El 1 de diciembre de
1955, cuando Rosa Parks, una mujer negra, fue arrestada por haber violado las
leyes segregacionistas de la ciudad de Montgomery al no querer ceder su asiento
a un hombre blanco en un autobús, King inició un boicot de autobuses con la
ayuda del pastor Ralph Abernathy y de Edgar Nixon, director local de la
National Association for the Advancement of Colored People.
La población negra apoyó
y sostuvo el boicot, y organizó un sistema de viajes compartidos. King fue
arrestado durante esa campaña, que duró 382 días y que resultó de una extrema
tensión a causa de los segregacionistas blancos que recurrieron a métodos
terroristas para intentar amedrentar a los negros: la casa de Martin Luther
King fue atacada con bombas incendiarias la mañana del 30 de enero de 1956, así
como la de Ralph Abernathy y cuatro iglesias.
Los boicoteadores fueron
objeto constante de agresiones físicas, pero el conjunto de los 40 000 negros
de la ciudad siguieron con su protesta, llegando en ocasiones a caminar hasta
30 km para llegar a sus lugares de trabajo.
El boicot terminó
gracias a una decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos del 13 de
noviembre de 1956 que declaraba ilegal la segregación en los autobuses,
restaurantes, escuelas y otros lugares públicos.
Con esa campaña de 1957,
King participó en la fundación de la SCLC (Conferencia Sur de Liderazgo
Cristiano, en inglés), un grupo pacifista del que sería presidente hasta su
muerte y que se había creado para participar en el movimiento por los derechos
civiles organizando a las iglesias afroamericanas en las protestas no
violentas.
King se adhirió a la
filosofía de la desobediencia civil no violenta, tal como había descrito Henry
David Thoreau y como había utilizado con éxito Gandhi en la India.
Aconsejado por el militante de los derechos civiles Bayard Rustin, decidió utilizarla con motivo
de las manifestaciones de la SCLC.
King expuso en 1958 su
punto de vista sobre la segregación racial y la espiral de desigualdad y de
odio que provocaba en su libro Stride toward freedom; the Montgomery story (‘La
marcha hacia la libertad; la historia de Montgomery’):
«Con
frecuencia, los hombres se odian unos a otros porque se tienen miedo; tienen
miedo porque no se conocen; no se conocen porque no se pueden comunicar; no se
pueden comunicar porque están separados».
Mientras estaba firmando
ejemplares de su libro en una tienda de Harlem, el 20 de septiembre de ese año
fue apuñalado por Izola Curry († 2015),
una mujer negra que lo acusó
de ser un jefe comunista y que sería juzgada como desequilibrada. King escapó por poco de la muerte,
pues la herida hecha con un cortapapeles le había rozado la aorta. Perdonó a su
agresora y en una declaración a la prensa aprovechó para subrayar y
denunciar la presencia de la violencia en la sociedad estadounidense:
«El
aspecto patético de esta experiencia no es la herida de un individuo. Demuestra
el clima de odio y de amargura que impregna de tal manera nuestra nación, que
estos accesos de extrema violencia deben surgir en forma inevitable. Hoy soy
yo. Mañana podría ser otro dirigente o no importa quién, hombre, mujer o niño,
quien sea víctima de la anarquía y la brutalidad. Espero que esta experiencia
termine por ser socialmente constructiva demostrando la necesidad urgente de la
no violencia para gobernar los asuntos de los hombres».
En 1959 escribió el
libro The measure of a man (La medida de un hombre), un intento de describir
una estructura óptima de sociedad política, social y económica, libro del que
se extrajo el ensayo What is man? (¿Qué es un hombre?).
El FBI comenzó a someter
a vigilancia a Martin Luther King en 1961, en la creencia de que los comunistas
intentaban infiltrarse en el movimiento de los derechos civiles. Aunque no
consiguieron ninguna prueba, la agencia utilizó ciertos detalles registrados a
lo largo de seis años para intentar apartarle de la dirección de la
organización.
King previó con claridad
que las protestas organizadas y no violentas contra el sistema de segregación
del sur provocarían una gran cobertura mediática del conflicto por la igualdad
y el derecho al voto de las personas de piel negra.
Las reseñas de los
periodistas y los reportajes de la televisión mostraron las privaciones y
humillaciones cotidianas de los afroamericanos del sur de los Estados Unidos,
así como la violencia y el acoso desplegados por los segregacionistas contra
los militantes de los derechos civiles. Como consecuencia de ello, se produjo
una ola de incipiente simpatía en el seno de la opinión pública por el
movimiento, que terminaría por convertirse en el tema político más importante
de los Estados Unidos de los años sesenta.
Martin Luther King organizó
y dirigió marchas por el derecho al voto de los afroamericanos, la
desegregación, el derecho al trabajo y otros derechos del hombre básicos. La
mayor parte de ellos terminaron por ser sancionados como leyes en la Civil
Rights Act of 1964 y el Voting Rights Act de 1965.
Junto con el SCLC
aplicaron con éxito los principios de manifestación no violenta eligiendo en
forma estratégica los lugares y el método de protesta, consiguiendo
confrontaciones espectaculares con las autoridades segregacionistas.
En Albany (Georgia),
tuvo que reunir en 1961 y 1962 a los activistas locales del Student Nonviolent
Coordinating Committee (SNCC; Comité Coordinador Estudiantil No Violento) y de
la National Association for the Advancement of Colored People (Asociación Nacional
para el Progreso de la Gente de Color) dirigida por William G. Anderson, un
médico negro.
King intervino porque el
SNCC no conseguía hacer avanzar el movimiento a pesar de las eficaces acciones
no violentas (ocupación de bibliotecas, estaciones de bus, restaurantes
reservados a los blancos, boicots y manifestaciones) a causa de la habilidad
del jefe de policía de Albany, Laurie Pritchett,
que realizaba arrestos masivos sin violencia y organizó una dispersión de los detenidos por
todo el condado.
Tuvo que intervenir
porque esta organización lo había criticado por haber apoyado, en su opinión,
con debilidad los «freedom rides» (‘buses de la libertad’ contra la
segregación).
Aunque no pensaba
quedarse más que unos días y solo con la intención de actuar como consejero,
fue arrestado durante una detención masiva de manifestantes pacíficos. Rechazó
pagar la fianza en tanto la ciudad no hiciese concesiones a las reclamaciones
que habían provocado las manifestaciones.
No mucho tiempo después
de su marcha, los acuerdos que se habían alcanzado fueron «deshonrados y
violados por la ciudad».
Regresó en julio de 1962
y fue condenado a 45 días de prisión o a pagar 178 dólares de multa. Eligió la
cárcel, pero fue liberado en forma discreta a los tres días por el jefe de
policía Pritchett, que se las arregló para pagar su multa. King comentaría: «Habíamos sido testigos de personas echadas de
restaurantes... expulsadas de las iglesias... y mandadas a prisión... Pero por
primera vez, éramos testigos de alguien echado a patadas de prisión».
Tras cerca de un año sin
resultados tangibles, el movimiento comenzó a debilitarse y a dividirse entre
radicales y moderados. Durante una manifestación, jóvenes negros lanzaron
piedras contra la policía; Martin Luther King exigió el alto de todas las
protestas y un «día de penitencia» para promover la no violencia y mantener la
moral. Más tarde, fue otra vez arrestado y encarcelado durante dos semanas.
A pesar de la
movilización, el movimiento de Albany no consiguió obtener resultados
inmediatos, pero sirvió de lección estratégica para Martin Luther King y el
movimiento de los derechos civiles, que decidieron concentrarse en temas
específicos con el objeto de obtener victorias simbólicas: «El
error que cometí fue protestar contra la segregación en general antes que
contra alguno de sus hechos distintivos en concreto […] Una victoria de este
tipo habría sido simbólica y habría galvanizado nuestro apoyo y nuestra
moral... Cuando se planificó nuestra estrategia para Birmingham meses después,
pasamos muchas horas evaluando Albany e intentando aprender de nuestros errores.
Nuestro examen nos ayudó no solamente a hacer nuestras futuras tácticas más
eficaces, sino que nos reveló también que lo de Albany había estado lejos de
ser un fracaso total».
Sin embargo, el
activismo local continuó, al tiempo que la atención de los medios se dirigía a
otros temas. La primavera siguiente, la ciudad anularía todas sus leyes
segregacionistas.
En 1960, la población de
Birmingham era de 350 000 habitantes, un 65% eran blancos y el resto negros.. Era una de las ciudades que mantenían y
aseguraban por medio de la ley local el mayor grado de segregación racial de
Estados Unidos en todos los aspectos de la vida, y tanto en los
establecimientos públicos como en los privados. En esa época, solo el 10 % de la
población negra estaba inscrita
en las listas electorales y su nivel de vida
medio era menos de la mitad que el de los blancos, y los salarios para un mismo
puesto eran, por lo general, muy inferiores.
Birmingham no tenía ni
policías, ni bomberos, ni tenderos, ni directores ni empleados de banca negros;
los empleos para la población negra estaban limitados a los trabajos manuales
en las acerías. Una secretaria negra no podía trabajar para un patrón blanco.
El desempleo entre los negros era dos veces y medio más elevado que el de los
blancos. Cincuenta atentados racistas no aclarados entre 1945 y 1962 dieron a
la ciudad el sobrenombre de «Bombingham.» Las
iglesias negras donde se discutía
sobre los derechos civiles fueron objetivos preferentes
y la ciudad descargó
una particular violencia contra los Freedom Riders.
Un responsable local de
los derechos civiles, el pastor Shuttlesworth, intentó luchar a través de la
justicia para que se desegregasen los parques de la ciudad, pero la ciudad
reaccionó cerrándolos. El domicilio y la iglesia donde el pastor ejercía fueron
entonces objeto de varios atentados con bomba. Tras la detención de Shuttlesworth en
1962 por haber violado las leyes segregacionistas y que una petición al alcalde hubiese
sido tirada a la papelera, según
el propio alcalde, el pastor pidió la ayuda de Martin Luther King y del
SCLC, subrayando el papel crucial de Birmingham en la lucha nacional por la
igualdad racial.
Las protestas comenzaron
por un boicot en la Pascua de 1963 para animar a los jefes de empresas a que
abriesen los empleos de vendedores y otros puestos a las personas de todas las
razas, y para detener la segregación en las tiendas, manifestada, por ejemplo,
en la existencia de cajas de cobro reservadas en exclusiva para los blancos.
Dado que los dirigentes
económicos resistieron al boicot, Martin Luther King y el SCLC empezaron lo que
habían bautizado como el proyecto C, una serie de manifestaciones no violentas,
como las sentadas en restaurantes y bibliotecas, el arrodillamiento de personas
negras en las iglesias reservadas a los blancos, marchas de protesta pacíficas,
etc.; todo ello con la finalidad de provocar arrestos.
Martin Luther King
resumió la filosofía de la campaña de Birmingham de la siguiente manera: «El objetivo de […] la acción directa es crear una
situación de crisis generalizada que abra en forma inevitable la puerta a las
negociaciones».
Él mismo fue arrestado
el 13 de abril. Durante su estancia en la cárcel, escribió la famosa Carta
desde la cárcel de Birmingham (Letter from Birmingham Jail), un ensayo donde
define su lucha contra la segregación y que constituye una apasionada
declaración de su cruzada por la justicia y la vida.
En tales circunstancias,
recibió el apoyo directo del presidente John Fitzgerald Kennedy, y su mujer
Coretta el de Jacqueline Kennedy; fue liberado una semana después.
Aunque la campaña no
disponía ya de demasiados voluntarios, los organizadores, a pesar de las
vacilaciones de Martin Luther King,
reclutaron a estudiantes y niños
en una maniobra que fue denominada por los medios como «la cruzada de los
niños».
El 2 de mayo, cientos de
estudiantes de todas las edades fueron preparados y entrenados para participar
en forma pacífica en las manifestaciones. Fueron arrestados con violencia por
la policía que utilizó perros, y también chorros de agua a alta presión de una
potencia tal que podían romper la ropa o levantar a una niña por encima de un
coche. Como
reacción, y a pesar de las
instrucciones del SCLC, los padres y los guías comenzaron a tirar objetos contra la
policía, aunque fueron corregidos por los organizadores.
La decisión de utilizar
a los niños aun en una manifestación no violenta fue muy criticada, entre otros
por el ministro de Justicia Robert Francis Kennedy y por el activista Malcolm
X, quien declaró que «los verdaderos hombres no ponen a sus niños en el punto
de mira».
Martin Luther King, que
se mantuvo callado y fuera de la ciudad cuando uno de sus amigos organizaba las
manifestaciones infantiles, entendió el éxito del acontecimiento y declaró en una
celebración religiosa que: «Este día me ha
inspirado y conmovido y nunca había visto cosa igual».
Las escenas de violencia
policial, con amplia cobertura en los medios, provocaron la reacción internacional
y sacaron a la luz la segregación racial existente en el sur de los Estados
Unidos. El senador de Oregón, Wayne Morse, comparó Birmingham con el apartheid
en África del Sur. Las cárceles se llenaron y
varios niños
se presentaron ante ellas cantando para ser arrestados. La ciudad estuvo al
borde del hundimiento civil y económico porque todos los comercios del centro
dejaron de funcionar.
El gobernador George
Wallace envió a la policía del Estado para apoyar al jefe de la policía local.
Robert Kennedy mandó el 13 de mayo a la Guardia Nacional para evitar que se
desbordasen los acontecimientos como consecuencia de sendos atentados con bomba
contra un hotel donde se había alojado Martin Luther King y contra la casa del
hermano de este, que había derivado en una manifestación contra la policía.
El 21 de mayo dimitió el
alcalde, el jefe de policía fue relevado y en junio todos los carteles
segregacionistas fueron eliminados y los lugares públicos abiertos a los
negros.
Al final de la campaña,
la reputación de Martin Luther King se había reforzado en forma considerable
y Birmingham se convirtió
en un elemento importante para el éxito de la futura marcha sobre
Washington.
El domingo 15 de
septiembre, un atentado con bomba del Ku Klux Klan contra la iglesia bautista
de la calle 16 durante el momento de la oración causó la muerte de cuatro
muchachas negras e hirió a 22 niños. El ataque provocó la indignación nacional
y reforzó el movimiento de los derechos civiles.
La
marcha sobre Washington
Representando al SCLC,
Martin Luther King era el dirigente de una de las seis grandes organizaciones
por los derechos civiles que organizaron la marcha sobre Washington por el
trabajo y la libertad. Y fue uno de los que aceptaron la sugerencia del
presidente John F. Kennedy de cambiar el mensaje de la misma.
El presidente, que ya
había apoyado en público a Martin Luther King y había intervenido varias veces
para que se le dejase salir de prisión,
se había opuesto al principio
al objetivo de la marcha porque consideraba que podría tener un impacto
negativo en el voto de la ley sobre los derechos civiles.
Ese objetivo inicial era
el mostrar la situación desesperada de los afroamericanos de los estados del
sur y denunciar el fracaso del gobierno federal en asegurar sus derechos y su
seguridad.
El grupo de los seis
aceptó bajo la presión e influencia presidencial presentar un mensaje menos
radical. Algunos activistas de los derechos civiles pensaron entonces que la
marcha presentaba así una visión inexacta y edulcorada de la situación de los
negros; Malcolm X la llamó «La farsa sobre Washington» y los miembros de la
organización Nación del Islam, que participaron en la marcha, fueron
suspendidos temporalmente.
La marcha planteó, sin
embargo, demandas específicas:
·
El fin de la segregación racial en las
escuelas públicas;
·
Una legislación significativa sobre los
derechos civiles (incluyendo una ley que prohibiese la discriminación racial en
el mundo del trabajo);
·
Una protección de los activistas de los
derechos civiles de la violencia policial;
·
Un salario mínimo de 2 dólares para todos
los trabajadores sin distinción;
·
Un gobierno independiente para Washington
D. C., que dependiese de un comité del Congreso.
A pesar de las
tensiones, la marcha fue un rotundo éxito. Más de 250 000 personas de todas las
etnias se reunieron el 28 de agosto de 1963 frente al Capitolio de los Estados
Unidos, en lo que constituyó la manifestación más grande que haya tenido lugar
en la capital estadounidense.
El que a la postre sería
el momento álgido en la lucha de Martin Luther King fue su famoso discurso «I
have a dream», en el que manifestó su voluntad y su esperanza de conocer una
América fraternal. Este discurso está considerado como uno de los mejores de
la historia estadounidense, junto con el Gettysburg Address de Abraham Lincoln.
A pesar del fallo de
1954 de la corte Suprema (Brown v. Board of Education), que declaró la
segregación racial como inconstitucional en las escuelas públicas, solo seis
niños negros fueron admitidos en las escuelas blancas en St. Augustine
(Florida). Además, las casas de dos familias de estos niños fueron incendiadas
por los segregacionistas blancos y otras familias fueron forzadas a marcharse
de la región porque los padres habían sido despedidos de sus puestos y no
pudieron encontrar otro en la zona.
En mayo y junio de 1964,
Martin Luther King y otros dirigentes de los derechos civiles llevaron a cabo
una acción directa en esa ciudad para denunciar los hechos. Una marcha nocturna
alrededor del antiguo mercado de esclavos terminó con el ataque de los
segregacionistas blancos contra los manifestantes y con la detención de cientos
de personas. Como las cárceles eran demasiado pequeñas, se tuvo que encerrar a
los detenidos al aire libre. Algunos manifestantes fueron arrojados al mar por
la policía y por los segregacionistas, y se libraron de ahogarse durante un
intento de llegar a las playas de Anastasia Island, reservadas a los blancos.
La tensión alcanzó su
punto álgido cuando un grupo de manifestantes se tiró a la piscina del motel
Monson prohibido a los negros. La fotografía de un policía zambulléndose para
arrestar a un manifestante y la del propietario del motel vertiendo ácido
clorhídrico en la piscina para hacer salir a los activistas, se conocieron en
todo el mundo y sirvieron incluso a los países comunistas para desacreditar el
discurso de la libertad de los Estados Unidos. Los manifestantes aguantaron la
violencia física y verbal sin responder, lo que entrañó un movimiento de
simpatía nacional y ayudó a la aprobación de la Civil Rights Act el 2 de julio
de 1964.
El 14 de octubre de
1964, Martin Luther King se convirtió en el galardonado más joven con el Premio
Nobel de la Paz, por haber dirigido una resistencia no violenta con el objetivo
de eliminar los prejuicios raciales en los Estados Unidos.
«Bloody Sunday» (El
domingo sangriento)
En diciembre de 1964,
Martin L. King y el SCLC unieron sus fuerzas otra vez con el Student Nonviolent
Coordinating Committee (SNCC) en Selma, Alabama, donde el SNCC trabajaba desde
hacía meses en el registro de electores en las listas electorales. Selma
era entonces un lugar importante para la defensa del derecho al voto de los
afroamericanos. La mitad de los habitantes de la ciudad eran negros, pero solo
el 1% de ellos estaban inscritos en las listas electorales; la oficina del
registro, que no estaba abierta más que dos días al mes, abría con retraso y
sufría demoras además por las pausas para comer.
El domingo 7 de marzo de
1965, 600 defensores de los derechos civiles salieron de Selma para intentar
llegar a Montgomery, la capital del estado, con el fin de presentar sus quejas
mediante una marcha pacífica. Fueron arrestados a los pocos kilómetros en el
puente Edmund Pettus, donde la policía y una muchedumbre hostil de personas de
piel blanca les impidió proseguir y los rechazó con violencia a golpe de porras
y de gases lacrimógenos. Ese día sería recordado con el nombre de «bloody
sunday»
y marcó un punto sin retorno en
la lucha por los derechos civiles.
Los reportajes que
mostraban la violencia policial permitieron al movimiento conseguir el apoyo de
la opinión pública y subrayaron el éxito de la estrategia de no violencia de
Martin L. King, que no estaba presente en esa primera marcha, pues había estado
intentando retrasarla tras su encuentro con el presidente Lyndon B. Johnson.
Dos días después, Martin L. King dirigió una marcha simbólica hasta el puente,
una acción que parecía haber negociado con las autoridades locales y que
provocó la incomprensión de los activistas de Selma.
El movimiento buscó
entonces la protección de la justicia con el objeto de realizar la marcha, y el
juez de la corte federal Frank Minis Johnson Jr resolvió en favor de los
manifestantes: «La ley es clara con respecto al
hecho de que el derecho a presentar quejas contra el gobierno puede ser
ejercido por un gran grupo […] y estos derechos pueden ser ejercidos por una
marcha, incluso de la extensión de una vía pública».
Al fin, 3200
manifestantes partieron de Selma el domingo 21 de marzo de 1965, recorriendo 20
kilómetros al día y durmiendo en los campos. Fue durante este trayecto cuando
Willie Ricks ideó la expresión «Black Power». Al llegar al capitolio de
Montgomery, el jueves 25 de marzo, los manifestantes eran 25 000. Martin L.
King pronunció entonces el discurso «How Long, Not Long». Ese mismo día, la
militante blanca de los derechos civiles, Viola Liuzzo, fue asesinada por el Ku
Klux Klan cuando transportaba a unos manifestantes en su coche. Martin Luther
KIng asistió a los funerales y el presidente Johnson intervino en la televisión
para anunciar la detención de los culpables.
Menos de cinco meses
después, el presidente firmó la Voting Rights Act mediante la que se
garantizaba el derecho al voto para los ciudadanos negros sin restricciones de
ningún tipo.
Tras el éxito en el sur,
Martin L. King y otras organizaciones en defensa de los derechos civiles
intentaron extender en 1966 el movimiento hacia el norte: Chicago se convirtió
en el objetivo principal. Martin Luther y Ralph Abernathy, ambos de clase
media, se mudaron a los suburbios de Chicago en el contexto de una experiencia
educativa y para mostrar su apoyo y empatía con los pobres.
Abernathy no pudo
soportar las condiciones de vida en los suburbios y se marchó en secreto tras
un corto período. Martin Luther King se quedó y escribió sobre el impacto
emocional que representaba para Coretta y sus hijos el vivir en medio de
condiciones tan duras.
Cuando Martin Luther
King y sus aliados regresaron a casa, dejaron a Jesse Jackson, un joven
seminarista que ya había participado en las acciones del sur, que organizase
los primeros boicots dirigidos a conseguir el acceso a los mismos empleos, algo
que resultaría ser un éxito tal que desembocaría en el programa de igualdad de
oportunidades de los años 70.
A partir de 1965, Martin
Luther King comenzó a expresar en público sus dudas sobre el papel de los
Estados Unidos en la guerra de Vietnam. El 4 de abril de 1967, un año antes de
su muerte, pronunció en Nueva York el discurso «Más allá de Vietnam: el momento
de romper el silencio». Denunciaba en él la actitud de Estados Unidos en
Vietnam e insistía en el hecho de que estaban ocupando el país como una colonia
estadounidense y llamaba al gobierno estadounidense «el más grande proveedor de
violencia en el mundo de hoy». Insistía, también, en que el país tenía necesidad
de un gran cambio moral: «Una verdadera
revolución de valores se preocuparía luego, avergonzada, de los sorprendentes
contrastes entre la pobreza y la riqueza. Con una indignación justificada,
miraría más allá de los mares y vería a los capitalistas individualistas del
oeste invirtiendo enormes cantidades de dinero en Asia, en África y en América
del sur, solo para conseguir beneficios y sin ninguna preocupación por las
mejoras sociales en esos países, diría: “No es justo”».
Consideraba que Vietnam
hacía difícil alcanzar los objetivos enunciados por Johnson en su discurso
sobre el estado de la Unión de 1964, en el que anunciaba una «guerra contra la
pobreza».
Martin Luther King ya
era odiado por numerosos blancos racistas de los estados del sur, pero este
discurso hizo que numerosos medios se volviesen contra él. Time calificó el
discurso como «una calumnia demagógica que parecía un guion de Radio Hanoi», y
The Washington Post declaró que King «había disminuido su utilidad a su causa,
su país, su gente».
Martin Luther King
expresó con frecuencia la idea de que Vietnam del Norte «no había empezado a
enviar un gran número de provisiones u hombres hasta que las fuerzas
estadounidenses llegaron por decenas de miles». Elogió también la reforma agraria
emprendida por el norte. Acusó
a los Estados Unidos de haber matado a un millón de vietnamitas, «sobre todo niños». Y propuso en una carta
al monje budista y pacifista vietnamita Thich Nhat Hanh, que luchaba por
detener el conflicto, para el Premio Nobel de la Paz de 1967.
Dijo también en su
discurso
que: «La
verdadera compasión es más que dar una limosna a un mendigo; permite ver que un
edificio que produce mendigos tiene necesidad de una reestructuración. […] de
Vietnam a África del Sur pasando por América latina, los Estados Unidos están
en el lado malo de la revolución mundial».
Además, cuestionó «nuestra alianza con los terratenientes de América
latina» y se preguntó por qué los Estados Unidos reprimían en lugar de apoyar
las revoluciones de los «pueblos descalzos y descamisados» del tercer mundo.
El discurso era un
reflejo de la evolución política de Martin Luther King en sus últimos años,
debido en parte a su afiliación al Highlander Research and Education Center
progresista, y que lo había llevado a hablar de una necesidad de cambios
fundamentales en la vida política y económica de la nación. Expresaba con mucha
frecuencia su oposición a la guerra y la necesidad de redistribuir los recursos
para corregir las injusticias raciales y sociales.
Y aunque en sus
alocuciones públicas era reservado a la hora de adscribirse en lo ideológico,
con el fin de evitar ser etiquetado como comunista por sus enemigos políticos,
en privado declaraba habitualmente apoyar al socialismo democrático: «Ustedes no pueden hablar de una resolución del problema
económico de los negros sin hablar de millones de dólares. Ustedes no pueden
hablar del fin de las chabolas sin decir primero que los beneficios no pueden
conseguirse gracias a las chabolas. Ustedes en verdad falsean la realidad
porque tienen negocios ahora con la gente. Ustedes tienen negocios con los
capitanes de la industria […] Eso significa ahora que ustedes se mueven en un
mar agitado, porque eso significa que hay algo que no funciona con... el
capitalismo... Debe haber una mejor distribución de la riqueza y puede ser que
América tenga que dirigirse hacia un socialismo democrático».
Martin Luther King había
leído a Marx cuando estaba en Morehouse, pero, aunque rechazaba el «capitalismo
tradicional», rechazaba también el comunismo a causa «de su interpretación
materialista de la historia» que niega la religión, su «relativismo étnico» y
su «totalitarismo político».
A partir de noviembre de
1967, King y el equipo de la Southern Christian Leadership Conference (SCLC) se
reunieron para discutir la nueva legislación, los motines raciales (hot
summers) y la aparición del Black power.
Decidieron entonces organizar la Poor People's Campaign (la Campaña de los
pobres) con el fin de luchar por la justicia social. Calificada por el pastor
como la «segunda fase en el movimiento de los derechos civiles»,
pretendía combatir la pobreza,
analizando su origen y no restringiéndose sólo a la defensa de los
afroamericanos. King afirmó entonces: «No deben ser
solo las gentes negras, sino todos los pobres. Debemos incluir a los
amerindios, los puertorriqueños, los mexicanos e, incluso, a los pobres
blancos».
No obstante, la campaña
no fue apoyada por todos los dirigentes del movimiento de los derechos civiles,
entre ellos Bayard Rustin. Su oposición se basaba en argumentos relativos al
hecho de que los objetivos de la campaña eran demasiado amplios, las demandas
irrealizables y que ello aceleraría el movimiento de represión contra los
pobres y los negros.
Martin L. King recorrió
el país de punta a punta para reunir un «ejército multirracial de los pobres»,
que marcharía hacia Washington e iniciaría una desobediencia civil en el
Capitolio, que duraría si fuese necesario hasta que el Congreso firmase una
«declaración de los derechos humanos del pobre». El Reader's Digest hablaría de
una «insurrección».
Esta «declaración de los
pobres» demandaba un programa de empleos gubernamentales para reconstruir las
ciudades estadounidenses. Martin L. King veía una necesidad urgente de
enfrentarse al Congreso, que había demostrado su «hostilidad a los pobres» al
«distribuir los fondos militares con generosidad» pero dando «fondos a los
pobres con avaricia».
Su visión era la de un
cambio que fuese más revolucionario que una simple reforma: citó los defectos
sistemáticos del racismo, de la pobreza, del militarismo e indicó que «la misma reconstrucción de la sociedad era el verdadero
problema que había que resolver».
A finales de marzo de
1968, Martin Luther King se desplazó a Memphis (Tennessee) para apoyar a los
basureros negros locales que estaban en huelga desde el 12 de marzo con el
objetivo de obtener una mejora salarial y un mejor trato.
A los afroamericanos se
les pagaba 1 dólar y 70 centavos por hora, pero no se les abonaba cuando no
podían trabajar por razones climatológicas, al contrario de lo que se hacía con
los trabajadores blancos.
Como consecuencia de las
protestas pacíficas, estalló una oleada de violencia contra ellas que degeneró
en el asesinato de un joven afroamericano.
El 3 de abril, en el
Mason Temple (Church of God in Christ, Inc. - sede mundial), Martin Luther King
hizo el discurso profético «I've Been to the Mountaintop» («He estado en la
cima de la montaña») ante un auditorio eufórico: «No es en verdad importante lo que ahora
ocurre... Algunos han comenzado a […] hablar de amenazas que se perfilan. ¿Qué
es lo que me podría ocurrir por parte de uno de nuestros malvados hermanos
blancos? … Como todo el mundo, a mí me gustaría vivir mucho tiempo. La
longevidad es importante, pero eso es algo que ahora no me preocupa. Yo solo
quiero cumplir la voluntad de Dios. ¡Y él me ha autorizado a subir a la
montaña! Y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida. Puede que yo
no vaya allí con vosotros. Pero quiero que sepáis esta noche que nosotros
llegaremos como pueblo a la tierra prometida. Y estoy muy feliz esta noche. No
tengo ningún temor. No tengo miedo de ningún hombre. ¡Mis ojos han visto la
gloria de la venida del Señor!».
El 4 de abril de 1968 a
las 18 horas y un minuto, Martin Luther King fue asesinado por un
segregacionista blanco en el balcón del Lorraine Motel en Memphis (Tennessee).
Por este hecho, se declara culpable a James Earl Ray, que se le sentencia a 99
años de cárcel. Las últimas palabras de King en ese balcón fueron dirigidas al
músico Ben Branch, quien iba a actuar esa noche durante una reunión pública a
la que asistiría Martin Luther King: «Ben, prepárate para tocar “Precious Lord, Take My Hand”
(“Señor, toma mi mano”) en la reunión de esta noche. Tócala de la manera más
hermosa».
Al oír los disparos, sus
amigos, que estaban dentro de la habitación, corrieron hacia el balcón donde
encontraron a Martin Luther King con una bala en la garganta. Se le declaró
muerto a las 19:05 en el St. Joseph's Hospital.
El asesinato provocó una
oleada de motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos (125 en total)
que provocaron numerosas muertes y obligaron a la intervención de la Guardia
Nacional. Cinco días
más tarde, el presidente
Johnson decretó
un día de luto nacional (el
primero por un afroamericano) en honor de Martin Luther King.
A los funerales
asistieron 300 000 personas, entre ellas también el vicepresidente Hubert Humphrey
(Johnson estaba en una reunión
sobre Vietnam en Camp David y había el temor de que su presencia pudiese
provocar manifestaciones de los pacifistas). Motines de cólera estallaron en
más de cien ciudades, provocando 46 víctimas.
A petición de su viuda,
Martin Luther hizo su propia oración fúnebre con su último sermón, «Drum
Major», grabado en la Ebenezer Baptist Church. En este sermón, pedía que en sus
funerales no se hiciese mención alguna de sus premios, sino que se dijese que
él había intentado «alimentar a los hambrientos», «vestir a los desnudos», «ser
justo sobre el asunto de Vietnam» y «amar y servir a la humanidad». A petición
suya, su amiga Mahalia Jackson cantó su himno favorito, «Take My Hand, Precious
Lord».
Tras el asesinato, la
ciudad de Memphis negoció el fin de la huelga de una manera favorable a los
basureros.
Según el biógrafo Taylor
Branch, la autopsia de King reveló que, aunque solo tenía 39 años, su corazón
parecía el de un hombre de 60, mostrando el efecto físico del estrés de 13 años
en el movimiento de los derechos civiles.
Entre 1957 y 1968, King
había recorrido más de 9,6 millones de kilómetros, hablado en público más de
2500 veces, arrestado por la policía más de veinte y había sido agredido
físicamente al menos en cuatro ocasiones.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Luther_King
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